Original Índice de Mismo Destino

Capítulo 6

Saliendo de Pueblo Paleta e invirtiendo nuestra ruta, nuestra próxima parada era Ciudad Verde para enfrentar al líder de gimnasio de tipo tierra. Aún no había llegado y ya iba con pocas ganas de empezar, pero aprovechar la oportunidad para fortalecerme contra los peligros del viaje lo hacía algo de mucho provecho.

La ruta 1 de Kanto podría haber sido igual que la vuelta, pero en esta ocasión sí que nos cruzamos contra un par de entrenadores más o menos. Para resumir cómo fue, hice uso de Froakie, Chikorita y Zubat, logrando buenos resultados con los dos primeros solamente, y sentía preocupación por Zubat ya que aspiraba a ser más fuerte.

Al llegar a Ciudad Verde, pasé por el centro Pokémon para que revisaran a los Pokémon que participaron en combate. Tras unos minutos, me trajeron a los tres Pokémon, Froakie tan feliz y Chikorita tan reacia, como siempre, pero Zubat estaba desanimado por su bajo desempeño. Aprovechamos para solicitar una llamada con el profesor García y pedirle consejo.

Durante la llamada, después de contarle el bajón de Zubat, me recomendó que descansara un poco en el laboratorio y aprovechara para llevar a Weedle. Hubiera preferido seguir confiando en Zubat, pero no estaba muy por la labor, de modo que acepté hasta que se animara un poco. En vez de usar el PCP decidimos usar los PC del centro Pokémon.

Salimos de camino al gimnasio Pokémon, pero para sorpresa de todos acaba de cerrar hasta nuevo aviso y nadie sabe el porqué, y a todos los que reclamamos participar en los gimnasios se nos indicó partir al siguiente gimnasio, el de Ciudad Plateada. La ruta 1 provocó que Zubat tuviese que retirarse temporalmente, y con el cierre de este gimnasio tuve que pasar al siguiente y seguir otra ruta, sentía pesimismo al pensar que podría perder a otro compañero por el camino, más Paula seguía animándome a combatir.

—Venga Joaquín, no te desanimes —Dijo Paula—. Seguro que si sigues aguantando, motivarás a Zubat para volver.

—Ya… —Exhalé yo—. Pero es que…

—¡Ni peros, ni Peragus! Prometimos hacernos fuertes, y aún puedes contar conmigo y con Lucario.

—A eso me refería, sois con diferencia los más fuertes del grupo, superáis por separado a los demás juntos. Quería fortalecer más a los nuevos.

Paula recapacitó y entendió a lo que me refería, entonces tuvo la idea de que contase con ella y con Lucario para darles unos empujoncitos de experiencia al resto. Si no podían solos frente al resto de entrenadores, entonces sería necesario contar con más apoyo, pero yo quería exigir que fuesen más independientes, a lo que Paula argumentó que les pedía demasiado para el bajo nivel que tenían, además de que me consideraba alguien que no le exigiría más de lo necesario a los demás.

No le faltaba razón, desde el combate de Zubat contra el Aerodactyl de Eric no me di cuenta de lo que hacía, me sentí mal por mi equipo y con firmeza cambié el plan de entrenamiento como sugirió Paula. Decidido y con confianza en todos mis Pokémon, partimos al norte hacia el bosque Verde.

Desde Ciudad Verde hasta que entramos al Bosque Verde no hubo ningún entrenador, y al poco de avanzar nos cruzamos con varios cazabichos que nos retaron a combatir, pero dijeron que bromeaban porque un entrenador que recientemente atravesó el bosque los había derrotado. Parecía que no era mi día, y Paula me recomendó respirar y continuar, que aún podrían entrenar más adelante. A regañadientes acepté y continuamos.

A medio camino recordé que fue en ese bosque donde conseguimos a Weedle, así que aproveché para sacarlo fuera y que volviese a ver su hogar, aunque no haga mucho que salió de allí. Weedle estaba interesado en el entorno, y de pronto algo le llamó la atención y comenzó a arrastrarse con prisa en una dirección. Intrigados, le seguimos y vimos a un Pidgey picoteando a unos Kakuna. Weedle, envuelto en valor, llamó su atención con picotazo venenoso y entablando combate, además de que pondría a prueba por fin la idea de Paula.

(Joaquín vs Pidgey)

Weedle ya estaba en combate para enfrentar a Pidgey habiéndole propinado un certero picotazo venenoso, y ahora el turno de Pidgey de atacar usando placaje, y aunque Weedle recibió el impacto del movimiento, pudo aguantarlo. Sin embargo, no resistiría otro placaje y menos aún un ataque tornado, por lo que antes de que Pidgey lanzara su siguiente movimiento, regresé a Weedle a su Poké Ball y envié a Lucario que recibió el movimiento tornado de Pidgey. El daño no fue tan alto, y gracias a la ventaja que llevaba Lucario, al ordenarle usar palmeo pudo derrotar y expulsar fácilmente a Pidgey.

(Ganador: Joaquín)

Fue así de fácil como ese Pidgey dejó en paz a los Kakuna que le preocupaban a Weedle, o debería decir… Kakuna. Tras el combate, Weedle salió de su Poké Ball y comenzó a brillar y cambiar de forma. Esta experiencia ya la conocía, Weedle estaba evolucionando a Kakuna. Tras su cambio, Kakuna no podía hablar y apenas moverse, pero aún era capaz de hacer algo. Creyendo que la evolución lo volvió más fuerte, felicité su evolución y les agradecí a él y a Lucario por el combate. Y mientras continuábamos, dos de los Beedrill del grupo de Weedle presenciaron su mejoría, lo supe tiempo después gracias a Kakuna.

Desde el combate contra Pidgey hasta la llegada a Ciudad Plateada tampoco hubieron más combates contra entrenadores ni tampoco Pokémon salvajes que nos cortaran el paso. No fue mucha la experiencia obtenida, pero fui optimista y pensé que era algo más que suficiente.

Una vez allí, fuimos al Centro Pokémon para otra revisión de mis Pokémon y para contactar con el profesor García. El chequeo duró poco, pero el profesor no pudo atender a nuestra llamada, y pensamos que fue porque ya habíamos hecho muchas llamadas hoy. Nuestra intención era preguntar por el líder de gimnasio, y como no podíamos consultarles a los profesores tuvimos que preguntar por la Ciudad. La única información que nos sirvió era que su nombre es Brock y que se especializa en Pokémon de tipo roca.

Pensando en la planificación del equipo, analicé que Zubat y Kakuna estaban en desventaja, y aunque Kakuna estaba obteniendo experiencia, pensé que era el turno de Zubat de mejorar, así que hice el cambio de Kakuna por Zubat. Cuando lo recibí de nuevo, se notaba más serenidad en él, los profesores García y Carrasco fueron un buen apoyo para Zubat. Le dije que no iba a exigirle hasta caer sino hasta que necesite un relevo, a lo que Zubat asintió.

Decidido y confiado, fui junto a mi equipo hasta el gimnasio y avancé hasta llegar al líder Brock. Cuando nos vimos las caras, ambos nos quedamos un rato en silencio creyendo que habíamos visto a la otra persona antes, y tras fallar en rebuscar en nuestra memoria, anuncié que venía a retarle por la medalla Roca, a lo que Brock aceptó después de reírse con satisfacción.

Continuará…
 
Capítulo 7

Yo contra Brock, retador contra líder de gimnasio, uno frente a otro. Era mi primer combate de gimnasio, obviamente estaba nervioso ante un entrenador tan reconocido para el susodicho puesto. Él pudo darse cuenta de mis nervios, y me agradeció que no lo subestimara aunque también me recomendó no sobreestimarle, que los combates eran así, una sorpresa que simplemente se lleva con la marcha, y que… ¿tuviese la determinación de una roca? No entendí eso último, más respiré hondo y me preparé para la primera prueba de gimnasio.

El juez dictó las reglas y pidió a ambos entrenadores que prepararan a sus Pokémon. Brock solo iba a usar a dos Pokémon, mientras que yo llevaba a 6 Pokémon, bueno, 5 puesto que el huevo ocupa espacio pero no puede combatir, algo que las reglas actuales no han arreglado todavía. Con la señal del juez, ambos entrenadores lanzamos a nuestro Pokémon al combate.

(Joaquín vs Brock)

Brock comenzó sacando a Geodude al campo, y yo saqué a Zubat aún con ganas de actuar. Zubat se giró hacia mí y dijo algo incomprensible en su idioma, Paula tradujo que durante su descanso en el laboratorio, pudo mejorar un poco y aprender el movimiento mordisco. Por lo que sabía de ese movimiento básico, era bastante fuerte y bastante útil para el combate.

Brock ordenó usar placaje y yo ordené usar mordisco. El movimiento de Zubat fue más rápido y hasta detuvo el movimiento de Geodude. Volví a usar el mismo movimiento, pero esta vez Brock ordenó usar rizo defensa, mejorando la defensa física de Geodude. Ordené usar de nuevo el mismo movimiento, pero la potencia se redujo y esta vez recibió el movimiento placaje de Geodude. Cambié de movimiento a chupavidas, que tuvo mucha menos eficacia, pero le permitió a Zubat recuperar energía, solo que el segundo placaje que recibió lo dejó muy herido, así que era momento del cambio.

Regresé a Zubat a la Poké Ball y saqué a Chikorita, acto seguido le ordené usar hoja afilada, pero volvió a ignorarme y recibió el placaje de Geodude. Como era más defensiva pudo aguantar bien, pero estaba molesta por el ataque. No quise darle otra oportunidad y la regresé para cambiarla por Froakie. Le ordené usar burbuja, y de manera obediente e inmediata lanzó el movimiento contra Geodude, derrotándolo de un golpe.

Cuando Brock regresó a su Geodude a la Poké Ball, resaltó que estaba cuidando bien de Zubat y de Froakie, pero que debería llevarme bien con Chikorita. Podría haberle dicho que ella era más bien la inicial de Paula, pero por no hablar de temas extraños asentí y agradecí el consejo con un poco de vergüenza. Luego Brock sacó a Onix al combate, imponiendo con su gran tamaño de serpiente pétrea. Me puse nervioso de nuevo, pero Paula me dijo telepáticamente que no me rindiese por sentir inferioridad, me recordó el consejo de Brock de no sobreestimarle, así que me recompuse y continué el combate.

Di la orden de usar burbuja de nuevo, solo que la eficacia fue menor en comparación con Geodude. Brock ordenó usar tumba rocas, lanzando unas rocas al frente de Froakie que lo hicieron retroceder. Ordené usar de nuevo burbuja, pero Onix fue más rápido usando placaje, aunque no se libró del impacto del movimiento.

Ambos Pokémon estaban bajos de energía, en el último turno Onix logró ser más rápido que Froakie, por lo que no aguantaría otro ataque antes de usar un movimiento. Opté por cambiar de Pokémon, y entre las opciones que no usé, elegí a Lucario en vez de a Paula. Por parte de Brock, decidió usar una poción con su Onix, restaurando algo de su energía.

Estaba tan centrado en mis Pokémon de bajo nivel que no me di cuenta de la ventaja que llevaba con Paula y Lucario también. De pronto, la poca tensión que sentía por enfrentar a un líder de gimnasio se tornó en vergüenza por la ventaja que llevaba. Iba a rendirme para repetir el combate de manera más igualada, pero Brock me detuvo antes de que lo hiciera para que no me rindiera.

—¡No te rindas hasta el final! —Exclamó Brock.

—Pero ahora la situación es diferente. —Repliqué yo.

—Chico, no es cuestión de estar en ventaja o desventaja, es cuestión de esforzarte en cada situación. Incluso si no fuese líder de gimnasio, combatiría hasta el final, en eso consisten los combates, en que cada equipo dé lo mejor hasta el final. Las victorias y derrotas que tengas determinarán lo bien que os habéis aplicado.

—Pero…

—Joaquín, Brock tiene razón —Dijo Paula—. No es cuestión de ganar o perder, no subestimes o sobreestimes. ¿Lo entiendes?

—¿Esa Gardevoir… acaba de hablar?

—Esto… luego te explico. —Respondí yo.

Me costó entenderlo por los giros que estaba sintiendo yo mismo en el combate, pero creí haberlo entendido. Si Paula y el resto de mi equipo me apoyaban a pesar de la diferencia de poder, e incluso si Brock curó a su Onix a pesar de la situación, eso quería decir que debía dejar de comparar diferencias, y razón no faltaba.

Brock ordenó a su Onix que usara placaje, y yo le ordené a Lucario que usara Palmeo. Ambos movimientos chocaron, y quien salió mucho más herido y finalmente derrotado fue Onix. Tras su caída, Brock perdió el combate.

(Ganador: Joaquín)

Tras el combate, me sentía neutro, como si estuviera conteniendo lo que sentía. Brock rompió el silencio aplaudiendo y felicitándome por la victoria, y que se sentía orgulloso de sí mismo por darlo todo incluso contra alguien tan fuerte como yo. Suspiré aliviado y recibí de su parte la medalla roca.

Ambos fuimos al centro Pokémon a curar a nuestros Pokémon, y en la sala de espera estábamos reunidos yo, Paula y Brock, ya que este último quería saber sobre la capacidad de habla humana de Paula. Le contamos que desarrolló esa capacidad con mucha determinación y dedicación, y él respondió que ha sabido de muchos Pokémon comunicándose, pero conocer a un Pokémon psíquico que hablase con la voz era bastante extraño.

Al cabo de un rato, nuestros Pokémon estaban recuperados y nos los devolvieron. Brock nos dijo que fuésemos ahora al gimnasio de Ciudad Celeste, ya que el de Ciudad Verde aún está indisponible, pero también nos recomendó dejar el gimnasio Verde para el final debido al trayecto que íbamos a recorrer. Agradecidos por su consejo y la medalla, nos despedimos y salimos en direcciones diferentes, yendo él de vuelta al gimnasio y nosotros hacia la ruta que lleva al Monte Moon.

De camino, los entrenadores que habían nos retaron, pero yo contaba con un fuerte equipo que me ayudaría. Y así, poco a poco, mis Pokémon fueron mejorando.

A la entrada del Monte Moon había un centro Pokémon por el que pasamos para curar a mis Pokémon y de paso contactar con el profesor, solo que esta vez en vez de una llamada perdida fue una llamada cancelada, y es que era bastante tarde en verdad. No nos dimos cuenta del paso del tiempo y decidimos pasar la noche allí. Recuerdo que antes de dormir pensé en el Monte Moon, donde conseguí a Zubat; recordé que a Weedle lo obtuve en el bosque Verde al pasar por primera vez, y a la segunda vez evolucionó, por lo que me preguntaba si Zubat evolucionaría en el monte Moon ahora que era la segunda vez que pasábamos por ahí.

Incapaz de mantenerme despierto en mis pensamientos, me dormí esperando al día de mañana, cansado de darle vueltas a la coincidencia de Weedle en el bosque que podría repetirse con Zubat en el monte.

Continuará…
 
Capítulo 8

De la misma manera que el sol se iba levantando y brillando, nosotros también nos despertamos y nos levantamos radiantes. Con las dotes culinarias de Paula, todo el equipo disfrutamos de un buen desayuno, así como unos aperitivos preparados para hacer paradas durante el viaje. Decidí no hacer ningún cambio en el equipo, por lo que Zubat seguiría con nosotros mientras que Kakuna aún estaría depositado.

Una vez ultimados todos los preparativos, salimos del Centro Pokémon y nos adentramos en el Monte Moon, o esa era nuestra intención, porque antes de salir se nos cruzó una persona con un Magikarp encima que al vernos intentó vendérnoslo. Había escuchado rumores de este tipo de vendedores, y cuando me soltó un montón de mentiras sobre sus beneficios, para hacerle la gracia me acerqué a su oreja y le susurré "soy policía". Su repentina palidez y en un acto reflejo de escapatoria nos hicieron una divertida mañana. Aunque no pudiera quedarme a detenerlo, técnicamente no estaba cometiendo ningún crimen puesto que la venta de Magikarp era considerada una estafa poco frecuente de sufrir. Despreocupados de ello, por fin nos pusimos rumbo al Monte Moon y empezando nuestra travesía por dentro.

El interior de la cueva era como lo recordábamos: algo oscura, espaciosa y laberíntica. Volví a recordar cuando conocí a Zubat aquí, y también sentí punzadas en el brazo, pero no fui el único que lo recordaba, Paula también y quería que le prometiese no volver a realizar una locura así. Con una risa de pasota lo prometí, pero Paula no estaba tan segura, así que me mantuvo vigilado para interponerse en mi próxima tontería.

Durante el camino aparecían Pokémon salvajes a nuestro paso y entrenadores que buscaban combatir, solo que evitábamos a ambos huyendo o avanzando sin ser vistos. No es que tratáramos de evitar combatir, pero los Pokémon salvajes no se quedaban a combatir y los entrenadores no se percataban de nuestra presencia, así que el trayecto fue casi sin problemas… "casi" he dicho.

Habíamos avanzado bastante, recorriendo tramos, rincones y hasta callejones, hasta que finalmente creímos haber dado con el trayecto correcto de vuelta. Me avergüenza un poco reconocer que no nos acordábamos del camino cuando ya pasamos por la cueva una vez. Cerca del tramo final nos topamos con un entrenador vestido de negro, y creíamos que pertenecía a los hombres de negro con los que nos topamos en nuestra infancia. Este, al vernos, se nos acercó y amenazó con robarnos a nuestros Pokémon.

Yo y Paula no íbamos a permitirlo, le negamos esa intención y que no les perdonaríamos por lo que nos hicieron en nuestra región de origen, el archipiélago Vucloin. Ese tipejo no entendía a qué nos referíamos, pero luego se burló de nosotros llamándonos "turistas ignorantes" y que sufriríamos la ira del Team Rocket. Cuando dijo ese nombre nos dimos cuenta de que eran los criminales a los que mencionaron relacionados con el bloqueo de Ciudad Azafrán. Pero ya no importaba si era o no de los hombres de negro que nos amenazaron en el pasado, él era un delincuente que debía ser detenido. A diferencia de ese estafador de Magikarp de pacotilla, el Team Rocket ya estaba en boca de la región de Kanto, por lo que era mucho más serio.

Sin embargo, ese soldado Rocket parecía también un chiste. A pesar de la mala reputación que decían tener, mi combate contra él fue simplemente enfrentar un Rattata y un Zubat que cayeron fácilmente. Fue tan fácil que Zubat pudo encargarse de Rattata y tuve que relevarle a Froakie a medio combate contra el Zubat del soldado Rocket. Este, acorralado, usó una bola humo y se escapó. Me molesté un poco, pero Paula me tranquilizó al resaltar lo débil que era ese Rocket y la táctica tan cobarde de escapar. Con una leve carcajada le di la razón y continuamos.

Debido a que Zubat estaba bastante herido decidimos avanzar un poco antes de llegar al final de la cueva para tratar a Zubat, pero no nos quedaba nada en el botiquín, de modo que usé el PCP para cambiar a Zubat por Kakuna. Sentí lástima de que Zubat no evolucionara en la misma cueva en donde nos encontramos, pero si las cosas no eran así no valía la pena quejarse, no era algo que pudiera controlar.

Sin embargo, a poco de llegar al final, un enjambre de Paras apareció para cortarnos el paso, así que saqué a Kakuna para combatir. Los Paras no eran muy fuertes en comparación, y además tampoco le causaban apenas daño a Kakuna; en cambio mi Pokémon pudo atacarles con picotazo venenoso y con eso y el efecto del veneno fue suficiente para derrotarlos y espantarlos. Fue tan fácil como derrotar al soldado Rocket, pero tras el combate, Kakuna volvió a brillar y cambiar de forma, ahora era un Beedrill.

Él se estuvo maravillando con su mejora y luego se volteó a mí para mostrar su entusiasmo. Tanto yo como Paula estábamos algo aterrados por su nueva forma, pero centrándonos en que seguía siendo aquel Weedle del bosque Verde, poco a poco fuimos acumulando fuerzas en centrarnos en quién era para soportar su aterrador diseño. Tartamudeando un poco, le felicitamos por su evolución y le agradecimos por el combate, y de inmediato lo devolví a su Poké Ball. Suspiramos aliviados y nos miramos el uno al otro, era cierto que muchos Pokémon tipo bicho evolucionan rápidamente.

Seguimos adelante y logramos dar con la salida que nos permitió haber atravesado el Monte Moon. Habían más entrenadores por el camino que tratamos de evitar, y los que nos retaron y no aceptaron nuestra negación, perdieron por la fuerza de Lucario y Paula. Recuerdo que intenté darle una oportunidad a Chikorita, y para sorpresa de nadie volvió a hacerme caso omiso. Harto de ella, le avisé a Paula que iba a retirar a Chikorita del equipo en cuanto llegásemos a Ciudad Celeste. Paula se apenó y Chikorita hizo un puchero, pero debía mantenerme firme, me dejó claro que no quería estar en mi equipo.

Minutos después llegamos a Ciudad Celeste y nuestra primera parada era el Centro Pokémon. Dejé a mis Pokémon siendo curados mientras le realizaba una llamada a los profesores. Esta vez sí que contestaron a mi llamada, aunque resaltaron que estaba llamando demasiado seguido. Me disculpé por ello sin ocultar mi expresión de preocupación. Cuando el profesor García se dio cuenta, me preguntó por ello, y le comenté que Chikorita no me obedecía en absoluto y que iba a enviarla al laboratorio. Los profesores se rieron aliviados mientras que yo me sentí molesto con ello.

La profesora Carrasco me dijo que era normal que así fuera, ya que Chikorita no era mi inicial, sino la inicial de Paula. Cuando pregunté entonces por qué no obedecía mis órdenes si todos éramos un equipo se debía seguramente a que Paula no le indicó que debía obedecerme a mí. Pensándolo, quizás fuese eso, Chikorita no había obedecido a menos que fuese por Paula, tenía sentido entonces.

Me llamaron para recibir a mis Pokémon del chequeo, entonces cuando me disponía a colgar, el profesor García me recomendó no prescindir todavía de Chikorita si quería ir a por la segunda medalla, luego se despidieron y colgaron ellos, mientras que yo fui a por mis Pokémon. Le comenté a Paula lo que hablé con los profesores, y cuando nos enteramos de que la líder de gimnasio usaba Pokémon de tipo agua entendí la razón de conservar a Chikorita. Decidí dejarla, pero le dije a Paula que iba a necesitar su ayuda si es que no era algo contra las normas. Ella no lo entendió, pero le dije que primero iríamos al gimnasio y luego le explicaría.

Continuará…
 
Capítulo 9

Sin perder más tiempo fuimos al gimnasio de Ciudad Celeste para obtener la siguiente medalla. Aún me mantenía sereno con el consejo motivador de Brock, solo que al llegar y enfrentar a la líder de gimnasio, Misty, ella resultó ser bastante… opuesta.

—Bienvenido al gimnasio de Ciudad Celeste —Dijo Misty—. Este es el segundo gimnasio que visitas, ¿verdad?

—Así es —Respondí yo—. ¿Cómo lo sabes?

—No eres el primero ni el último que viene aquí a por su segunda medalla, ni tampoco el que va con pintas de fracasado.

—¿Fracasado? ¿Pero de qué vas, niñata?

—Con esa mentalidad está claro que ya te puedes ir retirando.

Ardía de rabia ante la arrogancia y grosería de Misty, realmente era diferente a Brock. ¿Cómo era posible que Brock fuese tan firme y decidido, pero ella en cambio fuese tan odiosa? Paula me comunicó mentalmente que mantuviera la calma en todo momento, la clave para obtener mi mejor resultado. Asentí y seguí adelante. Ambos entrenadores nos colocamos en nuestro lugar, seguido del juez que recitó las reglas y dio la señal de inicio del combate para sacar a los Pokémon.

(Joaquín vs Misty)

Mi primer Pokémon fue Zubat contra el Staryu de Misty. Los movimientos de Zubat mejoraron bastante y pudieron hacer mella en Staryu, especialmente ataque ala, su nuevo movimiento. El Staryu de Misty logró dejar herido a Zubat pero acabó perdiendo.

—¿Fue así como ganaste? ¿Con la suerte del principiante? —Preguntó ella.

—¿Acaso me envidia una líder de gimnasio? —Respondí yo.

—Como se nota que eres un mal entrenador, siento mucha pena.

Cada vez que se burlaba de mí, mi ira iba en aumento. Su próximo Pokémon iba a ser Starmie, y cuando se me dio la opción de cambiar de Pokémon, me negué y forcé a Zubat a seguir combatiendo. Cuando Starmie salió al combate, Paula me advirtió mentalmente de la grave desventaja que llevaba Zubat ahora mismo, y me lo estuvo repitiendo hasta que captó mi atención y reaccioné a tiempo para cambiar a Zubat por Beedrill.

El Starmie de Misty había usado hidropulso, y el movimiento alcanzó a Beedrill en lugar de Zubat. De no haber cambiado de Pokémon a tiempo, Zubat habría caido, pero cuando Beedrill recibió el movimiento, recibió un golpe crítico que lo dañó bastante y lo dejó confundido. Misty se rio de mi mala actuación y suerte, pero también elogió con sarcasmo que evitase una pérdida vergonzosa.

Llegué a un punto en el que iba a causar un alboroto, pero Paula me transmitió calma con su voz telepática, me repitió que me calmara, que era capaz de controlar la situación, y que no me dejara llevar por las emociones. Respiré profundamente, y cuando Misty iba a ordenar otro ataque, alcé la voz y la detuve para seguir respirando. Una vez calmado le informé que estaba listo para retomar el combate.

Cambié de Pokémon a Beedrill por Froakie mientras Misty ordenó usar rayo burbuja. El movimiento alcanzó a Froakie pero tuvo muy baja eficacia, y en su turno ordené usar lengüetazo, causando parálisis en el Starmie de Misty aunque sin tanto daño, pero era lo mejor que tenía. Misty mantuvo la calma y seguía mostrando autoseguridad, al igual que yo con lo que tenía preparado.

Froakie tuvo oportunidad de atacar dos veces con lengüetazo, una evitando que Starmie atacase, pero a la segunda no lo logró y recibió un fuerte y, para mi mala suerte, crítico movimiento rapidez. Froakie estaba fuera de combate, era lo que quería evitar, ya que la derrota afecta a la felicidad de los Pokémon. Paula me dijo que no me preocupase, y la razón me la explicaría más adelante.

Misty me preguntó cuántos Pokémon más me quedaban, y le respondí sin cortarme que ya había visto a 3 de los 5 que me pertenecen, y de los faltantes estaba un huevo que no puede combatir, por lo que solo me quedaba un Pokémon. Misty bromeó con que mi último Pokémon sería una broma como mi desafío de los gimnasios, pero yo sonreí de manera bromista y revelé mi intención. Saqué al combate a Chikorita, pero no solo eso, también saqué a mi lado a Paula para dirigirla.

Tanto Misty como el juez estaban boquiabiertos y el juez estaba a punto de decir que eso iba contra las reglas, pero yo y Paula alegamos verbalmente que Paula era parte de mi equipo y que técnicamente no participaba combatiendo sino dirigiendo, y que este tipo de excepción nunca a estado especificado en las reglas. El juez trató de justificar que algo así no estaba escrito porque era demasiado improbable de suceder, pero Misty interrumpió diciendo que lo dejase por ahora, que estaba muy interesada en ver cómo funcionaba esta estrategia. Paula y Misty se miraron mutuamente con una mirada decidida, y ambas se desearon los mejor. Muy diferente al trato que recibí yo, la verdad.

Misty usó una poción para curar un poco a Starmie, y Paula aprovechó para usar hoja afilada, restando más salud de la que recuperó. En el siguiente turno, Misty usó una cura total y Paula ordenó usar polvo veneno. Para el tercer turno, Misty ordenó usar recuperación y Paula ordenó usar hoja afilada, causando un crítico y junto al veneno reducir mucho la salud de Starmie. Pensé que Paula se burlaría de Misty por la mala suerte que estaba teniendo, pero negué ese pensamiento ya que era tóxico e incorrecto, solo que Paula sí le dio una respuesta a Misty.

—Eres increíble, Misty —Elogió Paula—. Tu Pokémon es muy fuerte y aguanta bastante.

—Lo mismo digo de ti —Elogió Misty—. Se nota que tienes un gran vínculo con Chikorita.

Ambas reían y se lo pasaban bien, y sentí algo de envidia de ese respeto mutuo. Para acabar, Misty ordenó usar rapidez, y de lograr un crítico habría ganado, pero la suerte se le acabó y no lo logró. En cambio, Paula ordenó usar hoja afilada, y gracias a la habilidad espesura de Chikorita, al alto crítico del movimiento, la eficacia de tipos y el remate del veneno, Starmie cayó debilitado.

(Ganadora… ¿Paula?)

Retiramos a nuestros Pokémon del campo de batalla y Misty se acercó a nosotros para darle a Paula la medalla cascada alegando que era quien más la merecía. Paula, modesta, quiso rechazar la medalla, pero la animé a aceptarla por ser quien hizo la mejor parte, al igual que felicitaba a Misty por su sinceridad y por mostrarme mi debilidad, prometiendo mejorarme a mí mismo y deseándole lo mejor a ella. Misty rio ante lo gracioso que era ver a alguien que sacaba algo bueno de una mala experiencia. Realmente la medalla iba a ser para mí, solo quería seguir con su provocación. Tomé la medalla y fuimos al centro Pokémon a curar a nuestro equipo.

Allí, Misty preguntó intrigada sobre la capacidad de hablar de Paula, y decidimos contarle la historia de como nos conocimos y viajamos juntos, lo cual la maravilló bastante. Pero yo también quería saber por qué Misty se había comportado tan mal conmigo, y fue porque contactó con Brock y le avisó de que iba de camino. Mientras que Brock me ayudó con mis preocupaciones, Misty decidió poner a prueba mi determinación.

Los dos primeros líderes de gimnasio me demostraron que no solo hacía combatir a mis Pokémon contra los suyos, también libraba al mismo tiempo una lucha interna por la victoria. Quizás suene muy espiritual, pero por experiencia puedo decir que era algo a tener en cuenta. Les prometí a ambas que definitivamente estaría preparado, y que no lo volvería a dudar. Eso también se lo iba a demostrar a mi equipo, y también quería que Brock se enterara por medio de Misty.

Cuando nuestros Pokémon se recuperaron y nos los devolvieron, decidimos ir al siguiente gimnasio recomendado por Misty, el de Ciudad Carmín, el primer lugar que pisamos al llegar a Kanto. Pero la enfermera Joy nos dijo que antes de irnos debíamos atender una llamada del profesor García, tratándose de una noticia de la que se han enterado. Como realizamos este viaje por ayudar a los profesor antes que por las medallas de gimnasio, evidentemente aceptamos la llamada para saber qué era lo que querían.

Continuará…
 
Capítulo 10

El profesor García y la profesora Carrasco nos llamaron y al vernos a mí y a Paula nos saludaron con entusiasmo. Paula saludó cortésmente mientras que yo antes de saludar me disculpé por las constantes llamadas. Ambos profesores se rieron un poco pero no le dieron importancia, me consolaron diciendo que algunas veces es necesario equivocarse para aprender hasta algunas cosas básicas, solo que no debía lamentarme. Habiendo calmado la culpa que sentía, les preguntamos a qué se debía la llamada, y nos dijeron que era referente a otro investigador de la región de Kanto.

—Veréis, queremos que hagáis un desvío temporal —Dijo el profesor García—. Hacia el norte y luego al este de donde estáis en Ciudad Celeste hay un investigador con el que quisiéramos hablar también.

—¿Es otro profesor Pokémon? —Pregunté yo.

—No exactamente. A diferencia de los profesores Pokémon, no es alguien que entregue Pokémon iniciales o investigue de manera profesional algún campo sobre los Pokémon. Sin embargo, es uno de los inventores del sistema de almacenamiento que usas.

—Así que el sistema de almacenamiento lo crean distintas personas según la región —Mencionó Paula.

—En efecto, Paula —Aduló la profesora Carrasco—. Mientras que el profesor García es el profesor encargado de las investigaciones principales y de entregar a los Pokémon iniciales en la región de Vucloin, es una servidora quien se encarga de apoyar y realizar otras investigaciones, además de ser la desarrolladora del sistema de almacenamiento en nuestra región.

—¡Qué pasada, profesora! Pues muchas gracias por su apoyo con el PCP. Y también a usted profesor por los Pokémon iniciales.

—Ja, ja, ja. No hacía falta. A vosotros también os agradecemos la ayuda en nuestras investigaciones.

—Pero tengo una pregunta. ¿Exactamente qué es lo que quiere hablar con Bill? ¿Es sobre el sistema de almacenamiento?

—Ese tema lo hablará mi esposa con él, pero yo tengo otro asunto que consultarle. Sin embargo, no puedo decíroslo, en vuestro caso, es mejor que aún no lo sepáis. Dejémoslo en que es una sorpresa, por favor.

Educadamente aceptamos la petición, pero antes de finalizar la llamada solicité recuperar a Lucario del almacenamiento y sustituirlo por Chikorita. A pesar de aprovechar la oportunidad de usarla bajo las órdenes de Paula, fue algo bastante chocante y que si continuábamos realizando llamaría demasiado la atención. A Paula no le parecía bien, pero en su posición de Pokémon de equipo no podía replicar y acabó aceptando. Chikorita se mostraba triste hacia Paula, pero al verme a mí me hizo mueca de desagrado y me evitó. Realmente era lo mejor si Chikorita no iba a aceptarme ni por petición de Paula.

Estando todo preparado, nos despedimos de los profesores y cortamos la llamada para ponernos en camino. Al llegar cerca de las afueras del norte de la ciudad, vimos a un par de entrenadores realizando un combate, y parecía que ambos eran rivales conocidos. Eso me trajo a la mente el recuerdo del combate que tuve contra Eric, su Aerodactyl contra mi Zubat. Aunque evité que mi Pokémon fuese debilitado, recordé el miedo que tenía a la competitividad de Eric.

Pensé que yo también iba a encontrarme a mi rival en el camino, cosa que me dificultó avanzar, pero Paula me animó a seguir adelante y me recordó el consejo de mantenerme sereno y confiado en los combates. Tragué aire por la presión y dije que tenía razón, luego respiré profundamente y continuamos hacia delante. Fuimos avanzando por un puente que se extendía por la distancia más larga del agua, lo cual ahora que lo pienso, me parecía un trabajo excesivo para un puente que podría haberse construido de manera lateral por la parte más corta. Cruzamos todo el puente y no nos encontramos a Eric, parecía que no iba a correr el mismo destino que otros personajes. Aun así no quería bajar la guardia y continué hacia el este mientras Paula me apoyaba.

El trayecto faltante estaba repleto de entrenadores, y como tratábamos de llegar pronto fue que intentamos evitarlos, y con suerte solo enfrentamos a unos pocos que tampoco fueron tan desafiantes. Además, durante esos pocos combates traté de mantenerme tranquilo como me aconsejaron, y realmente funciona, era algo a lo que quería acostumbrarme.

Finalmente llegamos a la casa de Bill y llamamos a la puerta, y tras un rato le oímos al otro lado preguntándonos quiénes éramos y qué queríamos. Le dijimos la verdad, que éramos ayudantes de los profesores de la región de Vucloin, los cuales contactaron con el profesor Oak y también querían contactar con él. Tras unos segundos de silencio, preguntó sobre qué querían hablar, pero a eso le respondimos que no lo sabíamos porque querían que fuese una sorpresa para nosotros. Otros segundos después dijo que estaba bien y nos dejó pasar, abriéndonos la puerta y viéndonos en persona, pero cuando entramos nos pidió que le diésemos el contacto y esperásemos en la otra sala debido a la privacidad del tema. No nos opusimos e hicimos caso.

Bill nos sirvió un té mientras esperábamos en la sala de estar y él estaba en la sala de llamadas. Nos dio permiso para contemplar sus exposiciones, pero que no tocásemos nada ni tampoco saliéramos de la sala. Aunque parezca que estaba siendo muy estricto, realmente era alguien amigable, tan solo es que era algo tímido. En mi paseo por la sala vi algunas fichas de datos sobre Eevee y sus tres primeras Eeveeluciones, mientras que Paula se movía de aquí para allá, hasta que sintió algo que la guiaba fuera de la sala, e intrigada por ello siguió ese impulso. Cuando me quise dar cuenta, Paula no estaba y traté de buscarla sin llamar la atención de Bill, así que traté de lanzar mis pensamientos para que los escuchara, pero en su lugar pude detectar los suyos diciendo "¿Qué es esto que me llama?".

Salí de la sala siguiendo el rastro psíquico de Paula, y la encontré enfrente a una máquina de dos cabinas unidas por un cable. Estábamos intrigados por saber que era, Paula trató de acercar su mano a la máquina y yo traté de evitarlo exclamándola, pero fue Bill quien alzó la voz aún más detrás de nosotros y llamando nuestra atención. Molesto con nuestra curiosidad, nos llamó a asistir a la videollamada con los profesores.

Al llegar, tanto Bill como los profesores nos interrogaron sobre lo que habíamos visto, y yo respondí que solo había visto una extraña máquina, pero que realmente estaba preocupado por Paula, mientras que Paula se mantuvo seria y cabizbaja. No estaba arrepentida, sino sumida en sus pensamientos sobre la máquina. Bill nos dijo que eso era algo que tenía pensado revisar posteriormente, mientras que los profesores se sintieron un poco preocupados por Paula ante la sensación que le dejó la máquina. Nos recomendaron volver al Centro Pokémon de Ciudad Celeste para que revisaran si a Paula le ocurría algo, y de paso descansar ya que faltaba poco para oscurecer.

Agradecí la corta estancia, me disculpé en nombre de los dos y ayudé a Paula a regresar al Centro Pokémon. Lo que pasó allí le afectó mucho a Paula, y aunque yo también me sentía mal, decidí hacer un esfuerzo para que fuese a mí a quien le tocase ayudar al compañero, o en este caso a mi compañera. A medio camino por el atajo me pareció escuchar un sonido de explosión y parecía provenir de la casa de Bill, pero debido a la hora y al estado de Paula, lo mejor era regresar pronto al Centro Pokémon.

Continuará…
 
Capítulo 11

Llegué hasta Ciudad Celeste con Paula a cuestas, y estaba a unos pasos de llegar al Centro Pokémon. Todo parecía ir bien, hasta que la suerte se acabó y a la entrada del Centro Pokémon me esperaba un indeseado, y sí, hablaba de Eric.

Cuando él y su compañera Tamara nos vieron, nos saludaron como si nada hubiera pasado. Eso me molestó de ellos, pero no debía importarme otra cosa más que llevar cuanto antes a Paula al Centro Pokémon. Sin embargo, tanto Eric como Tamara fueron insistentes en obstruirnos para hablar un poco, era evidente que no querían ser amables ni tampoco ser considerados con el estado de Paula, y para empeorar las cosas me retaron ambos a un combate Pokémon.

—¡Anda, pero si sois vosotros! —Exclamó Eric.

—¿Nos echabais de menos? Nosotros sí, porque aún os teníamos ganas —Añadió Tamara.

—Necesito pasar, Paula no se encuentra bien —Respondí yo.

—Venga, Joaquín, ella puede esperar, seguro que un combate te sienta bien.

—Y si ella no participa, es aun mejor, ¿no lo crees?

—Grr… No pienso haceros caso, paso de vosotros.

Perdí la paciencia y traté de seguir adelante, pero sacaron a Chimchar y Pichu para molestar. No tuve otra opción, saqué al combate a Lucario y a Beedrill para realizar un combate doble.

(Joaquín vs Eric y Tamara)

El combate parecía corto, ya que los ataques de Chimchar y Pichu se centraron en Beedrill, provocando que fuese el primero en caer. Pero luego Lucario se encargó de eliminar a ambos con palmeo. Lucario obtuvo una mejora de poder y me intentó decir algo, pero no pude entenderlo y decidí dejarlo estar.

Para sustituir a Beedrill saqué a Golbat, mientras que Eric y Tamara sacaron a Aerodactyl y Butterfree. En esta ronda volvieron a centrarse en el Pokémon que conseguí en Kanto, debilitándolo, y Lucario se encargó de ambos con puño bala.

Luego saqué a Froakie y ellos sacaron a Snorlax y Zorua. El Snorlax de Eric bostezó hacia Lucario, mientras que el Zorua de Tamara atacó a Froakie. Lucario usó palmeo, pero no logró debilitar a Snorlax.

En el siguiente turno, Lucario se durmió y no pudo atacar, y tuve que usar a Froakie que atacó con ataque rápido a Snorlax, pero no fue suficiente y Snorlax derrotó a Froakie con golpe cuerpo, mientras que Zorua atacó con persecución a Lucario.

Ahora solo me quedaba Lucario, pero para mi mala suerte, Lucario no se despertó y los movimientos conjuntos de Snorlax y Zorua derrotaron a Lucario.

(Ganadores: Eric y Tamara)

Ambos rieron triunfantes ante mí, mientras que yo, furioso, les dije que tras ganar podían irse y dejar de molestar. La gente de alrededor vio la escena y miró mal a ambos. Ellos sintieron vergüenza y se fueron, pues la victoria ya no les agradaba si no me veían como a alguien inferior.

—Esta victoria no cuenta, a la próxima veréis —Exclamó Eric.

—¡Más os vale prepararos, porque mi querido Eric y yo os vamos a dar vuestro merecido otra vez! —Alegó Tamara.

Cuando se fueron, entré de inmediato al Centro Pokémon y pedí que curasen a mi equipo. Debido a la hora que era, me aconsejaron dejarlos descansar en tratamiento y a mí en una sala de descanso. Acepté, era mejor terminar el día que arriesgarme a más sorpresas desagradables.

Al entrar y dirigirme rápidamente a recepción, pedí ayuda para que llevasen a Paula, y también reaccioné para prestar al resto de mis Pokémon. Al cabo de unos minutos, cinco de mis Pokémon se me fueron devueltos, pero la sexta aún necesitaba descansar, y sí, era Paula. Preocupado, solicité estar junto a ella mientras descansaba, y me lo concedieron debido a que, aunque no fuese tan tarde, no sabían cuánto tiempo iba a estar en ese estado de shock.

Cuando entré a su sala, intenté hablar con ella saludando y preguntando cómo estaba, pero no había respuesta. Suspiré y quise hacerle saber que me preocupaba por ella, hasta que tras unos instantes ella habló. Hablando lentamente, dijo que esa máquina que vio le dio una extraña sensación, como si tuviese algo que ver con ella, pero era bastante extraño lo que dijo después, dijo que no sabía si "la vio una vez en el pasado o la verá de nuevo en el futuro". Una sensación y pensamientos extraños la bombardearon al ver esa máquina, pero tanto Bill como los profesores se preocuparían por darle más vueltas al asunto.

Simplemente la abracé y logré calmarla un poco, luego la guie para que se recostara y descansara en su cama. De igual manera, yo me acomodé en el sofá y decidí que descansaría también.

El tiempo pasó volando, pero como nos acostamos muy pronto, nos despertamos de madrugada, y para mi sorpresa, Paula no estaba en su cama. Cuando iba a salir para buscarla, ella abrió la puerta trayéndome el desayuno. Estaba preocupado por ella, y ahora estaba como si no hubiera pasado nada, aunque claramente esto era mejor ya que no quería que decayese de nuevo.

La sonreí y la saludé, le agradecí el desayuno y fuimos a la cafetería a tomar nuestro alimento. Una vez recompuestos, nos preparamos para salir de camino al siguiente objetivo, Ciudad Carmín.

Hubiéramos tomado el mismo camino del túnel subterráneo, pero nos dimos cuenta de que habían personas que entraban y salían por la entrada de Ciudad Azafrán. Intrigados, fuimos a comprobar el acceso, y resulta que volvía a estar disponible. Lo bueno es que esto nos servía para tomar una ruta más cómoda, pero lo malo es que Azafrán no era nuestro destino.

Para asegurarnos, visitamos el Centro Pokémon que quedaba al noreste de la ciudad, y habiendo entrado por el acceso norte nos lo facilitaba llegar pronto hasta allí. Aunque no íbamos a quedarnos a descansar ni a revisar a mis Pokémon, sí que nos quedamos un rato a preguntar por la reapertura de los accesos. La enfermera Joy nos dijo que se debía a que los guardias tuvieron unos altercados que gracias a la intervención de un chico con gorra se solucionó.

Aunque extrañados por la explicación, decidimos quedarnos con la información y luego seguir de camino hacia el sur hacia Carmín. El problema de la ciudad es que sus vías hacia las afueras estaban por el límite de su terreno, por lo que no habían vías entre los edificios que diesen a los accesos. Esa ciudad era inmensa, e incluso tenían la famosa sede de Silph S.A., aunque solo sabía que se dedicaban a algún tipo de tecnología.

Sin perder más tiempo, llegamos al acceso sur y salimos de Ciudad Azafrán, cada vez estábamos más cerca de Carmín.

Continuará…