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05 Dec 2020 01:43 PM Palabras -
Este capítulo me ha gustado bastante, más que nada porque aunque están en una ciudad a punto de desaparecer, al menos hay un atisbo de felicidad o algo (?). Me encantan las personalidades del grupo, la manera en la que intercaran y algo tan simple como los roces que tienen y la manera que bromean entre sí me parece que ayuda a que se sientan reales. Desde hace raro que quería seguir viendo a los de la AGS. Es una de mis subtramas favoritas porque me encantan los viajes entre dimensiones, mundos y epocas y todo aquello que tenga que ver con fium fium. Es hora de las Docteorías o "cosas que van a ser demasiado obvias o van a estar mal equisde". El lider de gimnasio dice que se llama Atem, pero obviamente tiene el aspecto de Morty. Lo único que se me ocurre es que así se llame Morty en esa dimensión alternativa o el tipo este mintiendo por algún motivo o en realidad no sea Morty, si, ya casi le atino (?). Ahora en serio, estoy casi seguro que la chica que aparece al final es la loli que le gusta a Yvetal y que esta haciendo cosplay de greninja, pero me puedo estar confundiendo.
A ver que pasa.
Saludos.
Los Fan Arts usados en esta edicion son propiedad de sus respectivos autores
Nemuresu
Maybe something, maybe nothing...
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15 Dec 2020 04:55 AM Palabras -
Viejo... Atem apareciendo de nuevo cuando me quedé con la idea de que estaba literalmente muerto. Este personaje ya está transformándose en algo un tanto más difícil de comprender. Ya sé que puede adoptar formas humanas, pero conforme pasa el tiempo adopta formas muy distintas: primero claramente un dios con capacidades de shape-shifting que jodió a Yveltal hasta que regrese, luego una ilusión de una pobre chica que quería vivir por más tiempo, ahora un líder de gimnasio tal vez común y corriente, tal vez no. Me pregunto si así se han de haber sentido estudiosos de la literatura medieval como C.S. Lewis al tratar de comprender al Caballero Verde. Mi mejor deducción con ese material es que se trata de un ser capaz de moverse por el multiverso por cuenta propia.
Y pensando un poco en tan extraño Eevee, me recuerda un poco a Vee de PokeSpe, o al menos logra ese detalle porque es el único Eevee que conozco capaz de cambiar de evolución a voluntad, incluso volver a su forma original. Aunque también me hace pensar en Denisse, pero técnicamente ella no evoluciona en sí. El hecho de que esté conectado a un personaje tan diferente como Acerola me hace preguntar qué clase de ser es, si es que es un Eevee y no algo más bizarro.
Maybe I'm a dream...
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04 Feb 2021 07:20 PM Palabras -
Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
Qîn
In the void. There is God
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08 Mar 2021 01:29 PM Palabras -
(Última modificación: 16 Mar 2022 06:47 PM por Qîn.
Razón: Rank Up
)
Aquella fue una noche despejada. La espuma de la marea golpeaba la costa con delicadeza, iluminada por el brillo de cientos de estrellas. Como si la conmoción en la Tierra no significara nada para el cielo.
El Amo de los Mares yacía agonizante sobre las rocas. Sus blancas escamas manchadas de sangre ahí donde las agudas lanzas de hierro le habían herido de muerte; dos de ellas aún podían verse enterradas en su costado. Sus ojos hacía minutos que se habían apagado, y su respiración era apenas un reflejo de su cuerpo.
—¿Pero qué diablos les pasa? —gritó un hombre joven—. ¡Les dije que lo quería vivo!
Su rostro parecía inocente, casi como el de un niño, pero su expresión no podía ser más despreciable. Ojos púrpura que miraban con impaciencia, cabello del color del oro, como las joyas en su cuello y brazos, y como la daga que blandía entre sus dedos delicados. Sobre su túnica de seda roja portaba el bordado de un ojo dorado.
—Mi padre, Ahmesis I fue un gobernante de leyenda; y ahora que está muerto he de probar mi valía —dijo a uno de sus subordinados, hombres en armadura de cuero y armados con lanzas, acompañados de una docena de Corviknight—. Dime, ¿acaso puedo montar un Lugia muerto? ¿Puedo infundir miedo a los enemigos con un cadáver?
—Pero Majestad. Aún tenemos a las crías.
Como si entendieran lo que ese hombre decía, los tres Lugia recién nacidos se agitaron en el colosal nido de roca y hojas marinas. A pesar de su edad, ya tenían un tamaño considerable.
—Pasará mucho tiempo antes de que puedan volar, más aún antes de que sean útiles. Hasta podría hacerme un abrigo con uno.
El joven rey rio complacido de su broma, y sus guardias lo imitaron. Envalentonado, agitó su daga y reforzó su amenaza.
—Después de todo, no necesito más de uno.
Los Lugia eran demasiado jóvenes y estaban demasiado asustados para defenderse, sin embargo, uno de ellos se adelantó frente a sus hermanos y gruñó a aquellos hombres, provocando que estos apuntaran con sus armas. Al joven príncipe no le agradó su temeridad.
—Maten a ese.
Mientras las otras dos crías se ocultaban bajo sus alas, la que había avanzado al frente miró fijamente el cadáver de la madre. Temblaba de miedo, pero también de determinación. Sus escamas emitían un tenue brillo azulado cuando su cuerpo empezó a expandirse. Sus músculos crujían y se deformaban bajo la piel, creciendo, adaptándose mientras sus captores retrocedían con horror. En menos de un tortuoso minuto, el pequeño polluelo había alcanzado la envergadura de su madre.
—No sabía que podían hacer eso —rio el joven príncipe—. Atrápenlo.
Las aves de acero alzaron el vuelo, rodeando al recién desarrollado Lugia y lanzando embestidas con sus picos que este bloqueaba con sus alas. Su experiencia en combate era nula, y aquellos monstruos estaban entrenados para cazar a su especie, clavando sus garras en el cuello y vientre para drenar lentamente su estamina. ¿Qué clase de monstruo era el hombre, que hacía deporte con su sufrimiento? ¿Qué clase de pokémon aceptaba someterse a él como esos Corviknight? ¿Qué se suponía que debía aprender ahí?
Una de las aves lo golpeó en la cara como si su ala fuera un mazo de acero, y el Lugia sintió la sangre manar sobre sus ojos. No podría mantener esa forma por mucho tiempo, pero debía resistir hasta el final por esos pequeños. Era lo que su padre hubiera querido.
Y cuando su propio peso lo venció y cayó sobre la arena, escuchó un silbido provenir de las alturas, como el tañido de una campana, seguido de una luz tan brillante que parecía traer el día en mitad de la noche.
Plumas rojas como el sol al alba, y alas multicolores como el arcoiris. Ojos como estanques de bronce fundido, un poder avasallante en la forma del fuego sagrado que exhalaba de su pico. Majestuoso, imponente y brutal, arremetió contra las minúsculas aves de acero con sus alas envueltas en luz, y después disparó una llamarada contra las naves abandonadas en la costa. El príncipe y sus sirvientes emprendieron la huida, de modo que no vieron de frente la bola de fuego que los alcanzó, convirtiéndolos en cenizas.
El Lugia de mayor tamaño sonrió con satisfacción cuando aquella ave divina se posó a su lado.
—Has luchado con valor —expresó con una voz potente como un trueno—. Esos pequeños son de gran importancia. Aún son jóvenes, pero está en su destino ser guardianes de la marea.
—Lo sé. Pero su madre…
—Todo lo que es mortal conoce su fin, pero las crías viven para ocupar el lugar de la madre.
Y finalmente, exhalando sus últimas fuerzas, el Lugia se desinfló, perdiendo todo su tamaño. Su piel se volvió gomosa y adquirió una tonalidad rosa. Sus ojos, antes elocuentes, se ha habían reducido a dos pequeños puntos negros. El ave dios lo miró con curiosidad.
—Evocas una imagen familiar en mi mente. ¿Cuál es tu nombre?
—Atem, mi señor. Atem.
—Bien, Atem. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué eres tú quien protege a los Lugia?
—Mi padre me envió a conocer el mundo, a sus habitantes. He vivido con esta familia por un año o así, hasta que estos humanos nos atacaron.
—Son criaturas bajas, rastreras. Urgen disciplina y control para ser útiles, para cumplir con su propósito en el gran orden de las cosas.
Extendió su ala hacia el pequeño pokémon rosado, encendiendo una llama de azur sobre su frente.
—¿Cuál es tu propósito, Atem?
—Servir, mi señor. Servir.
Escala 11: La Hoja que Blande la Sabiduría — Retrato de un Hombre Invisible
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Esto debió salir ayer, de no ser porque a alguien que me dejó en visto dos días se le ocurrió ponerse a platicar tooooooooda la tarde. Si estás leyendo esto, vete a la mierda!
¡Y también tú, Peter Tieryas!
Maaaaaaan en verdad me puse dramático hace como… noviembre. De haber sabido lo que sé ahora no habría dicho esas estupideces; habría dicho otras estupideces, pero graciosas. El capítulo lo dejé casi listo hace como… un mes. Mes y medio, dos meses. No importa. Espero que les dé un poco menos de cringe que a mí.
Law Fumu… dentro de todo no estoy seguro respecto al 9. Tengo la impresión de que quedó bien pero, como autor (jajajaja, eso suena tan pretencioso). Como autor no puedes controlar las reacciones que tendrán los que te lean, supongo. El X fue mucho más directo en ese sentido pero, al menos personalmente, también creo que ha sido el capítulo más flojo que he escrito. Demasiada prisa, demasiada ansiedad y demasiadas ganas de impresionar. Espero que este de acá les parezca un tanto más llevadero.
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Tom Siendo honesto, la sitcom animada medio rancia también es mi menos favorita de las 4. Demasiados personajes. Demasiados puntos de vista. Sin personajes originales que sienta enteramente míos y demasiado complicada de escribir. La odio tanto que tuve que ponerle Ancient Gears para que me gustara un poco.
—También pensé que quedaba raro que Moon cargara a Magearna but Lillie va por ahí con un meteorito de una tonelada en la bolsa y nadie le dice nada. Estos niños de Alola radiactivos mutantes, qué se le va a hacer.
—Creeeeo que he jugado demasiado al misterio con la personalidad de Atem así que si sirve de algo, este cap es todito para él.
—Y creo que también es tiempo de empezar a presentar a más legendarios.
—Respecto a los chibis, más o menos. Todo empezó con un fanfic que leí hace algunos años sobre un Cyrus y Cynthia adolescentes que viajaban a Rusia ItMakesSenseInContext. Y tocaba el que Cyrus tuvo una niñez medio tosica y que por eso es como es así que decidí darle un poco la vuelta al ver cómo sería con un simulacro de familia. Sabrina es simplemente super cute y ya y quería sí o sí tenerla en la historia.
@ Gold fifty-fifty. Digamos que esta vez, Petrel tiene la razón: están viajando a través del tiempo. You know, cuando recién pensé en este fic (antes de empezar a escribirlo) sí pensaba tocar el tema de los mundos paralelos y las líneas del tiempo… pero conforme escribía a los personajes me daba cuenta de que todos venían de la misma línea temporal, de modo que mandé esa idea por completo a la mierda. So, yes: se mueven por el tiempo y el espacio en un solo universo y en una misma continuidad. Todo lo que ha ocurrido, ha ocurrido en la misma historia.
-Sobre Acerola, empezó por un fanfic de Meri, el de La Policía y la Princesa. Me pareció tan bien hilado que decidí tomar su premisa de una familia real ligada a los Fallers para conectar a los UE que ya pensaba usar en Osci. Uzu vendría siendo una antepasada muy, muuuuuuuy lejana de la Acerolast Order actual. So, eso. Me estoy tomando muchas libertades con respecto al canon de los juegos… ¿Recuerdas en Shuumatsu cuando a veces en los flashbacks dicen "La historia dice X pero en realidad pasó Y"? Pues más o menos así.
Doc en cambio diría que estos son los que más me cuesta escribir, así que me alegra la tarde que te gusten porque son un infierno de manejar. Estos tres capítulos van a ser para ellos… aunque el verdadero foco será un pj diferente.
-Respecto a tus teorías sobre Atem y Morty… no entendí. Pero seguramente la respuesta sea no. Un poco más de información en este capítulo.
-La princesa, en cambio, sí es la princesa. Con menos pintura en el cabello y un cosplay diferente, pero es la misma. La verdad es que originalmente iba a usar simplemente un uniforme formal en esta parte, pero me agrada la idea de tener un pj que usa ropa relativamente normal para dar la apariencia de un pokémon, así que va a seguir cambiando.
Sak voy a ser enteramente honesto contigo: no recuerdo nada de una mariposa en el Lago de la Furia. La que puse acá la puse por otro motivo que voy a explicar en… un millón de años. O menos. A mitad de la Main Phase. Plis, dejen de recordarme el mega cringe de ese capítulo de Seri.
-Honestamente no me pareció muy bien ambientado. Cuando lo leía lo sentí muy, muy seco, así que es una sorpresa que el 9 les haya gustado. Estaba seguro de que lo iban a odiar, y que su único punto fuerte iba a ser el Plotwist.
-Sip. En gran medida la parte de la selfie fue un guiño a GB.
-EXACTO el norte son las ruinas. Sinjoh. Respecto a Arceus… dame un par de caps.
-Como digo, estos caps 10, 11 y 12 van a ser sobre el AGS… o eso me gustaría decir porque en realidad son capítulos sobre otro pj que ha estado presente en la historia pero sin contarla él. Éste capítulo en particular va a incluir algunas respuestas.
Meri ¿Recuerdas esa guía super complicada que te pasé de la Standby Phase hace unos meses? Pues la cambié.
Los 10, 11 y 12 originalmente iban a ser ese capítulo largo que te pasé, pero era una pésima idea. Entré en pánico. Quería escribir un final épico, pero lo bastante comprimido para tener tiempo de hacer el resto de la guía. Quería que fuera apantallante y que dijeran "ohh cuantos misterios el kiwi es re pro" pero en retrospectiva… era shock factor mal contado. Cuando me di cuenta de que estaba demasiado acelerado, decidí partir el cap a la mitad, y cuando me di cuenta de que no funcionaba, entendí que debía cambiar la perspectiva, literalmente, y contar la historia que pensaba revelar completa hasta dentro de mucho tiempo. Estoy tratando de que sea más sencillo, y quitarle algo de misterio para favorecer al pj. Los eventos en sí van a cambiar poco. Sí, va a acabar exactamente como te dije, pero espero contar algo sobre los personajes en el camino en lugar de apostar a la sorpresa barata.
Gracias por no dropear esta cosa. Los próximos dos caps son relativamente fáciles y con ellos acaba la Standby Phase para que esto se empiece a mover de verdad, so… gracias.
4 de Enero de 1958
La mañana llegó envuelta en una niebla fría, como si un susurro de miedo cubriera la ciudad. A Atem no le gustaba; era el clima perfecto para una emboscada.
Hacía tiempo que no dormía. Dormir era exponerse, arriesgarse a que alguien lo viera, y la vigilia era tiempo consigo mismo. Tiempo para encontrar alguna solución, o para que la culpa lo atormentara. El pueblo, en cambio, despertaba más tarde; cuando el sol empezaba a calentar. No era así como debía ser una ciudad, pero nada era como debía.
Tardó un rato en darse cuenta de que alguien lo vigilaba. Ese juguete de acero que los viajeros habían traído consigo, o al menos eso decían que era, le miraba con curiosidad a seis pasos de distancia, con la niebla hasta el cuello.
—Salve —le dijo.
La muñeca no respondió con palabras, sino que agitó su brazo en señal de saludo.
—Eres un pokémon, ¿cierto?
La muñeca asintió e inclinó la cabeza, confundida.
—No eres el primer artificial que conozco. Las personas que te acompañan, ¿son buenos? ¿Te tratan bien?
La muñeca asintió varias veces con energía; parecía sincera. Lo cierto era que, además de la profesora, los otros parecían inofensivos.
—¿Sabes? Tú me recuerdas a alguien.
La muñeca se acercó, evocando en Atem un poderoso recuerdo.
Fue el día de su llegada a Ciudad Lumiose, la capital del Reino de Kalos. Su padre lo había instado a conocer el mundo, y el mismísimo dios Ho-Oh había halagado su valor, de modo que eso hizo; viajar y conocer los sitios más lejanos, los reinos más hermosos y los pokémon más raros; como aquella península a la que llegaba ahora.
Tanto humanos como pokémon fueron amables con él. Los bosques eran pacíficos y cálidos. Las calles, seguras y hermosas; destacando en ellas una arquitectura muy avanzada para la época. Su destino era el Palacio Real: una impresionante estructura de mármol, con torres blancas y tejados azules de puntas tan altas que parecían alcanzar el cielo, pero ni una sola muralla defensiva ni una almena con un centinela. Aquella no era una fortaleza defensiva, sino un monumento a la adoración.
Conservaba la apariencia del joven príncipe de oro que había atacado a los bebés Lugia años atrás. de todos, era su aspecto más presentable y el único adecuado para rendir tributo a la reina, cuya belleza era legendaria. Aún milenios después recordaba perfectamente cómo se sintió entonces: la larga caminata que dio rodeando el castillo, las horas frente a la puerta; demasiado asustado de contaminarlo con su presencia. Incluso recuerda el momento exacto en que aquella voz lo sacó de sus ensoñaciones.
—Debéis ser Atem.
Quien se acercaba a él no era otra que la reina de Kalos, quien se presentaba como una mujer alta, de figura generosa envuelta en un impoluto vestido blanco con bordados y holanes de un lila casi inexistente. Sin embargo, su propia fisionomía delataba que no era humana. Su largo cabello era de un rubio casi blanco, pero lo envolvía un tenue brillo multicolor que le recordaba a un arcoiris, o a un cristal a través del cual la luz pasa y se fragmenta. A través del mismo nacían en su cabeza dos pequeñas astas que rodeaban sus sienes como si fueran una corona, y los ojos en su rostro sonrosado brillaban como dos oscuros zafiros, con pupilas en forma de cruces negras que parecían abrir una brecha entre él y el alma de ella.
—Tú eres… ¿Xerneas? ¿Por qué…?
—Es una forma más confortable para ellos —señaló con su brazo hacia la ciudad—. Esta es la clase reino que es Kalos. Todos aquí conocen y aceptan mi naturaleza, como los acepto a ellos y nos aceptamos entre todos, pero es más fácil administrar con el tamaño adecuado para las calles de mi reino.
Atem, que aún intentaba procesar las palabras de la reina, se sorprendió cuando esta lo tomó del brazo.
—He oído hablar de vos y de vuestra misión. Soy sincera amiga de vuestro padre y, con vuestra venía, espero que lo seamos también. Las puertas de mi hogar están abiertas para vos el tiempo que así lo desee, por breve que sea mi hospitalidad.
—Era el sitio más bello que había visto en mi vida, y ella la persona, humana o pokémon, más pura que he conocido —recitó a la muñeca de acero—. Su reino era vida; vida en el sentido más literal. Todos eran apasionados, pero comprensivos, y la reina velaba por el entendimiento y la resolución de todos los conflictos entre ellos.
La muñeca giró su cabeza, como haciendo una pregunta en su propio idioma de señas.
—¿Que si la amaba? Sí… eso creo. Como a un dios, como a una fuente de luz. Esa clase de amor. Viví dos años con ella como su huésped y como su amigo, y han sido los más felices de mi vida.
La muñeca agitó sus brazos en una pregunta diferente, pero antes de que pudiera contestar, Atem percibió un zumbido sobre sus cabezas. No era otro que Kartana, quien saltaba sobre los tejados de los edificios persiguiendo a sus oponentes con la mirada: una bandada de Murkrow sobrevolando la ciudad en formación V y encabezados por un Honchkrow tan alto como una persona.
—Son exploradores —anunció Atem—. Acábalos.
Con la velocidad de un latido, el samurai se elevó por los aires, abatiendo con sus espadas como una lluvia de acero. No había piedad en sus ataques. No había espíritu competitivo, ni honor ni bondad; sólo muerte cruda y eficaz. Y aún así, los pocos pueblerinos que salían de sus casas a causa del alboroto lo celebraban, como a la danza del teatro de kimonos.
—A esto nos han llevado —dijo a la consternada muñeca, antes alegre, quien ahora apenas podía asimilar el horror. Atem lo sintió por ella. En tan solo un instante, el más bello de los sueños puede convertirse en una pesadilla.
—Deberé irme pronto. —le dijo la reina aquella noche, en la terraza de su torre.
—¿Irte? ¿A dónde?
—A dormir. Así lo dicta nuestro ciclo: tres mil años él y tres mil años yo.
—¿Quién? —preguntó, sintiendo, sin saber por qué, un hueco atroz en el vientre. En el intervalo de un minuto su mundo se venía abajo.
—Mi hermano. Mi otra mitad. Si yo soy la "vida" entonces él es la "muerte". "Complicado" no basta para describirlo… pero su corazón es noble.
En un arrebato, la reina tomó sus manos entre las suyas y las besó.
—Os lo suplico. Proteged a mi hermano en mi ausencia. Sed su amigo como mío lo habéis sido. Él os necesitará, no lo odiéis, ya grande es el odio que siente por sí mismo.
Atem obedeció, y así fue como conoció a Yveltal. La reina tenía razón en que su alma era noble, pero si ella era el fuego que brindaba luz y calor, su hermano era el humo, el dolor y la destrucción. Trajo muerte y hambruna al reino con su sola presencia; los humanos reclamaron el trono, y pasaron los siguientes tres mil años matándose en guerras intestinas. Los pokémon pasaron a ser sus esclavos, mascotas y presas mientras que la tierra misma perdía color.
Atem obedeció. Fue su amigo más leal. No era culpa de Yveltal, después de todo, el ser destrucción encarnada. ¿No lo había dicho Ho-Oh? Cada quien tiene que un lugar, un destino y una naturaleza de las que no podía escapar, y la naturaleza de Yveltal era la muerte irredimible. Sólo así podía verlo. Se convenció de ello para no odiarlo por destruir el reino.
Una pluma negra cayó sobre su cabeza, sacándolo de sus pensamientos. Allá arriba la pelea continuaba, y el único que seguía en vuelo era aquel Honchkrow. Sus alas sangraban y su pico se había partido a la mitad, pero logró esquivar cualquier golpe mortal e incluso había intercambiado un par de ataques con Kartana.
Y entonces lo vio: aquel brillo rojizo en las plumas del ave. Aquella sonrisa a través de su pico ensangrentado. Sintió esa repentina sequedad en el aire que anunciaba la inminente Onda Ígnea mortal.
—¡CUIDADO!
Antique Gear Shaddoll.
Ese era el nombre que le Fennel le había dado a la nave. Cuando Marnie le preguntó el por qué, la profesora se encogió de hombros y evitó darle cualquier respuesta. Eso era algo que la irritaba; un par de hombros alzados no era una respuesta de verdad, y ambas lo sabían, pero una vez que la profesora se amurallaba tras ese gesto, no había forma de hacerla hablar. De modo que Marnie pasó los últimos cuatro años tratando de entender el significado de ese nombre. A veces pensaba que tenía que ver con los planos de esa muñeca que guardó celosamente por tanto tiempo; con esa mística criatura a medio camino entre una máquina y un pokémon.
Otras veces, sin embargo, pensaba que se trataba de algo completamente diferente.
No tenía forma de saberlo, y tal vez no significaba nada. Cyrus le había dado el mismo nombre a los perros metálicos que lo seguían a todas partes. Sabía por qué se sentía tan conectado a ellos, y sabía que, al menos parcialmente, había sido su culpa. Pero trataba de convencerse de que había sido para bien. Después de todo, Steven era un mejor modelo a seguir que ella, y al menos tenían intereses en común. Tal vez por eso se sentía incómoda cerca de él. Tal vez por eso lo mandó a buscar a Nephy.
Empezaba a preocuparse. Tomó su vieja chaqueta de cuero, escribió una nota por si el resto volvía y salió del AGS. Para su sorpresa, había alguien esperando afuera de la nave: un joven de rostro duro, cabello y ojos castaños, además de una bufanda colgando sobre su cuello. A su lado estaba un pokémon de gran tamaño, al que sólo podía describir como una enorme masa lanuda con dos colmillos a la altura de sus patas. Marnie se paralizó. Era el primer ser humano que veía desde que encontraron a Moon.
—¿Quién eres? —le preguntó, intentando sonar intimidante sin éxito.
—Eso debería preguntar yo. ¿Quién eres y qué hace esta cosa bloqueando la ruta?
—¿La ruta? ¿Dónde estamos? ¿Qué es este sitio?
—Primero responde tú. ¿Quién eres? ¿Qué es esto? —añadió señalando a la nave mientras Marnie trataba de calmarse. Una persona podía significar muchas cosas: podía significar una ciudad, un mundo y quizás una forma de volver a casa. O podía ser un peligro para ella y para los demás.
—Mi nombre es Marnie. Viajo en esta nave junto con otros acompañantes, y anoche, por accidente, llegamos aquí. ¿Quién eres tú?
El joven se le quedó viendo con el ceño fruncido, pero finalmente respondió:
—Soy Pryce. Líder de gimnasio de Pueblo Caoba, y él es mi leal compañero Piloswine.
El guerrero de papel yacía sobre una cama en una habitación del Centro Pokémon. El sitio era una ruina, dado que cuando empezó la rebelión, las enfermeras fueron las primeras víctimas de los pokémon, y nadie quedó que pudiera dar cuidados médicos. Todo lo que encontraron fue unos pocos medicamentos que poco podían hacer por el guardián de Iris, que ahora parecía una cometa carbonizada.
Atem ordenó que nadie lo molestara, y acudió a visitarlo cuando el tumulto por el ataque se calmó. Tomó una silla de plástico de una esquina de la habitación y se sentó junto a él. A su lado había una mesita con algunos antiquemar y un par de pociones que pudieron reunir.
—Lo siento —dijo la espada—. No lo vi venir.
—Tampoco yo. No a tiempo.
Atem tomó el brazo casi negro de Kartana y lo alzó con cuidado, consciente de que podía romperse en cualquier momento.
—Esta hoja… ¿La recuerdas? Fue la misma con la que abriste un portal a la princesa. Nunca había visto algo como eso: una espada capaz de cortar las dimensiones.
Sus manos comenzaron a brillar, emitiendo un Pulso Cura que regeneraba su piel al contacto, como si rechazara las heridas infringidas a su amigo.
—La primera vez que lo vi, pensé: "No hay nada que esta hoja no pueda cortar". Pudiste haberla usado contra Yveltal o contra mí. Pudiste haberla usado para escapar. Pero en lugar de eso la usaste para salvar a la princesa.
—No quiero estar solo. Una espada sin un dueño no tiene ningún valor.
—Aquel día lo perdí todo. Yveltal desterrado para siempre. La reina se selló a sí misma fuera del Eje del Tiempo para mantener el balance entre ambos. Su reino completamente destruido. Mi promesa rota. Todo.
—Lo sé.
—Supongo que por eso te salvé. Porque yo tampoco quería estar solo.
Atem soltó su brazo, completamente curado, y puso sus manos sobre el otro. Kartana lo examinó a la luz.
—No será tan fuerte como antes.
—Nada lo es, ni tú, ni yo. Todo nos acaba, nos desgasta. En aquel entonces creía que cada quien tiene su lugar en el mundo, y que basta con aceptarlo para alcanzar la paz. Creí que Yveltal y la princesa trajeron la desgracia sobre sí mismos por obrar con egoísmo, y que la reina cometía el mismo error que ellos al sacrificarse. Creía que ellos lo sabían todo, pero ahora…
Terminó con su otro brazo y prosiguió con el resto de las quemaduras.
—Lo de recién fue un reconocimiento. Vendrán más.
—Muchos más. Esta noche, tal vez. Voy a curarte tanto como pueda, y tal vez los visitantes nos ayuden. Además, el líder de Caoba vuelve de Malva. En cualquier caso, será una larga batalla.
—¿Pelearás?
—Si es necesario, lo haré. Pero al igual que tus espadas, este viejo cuerpo no es el de siempre.
Continuó su labor en silencio, sumido en sus propios pensamientos. Aún después de tanto tiempo, Kartana seguía siendo leal. Tal vez era cierto que algunas cosas sí perduraban.
—Descansa, viejo amigo, que esta noche pelearemos para vivir. Y no temas. Iris está de nuestro lado.
Arrojó los medicamentos en la basura antes de salir, para que nadie notara que no los había usado. Ya estaba en el marco de la puerta cuando Kartana lo llamó de nuevo:
—¿Atem?
—¿Sí?
—¿Hicimos lo correcto?
—No lo sé. Pero hicimos lo único posible.
Cada tarde, al concluir sus deberes en la ciudad, el líder de gimnasio volvía a la Torre Quemada a rezar, o al menos eso era lo que decían los habitantes de Iris. Hacía mucho que Atem había olvidado sus oraciones, y si seguía volviendo a esas ruinas era por un extraño sentimiento de nostalgia. ¿No eran suyas, después de todo?
Cuando cruzó el umbral principal, escuchó pasos en el piso superior y subió a través de las viejas escaleras. Supuso que se trataba de la profesora, pero en realidad era uno de sus acompañantes: un hombre joven de cabello y ojos azules de mirada curiosa.
—Lamento importunar —dijo aquél—. No resistí la tentación de echar un vistazo.
Por respuesta, Atem le sonrió.
—¿Te interesa nuestra cultura?
—Muchísimo, aunque sé poco de las leyendas —suspiró el joven—. Por cierto, mi nombre es Steven.
—Atem —se presentó a su vez—. ¿A qué leyendas te refieres?
—Acerca de Lugia y Ho-Oh, los dos guardianes de Johto. Se dice que sus fieles construyeron dos templos en esta ciudad, pero uno de ellos fue destruido en el incendio que ahuyentó a Lugia para siempre.
—Así es, pero no se trata de una leyenda, sino de un hecho histórico. Los registros prueban que el incendio en esta torre data de hace cien años.
Steven lo miró, confuso.
—La leyenda data de hace ciento cincuenta años, o al menos eso es lo que se sabe. Hace cincuenta años que nadie…
De repente, sus ojos azules se perdieron en la lejanía mientras su rostro se crispaba en un rictus de horror.
—Bueno —rio Atem—. Las leyendas son imprecisas. Por eso son leyendas. No le des más importancia.
Aquel joven trato de recuperar la compostura, pero era evidente que estaba alterado. Balbuceó una excusa y se retiró tan rápido como pudo.
—Debería buscar a la profesora —dijo—. Gracias por la plática.
Atem lo vio marchar en silencio. Los humanos eran así: siempre confiando en que las leyendas ocultaban alguna especie de verdad mística. Los pokémon, especialmente los que vivían el tiempo suficiente para ver los hechos convertirse en leyendas, sabían que el proceso era muy diferente.
Habían pasado cuatrocientos cincuenta años desde que Atem y Kartana llegaron a Iris. Heridos, hambrientos y desesperados; apenas vivos tras su encuentro con el fantasma. Si por algo se distinguía Iris era por su hospitalidad con los forasteros, de modo que la ciudad abrió sus puertas a ambos: un humano y lo que parecía ser un pokémon. Sin embargo, su mayor sorpresa fue encontrar ahí al que había sido su inspiración: el dios del sol que le había salvado tanto tiempo atrás.
Resultó que, con el paso del tiempo, Ho-Oh se estableció en la región de Johto, y los habitantes de la misma fundaron una ciudad en su honor. El ave aceptaba sus ofrendas y a cambio otorgaba su bendición. Eventualmente, alzaron una torre de gran altura a las afueras de Iris como su lugar de descanso. A diferencia de la reina Xerneas, Ho-Oh no se relacionaba con los humanos, ni cambiaba su forma ni les dirigía la palabra, pero cuidaba tanto de ellos como de los pokémon en su región. A su parecer, todos tenían un lugar en la gran obra del cielo, y él se limitaba a cumplir el suyo.
Atem y Kartana se presentaron ante él a pedir asilo, y Ho-Oh, tan comprensivo, accedió. Kartana se mezcló fácilmente con la población, que pasó a considerarlo una especie de guardián enviado por el propio Ho-Oh para cuidarlos. Atem, en cambio, debía abandonar su disfraz humano.
—Su tiempo de vida es limitado —le advirtió el dios del sol—. Levantarás sospechas viviendo entre ellos sin envejecer o morir jamás.
De modo que Atem eligió una nueva apariencia, y se transformó en un ejemplar adulto de Lugia, como la madre de los pequeños que había salvado tiempo atrás. A Ho-Oh le hizo gracia su elección, pero la aceptó igualmente, de modo que Atem pasó a integrarse plenamente en la ciudad. En retrospectiva, aquellos siglos fueron felices. Aprendió a dominar múltiples formas y habilidades útiles, como diversas técnicas para sanar que utilizaba en beneficio del pueblo. Cuando se aburría de ser Lugia, tomaba forma humana por algún tiempo para mezclarse con los habitantes. Poco a poco su figura empezó a ser reverenciada de la misma forma que la de el dios sol, al punto que se les consideraba deidades iguales.
—¿No le molesta, mi señor Ho-Oh? —preguntó en una ocasión, pero el ave negó con la cabeza.
—¿No fue para lo que tu padre te envío a recorrer el mundo? ¿Para comprender la divinidad?
—Pero yo no soy un dios. Ni siquiera sé qué soy con certeza.
—Tu ser y tu esencia son uno. Actúas bajo mi mando, eres mi siervo entonces. ¿Quién puede decir lo que serás o harás mañana? Si por ahora esos humanos te ven como un símbolo de esperanza, debes cumplir sus expectativas. Este es tu sitio, a mi lado en esta ciudad.
Atem pasó su mano por la madera ennegrecida del templo que habían construido para él, y sintió las lágrimas correr por sus mejillas. Aquel era su sitio, ¿cierto? Aún en dichas circunstancias. Fue el hogar que se ganó en el corazón de su pueblo; una prueba de que en su paso por el mundo había traído el bien.
¿Por qué?
—¿Por qué tiene que acabar así?
Aquel joven lo había dicho. "Hace ciento cincuenta años". Y aquella mujer decía venir del futuro. ¿Acaso era cierto? ¿Acaso el próximo asalto sobre Iris sería su final? ¿Iba a terminar así su vida de mentiras? Todo parecía anunciar su inminente muerte, pero por alguna razón, sentía más tristeza que miedo.
—Iris…
Se forzó a apretar el puño y clavarlo en la pared. Todos los habían abandonado, pero Iris aún era suya. El último refugio en el mundo para alguien como ellos. El único lugar al que realmente habían pertenecido. Qué triste y pequeño era su reino en comparación al de Xerneas. Qué fracaso había sido como dios. No muy diferente de Yveltal.
En el horizonte, el sol moría para dar paso a la noche. ¿Era él el sol, o acaso llegaba a su fin? Otro presagio. Qué más daba.
—¿Uzu?
—¿Qué pasa, Cyrus?
—¿Qué hacemos aquí?
Llevaban todo el día recorriendo esas ruinas. Cada edificio, cada corredor, registrando cada pared. Debieron haberse perdido más de veinte veces, pero en cada ocasión encontraban el camino. Por suerte, el Ancient Gear Hound podía iluminar en la oscuridad, y marcar las paredes con sus colmillos.
—Buscar. ¿Viste el cartel afuera de este sitio?
—Decía que se llamaban Ruinas Alfa —respondió—. ¿Eso qué significa?
—Son un lugar único en la región de Johto. Aquí habita un enorme poder. Dices que estás buscando a un pokémon que cambia de forma, ¿no? Si es quien creo que es, vendrá por aquí.
Cyrus sacudió la cabeza.
—¿Sabías dónde estamos?
—Lo supe cuando vi el letrero. ¿Notaste que hay un cartel, pero no hay nadie más? Estas ruinas también están vacías. Debimos encontrar un montón de Unown hasta ahora.
Cada vez entendía menos. Cada vez que esa chica habría la boca le hacía pensar en otras diez preguntas.
—¿Por qué no están? ¿Y qué tiene que ver con Nephy?
—¿Así se hace llamar ahora? Yo lo conocí como Atem. Suponiendo que sean el mismo.
De repente, Uzu se detuvo frente a una pared y pasó la mano por su superficie.
—Aquí. Ilumina bien este sitio.
Cyrus dio la señal al AGH22, y el sabueso mecánico obedeció. Sobre la piedra lisa había un dibujo que se parecía a un insecto con las alas extendidas.
—¿Es un… Mothim?
Por respuesta, Uzu se dejó caer contra la pared opuesta y se deslizó hasta el suelo.
—No. Es… alguien más grande.
—¿Alguien? ¿Quién dibujó esto?
—Una odiosa a la que le encanta llamar la atención. Si ella está aquí, significa que llegamos tarde.
Aquella fue una noche lluviosa. Las tormentas eran comunes en esa época del año, y por alguna razón, los pueblerinos pensaban que él, o sea, Lugia, las provocaba; pero lo bendecían igualmente ya que la lluvia permitía las cosechas. Las calles estaban desiertas; todo el mundo se refugiaba en sus casas menos el propio Atem que, como solía hacer, había asumido su apariencia de joven habitual con un atuendo de monje. Llevaba horas buscando a Kartana pero el samurai no aparecía por ningún lado. Entró a su propio hogar, la entonces llamada Torre Latón, para buscarlo ahí, pero lo que encontró al cruzar su umbral cambiaría su vida para siempre.
Cuerpos muertos, humanos y pokémon por doquier. Completamente inertes, con expresiones de horror en sus rostros, pero sin una sola herida en sus cuerpos, como si les hubieran ordenado morir y obedecieran. Reconoció a Wiz y a su Vulpix, a Tey y a su Quilava, al viejo Albor tendido contra la pared. Personas con las que había hablado esa misma mañana y con las que nunca volvería hacerlo.
A través del tatami, percibió una luz que provenía desde el sótano, donde se ubicaba el altar ceremonial, y hacia allá lo llevaron sus pasos apresurados. Entonces los vio, sobre una pira ritual: tres orbes de luces roja, amarilla y azul respectivamente, pulsando al unísono, como si estuvieran vivas.
Y en el suelo, envuelto en un aura siniestra que le restringía, yacía Kartana completamente inmóvil.
—¿Es él? —preguntó una voz suave, casi risueña.
Giró la cabeza en su dirección. Frente a él había una mujer de apariencia humana. Su piel era oscura, bronceada por el sol, y usaba un vestido ligero del mismo rosa que su cabello. Sus ojos, de un azul vivaz, le miraban con orgullo, y una delgada línea roja cruzaba sus irises. Podía sentir una enorme fuerza psíquica provenir de ella, y entendió de inmediato quien había invocado la Gravedad sobre Kartana.
A su lado, con un el tamaño de un humano normal, pero sin alterar más su apariencia, se hallaba el dios del sol con expresión inescrutable.
—¿Mi señor? ¿Qué ha pasado aquí? Todos arriba están…
—No te preocupes por eso —interrumpió la mujer, señalando a los orbes de luz. Necesitábamos unas cuantas vidas para encenderlos encenderlos.
—¿Por qué? ¿Q-qué son estas cosas? ¿Qué le hicieron a Kartana?
—Mis ayudantes —explicó Ho-Oh—. Forjados para traer estabilidad a esta región bajo mi mando.
Sus palabras fueron como una bofetada. Eso no podía ser cierto. Ho-Oh no iba a reemplazarlos.
—Mi señor. Kartana y yo…
—Tu amigo —volvió a interrumpirlos la risueña, que ahora esgrimía una mueca de desprecio—. Tu amigo y tú tienen problemas más acuciantes.
—Han sido encontrados culpables.
—¿Culpables? Pero, ¿por qué?
—¡Por abrir una maldita puerta a esas abominaciones! ¿Esa cosa en la pared no es una de ellas? ¿Tienes idea de lo que hicieron en Akala?
Atem no sabía lo que era Akala. Ni siquiera sabía quién era esa mujer, pero a ella no parecía importarle. Trató de buscar apoyo con el dios del sol, pero en sus ojos no encontró ninguna emoción.
—Mi señor, usted… sabe que somos inocentes. Hemos estado aquí todo este tiempo.
—Ya ha sido decidido —declaró—. Todos los visitantes como esa espada serán exterminados. El de la vida debe ser destruido. Y en cuanto encontremos al Ala del Olvido, su destino será el mismo. Y en cuanto a ti…
—¿En cuanto a mí? —preguntó Atem con un hilo de voz. Los brazos colgando inertes—. Sabe que somos inocentes. ¡Le hemos servido todos estos años! ¿No es así? ¿No cumplimos nuestro deber?
—Eres un pecado. Cumple con tu deber, y acepta tu condena.
Atem no la aceptó. Sintió que algo se rompía muy dentro de él mientras buscaba en sus recuerdos; en su existencia de disfraces y mentiras. Su mente lo llevó a aquel primer encuentro con Ho-Oh, el dios que ahora parecía darle la espalda, pero también reactivó una respuesta enterrada mucho tiempo atrás.
Sus ojos se cubrieron de un velo de luz, y seis largas escamas azules brotaron en su espalda, tan grandes que parecían alas.
—Kartana, defiéndete —suplicó como en una oración, y su amigo obedeció.
El samurái se irguió con decisión, rebelándose contra la atadura psíquica de aquella mujer, y con su velocidad demoníaca lanzó un corte en su dirección del que Atem sólo pudo ver un reflejo plateado, pero no necesitaba saber más. Kartana lucharía si él se lo pedía. Su verdadera lealtad era con él, y confiaba en que podría ocuparse de aquella mujer.
Atem tenía problemas más acuciantes.
Superada la sorpresa inicial, Ho-Oh lanzó una llamarada contra Kartana, pero Atem la desvió con su propio Psíquico y, mientras el fuego se propagaba por toda la torre, completó su metamorfosis y empujó a Ho-Oh hacia el exterior, por los aires, de modo que cuando los aterrorizados habitantes de Iris salieron de sus casas a causa del alboroto, contemplaron con horror la danza mortal de sus dos dioses.
Con su mayor tamaño, la ventaja de la lluvia y la formidable defensa de sus escamas, Atem era un oponente más que formidable para el ave dios, manteniendo la distancia mientras lo abatía con potentes hidrobombas, volando en círculos cada vez más amplios para embestir después con todo el peso de su cuerpo.
O al menos así parecía.
Como si evocara su juicio, un poderoso trueno descendió de la nubes, atravesando a Atem y penetrando bajo su piel y carne para quemar sus mismos huesos. El dolor lo hizo marear por un momento, pero logró girar sobre sí mismo y esquivar una acometida de Ho-Oh, entonces, retomada la ventaja, invocó su propio trueno con idéntica fuerza sobre él.
—Es inútil —dijo Ho-Oh.
Las descargas de.plasma iluminaban el firmamento una tras otra, mientras las dos bestias celestes peleaban por su dominio..Atem notó, sin embargo, que cada impacto hacía mas daño a él que a su oponente.
—Aunque tomes esa forma, no posees la misma estamina que yo. Tu trueno nunca podrá alcanzarme de la misma forma que el mío a ti.
—¡¿Cree que de eso se trata? ¿Que quiero ser su igual? —Intentó invocar otro trueno, pero sintió que su corazón desfallecía y Ho-Oh aprovechó el momento para rasgar su ojo con una garra envuelta en sombras.
—Y tampoco posees la resistencia pasa una batalla de desgaste con mis propias técnicas —declaró, alzando su mirada llameante—. Es hora de que te rindas. Acepta tu muerte.
—Entonces tendré que probar algo más. —Asumió su postura, pero en lugar de disparar el trueno, reunió toda la electricidad en las puntas de sus dedos, generando poderosas corrientes que rompían las partículas del aire para crear diez enormes lanzas de plasma que se prolongaban como extensiones de sus alas. Blandió cinco de ellas en un tajo brutal que hacía arder el cielo a su paso y alcanzó a Ho-Oh cinco veces de lleno en el torso, derramando la sangre del dios sobre las calles de Iris.
—Así que con esto venciste al heraldo de la muerte —pese a su grave estado, el ave del sol mantenía su estoicismo—. No esperes que funcione contra mí.
Voló hacia la Torre Latón, ahora convertida en un ominoso pilar de llamas, y posó sus garras en la cima, invocando una barrera de protección a su alrededor mientras curaba sus propias heridas. Atem arremetió una y otra vez, contra aquella pared invisible, pero cuando Ho-Oh lo miró a los ojos empezó a sentir un dolor punzante en su cabeza, como si el proceso mental para alzar sus alas y atacar se hubiera vuelto una operación demasiado complicada que le exigía un esfuerzo supremo. De pronto Ho-Oh parecía más grande y más imponente mientras él se sentía cada vez más cansado. ¿Esa era la diferencia entre ellos? Ho-Oh podía someterlo sólo con estar sentado.
Necesitaba tiempo; recuperar fuerzas. Abandonó la forma de Lugia y descendió a la ciudad como un humano, justo el momento que Ho-Oh aprovechó para exhalar una potente descarga de fuego sagrado a su alrededor.
—¡ESPERA!
Ho-Oh no esperó.
En el intervalo de un suspiro, Iris se convirtió en un infierno de llamas azules. Gritos de horror, edificios cayendo bajo su propio peso, amigos y conocidos rodando por el suelo, tratando de apagar inútilmente el fuego que hacía de ellos su presa. Atem alzó la vista con horror para encontrarse con Ho-Oh liberando el mismo castigo en cada esquina de la ciudad.
—¡Basta! ¿Por qué haces esto?
—Sal —replicó. Atem obedeció. Asumió la apariencia de Ho-Oh a un tamaño menor, y apenas superó la altura de las casas, se encontró con la garra del original aplastando su cráneo y arrastrando su cuerpo por el suelo para después lanzarlo contra la torre.
El impacto fue tal que los diez pisos superiores volaron por los aires, dejando sólo un muñón de lo que antes fue una gloriosa estructura. Pese a ello, Atem no lo sintió. Su mente y su alma habían partido a un lugar muy lejano en su interior, lejos del horror.
Parecía un humano de nuevo cuando Ho-Oh lo sujetó. En el reflejo de esos ojos que parecían bronce fundido se vio a sí mismo, tan insignificante.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué tenías que destruir Iris?
—Cumplió su propósito: dejaste de huir.
—¿Lo dices en serio? ¿Es todo lo que somos para ti?
—Todo lo que es mortal conoce su principio y su final. Así lo dicta el orden de los cielos.
—¿Así deciden las cosas? ¿Quién les dio el derecho a juzgar? ¿No se supone que ustedes cuidan de nosotros? ¿Que nos guían hacia nuestro potencial? ¿Entonces por qué? ¿Con qué derecho… ¡Qué cosa son ustedes!?
—No tienes derecho a preguntarlo.
Su garra se cerró inmisericorde, aplastando huesos y carne por igual. Lo único que quedó fue una mancha viscosa que se extendió por su pata.
Para convertirse en un brazo y una espada.
La hoja se deslizó hacia el cuello de Ho-Oh, pero no cortó las plumas ni la carne, sino el espacio mismo. Cortó a lo ancho, a lo largo y a lo alto, a través de las once dimensiones en un solo tajo ineludible. Cuando terminó de cruzar su arco, dio media vuelta y cortó de nuevo, y otra vez, y otra vez mientras el espacio trataba inútilmente de cerrarse sólo para ser cortado de nuevo, llevándose al dios entre sus suturas, como una cicatriz desterrada del mundo.
Al otro lado de la espada, un joven tomaba forma bajo la lluvia.
≈
Nemuresu
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09 Mar 2021 12:18 AM Palabras -
Al principio me había quedado con la idea de que Atem era Ho-Oh con poderes para hacerse pasar por otros, pero ya veo por dónde va la cosa. Bastante más triste de lo que imaginé, antes lo veía como un desgraciado que hacía maldades y se hacía pasar por alguien bueno, pero ahora tiene más sentido. Salvó a quién consideró su único amigo por un largo tiempo (Kartana) y a partir de ese momento, tuvo qué recurrir a la violencia solo para mantenerlo a salvo, messed up stuff.
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16 Mar 2021 10:41 PM Palabras -
¡Hola chicos! ¡Soy Tommy! Y esto es:
Mi comentario pedorro al último capítulo del Kiwi.
* musiquita sin copyright de YouTube*
Pero qué pedazo de intro, ¿eh? Casi casi casi tan buena, tan bien pensada, escrita y ejecutada como la de este BURRO capitulazo. Y burro por lo pijón, no por lo tarado.
Aunque fuiste un poco tarado al decirle rey al príncipe, o príncipe al rey. ¿O fue a drede, para mostrar su descenso jerárquico ante la imponencia del Lugia cachorro? Viniendo de tu parte, tampoco es que me sorprendería demasiado.
Ah, ¿dije Lugia cachorro? ¡Qué va! Si quería decir el evidente Mew transformado. ¿Qué? ¿Cómo que no me lo vi venir ni en pedo? Pero si es un recurso tan Kiwi que me kiwiextraña que me kiwisubestimes. No, bueno, la verdad es que me encantó, y hasta me imaginé el efecto especial de Lugia desinflándose y deformándose con sonidos de plástico estirado y frotado mientras Mew iba revelándose.
Me pone de rodillas la forma en la que introducís a Xerneas y la hacés hablar. Es todo lo que tiene que ser una reina, y no solo eso: ¡No me hace sentir un furro asqueroso!
Cita:Con la velocidad de un latido, el samurai se elevó por los aires, abatiendo con sus espadas como una lluvia de acero. No había piedad en sus ataques. No había espíritu competitivo, ni honor ni bondad; sólo muerte cruda y eficaz. Y aún así, los pocos pueblerinos que salían de sus casas a causa del alboroto lo celebraban, como a la danza del teatro de kimonos.
Y he aquí la secuencia de acción más bellamente ejecutada que leí jamás. La economía de palabras y el infinito cerebro que no cabe en tu cabeza reducen cualquier idea que pueda tener a un tonto chiste de toc toc. ¿Quién es? EL PUTO MEJOR FIC DEL FORO, ESO ES. O, como mínimo, vos el mejor escritor. ¿Cómo carajo sos tan bueno? No puedo tomarte en serio cuando hablás bien de lo que escribo cuando después vengo y leo algo tan soberanamente superior. Por cierto, tu culo sabe horrible, así que dejo de chuparlo. No homo.
Cita:—¿Quién? —preguntó, sintiendo, sin saber por qué, un hueco atroz en el vientre. En el intervalo de un minuto su mundo se venía abajo.
¡JA! Y la que te espera, Atemcito. Al menos el Y-Boy viene con la dakimakura abajo de un ala y la PSP abajo de la otra para jugar unas ricas visual novels con vos por las noches. Hey, no está tan mal.
Me estoy desmoronando con cada párrafo de esto porque estás respondiendo COSAS de los primeros capítulos de las que no teníamos ni puta idea. Estamos viendo como dos orígenes importantísimos y encontrando sentido a algo que parecía simple splash page de manga para shockear. Y la explicación es mucho más hermosa que el cachetazo inicial, más rica en matices, más intrigante, más elegante, más... ¿qué otra cosa termina con "gante"? Ah, sí: QUE CON TU VERGA ME ATRAGANTE. No homo.
BTW me causa mucha gracia que Fennel sea una otaku de yugioh que le pone nombres de cartitas a sus experimentos y avances tecnológicos.
Cita:De repente, sus ojos azules se perdieron en la lejanía mientras su rostro se crispaba en un rictus de horror.
O sea que viajaron cincuenta años al pasado, ¿no? Pryce andará en sus treinta acá, asustando a la pobre Marnie.
Ay, o sea que el Lugia que todos conocemos de las portadas de los juegos... ¡Es Mew! Que diga, ¡Atem! Que diga... ¿Yami? Bueno, esto ya es demasiado confuso.
Pero me encanta que haya una división entre el Dios falso y el Dios verdadero, cuando realmente los dos son un poco construcciones de los propios seres humanos desde su propia insignificancia. Algo así como yo endiosándote porque escribís zarpado cuando en realidad no te supiste chamuyar a la colorada. Ah re.
Pero concluyo de esto que Ho-Oh no es ningún dios, es solamente un laburante de Arceus. Hace bien su laburo. Es canchero. No le cabe una. Pero es un empleado. Un recepcionista. Un encargado de la limpieza.
¡Boludo! Todo este capítulo es un cruel fuck you a los giles que elegimos el Plata como nuestro juego favorito por encima del Oro. ¿Nos estás diciendo que la posta siempre estuvo ahí? ¿Que el fic de Saku es una mentira? ¿Que AJ se la come? ¡AAAAAAAAAAAAH!
Me siento insultado.
Cita:En el horizonte, el sol moría para dar paso a la noche. ¿Era él el sol, o acaso llegaba a su fin? Otro presagio. Qué más daba.
.
Fah.
El doble punto le da el toque.
¿La trola negra de vestido rosa es Lele, no? ¡Buenarda!
Pero el insert del tema de GoT me recontra sacó de onda. Bueno, no la música en sí, que la rompe, sino la imagen con el escroto celeste ese y la Sersei que no tiene nada que hacer ahí. ¡Kiwi! Tu fanfic de Pokémon es mejor que GoT. GoT debería pedirte a vos que les prestes un poco de música para su showcito barato de HBO. El gordo pancho que no escribe nunca te debería pedir que seas su ghostwriter.
Cita:Voló hacia la Torre Latón, ahora convertida en un ominoso pilar de llamas, y posó sus garras en la cima, invocando una barrera de protección a su alrededor mientras curaba sus propias heridas. Atem arremetió una y otra vez, contra aquella pared invisible, pero cuando Ho-Oh lo miró a los ojos empezó a sentir un dolor punzante en su cabeza, como si el proceso mental para alzar sus alas y atacar se hubiera vuelto una operación demasiado complicada que le exigía un esfuerzo supremo. De pronto Ho-Oh parecía más grande y más imponente mientras él se sentía cada vez más cansado. ¿Esa era la diferencia entre ellos? Ho-Oh podía someterlo sólo con estar sentado.
El mejor chiste de Presión que vi en mi vida. Como diría Groot: I AM GROOT! (o sea: OSTIA PUTA, TE COMO LA POLLA, TIO!! en su versión española).
Cita:—¿Así deciden las cosas? ¿Quién les dio el derecho a juzgar? ¿No se supone que ustedes cuidan de nosotros? ¿Que nos guían hacia nuestro potencial? ¿Entonces por qué? ¿Con qué derecho… ¡Qué cosa son ustedes!?
—No tienes derecho a preguntarlo.
Su garra se cerró inmisericorde, aplastando huesos y carne por igual. Lo único que quedó fue una mancha viscosa que se extendió por su pata.
Para convertirse en un brazo y una espada.
La hoja se deslizó hacia el cuello de Ho-Oh, pero no cortó las plumas ni la carne, sino el espacio mismo. Cortó a lo ancho, a lo largo y a lo alto, a través de las once dimensiones en un solo tajo ineludible. Cuando terminó de cruzar su arco, dio media vuelta y cortó de nuevo, y otra vez, y otra vez mientras el espacio trataba inútilmente de cerrarse sólo para ser cortado de nuevo, llevándose al dios entre sus suturas, como una cicatriz desterrada del mundo.
Al otro lado de la espada, un joven tomaba forma bajo la lluvia.
¿Por qué las quinceañeras gritan, lloran y se masturban con Justin Bieber cuando podrían hacerlo de manera ABSOLUTAMENTE JUSTIFICADA por este pedazo de escrito?
No he leído nada tan bueno en mucho tiempo. Quizás porque no leí mucho en mucho tiempo. Quizás porque sos más grande que Dieguito Maradona. Quizás porque usted realmente es...
EL REY DE REYES.
PD: ta weno el fic me gusto continualo xfa..
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16 Mar 2021 11:25 PM Palabras -
Todo el cap me quedé así:
Pero esto no es malo, siempre me gusta cuando hay más Lore y backgrounds de por medio. Y ¡ATEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEM!
Cuando bebé Lugia creció de tamaño no me imaginé nada raro, es un legendario, dije, sus crías deberían poder hacer esas cosas o tener habilidades especiales en caso de peligro o algo... y luego sale Ho-Oh y dije "A huevo, es Atem. Pero perame, porque se comporta así?" Y... la revelación.
Ditto... Ditto... DITTO. Nunca se me pasó por la mente, si he de ser sincero, entonces cuando leí eso tenía la quijada abierta en "o" porque era de "wait, what?" Me quedé con la idea de que era Ho-Oh, aunque se me hacía raro como actuaba, pero lo justificaba como, bueno, dioses y sus sheningans, o simplemente algo había pasado que lo hacía ser medio hdp. Mi capacidad de captar sutilidades es nula en varias circunstancias, esta es una de ellas (?). Y debo admitir que todo lo que tenía que ver con Atem me dejó enganchado, cuando llegaron las interacciones con humanos las sentí algo lentas, porque quería seguir sabiendo más acerca de Atem y como ahora estaba metido en esa actualidad.
Me dio sentimiento y casi lloro, por toda la melancolía con que parece estar cubierto el cap, todo lo que hizo Atem para cumplir y como todo aparentemente salió mal. Joder, esta se agarró a piñas al verdadero Ultra Pollo y sale Lele. Si no hubiera leído los comments ni me enteraba que era Lele(?), yo iba por Mesprit o por ahí (re perdido ando en los caminos de la vida). Literal ahí estaba yo, preguntandome "eh, que hace Mesprit ahí y porque se los quiere cargar? que no era todo paz y amor?" Hasta la pelea me dio feels. Ese sentimiento desesperado donde tienes que tomar medidas sumamente desesperadas porque vas perdiendo, estrepitosamente y a Ho-Oh no le parece importar matar humanos en todo el proceso.
Que buena pelea. Yes.
Conocer el origin de Uzu hace que tiltee la curiosidad y que podrá estar haciendo ahí, en esos momentos. Y aaaaa, espero el siguiente.
Extrañaba Osci.
Qîn
In the void. There is God
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18 Mar 2021 11:39 AM Palabras -
Casi, CASI termino el próximo capítulo y con él el arco pero no tengo ganas de seguir escribiendo así que de mientras dejo el cuestionario porque… me dio hype luego de leer el de Nemu y screw the rules, I make them.
1.— ¿Personaje favorito? O el que menos malo te parezca.
2.— ¿Personaje más odiado? O el que más meh te parezca.
3.— Trama de Masamyu, trama del AGS, trama de Seri, trama de Atem, trama de Uzu e Yveltal. ¿Cuál te ha gustado más?
4.— Vamos, putéame un poco, compláceme. Dime lo peor de este fanfic de mierda que no sea mi ritmo de publicación porque es lo único que no voy a mejorar.
5.— Mejor escena.
6.— Peor escena.
7.— ¿Qué te gustaría que cambiara?
8.— ¿Te parece demasiado confuso este fanfic de mierda?
9.— ¿Qué trama te interesa ver más?
10.— ¿Cuál es tu ship favorito y por qué es Gazy x Xerneas?
11.— Haceme una predicción, teoría, lo que quieras.
12.— Dime algo que no quepa en las preguntas de arriba sobre Osci.
Como agradecimiento por llegar hasta acá les dejo un amv con efectos cutres pero mucho amor:
≈
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Registro en: Dec 2019
18 Mar 2021 07:08 PM Palabras -
(Última modificación: 18 Mar 2021 07:22 PM por Tommy.)
Vamo' con la encuesta. ¡Guarda, spoilers!
1.— ¿Personaje favorito? O el que menos malo te parezca.
Tengo varios que me gustan mucho en tu fic, desde Kartana hasta Seri, pasando por Masaru, Yveltal y Atem. ¡Ah! También la reina Xerneas, por lo bonito que habla. :rokito:
2.— ¿Personaje más odiado? O el que más meh te parezca.
El grupete de petes que viajan por el tiempo y el espacio me embola un poquito. Pero creo que no es culpa de ellos, sino de que los otros que nombré son demasiado más interesantes para mí. Me gusta el concepto y que parezca tan random su alianza en una misma misión, pero por ahora no los explotaste del todo. Intuyo que te estás guardando mejores aventuras para ellos que... meterse en las historias más copadas de Atem y compañía.
3.— Trama de Masamyu, trama del AGS, trama de Seri, trama de Atem, trama de Uzu e Yveltal. ¿Cuál te ha gustado más?
Seri >> Atem / MasaMyu > YveltUzu >>> AGS
4.— Vamos, putéame un poco, compláceme. Dime lo peor de este fanfic de mierda que no sea mi ritmo de publicación porque es lo único que no voy a mejorar.
Diría que tu pretensión es un arma de doble filo, pero hasta ahora los resultados que dieron los distintos misterios que fuiste sembrando desde el principio terminaron siendo muy gratificantes, y ya ves lo gay que me puse por las revelaciones del capítulo pasado. Cualquier cosa que pueda criticarte a vos como autor debería primero criticármela a mí como lector por no estar tan ejercitado leyéndote o... leyendo en general. Así que, realmente, no tengo mucho de qué quejarme. ¡EXCEPTO! Porque a veces se te nota un poco la merinfluencia en la diagramación de ciertas partes, el uso de colores resaltando cosas (y para despistar, por supollo), o que existan Honchkrow gigantes turbios en ambos fics. Y... Supongo que me choca que, escribiendo tan bien, teniendo una narrativa tan rica y un vocablo tan amplio... Le pifies en boludeces de tipeo que podrías corregir fácilmente con una repasada. Pero todo esto es más nitpicking que otra cosa.
5.— Mejor escena.
Cualquiera donde salga Kartana. Por favor, qué forma más interesante de escribir a un pokémon. Le chuparía la pijita de papel minúscula esa que tiene. Ahre.
6.— Peor escena.
Cualquiera de Seri. ¿Qué? Es lo mejor de tu fic, pero me deprime terriblemente.
No, mentira, supongo que me hizo putear mucho toda la parte del árbol de las almas o como se llame, con la loliflygon y el Falkor muerto ese. Pero porque me resultó híper confusa y todos los sinsentidos que le encontré me dijiste que eran porque no había entendido un choto. Así que kb. xD!
7.— ¿Qué te gustaría que cambiara?
¡El primer post! Actualizá seguido el índice hdp. Y también quiero resúmenes y fichitas lindas de personajes para que los idiotas como yo podamos seguir mucho mejor las distintas tramas. Dale, no seas malo, yo sé que podés.
8.— ¿Te parece demasiado confuso este fanfic de mierda?
Para nada, entendí desde que Myu revela ser en realidad Gazy hasta que Spinarak traiciona a Arceus y le exige más dinero.
9.— ¿Qué trama te interesa ver más?
Necesito diez capítulos seguidos de las locas aventuras de MasaMyu. Pero que hagan cosas súper mundanas como ir de putas o perderlo todo en un casino.
10.— ¿Cuál es tu ship favorito y por qué es Gazy x Xerneas?
No papá, es Atem x Kartana FOREVER. Kartana es un muñequito de papel, así que me lo imagino a Atem todo chibi plegándolo y coloreándolo hasta formar una Xerneas chikita de origami. <3
Btw, ¿sabían que Atem en realidad era un Jigglypuff todo este tiempo? ¡¿Quién lo diría?! ¡¡ROSA!!
11.— Haceme una predicción, teoría, lo que quieras.
Eh... ¿Estaban todos muertos? ¡No sé boludo! Cada vez que hago teorías Meri se me caga de risa en la cara. Chau.
12.— Dime algo que no quepa en las preguntas de arriba sobre Osci.
Te quiero mucho xau.
Nemuresu
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Registro en: Apr 2019
19 Mar 2021 12:13 AM Palabras -
1.— ¿Personaje favorito? O el que menos malo te parezca.
R= Masaru. Está tan hecho mierda de la vida y es honestamente amigable con quién se acerca. Extrañamente agradable de leer.
2.— ¿Personaje más odiado? O el que más meh te parezca.
R= Las chicas del grupo de viajeros interdimensionales (excepto Fennel), parecen que están ahí por relleno y no siento que han aportado un solo momento memorable.
3.— Trama de Masamyu, trama del AGS, trama de Seri, trama de Atem, trama de Uzu e Yveltal. ¿Cuál te ha gustado más?
R= Trama de Masamyu.
4.— Vamos, putéame un poco, compláceme. Dime lo peor de este fanfic de mierda que no sea mi ritmo de publicación porque es lo único que no voy a mejorar.
R= ¿Lo peor? Difícil decirlo, pero es hasta cierto punto, confuso, es como si estuviera viendo un multiverso y a la vez no. Como, primero está el mundo normal con Myu y co. como protagonistas, but then parece que existen dos Atems, el que fue a joder a Seri y el que anda viviendo en Johto como si nada, quizás sean el mismo personaje, pero por cómo aparece en los diferentes caps, parece que no veo al mismo, sino a varias versiones.
5.— Mejor escena.
R= En el segundo Especial de Navidad, con Myu y sus amigos jugando por computadora hasta que se deben desconectar y Masaru vuelve a sentirse de la mierda. Horribly entertaining.
6.— Peor escena.
R= Todo lo que involucre a Marnie, Sabrina y Moon, con la excepción de cuando usan las flores del tiempo. No hacen nada por enriquecer la historia y solo me dan ganas de que pasemos a otra escena cuando aparecen.
7.— ¿Qué te gustaría que cambiara?
R= Si fuera posible, comprimir la narración.
8.— ¿Te parece demasiado confuso este fanfic de mierda?
R= No del todo, pero sí tiene tintes de eso por lo que dije antes.
9.— ¿Qué trama te interesa ver más?
R= La de Masaru y Myu porque parece moverse a un buen ritmo, cosa que no puedo decir de ninguna de las otras historias.
10.— ¿Cuál es tu ship favorito y por qué es Gazy x Xerneas?
R= Ninguno de estos personajes me parece muy shippeable que digamos, excepto Myu y la chica misteriosa del árbol, pero valieron madres.
11.— Haceme una predicción, teoría, lo que quieras.
R= No hay un Atem, si no varios, todos ellos alaban a un dios araña que vive vagando por el multiverso, o en algún sitio recóndito del mismo. La araña esa va a destruir todos los universos porque... no sé, pero el caso es que lo hará, y seguramente tuvo algo qué ver con lo jodidos que están los universos del grupo de Cyrus. En algún momento va a detonar todo y queda a manos de los pocos protagonistas de detener a la araña esa y a todos los Atem.
12.— Dime algo que no quepa en las preguntas de arriba sobre Osci.
R= Aún quisiera saber cómo es que Masaru, Myu y Seri se hicieron amigos en tan raras condiciones.
Maybe I'm a dream...
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23 Mar 2021 12:09 PM Palabras -
Desde que comencé a leer el capítulo y vi que Atem recordaba a una woman sabía que así tenía que llamarse este comentario...luego me di cuenta de que eso solo era una quinta parte de la historia que nos cuentas en esta ocasión, pero ya era demasiado tarde para pensar en otro. Bueno, da igual, has cumplido el propósito de que sintamos la desesperación del ditto traumaditto. Es horrible que se haya encariñado el Atem con el ho-oh cuando al tipo no le importó echar todo a la borda e incluso matar a toda una ciudad. Si lo piensas bien, después del shock inicial, desde la perspectiva de un legendario es más grave que se haya desgarrado el espacio tiempo que la gente de una sola ciudad muera quemada. La batalla entre las dos aves legendarias fue corta, pero cumplió con lo que tenía que cumplir. Me gustó el detalle de la forma humana de Tapu Lele y de que hayas básicamente reescrito varias cosas del lore de la franquicia a tu maneraaaaaa, como dice la canción.
Es hora de la teorías locas.
1-Quien llegó primero a las ruinas Unown fue Seri.
2-El incendió que Ho-oh provocó es el mismo del de la leyenda de la torre incendiada
3-Las pendejadas de Atem en el espacio tiempo provocó cosas como que los miembros del AGS se hayan reunido en primer lugar.
Y antes de irme, voy a contestar el interrogatorio.
1-¿Personaje favorito?
Uzu. No ha tenido tanta participación como los demás protagonistas, pero es su aura de misterio y sus características como princesa atemporal los que me atraen. Dale más foco, perro.
2-¿Personaje menos favorito?
Es que todos me gustán y los que no me gustán son los que no han tenido suficiente foco. Supongo que podría ser Fennel, que supuestamente es algo así como la prota de la trama de la ags y no ha hecho mucho todavía.
3- Trama de Masamyu, trama del AGS, trama de Seri, trama de Atem, trama de Uzu e Yveltal. ¿Cuál te ha gustado más?
Seri y por mucho, pero la de Atem se esta ganando puntos.
4-Vamos, putéame un poco, compláceme. Dime lo peor de este fanfic de mierda que no sea mi ritmo de publicación porque es lo único que no voy a mejorar.
Quizás solo que es un poco obtuso y confuso en algunas partes, pero es lo que le da un poco de gracia.
5-Mejor escena
La escena donde Seri explora la versión de Iris que ella vio.
6-Peor escena
Cuando le da el viaje bien gacho al Masa y va por la ciudad en un arcanine gigante medio raro todo.
7-¿Que te gustaría que cambiara?
MÁS PRINCESA ATEMPORAL
8¿Te parece demasiado confuso este fanfic de mierda?
Un poquitillo, pero de otra forma no tendría gracia.
9-¿Qué trama te interesa ver más? Me interesan todas, pero quiero un poco más de Yvetal y de Uzu.
10-¿Cuál es tu ship favorito y por qué es Gazy x Xerneas?
Uzu x Myu, pero solo Myu esta emocionado.
11-Predicción
Atem esta presente en todas las tramas de una manera o otra y aparte de Yvetal, es el culpable indirecto de todo lo que pasa en el fic.
Y ya (?).
Los Fan Arts usados en esta edicion son propiedad de sus respectivos autores
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24 Mar 2021 05:46 AM Palabras -
(Última modificación: 24 Mar 2021 05:47 AM por Velvet.)
Podrías actualizar el índice bien la concha de la lora
Aaaah qué lindo volver a la normalidad. Historia. Historia. Habíamos tenido el capítulo flai de los M&M básicamente "haciendo locuras" como ese meme de los simpsons, seguido de un nuevo capítulo de la niña que está muriendo dándome a mí ganas de morirme. ¿Sería un tremendo momento para que mi personaje favorita, o digamos, mi pollo de la muerte favorito tengan un capítulo centrado en ellos de una vez por todas, no?
...
Ah no, que son los guardianes de la galaxia de vuelta. Realmente entiendo por qué a los que respondieron el nemucuestionario - que tampoco voy a responder porque soy contrera y estoy cansada de preguntas - no les termina de convencer todos los capítulos centrados en los G&G. PORQUE HAY. DEMASIADOS. FUCKING. PERSONAJES.
Casi todas, no, estoy casi segura que TODAS las otras historias paralelas, son UNO, o máximo dos personajes. Es una maravilla. Sabés que el capítulo va a ser centrado en ellos y nada más, y no te van a tener dando vueltas de palmera en palmera que si uno hace esto, que si otro hace esto otro. El efecto que se logra cuando las historias de dos personajes chocan entre sí es muy bueno, y la razón por la que ese efecto se pierde cuando tocan los capítulos de la guerra de las galaxias es porque hay demasiada fucking gente moviéndose para todos lados y discutiendo entre ellos como en una novela turca, con escenas que duran como 700 palabras y saltan y saltan y saltan de vuelta. Y este capítulo no es la excepción tampoco. Me acuerdo hasta haberte dicho hace años, cuando escribíamos los colectivos juntos, la pesadez que es andar llevando la cuenta de tantos fucking personajes a través de los meses.
Todas las historias funcionan con los personajes como eje central, como protagonista de cada capítulo. Mantienen el foco de principio a fin y cuando los juntas en parejas siempre van juntos. Se sienten como personajes principales. Pero estos 5 o 7 o no se cuantos carajo son, todos se sienten como personajes secundarios, porque todos se reparten el pastel en partes iguales y ninguno realmente logra brillar. Los momentos de la historia donde más me intereso es donde interactúan con OTROS personajes de otras historias, lo cual no siento que sea algo bueno. Pero qué se yo, la secta de personajes secundarios interestelares está bien. Bien y no pidas más.
Y vamos al que sigue. Mucho, MUCHO mejor. Por qué será - porque mi parte favorita de la historia POR FIN avanza un poco más allá de tener a no-acerola haciéndose la misteriosa pero sin hacer nada. Sigo teniendo sentimientos encontrados con el dittoyugioh porque lo desprecié desde el primer momento y no importa lo que trate de hacer, o lo bueno que era, o lo solo que estaba, o todas las justificaciones que quieras darle, o que al final no-era-él y bla bla bla, mil arcos de redención y todo lo que vos quieras - FUCK ESE BICHO y todo lo que lo rodea. Por el otro lado, qué bien logrados que están los saltos en el tiempo en Iris. De ciudad en ruinas en la que solamente quedan fantasmas hace varios capítulos, para atrás a la epoca dorada de Narnia, para adelante a qué carajo fue lo que pasó entre medio. Generalmente tus intentos por lograr cosas así terminan siendo una pedorrada incomprensible que tenés que leer tantas veces que te quita las ganas de seguir, pero de alguna forma milagrosa esta vez está muy, MUY bien explicado. No trata de ser exagerado, de ser "omg miren cuantas capas tiene esta historia, ni shrek se atrevio a tanto". No, es simple. Es bastante simple de entender y se agradece un montón.
Realmente, al final medio como que se va al carajo y se estropea el efecto. O a lo mejor soy yo que estoy cableada en la cabeza de tal forma que no puedo decirte una cosa buena sin tener que bardearte diez cosas para compensar. Una historia que tendría y tiene y debería y PUEDE mantenerse por su cuenta se va al carajo porque el kiwi tiene una obsesión con mezclar historias y hacer que todo esté conectado porque si no es una mierda marvel con su omega universo todo épico, no cuenta. La peleita estuvo 10/10. Media cruda y tirando a lo edgy pero con buen agarre. Me encantaría que DEJARAS DE ROBAR (nah) vamos a llamarlo referenciar ideas que se inventó mi cabecita y que vos usas para enriquecer tu historia una y otra y otra vez, pero sería una caradurez de mi parte teniendo en cuenta que absolutamente todos los personajes de los que escribo son robados de jueguitos que ya jugué, comics que ya leí y series que ya vi.
Aunque no te creas, estuve casi dos horas para soltar esto que ahora me doy cuenta, es bastante cortito. Así que te lo voy a concluir diciendo ADIVINÁ quien apareció en los dos capítulos una vez más pero SIGUE SIN HACER NADA. Muy muy decepcionada con el rumbo que le diste a no-acerola después de haber hecho su capítulo inicial lo mejor que había leído tuyo desde que te conozco. Si, eso es otro cumplido. Y sí, como ya te dije, la única forma que tengo para decírtelo es bardeándote porque sino me da vergüenza porque al parecer tengo la edad mental de una niña de 15 años.
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11 Apr 2021 01:14 AM Palabras -
Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
Qîn
In the void. There is God
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19 Apr 2021 10:17 AM Palabras -
(Última modificación: 16 Mar 2022 07:20 PM por Qîn.
Razón: Rank Up
)
Un orbe de oro conteniendo el rugido del trueno; el enviado del cielo que cayó sobre la Torre Latón para castigar a los humanos por codiciar el poder de los dioses.
Un orbe de gules, como el mismo fuego que consume la madera y la carne con la idéntica fiereza. El fuego del incendio que tomó las vidas de tres nobles pokémon.
Un orbe de azur, como el agua que da la vida, como la lluvia misericordiosa que promete la paz con Dios, capaz de apagar las llamas de la violencia y dejar a su paso una piadosa oración.
—Esa será la leyenda —declaró Ho-Oh—. Así debe ser recordado este inconveniente.
—Muy bonito y todo —respondió Lele. La diosa de Akala seguía aturdida tanto por el golpe a traición del espadachin como por perderse toda la batalla—. Exageraste allá afuera. ¿Era necesario quemar la ciudad?
—Será reconstruida —aseguró el ave, con sus ojos de bronce clavados en la hoguera que calentaba las tres esferas de luz—. Más grande y gloriosa que nunca.
—Bueno, se ven mejor que tus otros dos ayudantes. Tienen más aspecto digno. ¿De verdad te encargaste de esos dos?
—Muertos, cenizas. No quedó rastro de ellos.
—Siempre tan duro —bostezó—. Pero era lo que merecían. Alzaron sus manos contra nosotros y debían morir, como los demás.
.
—Así lo dicta la ley —asintió Ho-Oh.
—Pero no son los únicos traidores.
Lele sintió que el aire se volvía repentinamente frío, pese al intenso calor que desprendía el fuego.
—Sólo un dios podría matar otro dios. El Ala del Olvido tuvo que ser el culpable. Debemos encontrarlo y erradicarlo.
—Su hermana opondrá resistencia.
—Pues tendremos que castigarla también. El desbalance en el mundo con la pérdida de ambos será enorme, pero ya ha sido decidido. En cuanto termine aquí, les daremos caza a ambos.
El ave echó la cabeza hacia atrás, pensando en lo irónico de la situación. Ni siquiera los dioses estaban a salvo de las garras de lo inevitable. Ni siquiera su enorme poder iba a salvarlos. Así estaba determinado desde el momento en que nacieron como hermanos, escrito en su naturaleza.
—Que así sea.
Escala 12: Deicidio — El Último Fuego de Iris
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Como siempre, tardo más de lo que creía. Lo cierto es que pese a todo lo que lo puteé, el capítulo me acabó gustando. No sé si es porque salió mejor sobre la marcha o porque soy un puto tsundere con mi historia. Dejaré que ustedes decidan. En total son unas once mil palabras, so, probablemente sea una lectura pesada.
Primero en términos generales, quiero decir que agradezco mucho sus opiniones, tanto como sus palabras bonitas. Aunque trató de exigir el máximo posible de esta historia, que sepan que sus observaciones me ayudan bastante, por mucho que diga que un autor no debe dejarse llevar por las críticas. Lo sostengo, pero eso no significa que no deben tomarse en… ya, qué aburrido tema.
Lo cierto es que este arco me resultó bastante difícil, especialmente estos capítulos en Iris porque volví a insistir en mis errores de siempre: tratar de asombrarlos con revelaciones y misterios, frases grandilocuentes y personajes ocultando verdades y tratando de lucir cool. El capítulo X es una clara prueba de ello. El problema es que ya lo había escrito, ya había planeado un "final de temporada" en Iris, y lo peor: ya había puesto a todos estos personajes ahí cuando pude hacer un mejor trabajo con ellos. Los capítulos 11 y 12 son en su mayor parte un control de daños tratando de evitar que esto se descarrile, y plantear los pasos que necesito para los próximos capítulos. Qué puedo decir, aprendo sobre la marcha.
Los voy invocando en desorden.
Nem maaaaan Ojalá me dieras más está clase de críticas en los comentarios que son mucho más interesantes. Empecemos empecemos… la party AGS! Te seré sincero: entiendo perfectamente que te parezcan prescindibles ahora y/o que no aportan para nada a la trama. La verdad es que para cada miembro del AGS tengo planeadas un par de cosas, pero sé que tú y yo tenemos puntos de vista muy diferentes respecto a lo que significa un pj importante, así que no sabría decirte si les espera algo bueno o no. Dejaré que juzgues tú.
Maaaaaaaaaan no sé cómo te pudo gustar ese especial que en buena medida quiero borrar de mi memoria (pero no puedo porque es el debut de un pj que me interesa mucho). Traté de hacer una pelea cool que me quedó super rígida y lo peor es que poco después leí la pelea de Tom de Bea vs Hop que también incluye un Rillaboom y sentí que me moría de vergüenza al comparar y, como dice Meri, es algo que no se va a entender en mucho tiempo. Hablando de eso, respecto al "cómo se conocieron", va a ser un plot importante durante la Main Phase o tercer arco. Porque soy yugifag y moriré yugifag y mis temporadas se llaman fases. So, no esperes una respuesta pronto pero estoy seguro de que te va a gustar.
Dor me alegra que les haya gustado el pj de Atem… creo. La verdad es uno de los que más me divierte escribir. Dunno, luego de que Meri me dijera una y mil veces que mis villanos eran todos iguales y que tuviera yo que admitir a regañadientes que tenía algo de razón, decidí esforzarme el doble con los de esta historia y el resultado es Atem. Y algunos cuantos nombres en spoiler. Y como apenas estamos empezando espero sorprenderlos al menos un par de veces más.
Respecto a Lele… mea culpa. Tengo esa manía de no decir los nombres de los pjs porque "es más sofistificado que el lector se dé cuenta con la descripción". El problema es cuando el autor, o sea yo, es un pendejo que pone que los Spinarak son rojos. Espera, Mesprite no era el amarillo? Me da demasiada pereza buscar pero estoy seguro que el rosita era Uxie.
Lo de Lugia fue mi forma de contribuir a la tradición de Pokémon de que Lugia es un p*to vendehumo que la pechea en cada aparición.
Tom Sup. No sé cómo responder exactamente a tu comentario así que pasemos a las respuestas… ¡Más AGS! Honestamente… yes. Creo. I mean, yes, lo que han hecho hasta ahora ha sido poco interesante… aunque lo que hace Masamyu tampoco ha sido muy interesante. Pero específicamente con el AGS… sí, tengo pensadas unas cuantas cosas para ellos (específicamente, relacionadas a plotpoints de la historia). Sólo que durante este arco si los dejé muy de lado a los pobres. Pero ya pronto. Ya pronto.
¡Masamyu! Si sirve de algo, yes. Esta Main Phase va a estar muy concentrada en estos dos. O más específicamente, en estos dos conectando el resto de las historias. Creo que, por dar números, un 70% de la siguiente temporada va sobre ellos. Hice el cálculo yo solito. But I suck at math.
Re tenes razón con la Merinfluencia, pero poco puedo hacer. Meri es una de mis escritoras favoritas e inevitablemente voy a ser influenciado por ella. Y por Kamachi. Y por Auster. Y un poco por Hemingway como en esa escena que te gustó del Kartana contra los cuervos que fue 100% Hemingway. Pero no se lo digas que la forra ya tiene una opinión demasiado elevada de sí misma. Lo cierto es que leerlos a vosotros me ayuda, creo, un montón. Leeros a vos hace que ponga algo más de atención a mis peleas. Leer a Moon hace que preste más atención a la exposición. Leer a Nemu hace que tenga más cuidado con los diálogos, y leer a Doc hace que me esfuerce un poco más en la narración. Un poco como la capilaridad: ese fenómeno físico por el cual las moléculas de un fluido se jalan unas a otras para subir juntas. Al menos eso es lo que siento que hacemos.
Las fichas las estoy haciendo. En cuanto encuentre pics para todos los que quiero las empiezo a subir. Al menos 10 pjs ya tienen ficha.
Doc re tenes razón con lo de simp… o tenías. Al principio sí pensaba establecer cierto… crush? De Atem hacia Xerneas. Pero realmente lo suyo va por otro lado, y lo que realmente ama Atem es el propio concepto del dios benévolo y amado, lo que me parece, al menos a mí, más interesante de explorar. Lo peor es que acabo de leer el más reciente cap de Shuumatsu y el pj de Zerofuku me recuerda demasiado a Atem. Respecto a los cambios, voy a hacer bastantes más. El lore de poke se presta.
¡Teorías! No, fue Lele. Sí, fue el mismo incendio. No, no exactamente. ¿O sí?
Uzu, Uzu, Uzu. El pj que más problemas me da… porque está tan involucrada en la trama y en todo lo que pasa que no sé hasta qué punto debo revelar ya y cuál guardar. Justo como con Fennel, aunque con Fennel un poco menos. Justo las dos que mencionas. Fennel es un poco como Atem en ese sentido, ponele: tipo, el pj que se queda sin hacer mucho en el fondo hasta que acabe de explicar su relación con X evento (las caídas de Johto y Unova respectivamente). Pero así como Atem fue, digamos, el núcleo en esta parte 2, Fennel lo será para el 20% que les toca en la parte 3. Números arbitrarios otra vez.
En cuanto a Uzu: espero tener el próximo capítulo entre hoy y mañana (es más un epílogo corto que otra cosa). Y después de eso el especial de anybersaurio para Uzu… que no sé si les guste. Ya veremos.
Sak que sepas que no… realmente no pretendo exigirles que me hagan crítica concienzuda, ni insinúo que un comentario que no me señale errores, no me sirve. Ustedes no son mis editores ni tienen obligación de ayudarme a arreglar esta cosa. Lo que quiero decir es que si tienen una opinión negativa, por nimia que sea, me la compartan con la misma confianza que las positivas.
La verdad, viendo la impresión que tuvieron de Atem… no sé si este capítulo vaya a gustarles. De todos modos, te aviso de una vez que si el anterior te pareció crudo… este lo es más. No sé si "edgy" sea la palabra porque no siento que me haya pasado con el gore, pero dada la condición en que esta historia se lleva a cabo, este capítulo tiene que ser un tanto oscuro. Aunque no lo parezca por todo lo que puteo a Johto (que puteo a todas las regiones que no son Kalos y Sinnoh), tengo muy buenos recuerdos de Soul Silver e Iris es de mis locaciones favoritas en toda la franquicia. Iris y Morty, y las torres, y el teatro y todo. Si no fuera así, no le hubiera dado tanta importancia. Pero tal vez por eso mismo me pareció interesante explorarla de esta forma, como una reliquia del pasado en la que pasó algo terrible. Veremos qué opinan.
Meri ya actualicé el índice. Altas ganas de actualizarlo para poner "Main Phase".
No tienes idea de cuánto, cuánto me gusta leer tus opiniones sobre Atem. La primera vez con "otro pj que sólo sigue órdenes y hace lo que dejaron los de antes". Luego con "otro villano arrogante igual de desagradable y repetido". Y ahora con "lo voy a odiar aunque lo trates de justificar". Es increíblemente divertido de leer desde este lado. Pero sin importar lo que pase en este capítulo o lo que pasó en el anterior, ten en cuenta que sigue siendo el mismo pj del 7. O del 3. Plis, no dejen de darme sus opiniones que es lo que más disfruto de leer. Realmente no sé qué opinión vas a tener de lo que pienso hacer con él en un par de capítulos (que de hecho ya te spoileé. Los cambios son menores). O lo que pienso hacer más adelante. Pero al menos te prometo que no te vas a aburrir… mucho.
Respecto al AGS… tienes razón. Tienes toda la razón. Hay demasiados personajes juntos. Y acá pasa algo curioso: cuando me decías "Atem es re aburrido" lo dejaba pasar porque dentro de mí sabía que, por el momento, estabas equivocada. Pero con el AGS tienes toda la razón y mi primer impulso fue revisar lo que me quedaba de los próximos dos capítulos para arreglarlo… menos mal que no lo hice. Porque, sí, son demasiados. Porque, sí, es difícil darles protagonismo como individuos cuando se reparten unos pocos capítulos de una historia que comparten con todavía más personajes. Algo curioso de Osci es que sé de qué trata y para dónde va, pero no estoy del todo seguro sobre cómo la voy a contar, así que no estoy seguro de cómo darle el suficiente foco a cada uno. Pero voy a tratar de tomar el consejo. Eso sí… soy un obstinado de mierda y lo voy a hacer a mi manera. De una vez te anticipo que este capítulo está lleno de esos saltos de perspectiva. Leyendo sus comentarios veo que es cierto que los capítulos centrados en el punto de vista de un personaje suelen ser los que gustan más. Siento que por ahí va la clave para los que siguen.
Uzu… ah, la parte más difícil de todo esto. En parte porque la niña es un jodido spoiler andante. En parte porque es la más complicada de ubicar en la línea temporal. Todavía no estoy seguro de cómo voy a abordar su historia completa, pero dentro de dos capítulos espero aclarar parte de ello. Eso por la parte de ella. Yveltal es mucho más simple de tratar, pero primero sí o sí tenía que abordar a Atem.
Me alegra verte acá de nuevo, por mucho que a vece, me des miedo. Ah, por cierto. No me speedreadees las peleas, que son importantes y cortitas. :pichu:
Ancient Gear Shaddoll - Marnie
Fue la segunda miembro de la tripulación del AGS. Conocía a la profesora mejor que nadie, y había visto llegar a cada uno de los demás. Sabrina y Steven fueron los difíciles, mientras que Petrel y Moon se integraron con facilidad. Con Cyrus tuvo circunstancias especiales, pero sin duda, ninguno se comparaba con aquel chico que acababa de entrar. Pryce parecía un niño pequeño, aún más que Moon, y tocaba compulsivamente cada cosa en la nave que no entendía. Casi avería la escotilla por jugar con los controles, se cegó temporalmente a sí mismo con el aromatizante en spray, y cuando creyó que lo tenía bajo control (el chico quedó obnubilado viendo cosas girar el horno de microondas), su pokémon fue y aplastó uno de los perros robot de Cyrus bajo su pata, provocando que los otros lo atacaran en venganza y desembocó en una persecución que dejó la sala principal hecha un desastre hasta que Pryce lo devolvió a su Pokéball, sin quitar su ceño fruncido en ningún momento.
—Qué escandalosos esos juguetes.
Dos años. Dos años habían pasado desde la última vez que sintió el impulso de golpear a alguien, pero aquel chico presionaba sus botones con suma facilidad. Su único consuelo era que no se quedaría.
—Sólo quédate quieto y no toques nada más.
Levantó un portarretratos que se había caído al suelo. Mostraba una foto de la profesora con ella misma cuando aún eran las únicas en la nave. Ver a esa chica tímida de vestido rosa y coletas cortas desviando la mirada con incomodidad le hizo sentir una extraña sensación de nostalgia, justo a lado de la profesora que en aquel entonces aún llevaba las gafas y el cabello largo. Los mismos ojos cansados, la misma sonrisa forzada de quien trata de sostener la esperanza para que aquellos a su cuidado no sientan miedo. Marnie se preguntaba si era la única que lo había notado. La única que comprendía cuánto peso ponía Fennel sobre sus propios hombros.
—Tengo que ir a Ciudad Iris. No está muy lejos de aquí.
Escuchó la voz de Pryce en un sitio lejano de la nave.
—Iremos en cuanto vuelva Cyrus.
—No puedo esperar tanto.
Lo cierto es que Marnie tampoco quería esperar. Quería salir de inmediato a buscar a Cyrus, pero si dejaban la nave y el niño regresaba, sólo se perderían más, sin contar que la profesora y los demás podían volver en cualquier momento. Tal vez, si en lugar de construir robots, los genios del grupo inventaran un dispositivo de comunicación a distancia que pudieran usar…
Tuvo una idea. No sabía dónde estaban Cyrus o los demás, pero si hacia volar la nave, ellos la verían. Podía alzarse por encima del bosque y llevarla a esa Ciudad Iris de Pryce, donde podrían reunirse todos.
Tan pronto como tuvo este pensamiento, la nave se sacudió y ella cayó violentamente al suelo, junto con la mitad de la sala. Tardó un momento en entender que la nave se encontraba en horizontal.
Y un segundo después, oyó la voz de Pryce desde la cabina de control.
—Creo que rompí algo.
Iban a tardar más de lo esperado.
Teatro de Danza - Atem
Había pasado una hora buscando a Kartana por la ciudad. El espadachín no era de los que holgazaneaban, pero al igual que él, últimamente tenía un ánimo contemplativo. También sentía el peso de Iris sobre sus hombros de papel, y ya había expresado tu temor respecto a la batalla que vendría.
Cuando lo encontró en el Teatro de Danza, no estaba solo. Dos de aquellos viajeros lo acompañaban: la niña de cabello corto y mirada traviesa, junto con la muñeca que tanta impresión le causaba. Los tres estaban sentados en primera fila, conversando; viendo hacia el escenario como si se llevara a cabo un espectáculo.
—Así que estabas aquí —dijo al espadachín, provocando que los tres se giraran a verlo—. Te he buscado por todas partes.
—¡Fue mi culpa! —dijo la niña alzando un brazo, más divertida que regañada—. Kartana me contaba historias de cuando había bailarinas.
—¿Kartana? —Atem enarcó una ceja, sorprendido de que el silencioso guerrero hubiera dado su nombre—. ¿Cómo te llamas?
—Moon, y ella es Magearna, pero no puede hablar. ¿Tú quién eres?
—Atem.
—¿El Atem que protege Ciudad Iris?
—¿Qué tanto le contaste, viejo amigo? —regañó sin verdadera severidad—. Sí, lo soy. El Atem que trata de proteger Iris.
Caminó hacia ellos, y tomó a Magearna entre sus brazos para alzarla a la altura de sus ojos. Aquella sensación de nostalgia lo invadía cada vez que la veía.
—¿Hace cuánto que se conocen?
—Pasado mañana cumple tres meses con nosotros —respondió la niña, pero un momento después inclinó la cabeza, pensativa—. Pero lleva más tiempo con nosotros. Su Coránima le da energía a nuestra nave.
—¿Coránima?
Moon apuntó hacia el núcleo en el torso de la muñeca.
—Así lo llama la profesora. Ella fue la que diseñó un cuerpo para Magearna con Cyrus y Petrel.
Y entonces la sintió. Esa calidez proveniente del núcleo de la muñeca. Era ella, después de todo. ¿Cómo no iba a recordarla?
—Su profesora es una mujer inteligente. Pero, ¿qué es lo que busca? ¿Cuál es el objetivo de todos ustedes?
—Nos perdimos —respondió la niña, y por primera vez Atem percibió una nota de tristeza en su voz—. Caímos en mundos extraños y tratamos de volver a casa.
Sonrió para sí mismo. La primera vez que saltó de fase, también creyó estar en una dimensión diferente.
—¿Cómo era tu mundo, Moon? ¿Qué clase de sitio era?
—Vivía en una ciudad muy grande llamada Azafrán. Mamá tenía un trabajo importante en la compañía Silph, así que siempre me quedaba sola.
—¿Qué hay de tu padre?
—Viajaba mucho. La verdad no me acuerdo cómo se ve fuera de las fotos. Mamá decía que tenía una razón importante.
Atem suspiró.
—El mío también. Un día me dijo que debía recorrer el mundo y aprender de él, y que no podía acompañarme porque tenía una misión importante. Al día de hoy no sé cuál es esa misión.
—¿Lo extrañas?
—Todo el tiempo. A veces aún espero que vuelva a resolver todo en un abrir y cerrar de ojos.
—Papá nunca volvió —replicó la niña—. Mamá y yo nos fuimos a Alola por su trabajo. Ahí ya no estaba sola; conocí a Mallow, a Lillie, a Hau y a los demás. Mamá dijo que la situación no iba a mejorar a menos que lo hiciéramos por nuestra cuenta.
—Uno no puede sobrevivir solo —interrumpió Kartana.
—La profesora dice lo mismo —añadió—. Por eso quiero que todos seamos amigos en la nave. Hasta Sabrina.
Atem sonrió.
—Y tiene razón. La única razón por la que hemos llegado tan lejos ha sido porque estamos juntos.
—El abuelo de Hau nos contó la historia de los Tapus. Hace mucho tiempo había cuatro guardianes en Alola: Tapu Koko, Tapu Bulu… Tapu Lala y otra.
—Tapu Lele y Tapu Fini —corrigió Atem.
—¿Conoces la leyenda?
—Una parte —suspiró—. Debe ser distinta a la tuya, cuéntame más.
—Bueno, los cuatro eran invencibles juntos, pero un día, un mago perverso atacó a una de las Tapus para robar su poder y la mató.
—¿Lele, o Fini?
—No me acuerdo. Pero la cosa es que la otra hermana fue a buscar a los asesinos por su cuenta, y aunque logró vengarla, perdió la vida también.
—Estaba sola —comentó Kartana.
—Sip. Por eso Tapu Koko y Tapu Bulu hicieron un pacto de alianza suprema entre ellos y con los humanos y desde entonces se les conoce como los guardianes del Cielo y de la Tierra en Alola.
—La fuerza está en la unión —concluyó Atem—. Sólo trabajando juntos podemos superar las adversidades.
La niña bajo la mirada.
—Por eso quiero hacer las paces con Sabrina. Porque tiene poderes cree que puede hacer todo sola.
—Te prometo que arreglarán sus diferencias. Si hace falta, puedo ayudarte con eso.
—Está bien —le sonrió de vuelta, inconsciente de que había dejado un hervidero en la cabeza de Atem, y echó a correr a la salida seguida de la muñeca.
—Moon, una cosa más.
—¿Qué pasa?
—Necesito tu ayuda.
Tapu Lele
¿Qué vuelve dioses a los dioses?
Es una pregunta que los mortales se han hecho desde que desarrollaron la capacidad de preguntar, y hasta el día de hoy siguen sin conocer la respuesta.
Cuando un alma mortal, ya sea humana o pokémon, muere, se une al eterno ciclo de la reencarnación en la espiral de la vida y la muerte. Ocasionalmente alguna se perdía y era destrozada por el vacío, justo como una partícula de polvo cósmico que ha abandonado la gravedad de su estrella.
Las almas de los dioses, sin embargo, conforman la misma estrella, como diferentes aspectos de una sola cosa. Los humanos, en su necedad, se empeñaron en darle una identidad a esa fuerza primordial y la llamaron "Arceus", el dios omnipotente. Los dioses nunca trataron de sacarlos de su error. Era más fácil dejarles creer en su dios inventado que tratar de explicarles la verdad.
Las almas de los dioses eran muchas y eran una, como la luz que se refracta a través de un cristal. A diferencia de los mortales, si algo le pasaba al alma de un dios, éste no podía reencarnar, y produciría un desbalance terrible hasta que el alma restante de los otros pudiera cubrir su espacio vacante. Así fue como Fini se lo explicó millones de años atrás, cuando Lele era demasiado joven para entender su respuesta.
Para ella, la lección entera carecía de sentido. ¿Quién mataría a un dios? Los mortales, ya sea humanos o pokémon, son demasiado débiles para siquiera lastimarlos. Los dioses, por otro lado, nunca caerían tan bajo como para matarse entre sí. Esa clase de bestialidad solo sucedía entre las criaturas terrenales que se devoraban unas a otras por odio o envidia. Ellos estaban por encima de tan banales sentimientos.
Sin embargo, sucedió. Y en un cruel giro del destino, fue la propia Fini quien sirvió de ejemplo. El Ala del Olvido estaba más cerca de esos mortales despreciables, y dejó que su envidia lo dominara y tomara la vida de su hermana. Lo que más lamenta Lele del asunto es no haberlo sabido antes. Por supuesto, habían pasado décadas desde la última vez que Tapu Fini salía de sus dominios, pero siempre fue una persona solitaria, de tímidos y escasos arrebatos de ternura. Era lo más normal esperar que pasaran otros cincuenta años para verla de nuevo. Sin embargo, cuando el Alma del Mundo no pudo soportar su ausencia por más tiempo, tanto ella como los demás sintieron el mismo desgarro en sus corazones.
Lele se propuso encontrar al responsable, que no fue uno, sino varios, y con ayuda del Dios del Sol y el Leviatán pudieron castigar a los culpables. Así debía ser, y así se hizo.
Grande fue su sorpresa cuando el mundo se fracturó de nuevo, signo de que un segundo dios había sido victimado. Lele tomó el asunto en sus propias manos y juró ejecutar a aquel que osó engañarla.
Ya era noche cerrada cuando llegó a la otrora ciudad del Dios Sol. En lugar de internarse directamente, esperó a una milla de distancia. Los exploradores habían confirmado la presencia de uno de los traidores, el espadachín, mientras que el resto de sus huestes llegarían en un par de horas. No temía a los impostores, nada podía asustarla, pero no iba a darles la menor oportunidad de escapar.
Fue entonces que lo escuchó. Un sonido particular, a medio camino entre un aullido, un ladrido y un gemido. Volvió la vista y se cruzó con esos dos ojos rojos, brillantes como faros, que formaban parte de una criatura de aspecto canino que la miraba con curiosidad.
A su lado, un niño humano de aspecto asustado.
Y a su lado, una extraña criatura de ojos vacíos que vagamente se parecía a un humano.
Y por primera vez desde la muerte de Fini, Tapu Lele sintió el miedo invadir su corazón.
La Torre Quemada - Steven
Encontró a la profesora frente a la Torre Quemada. La misma expresión distante en los ojos, como si viera algo que nadie más veía. Durante el tiempo que habían pasado juntos, Steven siempre se preguntó el significado de esa mirada. ¿Veía hacia un recuerdo distante que la llenaba de culpa y dolor, o veía con horror hacia una amenaza que se acercaba en el horizonte? Tal vez ambas. Tal vez, si tenía razón en sus sospechas, ambas eran la misma cosa.
—Profesora —la llamó—. Tenemos que hablar.
Ella le devolvió la mirada, con una nube de cansancio sobre los ojos.
—La respuesta es no.
—¿No? ¿No qué?
—Tienes esa mirada —le apuntó con un dedo—. Esa mirada de "es peligroso y estúpido, pero tenemos que hacer lo correcto". Estás pensando que debemos quedarnos y salvar a esta gente de los pokémon, ¿cierto?
Steven dejó caer su mandíbula. Aparentemente, era así de predecible.
—Ibas a ser tú, o Moon el primero en sugerirlo. La respuesta es no. Es peligroso. E inútil.
—No lo entiende. ¡Esto no es un mundo paralelo! ¡Es nuestro pasado! Todos nosotros venimos del mismo mundo, y este es… para mí es el pasado. Hace cincuenta años, desde mi propio tiempo, Johto fue destruida por ese misterioso desastre natural. Estamos hace cincuenta años, justo en la fecha de la caída de la región. ¡Y empezó aquí! ¡Estamos en el momento justo para evitarlo!
Esperaba una reacción de sorpresa, de miedo, o quizá de duda. Incluso esperaba una sonrisa maliciosa, pero todo lo que obtuvo de la profesora fue la misma mirada inescrutable.
—Por fin te diste cuenta.
—¿Usted lo sabía? ¿Desde hace cuánto?
—Desde el principio. Al menos desde antes de que llegara Marnie.
Apretó los puños, conteniendo el impulso de golpear a esa mujer. Tenía que ser mentira, no podía llevar tanto tiempo engañándolos.
—¿Por qué me miras como si fuera un monstruo? —inclinó la cabeza—. Esperaba que te dieras cuenta mucho antes. Petrel es un inculto y los demás son niños, pero al menos tú debiste unir las piezas. ¿Por qué tardaste tanto?
Estuvo a punto de nombrar a Petrel, pero ya no estaba seguro de poder confiar en ella.
—El líder de gimnasio me dio una pista.
—¿Ese niño lunático? No me fío de él, oculta más de lo que dice.
—¿Cómo puedes decir eso? ¡Tú no nos has contado nada!
La profesora alzó los hombros.
—¿Qué querías que les dijera? "Niños, estamos perdidos a través del espacio y el tiempo, no tengo idea de cómo llevarlos a casa". ¿Iba a servir de algo? ¿Iba a darles algún consuelo? Sólo significa que las probabilidades de volver a casa son menores para todos nosotros. Viajo con un criminal y con un campeón. ¿Cómo saber que Petrel no hubiera intentado algo como formar su propio Equipo Rocket en un pasado distante usando sus conocimientos?
—¿Duda de Petrel?
—¿Cómo saber que el campeón no intentaría algo estúpido como detener una tragedia del pasado?
—¡Tenemos que proteger la ciudad!
—¿Ves? Eso es justo a lo que me refiero. Déjalo. Esta ciudad está perdida.
—No lo sabes.
—Sí, lo sé. ¿Conoces la historia de Johto? "La región fue destruida por un desastre natural hace cincuenta años. La vida para los humanos se volvió imposible, y toda el área fue repoblada por pokémon sumamente violentos. Al día de hoy, los tratados internacionales restringen el acceso de todo aquel que intente ingresar al territorio". ¿Es así como lo recuerdas?
—A grandes rasgos…
—Dime, Steven. ¿En alguna parte menciona a los valerosos héroes del futuro que salvaron a todos, trayendo esperanza a la región? ¿La leyenda habla de una niña psíquica, perros mecánicos, una científica o un valiente campeón? ¿Hay algún registro de un solo superviviente?
—Pero… —alcanzó a decir antes de apretar los dientes. Entendía lo que ella sugería, pero no quería aceptarlo.
—Ya estuvimos aquí. Estuvimos aquí antes de nacer, en el pasado de nuestros presentes. Somos parte de la historia. Si hubiéramos hecho alguna diferencia en esta batalla, lo recordaríamos, pero no es así. ¿Sabes lo que eso significa? Que no pudimos evitarlo. Que no podemos evitarlo.
—¿Cómo estás tan segura? Tal vez… ¡podemos cambiar el pasado! Tal vez no es demasiado tarde.
—No podemos cambiar el pasado. El pasado no ha cambiado.
—¡No lo sabes! —le gritó, y la sujetó por los hombros—. ¡Hay vidas en riesgo!
La profesora, a su vez, lo sujetó por el cuello de la camisa.
—Tenemos dos opciones, Steven. Nos quedamos a pelear y morir o escapamos y vivimos. Y no voy a dejar que pongas en riesgo a los niños por tu idealismo.
—¿Y qué hay de estas personas?
—¿¡Y qué puedes hacer, campeón!? ¡Ni siquiera tienes pokémon! ¿Vas a dejar que Nephy, Sabrina y Magearna luchen en tu lugar? Es fácil hablar cuando tú no tomas las decisiones.
Lo empujó, y Steven soltó su agarre sobre ella.
—Mañana a primera hora volveremos al AGS, y nos quedaremos ahí hasta que se abra otro portal. Estamos demasiado lejos del tiempo de cualquiera, pero con algo de suerte llegaremos a una época más aceptable… o a algún sitio muy lejos del sistema solar.
—¿Qué está pasando, profesora? ¿Qué nos está ocultando? —murmuró conmocionado. Era la primera vez que la veía reaccionar así, y también era la primera vez que se sentía tan impotente—. ¿Qué es lo que busca?
—Quiero volver a casa. Igual que tú. Igual que todos.
—¿Y por qué nos ocultas cosas? ¿Por qué no confías en nosotros? Hemos viajado juntos por años y no sabemos la mitad de lo que sabes de nuestra situación. Usted sabe algo más. Algo que nos involucra a todos.
Fennel le dio la espalda y caminó hacia la puerta de la ciudad con las manos en los bolsillos de la bata. No podía admitir que tenía razón. No podía admitir que la mejor opción era huir, pese a saber que Iris no tenía salvación. Quería evitar la catástrofe. Quería hacer cuanto estuviera en su poder, aún si fuera nada, en lugar de dejar morir una región entera. Deseó que hubiera algo que pudieran hacer, que la profesora se equivocara, que no pudieran huir, y aunque ese pensamiento duró menos que un segundo, Steven lo recordaría por el resto de su vida porque el destino decidió convertir ese deseo en realidad.
Iris
Aquella fue una noche sin luna. El cielo estrellado sobre Iris era bloqueado por una gruesa nube circular de color crema peligrosamente cerca de la ciudad, compuesta por cientos, si no miles de pokémon voladores. Noctowl y Hoothoot, Pidgeys y Pidgeot, Zubats y Golbats, Fearow y Spearow. Fue la única parte de su armada en la que Tapu Lele se permitió incluir pokémon que no fuesen adultos, y eso solo porque no iban a pelear. Necesitaba ojos, todos los ojos posibles. Su única misión era vigilar cada centímetro de la ciudad y dar la alarma en cuanto el traidor tratara de escapar. Cada ave volaba silenciosamente, sola pero con todas las demás formando un anillo masivo. Desde abajo, el hueco en el centro de su formación les daba la apropiada apariencia de un ojo.
Ariados, Donphan, Onix, Tauros, Dodrio, pero también Heracross, Kingler y Ampharos. Furret, Ledian, Nidoking, todos ardiendo en la misma convicción. Y al frente de sus fuerzas, los tres pokémon dominantes de la región: el anciano Dragonite, líder del clan de Endrino, el Gyarados carmesí del Lago de la Furia y el Tyranitar que ejercía el terror sobre otros de su especie en el Monte Plateado. Incluso criaturas tan salvajes y violentas como los Tyranitar se habían presentado a la batalla. Aún así, Lele se preguntaba si sería suficiente contra aquellos que pudieron matar a Ho-Oh.
Ella misma comandaba sus fuerzas, que rodeaban completamente la ciudad, y se presentó ante el portal rojo. Humanos adultos, tanto hombres como mujeres, esgrimían armas rudimentarias y herramientas de trabajo. Claramente aterrados por la presencia de los pokémon, pero dispuestos a luchar hasta el final. En primera línea se hallaba el espadachín, silencioso e inescrutable, pero no había rastro del traidor en ningún lugar.
—No tenemos que hacer esto —le dijo Lele—. Sólo venimos por ustedes dos. No pretendo destruir esta ciudad por placer.
—No voy a entregarles a Atem. Dejen este sitio.
Lele sonrió.
—Mira con qué valor lo defiendes. ¿Y dónde está él? ¿Vas a dar tu vida por un cobarde que no da la cara? ¿O es que ya se ha ido con la cola entre las patas? —la sonrisa desapareció de su rostro—. Es mi última advertencia, Atem. Muéstrate.
La única respuesta que obtuvo fue un paso al frente del espadachín.
—Atem es mi amigo. El protector de Iris.
La diosa de Akala extendió los brazos.
—¿Ves a todos estos pokémon? Son generaciones de fieles a Ho-Oh desde mucho antes de que tú o ese heresiarca pusieran un pie en esta Tierra. ¿Te llamas a ti mismo protector? ¡Cada uno de ellos moriría por vengar a su dios!
El espadachín apuntó al frente con su brazo, e hizo un suave corte en el aire. Con sólo ese movimiento trazó una profunda zanja en el suelo
—Si alguno intenta cruzar esta línea, me aseguraré de que así sea.
El tirano del Monte Plateado fue el primero en sucumbir a la provocación y se lanzó en estampida con sus enorme cuerpo haciendo temblar la tierra a su paso. Lele trató de advertirle, pero fue demasiado tarde. Con un movimiento casual de su brazo, el espadachín trazó una línea vertical sobre el espacio mismo en que la montaña viviente se encontraba, y la distorsión resultante lo aplastó con todo y su sombra.
Un Ampharos gritó e invocó un poderoso trueno sobre su cabeza, provocando una ofensiva total de parte de su bando pero el muñeco de papel danzaba en el viento como una hoja, esquivando toda clase de ataques y lanzando cortes a diestra y siniestra que parecían ignorar los conceptos de distancia y velocidad. Muerte era la única palabra que podían evocar en su mente, y muerte fue en lo que Kartana se convirtió. Lele sintió un escalofrío recorrer su espalda. Así se sentía el verdadero miedo. Esa era la espada que había matado al Dios del Sol.
A diferencia del resto, el viejo Dragonite no se anunció. Desapareció repentinamente y se materializó a espaldas de Kartana para atizarlo con un puño envuelto en llamas que lo mandó al suelo. Y cuando trató de levantarse, fue recibido por el cuerno de un Heracross que se clavó en su costado.
—¡Kartana! Gritó una niña entre la multitud humana, lo que atrajo hacia ellos la atención de los pokémon. Más de uno se vio tentado a tomar la ciudad por asalto, pero fiel a su promesa, Kartana redujo a tiras a cualquiera que se acercaba a la puerta.
Sin embargo, habían descubierto su debilidad.
—Fuego —ordenó Lele, y el Gyarados rojo comandó el ataque con una potente llamarada. Pronto se vio envuelto en un mar de llamas del que a duras penas lograba escapar.
—El traidor te ha abandonado —le espetó Lele con frialdad—. No le importas. Esta gente no le importa. ¿Y tú vas a morir por él?
Kartana giró sobre si mismo y se elevó por los aires en una pirueta, pero el Gyarados rojo se había adelantado a él con las fauces abiertas, ardientes como brasas y listas para atraparlo. No hizo el menor esfuerzo para esquivarlas o bloquearlas. No podría aunque quisiera, y por encima de todo, no lo necesitaba. Sabía que él estaría ahí. Cuando dos manos humanas detuvieron los colmillos de la bestia y la hicieron sacudirse con violencia, supo que la batalla empezaba de verdad.
—Bueno —dijo Atem—. Alguien lo hará.
Sostuvo la cabeza del dragón con su mano izquierda, mientras los dedos de la derecha se cubrían con electricidad para formar cinco enormes lanzas relampagueantes que atravesaron al leviatán de un lado a otro, cercenándolo y carbonizándolo en el mismo movimiento.
—Iris es nuestra —declaró—. La defenderemos a cualquier costo.
Un murmullo de asombro recorrió a los humanos que defendían, y un siseo de odio inundó a los propios pokémon, pero Lele no pudo escuchar a unos ni a otros. Sus ojos se encendieron como soles y su fuerza psíquica se extendió bajo su sombra como una realidad personal que distorsionaba las dimensiones del espacio y el tiempo. De sus manos unidas surgió un orbe de luz que parecía provenir de la misma luna, que lanzó como un cañón hacia el falso dios.
—¡ATEM!
Las alas del arcoiris desplegaron sus siete colores en el cielo nocturno mientras el renacido Dios del Sol aplastaba la luz de la luna bajo su pico. Un grito de júbilo se propagó entre los humanos presentes.
—¡Ho-Oh ha vuelto! ¡Ha venido a salvarnos!
Lele convocó toda su fuerza psíquica sobre el impostor para sostenerlo en el aire, pero tuvo que romper su agarre para esquivar un tajo del espadachín apuntando a su cuello. El viejo Dragonite cargó un potente hiperrayo y lo disparó con presteza hacia el ave dios, pero esta volvió a su forma humana para evadirlo, se dejó llevar por la presión del impacto y volvió a convertirse en un ave para recibirlo con las garras en alto cuando el dragón trató de embestirlo.
—¡No mereces esas alabanzas! ¡Traidor!
—Iris es nuestra. Somos sus guardianes.
La espada de Kartana silbó al cortar el aire, y una de las alas del Dragonite cayó al suelo un segundo antes que el resto de su cuerpo. Atem alzó el vuelo, conteniendo las llamas en su pecho, y las liberó como un incendio sobre la horda de pokémon que rodeaba la ciudad.
Lele se giró al escuchar los gritos de horror de los pokemon que ahora ardían vivos. Fue tan sólo un segundo, pero tiempo suficiente para que Atem se lanzara en picada hacia ella y alcanzara a herir su rostro con una garra. La diosa de Akala se sacudió de ira y dolor al sentir un ardor indescriptible en su ojo izquierdo, que se había ido junto con la mitad de su campo visual.
—¡Te mataré! ¡TE MATARÉ!
Su cuerpo se contrajo en el interior de su caparazón, del que surgieron dos enormes brazos que sujetaron al ave por sus alas.
—No vas a escapar otra vez.
Empezó a cargar energía en los ojos de su máscara, lista para fulminarlo con una poderosa explosión psíquica. El falso dios murmuró una sola palabra.
—Ahora.
—¡Ahora, Magearna! —repitió una niña de cabello oscuro.
Y detrás de él, la muñeca plateada liberó su energía acumulada como un poderoso rayo directo hacia ambos.
Kartana hizo un corte circular sobre Atem, o sería más preciso decir que lo hizo sobre el área que lo rodeaba, creando una muesca en el espacio mismo que desvió la trayectoria del disparo, de modo que el certero ataque de Magearna trazó una espiral a su alrededor y siguió su camino para impactar directa y solamente en Tapu Lele, con tan devastadora fuerza que su coraza se rompió en pedazos cuando su cuerpo se azotó contra el suelo.
Atem respiraba con dificultad cuando se libró del agarre de Tapu Lele y volvió a su forma humana. La diosa era una débil criatura ensangrentada que se retorcía en el suelo. Su ejército, o lo que quedaba de él, pokémon asustados o heridos. Ni siquiera las aves en el cielo se atrevían a hacerles algo.
—¿Magearna, estás bien?
La voz de la niña lo sacó de sus pensamientos. La muñeca de acero parecía haberse dañado a sí misma con ese ataque, además de haber agotado sus energías.
—Han hecho suficiente —les dijo—. Iris les agradece.
—¡Y cuánto! —celebró el alcalde, quien hasta entonces había permanecido en guardia, pero ahora veía a Atem con reverencia—. Así que usted es Ho-Oh… ¿por qué se ocultó como uno de los nuestros? ¿Es que deseaba probarnos?
—El destino nos trae las pruebas que necesitamos de las formas más diversas.
—Sea cual sea el caso, tenemos mucho qué hacer todavía —dirigió una larga mirada a los pokémon, muertos y vivos, que seguían a las puertas de su ciudad. La niña, en cambio, caminó hacia donde yacía la diosa vencida.
—¿Ella es…?
—Tapu Lele —respondió—. La diosa de Alola de la destrucción, y traidora entre los de nuestro rango.
—¿Traidora? ¿Yo?
—No escuches sus palabras —advirtió a la niña—. En Akala también se le conoce como la diosa de la locura. Y su locura se propaga como una enfermedad. Mira lo que ha hecho a estos pokémon.
Le apuntó con su mano, abriendo sus cinco dedos envueltos en electricidad para dar el golpe final. La niña dio un paso hacia él, visiblemente asustada.
—¿Vas a…?
—Es necesario, o nunca tendremos paz.
—¡Espera!
—Sí, espera —añadió la diosa en el suelo—. O te perderás de lo mejor.
Atem detuvo su ataque, pero no bajó la guardia.
—¿A qué te refieres?
—Te conozco, eres un cobarde. Nunca saldrías a enfrentarme a menos que pudieras ganar… no, nunca lo harías a menos que la victoria fuera segura.
—Y así fue. Te vencimos, y a tu ejército.
—¿De verdad? —Aun herida y sometida, Lele parecía en control de la situación—. Pregunta a ellos.
La mano de la diosa se cerró sobre su tobillo, y Atem sintió una fuerza avasallante que lo aplastaba contra el suelo. Una fuerza que no había sentido en cien años, desde que cortó la garganta del Dios del Sol, y una parte de su mente se quebró cuando evocó la imagen de esos tres orbes de luz.
Las tres bestias se abrieron pasó entre las huestes pokémon. No necesitaban presentación: Atem los conocía como a sí mismo.
—Raikou, Entei… Suicune. Ustedes también.
—Desean vengar a su padre.
—¿Padre? —Atem olvidó por un momento el miedo que sentía y respondió con ira— ¡Yo los crié! ¡Ni siquiera conocieron a Ho-Oh! ¡Yo los convertí en lo que son ahora!
Murmullos de confusión recorrieron a la multitud humana, y la niña de la muñeca retrocedió para alejarse de él, pero Lele lo sujetaba firmemente.
—Eres un impostor. Nada más y nada menos.
Haciendo eco a sus palabras, Entei exhaló una llamarada en su dirección que el joven apenas y pudo esquivar antes de volver a su forma de ave, sólo para ser alcanzado inmediatamente por un trueno dorado del cielo. La corriente eléctrica golpeó cada nervio de su cuerpo con tal fuerza como si los hubiera quemado, y por un momento Atem olvidó cómo moverse. Era la primera vez que sentía algo así; ni siquiera los truenos de Ho-Oh tenían semejante poder. ¿Y cómo podrían serlo? Raikou era la encarnación del rayo; electricidad pura con garras y colmillos. Un instante le bastó para comprender que estaba perdido. Que sus oportunidades contra los tres eran cero.
—No es justo —murmuró cuando su cuerpo empezó a obedecerlo de nuevo, o al menos eso creía. El mundo parecía ser más grande, y escuchó gritos de horror y desesperación a su alrededor. Intentó levantarse, pero sus alas eran torpes y sus patas no lo obedecían. Para cuando pudo incorporarse, se vio rodeado de gigantes, y solo cuando trató de sacudir su cabeza se dio cuenta de que ya no tenía una; de que todo su cuerpo era una masa rosada uniforme.
«Ditto» escuchó decir a alguien. Pero su voz fue consumida por el rugido de las tres bestias.
—Muy apropiado —rio Lele—. Muere expuesto como lo que eres.
La niña saltó frente a Atem y extendió los brazos para protegerlo. La muñeca hizo exactamente el mismo movimiento para protegerla a ella. Entei exhaló un círculo de fuego atrapando a ambas. Kartana apuntó a su cuello, pero sus piernas no se movían. De la cintura al suelo estaba cubierto de hielo que ascendía rápidamente por su cuerpo bajo los atentos ojos rojos de Suicune.
Atem trató de arrastrarse por el suelo, pero Raikou lo atrapó entre sus colmillos electrizantes y lo sacudió de arriba hacia abajo antes de azotarlo violentamente contra el suelo y aplastarlo bajo su pata, clavando lentamente sus garras en la piel rosada.
Y entonces una estrella ascendió a los cielos.
Raikou alzó la vista como todos los presentes, y sintió un vacío bajo su pata donde antes había un Ditto. Lo buscó, y lo encontró un par de metros más lejos. Pero ya no estaba solo. Un diminuto zorro gris se interponía entre ellos.
—¿Nephy?
El pequeño Eevee gruñó hacia la encarnación del rayo, con el pelaje erizado, las orejas hacia atrás y las patas tensas, listas para saltar.
Para la encarnación del trueno, sin embargo, no era diferente de la hoja de un árbol que se había cruzado en su camino y a la cual atravesaría sin pestañear. Clavó sus garras en la tierra y rugió echando hacia atrás la cabeza con la crueldad de miles de voltios recorriendo su piel, y arremetió.
—¡Viiiiii!
Una pared de cristal de había alzado entre ellos, un muro protector que sacudió cada hueso de Raikou al estrellarse contra él. ¿Qué era eso? ¿Cómo una criatura tan pequeña podía generar una barrera capaz de detenerlo? Sacudió la cabeza y lanzó una descarga eléctrica hacia el cielo que cayó sobre el Eevee multiplicando su potencia.
Pero ya no era un Eevee. Su cuerpo había crecido, y su pelaje se había tornado esmeralda, erizado por la energía que el propio Raikou le había proporcionado. La visión duró sólo un instante porque aquel Jolteon desapareció y volvió a aparecer frente a él para aturdirlo con un cabezazo que le hizo retroceder. Trató de seguirle el ritmo pero esa criatura era invisible a sus ojos. Si Raikou era la encarnación del trueno, Jolteon era un relámpago viviente que le lanzaba sus púas desde todas direcciones.
Un aire helado se extendió por la zona. Para Entei y Suicune se hizo obvio que ese Eevee era la verdadera amenaza a enfrentar. Entei golpeó el suelo con sus patas, provocando una onda sísmica que se extendió a su alrededor, obligando a su enemigo a saltar por los aires, donde lo esperaba con una llamarada.
Jolteon giró sobre sí mismo envuelto en luz, su espeso pelaje tomó el color de un sol que se alimentaba de sus llamas. Las nubes se despejaron, e incluso las aves que volaban sobre Iris tuvieron que apartarse de su intenso calor. Y así, emulando la claridad de un día soleado, Flareon cayó como un meteoro rodante sobre él. Esta vez fue Suicune quien trató de crear una barrera de Protección, pero el resurgido fuego la destrozó bajo su propia fuerza y conservó la suficiente cadencia lanzar a ambos contra las rocas.
Y la estrella que había ascendido cayó de nuevo sobre Ditto, restaurando sus fuerzas. Atem miró incrédulo al pokémon que acababa de salvarlo, pero tan pronto como recuperó su forma humana echó a correr de vuelta a la ciudad.
—¡Que no escape! —gritó Lele—. ¡Vayan tras él!
Raikou fue el primero en adelantarse, mas pronto se vio sometido bajo la fuerza de seis listones turquesas que le sujetaban del cuello y las patas. Haciendo alarde de una fuerza antinatural, el Sylveon lo alzó por los aires para azotarlo en el suelo una y otra vez antes de lanzarlo contra Entei. La Hidrobomba de Suicune pasó junto a su cabeza, pero para aquel entonces Eevee había cambiado de nuevo, reemplazando los moños con la hojarasca del otoño. La luz del sol bañó su piel, convirtiendo esa hoja en su frente en un inmenso sable incandescente del que Suicune no pudo escapar.
Leafeon no pudo sino sentir compasión por la bestia maltrecha que trataba de levantarse, así como admiración por la tenacidad de los tres.
Sintió el filo del acero bajo su cuello.
—¿Amigo? ¿Enemigo?
Lele respondió en su lugar.
—No trates de protegerlo. No escapará. ¡El traidor no escapará!
De su espalda nacieron dos enormes alas de luz como las de una mariposa, que se dispersaron en incontables y diminutas esporas sobre sus pokémon. Estos parecieron revivir, recuperando el vigor y las ganas de luchar. Tapu Lele ya no sonreía.
—Tráiganme a Atem, así tengan que arrasar esta ciudad.
Kartana tomó postura frente a la estampida, pero Lele concentró todo su poder psíquico para detenerlo.
—Tú eres mío. No creas que he olvidado lo de hace cien años.
Las tres bestias legendarias rodearon al Eevee, cortando sus rutas de acceso a la ciudad mientras los pokémon se acercaban peligrosamente. Entei, Raikou y Suicune atacaron al mismo tiempo, pero entre ellos y el Eevee se alzaba una barrera mística con los colores de una aurora boreal. Su piel se volvió de un blanco níveo, el aire a su alrededor se congelaba. Pero sus ojos dorados eran los de un milenario dragón.
Y entonces rugió. Y los meteoros del dragón cayeron del Cielo hacia la Tierra, incinerando el aire a su paso como la ira de un dios vengativo.
El alcalde de Iris dio un paso al frente, y miró el revólver en su mano. Las armas de fuego eran una rareza en Johto, y aquella había sido un regalo de un viejo amigo que hasta entonces creyó nunca necesitar. Había apenas otras doce en toda la ciudad, asignadas a los más valientes esa misma noche. El resto de sus defensores contaba con azadones, lanzas rudimentarias, antorchas y machetes. Y frascos. Incontables frascos. ¿Qué tanto podían hacer sin pokémon a su lado contra esas bestias fuera de control?
—Que ninguno pase —ordeno—. Son nuestros hijos los que están atrás.
Apuntó al Ursaring que cargaba hacia él, acertando con la bala entre los ojos de la bestia, que cayó al suelo derrapando y se detuvo frente a sus pies. Apuntó de nuevo y volvió a disparar. Y otra vez, y otra vez. Quedaban dos balas en la recámara. Dos vidas más para tomar. Dos vidas más qué salvar.
Un Nidoking apareció frente a él. La mitad de su cuerpo había sido consumido por las llamas pero sus ojos ardían en deseos de luchar. Seguro de que moriría, el alcalde encaró a la criatura sólo para ver un mazo romperle la nariz. Su salvador era un chico de la ciudad, de no más de veinte años, pero sin una pizca de miedo, cuya recompensa por salvar al anciano fue ser aplastado bajo las patas de un Dodrio.
Los frascos volaban desde los techos de las casas, rompiéndose sobre los pokémon para cubrirlos en una mezcla de gasolina y aceite en combustión. Arañas de fuego salidas del infierno invadían las calles de Iris. Eran demasiados. Eran simplemente demasiados. Y su último pensamiento antes de ser derribado por aquel Ampharos era que la ciudad estaba perdida.
La profesora fue la primera en echar a correr. Aquel ominoso ojo en el cielo empezaba a dispersarse, pero podían ver las columnas de humo provenientes de las puertas de la ciudad. Hombres y mujeres en condiciones de luchar estaban ahí para detener a los pokémon junto con el espadachín, mientras que niños, ancianos y vulnerables debían refugiarse en el Teatro de Danza, el gimnasio y el Centro Pokémon. Pero conocía a Serena y a Moon. Serían las primeras en línea para tratar de contener la amenaza. Le faltaba el aliento. ¿Qué tan grande era esa maldita ciudad? Su pie la traicionó y cayó al suelo con brusquedad.
—¡Profesora!
Steven, que iba unos pasos adelante, se detuvo para auxiliarla.
—¡No pierdas el tiempo conmigo, estoy bien! —se había hecho sangre en manos y rodillas, pero su expresión no era de dolor, sino de miedo—. Tenemos que irnos ahora. Salir de aquí y volver al AGS.
—Yo me quedo con ella. —Petrel los había alcanzado. Su rostro era serio, pero más calmado que Steven o Fennel—. Encuentra a las niñas y te alcanzaremos. Cuando estemos todos en la nave, ningún pokémon podrá hacerle un rasguño.
Steven asintió y echó a correr. Fennel y Petrel lo vieron alejarse.
—Gracias —murmuró la profesora mientras el antiguo criminal la ayudaba a levantarse—. Y lo siento.
—¿A qué viene eso? —Petrel se esforzó por sonreír—. Mantén la calma. Sin ti, todos nos vendremos abajo.
—¿Tú eres la profesora?
Ambos se giraron al mismo tiempo. Detrás de ellos había un joven de cabello castaño y ceño fruncido. A su lado, un pokémon lanudo tan alto como él.
—¿Te conocemos?
—Marnie los está buscando.
—¡Magy! ¡Magearna!
Moon se sujetaba al cuerpo de Magearna. La muñeca había dejado de moverse. Había logrado arrastrarla lejos del centro del conflicto, pero se había quedado sin fuerzas física y anímicamente. Incluso cuando aquellos monstruos atacaban la nave, la violencia que reinaba en Iris estaba a un nivel diferente.
—¡Magy, despierta! ¡Tenemos que ir con los demás!
La muñeca obedeció, mas no por propia voluntad. Sus ojos se encendieron, y el núcleo en su pecho comenzó a aspirar el aire a su alrededor. Partículas de luz emergían de los pokémon caídos, los últimos resquicios de lo que antes eran criaturas vivas, y acudieron a ella para alimentar su corazón. Sus engranajes giraron a gran velocidad, y su cuerpo empezó a desdoblarse, alargándose, adaptándose. La "falda" que se parecía a una Pokéball en sus piernas se abrió para formar dos grandes alas, pero la visión que otorgaba era todo menos angelical. Múltiples rayos de luz salían de su pecho para reclamar más y más vidas.
Sus brazos se convirtieron en un cañón que vagamente se asemejaba a una flor, pero el disparo resultante rugía como una bestia al quemar el aire en su trayectoria. Suicune y Kartana, atrapados en su camino, desaparecieron completamente de la vista de Moon bajo el poderoso rayo.
—¡Detente!
—¿Qué es esa cosa?
Una maltrecha Lele había llegado hasta ellas. Su cuerpo cubierto de heridas y su coraza destrozada.
—¿Qué es esta cosa? —repitió con los ojos fijos en Magearna—. ¿Qué clase de monstruo te creó?
Moon cerró los ojos y se cubrió con los brazos, y un segundo después fue arrastrada por una ola de agua lodosa, igual que Magearna y Tapu Lele. Nephy había tomado la forma de una sirena de piel púrpura, y como tal se aferró al cuerpo de Magearna, liberando una fresca niebla que poco a poco empezó a someterla. Para su desgracia, Entei aprovechó su descuido para atraparle el cuello entre sus fauces.
—¡Nephy!
El Vaporeon le sonrió, y entonces desapareció. Moon alzó la vista y los vio aparecer varios metros más arriba. El que ahora era un Umbreon se sujetó al emperador del fuego, sus anillos brillando intensamente, y se lanzó en picada al suelo junto con él.
—¡FUERA DE AQUÍ!
En los ojos de Lele brillaba la ira. Con su fuerza psíquica levantó a Moon y la agitó en el aire.
—¡Entrometidos! ¿Por qué lo defienden? No tenían que estar aquí, ¡Esto es entre Atem y yo!
Cegada por la rabia, la diosa de Akala no vio venir una roca tan grande como ella que voló hacia su cabeza y la dejó inconsciente.
Moon sintió una fuerza psíquica diferente que la depositaba en el suelo con suavidad. Ahí estaba la niña con poderes, mirando amenazante al monstruo derrotado.
—Entonces no te metas con mis amigos —tendió su mano a Moon—. Tenemos que irnos, va a despertar en cualquier momento.
—¿Y Magy?
—¿Tengo que hacerlo todo?
La muñeca había vuelto a apagarse. Sabrina la alzó con su telekinesis mientras Moon cargaba al Eevee. Juntas, las niñas volvieron al corazón de la batalla por la ciudad.
Era difícil. Demasiado difícil. Steven trataba de ignorarlos, pero humanos y pokémon luchaban a muerte a su alrededor. Aún sí era por las niñas, ¿cómo podía ignorarlos? ¿Cómo podía dejarlos a su suerte?
Una mujer de mediana edad cayó en el suelo frente a él, arrojada por un Stantler a pocos metros decidido a terminar el trabajo. Debía tener hijos. Debía tener seres queridos que esperaban su regreso y por los que estaba dispuesta a morir. Steven hizo lo único que podía. Se interpuso entre ambos con los brazos extendidos dispuesto a recibir el impacto por ella.
Y escuchó un ladrido mecánico, así como el cuerpo del Stantler desplomarse en el suelo. Un pequeño perro mecánico se ensañaba con su cuello.
—Antique Gear Hound. Ataca.
Veinte perros iguales al primero se lanzaron sobre los otros pokémon. Un niño de cabello azul se acercaba corriendo hacia él.
—¡Cyrus! —Steven lo abrazó—. ¿Qué haces aquí? ¿Y Marnie?
—Está bien. Nos encontramos con ella camino a la ciudad. Debe estar por llegar.
—¿Nos? ¿Quiénes?
Aquellas tres bestias eran aterradoras. Aún después de todo el castigo recibido, Raikou lo había seguido hasta el interior de la ciudad. Había perdido un colmillo y una de sus patas traseras se había roto. Con sus energías agotadas tras enfrentarse a aquel Eevee, no le quedaban fuerzas para encarar a Atem.
—Necio fuiste. Éste es tu castigo por ser un traidor.
Sujetó su cabeza entre los dedos de su mano y lo azotó contra el suelo. Si no estaba muerto, pronto lo estaría. Lo lamentaba, pero no podía dejarlos con vida.
El suelo resonó con los pasos de tres personas. La profesora, uno de sus acompañantes, y un joven que hasta entonces sólo había visto en fotografías.
—Profesora Fennel, me alegra ver que esté bien. Y tú debes ser…
—Pryce, el líder de gimnasio de Pueblo Caoba. Tú debes ser Atem, el líder de Iris.
—Escuché que venías. Agradecemos tu apoyo.
—No es momento de saludos —replicó el joven—. ¿Ese de ahí es Raikou?
—Eso me temo. Aún los pokemon legendarios se han puesto en nuestra cont…
No pudo decir más. Un gruñido furioso y el paso intempestivo de un pokémon los interrumpió. El Piloswine de Pryce arremetió contra Atem, y este lo detuvo sujetando sus colmillos con las manos desnudas.
Petrel fue el primero en reaccionar.
—¿¡De qué diablos está hecho este chico!?
—¡Basta Piloswine! —ordenó Pryce— ¿Qué crees que estás haciendo?
—Los pokémon enloquecidos —dijo Fennel—. Ninguno puede resistirse.
Haciendo uso de una fuerza monstruosa, Atem alzó al gigante lanudo y lo azotó contra el suelo. Pryce se apresuró a protegerlo.
—¡Estás loca, Piloswine nunca ha atacado a nadie sin provocación! Él no está enloquecido. Algo tuvo que pasar.
—Así es.
Una chica se acercaba lentamente a ellos. Sus movimientos eran lentos, casi melancólicos. Su cabello violeta bajo una gorra de aviador azul, una bufanda rosa alrededor de su cuello que, junto con el resto de su ropa, parecían querer imitar el aspecto de un Greninja. Y sus ojos, por alguna razón, emitían un reflejo vacío.
—¿¡Uzu!? —la profesora empezó a temblar—. ¿Q-qué haces tú aquí?
—Alola, Fennel. No esperaba verte en Iris. ¿Ellos son tus nuevos compañeros?
—¿Profesora, la conoce? —Petrel miraba a una y otra sin entender nada.
—Me encontré a Cyrus, me contó sobre ust…
No pudo terminar su oración, la misma Fennel corrió hacia ella y la sujetó por la chaqueta.
—¿¡Qué le hiciste a Cyrus!? ¿Qué haces aquí?
—No le hice nada —respondió con tristeza—. De verdad.
—Espera un momento —dijo Pryce. Había cosas más importantes a tratar. Devolvió a Piloswine a su Pokéball y se acercó a las dos mujeres—. Acabas de decir "así es". ¿De qué estás hablando?
—No la escuches —advirtió Atem—. Es peligrosa.
Uzu tomó a Fennel de las muñecas y suavemente apartó su agarre. La profesora la soltó, y ella encaró a los dos líderes de gimnasio.
—"Así es". Tu pokémon no está enloquecido, ninguno lo está.
—¿De qué estás hablando? Hemos estado peleando contra…
—Hace cien años —le interrumpió—, hubo un incendio en esta ciudad.
—Cállate —dijo Atem, pero ella lo ignoró.
—La leyenda dice que Lugia huyó para siempre a las islas remolino y que Ho-Oh se alejó de los humanos…
—Hasta que apareciera alguien de corazón puro para llamarlo —terminó Pryce—. Conozco las leyendas de mi tierra.
—Pero no la verdad. Nunca hubo un Lugia. Sólo un impostor. Un impostor que asesinó a Ho-Oh y tomó su lugar.
—¡Cállate!
—¿Dónde escuchaste esa estupidez?
—El impostor era muy convincente, pero nadie puede reemplazar a un dios para siempre. Y cien años después, los dioses descubrieron su engaño.
—¡CÁLLATE DE UNA VEZ!
—¿Lo entiendes? Los pokémon no enloquecieron. Sólo tratan de hacer pagar al culpable.
—Los pokémon fantasma —intervino Fennel, apenas creyendo sus propias palabras—. Los fantasmas del gimnasio fueron los primeros en revelarse. También tenían una conexión inigualable con sus videntes.
Intercambió una mirada con Uzu. Ambas entendían lo que la otra estaba pensando.
—No enloquecieron.
—Alguien los mató a todos —concluyó Fennel—. Videntes y Pokémon, porque serían los primeros en delatarlo.
—¿¡QUÉ SABEN USTEDES!? —lágrimas corrían por las mejillas de Atem—. Ho-Oh trató de quemarlo todo. Sólo para ejecutarnos, para castigarnos por el crimen de vivir. ¡Alguien tenía que detenerlo! ¿Con qué derecho me juzgan? Yo he cuidado esta región y esta ciudad como ninguno de esos dioses. ¡Yo he sido su dios!
Petrel, Fennel y Pryce lo miraban en completo silencio, esforzándose por entender. La princesa, en cambio, lo miraba con una frialdad inmisericorde.
—¿Por qué hablas como si fueras mejor que él?
—¿Qué?
—Mataste a los pokémon de Iris para protegerte. Aún ahora lo haces. Dejas que todos crean que los pokémon enloquecieron cuando sólo te buscan a ti, y lo sabes. Sabes que esto terminará en el momento en que encares a Lele, pero dejas que te busque en la oscuridad. ¿Cuántos, Atem? ¿Cuántos han muerto, humanos o pokémon? Tú provocaste esta guerra, estás sacrificando a cada habitante de Johto para protegerte.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Que me deje atrapar?
—¿Hasta cuándo vas a hacerte la víctima? —le espetó con desprecio—. Sabías que Yveltal nunca hizo nada a Tapu Fini, y aún así lo dejaste cargar con la culpa. Porque si decías algo ibas a revelar tu identidad, porque no podrías ser Ho-Oh. Y por esa obsesión dejaste que condenaran a Yveltal y Xerneas. No he olvidado lo que hiciste en Kalos.
—¿Por qué hablas como si fueras mejor que yo?
Dos enormes alas de plumas multicolores surgieron de su espalda, liberando cenizas ardientes con su suave aleteo. La princesa lo encaró sin miedo.
—Tapu Lele, Tapu Fini, Ho-Oh, Yveltal. Ninguno de ellos tiene lo necesario para ser un dios. —Volvió su vista hacia Raikou, quien aún yacía junto a su pie—. Y estas bestias sin cerebro aman más al que les dio vida que a quien les enseñó a vivir. Justo como todos. ¿Quién ha sido Ho-Oh por los últimos cien años? ¡Qué próspera ha sido Johto! Yo tengo la bondad y la determinación. Yo soy su verdadero dios.
Extendió una mano hacia Uzu. Sus dedos rebosaban electricidad.
—Las tres bestias han caído. Tapu Lele también. Hemos ganado.
—¿Y qué pasará cuando Koko y Bulu vengan a Iris? ¿Vas a enfrentarlos también? ¿Vas a poner a cada pokémon en tu contra?
Atem se permitió una sonrisa.
— La diosa de Akala volverá con sus hermanos a declarar que la misión ha sido un éxito.
Uzu suspiró.
—Funcionó tan bien cuando mataste a Ho-Oh. ¿De verdad ese es tu gran plan?
—No seas tan arrogante, princesa. Si esos monstruos alienígenas no te siguieran a todas partes, Kalos hubiera prosperado. Ese inútil ave de muerte habría vuelto a dormir y la reina seguiría otorgando su luz. Nada de esto hubiera pasado.
—Ten cuidado con lo que dices.
—El mundo no los necesita, ni a Ho-Oh, ni a Lele ni a Yveltal. El mundo me necesita a mí. Y para que la paz vuelva a Johto, el mundo necesita que ustedes mueran.
Los relámpagos en sus dedos se extendieron como lanzas, alargándose directamente hacia el rostro de la princesa, pero no llegaron a tocarla. Una mano de dedos gruesos la detenía. Parecía un holograma o una proyección. Podía ver a través de ella, como si realmente no estuviera ahí.
Y entonces, Atem lo notó.
En los ojos de la princesa, pequeños puntos de luz. Acercándose, arremolinando en sus pupilas como si fueran estrellas. Y sintió miedo.
—Tapu Lele tenía razón. —La princesa sostenía algo en su mano. Un objeto esférico del tamaño de una Pokéball, pero de superficie lisa, con tres muescas a lo largo de su superficie, y una apariencia traslúcida como la mano que la protegía—. Nunca te metes en una pelea que no estés seguro de ganar.
Uzu lanzó la piedra al aire, esta giró y volvió a caer entre sus manos. Miró a Atem a través de las espirales y rozó la piedra con sus labios. Esta vez aquella enorme mano la atrapó y la aplastó con sus dedos colosales, provocando unpoco destello de luz.
Detrás de la princesa se alzaba un gigante de cuatro metros de altura. Su piel era rojiza, y sus músculos parecían de acero. Tenía las patas, la cabeza y las alas de un insecto, pero sus brazos eran los de un coloso listo para triturarlo.
—Ve.
Su puño cortó el aire con una brutalidad que parecía un cañonazo, y aunque Atem logró esquivarlo, sintió la fuerza residual del impacto atravesar su cuerpo como una onda de choque. El gigante lanzó otro puñetazo, y Atem se movió de nuevo para tomar impulso y volver a convertirse en Ho-Oh.
—Basta, no eres un dios —le dijo Uzu. Atem había perdido el control. Así sólo era un blanco más grande—. Ni siquiera eres un demonio, sólo un cobarde.
—¿¡Qué sabes tú de mí!? ¿Qué sabes de lo que he pasado?
Exhaló una llamarada que el gigante dispersó con sus manos desnudas.
—Eras más fuerte hace tres mil años cuando luchaste contra Yveltal. ¿Qué te pasa?
Las cuatro alas membranosas de aquel coloso empezaron a vibrar y elevarlo a la misma altura que Atem.
—No vas a escapar.
Un placaje en el aire, y una patada en su cabeza. Atem logró rasgarle los ojos con sus garras llameantes, pero esa criatura parecía inmune al dolor y le dio un mazazo con las manos unidas que lo mandó al suelo. ¿De qué estaba hecho? Ni siquiera parecía vivo.
Había recibido demasiado. ¡Qué suerte tenía esa niña! Entre Tapu Lele y las tres bestias habían agotado sus fuerzas, y ahora ella tenía la arrogancia de creerse superior.
—¿Y qué hay de ti? —le espetó—. ¿Te pones del lado de Tapu Lele, eh? ¿Crees que ellos son justos? ¿Olvidaste lo que hicieron en tu reino?
—No estoy del lado de nadie —respondió—. Pero te odio.
A las puertas de la ciudad, la diosa de Akala contemplaba lo que pronto serían las ruinas de Iris. Aquel extraño Eevee y la muñeca se habían marchado, así como Atem y Raikou. Suicune y Entei yacían a pocos metros de ella igual que el espadachín. Podía rematarlo con facilidad, pero no le quedaba energía ni para generar una Fuerza Lunar.
Pero aún no había perdido. Aún estaba al mando. Y aún tenía una carta por jugar.
Alzó la vista hacia sus aves guardianas en el cielo, y usó su telepatía para darles una sola orden.
«Acaben con todos»
Buzzwole lanzaba puñetazos al aire, desgarrando a aquellas aves en tiras tan pronto como trataban de acercarse mientras usaba su enorme cuerpo como una pared para proteger a la princesa y los demás. Las aves eran pequeñas, pero demasiadas para todos ellos.
—Esa idiota —se quejó Uzu—. ¡Lo arruinó todo!
—Tenemos que hacer algo —dijo la profesora—. Nuestros compañeros siguen allá afuera.
—A este paso, van a matar a todos en la ciudad —dijo Pryce.
—¡Profesora! ¡Petrel!
Bajo la nube de aves, una inmensa masa de acero se abrió paso por el cielo. El AGS volaba hacia ellos con todos sus miembros en el interior.
—¡Vamos por ustedes! —gritó Steven por los altavoces, y giró su vista hacia Marnie—. ¿Puedes aterrizar?
—Eso intento. Pero todos estos pokémon estorban demasiado. En cuanto abramos las puertas van a entrar y devorarnos.
—Yo me encargo. —Sabrina puso sus manos sobre la ventana cerrada, con los ojos fijos en el grupo de abajo y desapareció. Un instante después estaba con Fennel y los demás.
—¡Tenemos que irnos! ¡Rápido!
Tomó el brazo de la persona que tenía más cerca y volvió a aparecer en la nave junto con un chico que nunca había visto.
—¿Pryce? —dijo Marnie.
—¡Éste no era!
La princesa apoyó la espalda contra una pared. El gigante empezaba a volverse traslúcido de nuevo.
—¿Uzu? ¿Qué pasa?
—Estoy llegando a mi límite.
Sabrina volvió a aparecer junto a ellos justo cuando el gigante desaparecía. Uno de esos Golbat la alcanzó con sus colmillos en el brazo, arrancándole un grito de dolor. Alguien corrió a protegerla y, en cuanto se sintió rodeada por sus brazos, volvió con él al interior de la nave.
Se trataba de Petrel.
—Gracias pequeña, pero la profesora…
—¡Ya no hay tiempo!
La chica que había invocado al gigante protegía a la profesora con su propio cuerpo, recibiendo los picotazos en su espalda.
—¡Basta! ¡Van a hacerte pedazos! —una mancha de sangre corría por la mejilla de Fennel. La chica le sonreía.
—Estoy bien. Sabes que no pueden conmigo.
Sabrina reapareció junto a ellas. Los pokémon repartieron sus ataques entre ambas niñas, pero las tres se sujetaron entre sí con un fuerte abrazo. Sólo un salto más. Eso era todo lo que necesitaba.
El cuerpo de la niña psíquica volvió a la nave. Apareció a un metro del suelo, de modo que se golpeó bruscamente al caer. Tenía los ojos abiertos, pero no reaccionaba.
—¡Sabrina!
La muñeca volvió a activarse. Sus engranajes giraban a una alta velocidad, y la misma nave pareció contagiarse de su ímpetu. Los sistemas se encendían al azar y su cuerpo colosal se agitaba de un lado a otro.
—¿Qué está pasando?
El espacio se quebró frente al AGS. Un salto de fase en el peor momento posible. Marnie pilotó los controles para hacerla retroceder, pero la nave no la obedecía.
—¡Espera, todavía no!
Cruzaron la anomalía temporal, y el cielo volvió a cerrarse
.
Antique Gear Shaddoll - Pryce
Dos horas habían pasado desde que dejaron Iris. Marnie seguía aferrada a los controles de la nave, tratando de hacerla volver, repitiendo "profesora, profesora" una y otra vez. El resto de los integrantes se habían dispersado, de modo que él era libre de vagar por la nave.
Sus pasos lo llevaron a la enfermería. Petrel, el mayor del grupo, y Moon, la pequeña, cuidaban de la niña inconsciente. Su respiración era agitada y su frente estaba perlada de sudor.
—Esa cosa la mordió. —dijo Petrel cuando lo vio pasar. Sus ojos estaban hinchados, y aunque trataba de disimular, el temblor en sus manos era evidente—. Le hemos administrado el antídoto, pero no está respondiendo bien.
La otra niña sujetaba sus mano mientras Petrel le ponía una compresa en la frente.
—Lo siento.
Siguió avanzando y llegó al taller, donde los hermanos de azul trabajaban. Sobre una mesa de metal habían colocado los brazos, la cabeza, el torso y las piernas de esa muñeca. Armados con pinzas y destornilladores libraban su propia batalla.
—No está funcionando —musitó el niño, sujetando la cabeza de acero entre sus manos— ¡Es inútil!
La arrojó contra el suelo y se llevó las manos al cabello. Steven dejó su trabajo para poner sus manos en sus hombros.
—Tranquilízate Cyrus. Podemos hacerlo.
—¡No podemos! ¡Solo la profesora entiende todos los planos!
—Y para que vuelva, tenemos que repararla nosotros. Magearna tiene la clave, confía en mí.
Sintiéndose como un intruso, Pryce se marchó antes de interrumpir. Ni siquiera había podido asimilar su situación. Todo lo que sabía es que estaba en un lugar muy, muy lejano de su hogar, y que había llegado en el momento de una crisis. No sabía cómo volver, ni cómo ayudar. No tenía idea de qué iba a hacer, pero sabía que lo mejor era callarse y no causar problemas.
Llegó al cuarto con los pokémon. Sobre una de las camas estaba su Piloswine, descansando tras la dura batalla. El líder de gimnasio lo había noqueado con sus propias manos, si eso tenía sentido, pero ya estaba recuperado. Sólo necesitaba un poco de sueño.
La criatura a su lado, sin embargo, era un asunto diferente. Un Eevee, uno de esos raros pokémon capaces de tomar distintas rutas evolutivas, y éste era aún más raro al ser un variocolor. Al contrario de Pilosiwne, el pequeño presentaba cortes y magulladuras por todo el cuerpo. Según la niña despierta, se había enfrentado a los tres perros legendarios, a la muñeca y al ejército pokémon. Parecía la clase de historia que se inventaría un niño, pero luego de aquella noche, Pryce estaba dispuesto a tomarla como algo más que una fantasía.
Puso la mano sobre su cabeza gris y suspiró con fastidio.
—Seguro tienes una historia interesante.
A las puertas de Iris
El pequeño Pidgey voló sobre la ciudad. Cuerpos de humanos y pokémon caídos por todas partes. El resto de las aves se habían marchado, pero aún había algunos Zubat y Ariados alimentándose de los cadáveres. Sin embargo, estos mismos se marchaban al escuchar los pasos del espadachín; un guerrero de papel que cargaba un anciano sobre sus hombros.
—¿Está vivo? —preguntó el Pidgey con la voz de Atem. Kartana dejó su cuerpo a las puertas de la ciudad.
—Nadie lo está.
—¿Es el Alcalde?
El guerrero asintió.
—Pensé… pensé que debíamos darles sepultura.
El pidgey bajó la cabeza.
—Sí, es lo menos que podemos hacer. ¿Qué pasó con Lele?
—Huyó. Teletransporte. —Esta vez sujetó el cuerpo del Dragonite caído y lo arrastró junto al anciano— ¿Podrías?
—Por supuesto.
Exhaló una chispa púrpura que se propagó como fuego sobre los ambos cuerpos, y con el movimiento de sus ojos la extendió al resto de los caídos. En su situación, lo mejor que podían ofrecerles era una pira funeraria.
—¿Suicune? ¿Entei?
—Entei huyó. Suicune fue desintegrado por Magearna. Raikou no…
—No es un problema ya —interrumpió Atem—. Lele y Entei. Volverán. La batalla no ha terminado.
—No queda nadie en Iris, sólo nosotros.
—Pues iremos tras ellos. Dimos un duro golpe a sus fuerzas. Podemos ganar. Por Johto.
Kartana no respondió. Apoyó su cuerpo de papel contra la columna derecha del portal mientras contemplaba las llamas.
—¿Atem?
—¿Sí?
—¿Hicimos lo correcto?
—No lo sé —respondió el ave—. No lo sé.
En algún tiempo y lugar
Fennel despertó en lo que parecía ser un parque. Se sentía desorientada, pero reconoció la frescura de la brisa y el verdor del césped cuidado. ¿Hacía cuánto que no estaba en un lugar así? El claro cielo azul y las nubes blancas. El agua cristalina, los frondosos árboles… le resultaba familiar. Demasiado familiar.
—Estoy soñando. Sueño con mi hogar.
No podía seguir durmiendo. Debía despertar; Marnie y los demás la necesitaban. ¿Qué había pasado? Sabrina trataba de llevarla a la nave, pero su teletransportación falló, y entonces…
—¡Uzu!
Debía volver. Despertar. Debía protegerlos antes de que les pasara algo. Sin saber qué hacer, echó a correr en línea recta como si así pudiera escapar de su sueño. Como si aquello fuera un sueño de verdad.
Y entonces la vio.
Una fuente rodeando un pequeño islote circular, sobre el cual crecía un árbol peculiar. Conformado por dos troncos, uno negro y uno blanco que se perseguían entre sí en una espiral ascendente del tamaño de un hombre adulto. Ella misma le había dado nombre: el Nexárbol.
Y sobre él, aquella chica. Había perdido la chaqueta como la gorra, y tanto la bufanda como la blusa estaban sucios y maltratados. Las heridas, en cambio, habían empezado a cerrarse, y sus ojos parecían vacíos una vez más. Sonrió al verla, y sin saber por qué, Fennel cayó en la tentación de sonreír de vuelta.
—Alola.
MostrarEsconder Notas Finales
Para todos aquellos que me han seguido hasta acá, hola de nuevo.
Para los que sólo pasan a curiosear: soy Kiwichi Kazuma.
¡Fin de la segunda temporada! Me gustaría estar un poco más satisfecho, pero esto tomó más tiempo del que esperaba. Lo peor es que escribo esto a la una de la mañana y seguramente diga puras tonterías mañana no las quitaré mientras ordene el capítulo.
Una pelea larga y sangrienta… creo. El otro día que Meri, Nemu, Tommy y yo hablábamos en el discord de las peleas, estratégicas y demás, pensaba en esta, y en cómo mis peleas no son estratégicas. Atem tenía el plan de atacar a Lele por sorpresa con Magearna, y Lele tenía dos planes: fingir su derrota para atraer a Atem y atraparlo con los perros, y mantener a las aves en el cielo por si intentaba escapar. Sin embargo, a partir de ahí las cosas se salen de control y son sólo humanos y pokémon atacándose unos a otros. Quería transmitir una sensación de caos, de un lío en el que nadie está en control, de modo que los lancé a pelear de forma más brusca a partir de ahí, sin estrategias, sólo emociones. No digo que sea la forma correcta de hacerlo, pero me pareció lo ideal acá.
Uzu usando cartas, Ancient Gear, referencias a Yugi y demás. Es probable que más de alguno piense que Kiwi se está yendo a la mierda con lo de crossover y que pronto tendremos peleas con magos y dioses egipcios… no, nada de eso. Si acaso en este fic tengo dos lectores aficionados al Yugi, y ambos situacionales (en el sentido de que no sabía que a ninguno de los dos les gustaba), y no soy tan pretencioso como para "jajaja, voy a escribir una historia que sólo yo entiendo con un montón de referencias oscuras". So, no. Voy a explicar todo. Eventualmente y las pronto que tarde.
Pese a que todavía tengo sentimientos encontrados respecto a este cap, deja a los personajes donde quería para empezar en buena forma el siguiente arco. A partir de ahí, queda completamente en vuestras manos. Voy a seguir dando lata un rato por aquí, so, nos estamos viendo.
≈
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20 Apr 2021 11:51 AM Palabras -
(Última modificación: 20 Apr 2021 06:03 PM por Tommy.)
La historia de Atem y Ciudad Iris es el mejor homenaje que vi en mi vida al episodio de Los Simpson donde aparece el auténtico Profesor Skinner. Solo que acá uno de los dos está muerto y el otro no puede jugar al viernes de siluetas porque siempre va a tener una silueta diferente.
Me encantan las historias de impostores. En Parasyte (el manga/anime) pasa un poco, y también hay un momento así en Chainsaw Man. ¿Te acordás de Chainsaw Man? Hay un capítulo increíble en el que uno de los malos mata a un amigo de los protas sin que se enteren y toma su identidad para ir a sacarles información. Entonces se mete en la casa del tipo, convive con la familia, convive con los protas, habla con ellos, van a escabiar, todo lindo... Y al final del capítulo te muestran al villano largándose a llorar por la culpa que le da haber matado a ese tipo luego de ver cómo era su vida y la clase de persona que había sido, así como los lazos que había trazado con sus seres queridos.
Pero Atem es un usurpador de tronos y, como bien explicaste en su fascinación por la reina Xerneas, en realidad lo que le mueve el piso a la gelatina, que no es más que un grano reventado de Mew, es la opulencia, la grandilocuencia, los lujos, la posición de poder absoluta y de ser reconocido como alguien, y no como una cosa que puede ser cualquier otra cosa. Entonces, no veo capaz a alguien que le roba la vida a un Dios (de dos formas: arrebatándosela con la muerte, y luego con la usurpación de identidad) de generar una auténtica empatía por la vida que tomó, ni por las vidas que deben estar protegidas bajo el ala que decidió hacerse crecer. No puede conectar con los humanos ni con los pokémon porque solo puede tomar su apariencia, pero no sabe cómo vivir como ellos. O, en realidad, no quiere vivir como ninguno de ellos, porque los considera tan inferiores como los consideran los dioses como Lele.
Es divertido ver cómo discuten entre los dos sobre las vidas mortales con una preocupación impostada, casi con el egoísmo del que se angustia viendo cómo maltratan a un perrito mientras se come un big mac. O sea, son como sus mascotitas, como sus Sims a los que deben cuidar porque para eso están. Irónicamente al legendario que más conmocionado vi por la vida humana y mortal fue a Yveltal, aunque capaz el pajarraco estuviera caliente y poco más. Pero es el que, capaz a través de la muerte misma, mayor cercanía tuvo con la auténtica esencia de esa vida precisamente mortal y súper mundana. Mientras la cheta de la hermana se regocijaba con los lujos de su castillo donde la vida no paraba de surgir, y todo el mundo la adoraba por esa cualidad tan divina y próspera.
La verdad, este final de arco fue muy, MUY Battle Phase. Acá hay un choque absoluto de puntos de ataque, de defensa, de efectos, de triggers, de trampas, de todo. Pasó todo, boludo. Fue una BOMBA esto. No lo puedo decir de forma que se lea bonito, pero es que... Mierda, mis huevos hicieron todo lo contrario a estar por el piso mientras iba leyendo. Cuando algo está realmente bien escrito y bien desarrollado, las palabras se van quedando cortas, y la música preciosa que metiste, y la violencia y los conflictos morales disparándose a través de las palabras con mucha más dureza que mordiscos y puñetazos y torrentes de energía arrasadores. No se hizo nada largo ni pesado, y es un mérito enorme considerando que sos especialista en empastar las cosas hasta que se vuelvan demasiado complejas como para ser disfrutables. Bah, eso decís vos y alguna vez pensé yo también, pero la verdad es que en este arco los personajes tomaron auténtico vuelo y empezaron a hacer cosas más allá de todo lo que exponías sobre ellos durante el primero.
Menos Seri, ella siempre hizo cosas y fue hermosa. Y la extraño y la quiero de vuelta.
El momento en que Uzu invoca al Battlin' Boxer Inzektor Buzzwole Terry Crews fue FANTASTICO. Podrías haber reemplazado esa carta de yugi por un beyblade, un b-daman, un medabot o un yoyo que te daban canjeando tres paquetes de figuritas mas dos pesos con cincuenta en el kiosco y de todos modos habría ruleado. No hay falla ahí, no le hagas caso a María la chiflada.
Otro puntazo fue la discusión entre Fennel y Steven. Me mata lo sumiso que nos mostrás acá al campeón, pese a mostrar su lado heroico e idealista. Pero es apabullante el planteo de la científica sobre el tiempo, el pasado y que lo que él quiere que hagan evidentemente ya no se hizo, por lo que invocar una paradoja en ese contexto sería absurdo y no llevaría a nada menos caótico que lo que ya está sucediendo. Me parece que posicionaste adecuadamente a estos dos personajes en concreto para hablar de ese tema particular, porque la científica tiene que cernirse a los hechos mientras que el otro es, precisamente, un héroe idealista enamorado de las leyendas del pasado que no obedece más a las reglas lógicas que a las morales para seguir sus convicciones. Sin embargo, Fennel se embarcó de todas formas en un viaje a través del tiempo y el espacio, por lo que su resistencia a intentar cambiar ese pasado seguramente obedezca a otras razones que las netamente científicas. Una mina como ella, que experimentó hasta con el mundo de los sueños, no puede encerrarse tanto en una sola corriente de pensamiento lógico y matemático.
Y aun así...
Cita:—Ya estuvimos aquí. Estuvimos aquí antes de nacer, en el pasado de nuestros presentes. Somos parte de la historia. Si hubiéramos hecho alguna diferencia en esta batalla, lo recordaríamos, pero no es así. ¿Sabes lo que eso significa? Que no pudimos evitarlo. Que no podemos evitarlo.
—¿Cómo estás tan segura? Tal vez… ¡podemos cambiar el pasado! Tal vez no es demasiado tarde.
—No podemos cambiar el pasado. El pasado no ha cambiado.
Te aplaudo de pie por estas líneas porque condensan re bien la disyuntiva eterna sobre los viajes en el tiempo. Es como un cachetazo espectacular a todas esas pelis pochocleras que tanto amamos pero que siempre dejan más preguntas que respuestas luego de la paja mental inicial. xD
La acción fue brutal, pero no la narraste con saña, sino que se sintió como el desencadenamiento natural de los hechos durante una guerra civil de esas dimensiones. Ja, dimensiones. Fue como el Snyder Cut de la pelea breve y final del capítulo anterior que me había re manijeado, con muchas más cosas pasando todo el tiempo. Adoré ver a los humanos luchando contra los pokémon aún cuando ninguno de los dos bandos estaba peleando por cosas exactamente opuestas, sino por los miedos sembrados en ellos por sus superiores (como en toda guerra, supongo). Nephy rockeándola con sus mil quinientas transformaciones invocándose en el momento justo para hacer su gimmick, muy genial. Kartana siempre, eternamente siendo el MVP de esta historia y llevándose los momentos más espectaculares. Magearna siendo... aburrida. ¿Qué? Me gustó la acción y el misterio que la sigue envolviendo, pero siempre que sale me parece medio un deux ex machina random para justificar la participación de los Power Ranger interdimensionales en todo este quilombo bélico.
¡Como sea! Lamento no poder hacer una crítica más útil para vos. Pero me conforma que sepas que sigo disfrutando como un enano de esta historia, y que debe ser lo mejor que escribiste nunca aun cuando no leí otras cosas tuyas porque no estoy preparado psicológicamente para ver cómo Giratina se culea a Cynthia. Así que seguiré disfrutando cómo Yveltan no puede culearse a Uzu. (?)
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