Longfic- Oscilaciones — Main Phase

Extension largaLongfic
FranquiciaCrossover
GéneroDramaSuspenso
Resumen

I fucked my auntie

#16
[Imagen: ?imw=5000&imh=5000&ima=fit&impolicy=Lett...rbox=false]
Maybe I'm a dream...
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#17
Me gusta de sobremanera como le has dado humanidad a un pokémon tan broken como Yvetal. Sientes su desesperación por querer ir en contra del ciclo de su existencia al ver como se acerca su tiempo para irse a dormir e igualmente es un buen detalle como dejaste ver en la batalla contra Ho-oh que no dejan de ser animales con esteroides y al final su pelea se convierte en una vulgaridad donde se arrancan las plumas entre sí. La relación con los dos anteriores capítulos es ambigua, pero se dejan ver ciertas referencias, más que nada con el ultraente que apareció en el segundo capítulo. Esperemos a ver como avanza esto, que se esta poniendo interesante y i don't necesito sleep, yo need respuestas. Saludos.
[Imagen: g325fpf.png]
Los Fan Arts usados en esta edicion son propiedad de sus respectivos autores
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#18
¡Wah! ¡Qué divertido!

Leer desde mi puesto de trabajo no podría ser más deprimente e incómodo, pero de algún modo eso me ayudó a disfrutar más del pedazo de historia que pariste en el tercer capítulo. Al igual que el segundo, se sostiene estupendamente por su cuenta, aunque se nota el baile trascendental entre los dos, que tal vez van más emparejados y dejan un poco de lado al primero en el suculento ménage à trois. Ojo, el primero me gustó mucho, y me gusta que sea bien terrenal, pero siento que los siguientes despegan a otro nivel. O, bueno, cada uno lo hace más respecto a su predecesor. Tengo bastantes ansias por ver lo que harás con mi querida Galar.

Como bien apreció el estimado Doc, la forma en la que utilizaste el mito de Yveltal y lo pusiste en 4K para apreciarle bien los relieves, defectos y entramados en su piel es para sacarse el sombrero. La relación con Acerola (o antepasada de la misma, tal vez) empieza adorablemente, pero me imaginaba que algo así no podía acabar sin un par de plumas manchadas con sangre y entidades cósmicas explotando por los aires. La irrupción de los Ultraentes te quedó fantástica, casi podía escuchar los coros épicos y cantos gregorianos mientras el caos se desataba en el centro de Kalos. Y la figura enigmática de Atem me volvió loco, al punto que busqué en wikipedia sobre la susodicha deidad egipcia: dios solar representado con cabeza de carnero, de mangosta o como ave Fénix. Ciertamente la dinámica de "pajarraco de la muerte" vs "pajarraco de la resurrección" es híper jugosa para una historia como la tuya.

La relevancia que se le da acá a la temporalidad de este universo y al desequilibrio dimensional, así como el prólogo echando luz al título del fic es una pista necesaria para ver de qué modo puede terminar hilándose todo. Además, eso conecta bien con lo que ocurre al final del primer episodio. Curiosamente, en el segundo se aborda el tema de la muerte, y en el tercero vemos al dios de la muerte renegando de su don particular. Pecó bastante de ingenuo, el pobre.
Ah, y la figura de Xerneas me llamó mucho la atención también. Esa hermana dormida cuyo don es el de proveer a los seres vivos con la inmortalidad. Estaría bueno que abordes su reinado, pero al mismo tiempo suena interesante ver qué carajo pasará cuando ni ella ni Yveltal estén presentes en el mundo. Me gustaría decir que... ¿Nada? Oh well, no habrá masacres ni muertes a mansalva, ni habrá... seres inmortales. (?) Well, yo estoy muy descafeinado, seguro a vos se te ocurre algo más interesante para hacer con ello.

Also, esas palabras resaltadas con color fueron 100% Meriísticas. Te diría que me gustan porque queda más bonito todo, pero no puedo evitar compararlo cuando en los anteriores capítulos no aprovechaste en absoluto ese tipo de recursos visuales. Además ya hiciste enojar a Nemu. (?)

Y hablando de eso: detesté cómo quedó la parte donde se habla de los tapus siendo forritos. No por lo que dice, que está buenísimo, sino por los putos colores y efectitos y brillos internos de las palabras. ¡No se lee un choto! Al menos no en este monitor LG nosecuanto de la pc de escritorio en mi laburo. Tuve que resaltar todo para entender bien qué decía. Si era tu intención que sea incómodo de leer, touché... and go fuck yourself! Quiero mis textitos bien claritos.  HaunterFU

[Imagen: brdgQb0.png]

Y por último, acá no sé si hay un pifie o no entendí el armado de las palabras. Capaz "el aura sombras" sea algo de poke o de filosofía religiocósmica, qué sé yo. xD
 
Cita:El aura sombras que lo rodeaba 

Hermoso cap, ojalá el próximo no tarde tanto en llegar, pero si es en pos de darnos algo de esta calidad, adelante con el hiatus Mr. Vaguiwi. (?)
[Imagen: AiUjW7e.png]
 0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#19
[Imagen: rrYl76h.jpg]
 
 
[Imagen: vS2axv2.png]
 
Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#20
Asumadred.

Me gustó mucho el cap, debo decir, pues  la verdad ver a Yvetal como algo más que una fuerza de muerte y destrucción y darle algo más de instrospección al personaje le dio una vibra diferente a todo y nueva luz; al fin de cuentas, los legendarios en Pokémon (los top tier y algunos bajos) encarnan conceptos, por lo que es ya su mera naturaleza y esencia, ¿quién diría que por una princesa Yvetal ya no estaría a gusto con su naturaleza o se la cuestionaría así? Supongo que es por el efecto de que ella fue la única humana que al principio lo vio tal y como era y no le molestaba en lo más mínimo, hasta que esa misma naturaleza terminó por evitar que ella escapara con los ultraentes.

Y damn, cuando leí sobre como los Tapus terminaron volcándose contra su propia gente en cuanto Kalos los invadió me pudo; usualmente en los juegos los pintan muy agradables y en sinergía con los humanos, pero hasta los dioses tienen caprichos egoístas cuando los humanos no son más que juguetitos a su disposición.

Lo que me recuerda un poco al cap anterior dado que Kartana estaba vigilando unas ruinas si no mal recuerdo y aquí se mención a Kartana antes de que la princesa despareciera en la brecha. No se dice explicitamente que murió, pues aún así tuvo fuerzas para partir los escombros y proteger a la princesa cuando Ho-Oh y Yvetal se estaban peleando, así que probablemente sea el mismo. Y ¿ese bosque sean las ruinas de la antigua Kalos?

Nadie nota la ausencia de uno de los pilares gracias a Xerneas, pero cuando esta se duerma me imagino que se va a desatar todo el quilombo al haber un desequilibro con la ausecia del otra Ave Dios. Y me preguntó que habrá pasado con Ho-Oh después de que regresó a Kanto/Johto ahora que el sueño de Xerneas se acerca.

Pos bueno, a esperar el siguiente cap. La pelea entre los pollos fue 10/10 btw. La verdad, después de Devastal, me gustó ver a otros legendarios con algunos traits similares pero encarnadolos de distinta forma (miedo, desesperación, más que arrogancia).
[Imagen: EoTbvLf.png]
[Imagen: rdHpyS1.png]
 0  0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#21
 
Esto no es una negociación. No es una sugerencia; ni un acuerdo, ni una petición. Ni un comercio, ni un compromiso, ni una rendición.
Esto, es mi marcha de la victoria.
 
Escala 4: Una Victoria tan amarga como el Té Negro — La Tercera Pokéball


14 de Mayo de 2020
 
Había un niño al otro lado de la arena. Debía tener unos ocho años o poco más. Ojos cafés llenos de expectación, una muy molesta expectación que trataba de contener dando saltitos sobre la punta de los pies. Su cabello era verde, desordenado y con una pequeña coleta en la nuca. Entre sus dedos ansiosos sostenía una Pokéball, reuniendo fuerza en sus pulmones para lanzar su desafío.

—Lo siento. El estadio está cerrado.

Masaru vio cómo el aire abandonaba su cuerpo cual si fuera un globo con un pinchazo. Odiaba decepcionar niños. Odiaba decepcionar a cualquiera, pero ¿qué estaban haciendo los de seguridad? ¿Cómo se había colado un niño al centro mismo del estadio?

—Bueno, pero podemos tener un combate —insistió. Masaru contuvo un suspiro.

—Lo siento, no soy entrenador, trabajo en mantenimiento.

Siguió con su trabajo dando la espalda al niño para desarmar una de las cámaras en los laterales. Esperaba que con eso fuera a buscar a alguien más.

—Hmmm… ¿y no sabes cuando vuelve?

—El líder está muy ocupado con un evento súper importante.
 
«Está organizando su próxima humillación pública contra Leon».
—Niño, yo solo arreglo las luces. Ve a molestar a alguien más.

Escuchó sus sollozos y sus pasos apresurados hacia la puerta. Se sentía culpable y odiaba sentirse culpable. Era solo un niño tan entusiasta como cualquiera. No era su culpa que Masaru estuviera tan amargado.
 
«Basta».
Terminó de ajustar la cámara y se levantó con dificultad, poniendo todo su esfuerzo en cada movimiento. Se sentía cansado, el pecho le dolía y empezaba a marearse si hacía movimientos bruscos. Al menos aún podía trabajar. Al menos su trabajo no le exigía demasiado, pero se llevaba lo poco que le queda de buen humor. Y mientras se dirigía a su casillero con pasos lentos, volvió a pensar en el niño. Ocho años y todo un entrenador dispuesto a retar al líder más fuerte de la región. A la edad de ocho, Masaru seguía soñando con salir de viaje y tener aventuras pero le asustaba la sombra de un Corviknight.
 
«Y entonces no estaba solo».
Yuri y Masaru nacieron el mismo dia, con unas pocas horas de diferencia y a unos pocos metros de distancia. Sus casas estaban una junto a la otra y, conforme pasaban los años, crecieron con los mismos ojos cafés, el mismo cabello castaño, el mismo acento del sur y la misma afición por los sombreros. No parecían hermanos o gemelos, sino dos versiones de la misma persona. Y aunque no compartían sangre, sí compartían el sueño de volverse maestros pokémon.

—Tú y yo vamos a hacerlo juntos —le dijo Yuri cuando cumplieron doce—. Vamos a escribir nuestra historia en el lienzo de Galar.

Ahora, mientras se miraba al espejo, se preguntaba qué pensaría Yuri si pudiera verlo. Tenía dieciocho años y había dejado crecer el cabello hasta los hombros. Crecía un poco de perilla en su barbilla y había perdido su gorro hace mucho. Estaba más pálido y los ojos que lo miraban en su reflejo estaban vacíos. Eran ojos de alguien que ya se ha rendido.
 
«Ojos de alguien que no quiere seguir vivo».
Nunca le gustó que ella lo viera en mal estado. Quería ser el mejor delante de ella, la mejor versión de sí mismo, y por eso, cuando debía viajar a Hammerlocke, volvía con regalos como libros y recuerdos de la Universidad, y del maravilloso trabajo que tenía su padre como decano; omitiendo sus continuas visitas al hospital o el hecho de que sus padres no se dirigían la palabra.

Sucedió cuando tenían catorce años. A ella le habían crecido los pechos y a él le habían salido espinillas. Cada vez eran menos parecidos, y cada vez era más difícil para Masaru seguirle el paso. Para ese punto, ya había aceptado que sus sentimientos por ella eran más que simple amistad, y anhelaba que dejara de ser su reflejo para convertirse en su otra mitad. Tenía esperanzas; habían estado juntos desde el nacimiento y la mitad de sus vidas habían planeado su viaje por Galar. Tenía tiempo, tendría muchísimas oportunidades para hablarle de sus sentimientos y para saber cuáles eran los suyos. Así que cuando viajó de visita a Hammerlocke con su padre, lo hizo con la seguridad de que, dos semanas después, su vida cambiaría para siempre.

Una carcajada resignada escapa de su garganta cuando cierra su casillero. Su mano derecha sostiene un termo de color rojo con un líquido oscuro en su interior. Siente la tentación de beberlo, el intermitente dolor en los huesos de la espalda lo tienta, pero se contiene. Ninguno de los dos puede forzarse demasiado.


 




Volvió a encontrarse con el niño en la librería. El último tomo de “PF” acababa de salir a la venta y le agradaba contemplar desde fuera las estanterías repletas de libros. No era un best seller, ni mucho menos, pero la gente de Hammerlocke siempre tuvo a Eniss, su autor, en un alto concepto.

—¿Vas a comprarlo? —preguntó el pequeño. Masaru negó con un bufido.

—Lo recibí hace una semana y lo terminé ese mismo día.

—¿Es bueno?

—Más o menos. Es un spin-off de la historia principal. Trata sobre un pokémon que pasa mucho tiempo encerrado y se olvida qué es.

—Mmm… no entiendo.

—Tampoco yo —se encogió de hombros. No le gustaba tanto como la historia central, en la que podía identificarse con los personajes. Aún así, le tenía un fuerte cariño a esos libros.

—¿Hace cuánto que los lees?

Cuatro años ya. El primer volumen fue un regalo de su padre durante aquella nefasta visita a Hammerlocke. En aquel entonces lo lanzó a su mochila de viaje sin siquiera verlo, decidido a usar su tiempo en la ciudad para preparar lo mejor posible su viaje con Yuri. En retrospectiva, es como si aquellas dos semanas nunca hubieran existido; una mañana salió de su casa en Postwick y subió a la cabina con los ojos cerrados para no ver a ese Corviknight, y lo siguiente que pasó es que estaba llamando a la puerta de casa de Yuri y alguien a quien nunca había visto salió a recibirlo.

—Hope…

Un chico de ojos dorados, piel morena y un poco más alto que él. Aunque le tendió la mano con cordialidad, Masaru supo desde el primer instante que aquel chico era peligroso. Que había venido para arrebatarle todo lo que quería.

Acababa de mudarse, justo a la casa de a lado. A diferencia de ellos, ya contaba con su propio pokémon: un Wooloo que Yuri adoraba abrazar. Sabía más sobre Pokémon que los dos juntos, su habitación estaba llena de figuras y, aún más, su hermano era el mismísimo campeón. ¿Cómo se suponía que iba a competir contra eso? ¿Cómo podía ser más genial?

—¿Por qué tenías que competir? Yuri ya era tu amiga —dijo el niño—. ¿No podías hacerte su amigo?

—Yo también creía que podía, pero… no fue justo. Se suponía que éramos dos. Que estábamos juntos desde hace años y él… él llegó de la nada y, de repente, es su mejor amigo. Le trata con la misma confianza, le cuenta las mismas cosas… ¿qué se suponía que hiciera? ¿Qué se suponía que sintiera?

El niño dio un vistazo alrededor y Masaru se fijó en la gente que los miraba. Empezaron a caminar calle abajo tratando de no llamar la atención.

—¿Qué hiciste?

—Cállate.

A diferencia de Masaru, Hope podía correr. Hope no se mostraba inseguro, Hope no peleaba con Yuri, sólo la hacía reír. A sus catorce años, el instinto de Masaru le decía que no debía odiarlo, que debía ser su amigo; porque en el momento en que empezara a odiarlo tendría que admitir que lo había derrotado. Que había venido a arrebatarle su lugar y nada podría hacer para evitarlo.

—Ahora tengo 17. Ya puedo admitir que es mejor que yo y odiarlo todo lo que quiera.

Quitó la tapa a su termo y miró fijamente al líquido negro. Dio un pequeño sorbo y sintió cómo sus músculos se secaban y se apretaban a sus huesos. Una nube plateada, al mismo tiempo brumosa y deslumbrante pasó frente a sus ojos y sintió que perdía el equilibrio, pero el dolor en su columna se hizo soportable y pudo pensar con más claridad.

—Era como yo, pero mejor en todo lo que soy bueno, sin mis defectos y con un hermano campeón. Qué injusto.

—¿Y qué hiciste? —repitió el niño.

—Lo único que sabía hacer: me dejé vencer. Vi cómo tomaba mi lugar en su corazón y en nuestra vida. Y un día su hermano, el campeón, dijo que eran prodigios y todo eso y les consiguió la oportunidad por la que ella y yo esperamos tanto tiempo. Incluso les consiguió pokémon.

—Y tú… ¿qué hiciste?

—Lo único que sabía hacer —suspiró—: Echarlo a perder.


 




Camino a casa, se encontró con dos miembros del Team Yell vendiendo mercancía.

—¿Qué son? —preguntó su pequeño acompañante. Cuando pasaron junto a ellos, le entregaron un panfleto a Masaru.

—Admiradores. Hace algunos años apoyaban a una entrenadora prodigio. —Revisó el panfleto. Anunciaba que Piers iba a dar un concierto pronto en la ciudad. Masaru sonrió con satisfacción. Piers había sido importante para él, pero siempre fue un artista underground que rara vez tocaba fuera de Spikemouth e incluso se retiró hasta que, recientemente, volvió a tocar y empezaba a despegar como artista.. Tal vez debería comprar un par de entradas.

—¿Con quién irás?

—Un amigo viene a la ciudad. Alguien tiene que enseñarle de música.

—¿De visita?

—Tal vez. Es entrenador pokémon.

El pequeño sonrió.

—Así que tienes amigos. Lo que sea que pasó, no terminó contigo.

—Créeme, sí lo hizo.

Ignoró todas las advertencias y huyó de casa tras ellos. Al igual que él, un pokémon había sido dejado atrás. Hope eligió un conejo hiperactivo que desbordaba su misma confianza y de fuego como su hermano. Yuri se encariñó con el tímido Sobble, según le dijo después (la única ocasión en que hablaron durante sus viajes) mientras que Masaru tomó los restos: el monito simpático y un poco torpe que se esforzaba para hacerlo sonreír en sus malos ratos.

—Grookey.

Ser un entrenador pokémon debía ser divertido, y es cierto que hubo buenos momentos en esos meses, pero la mayor parte del tiempo se la pasaba entrenando, siempre ocupado en alcanzar a Yuri y a Hope. Si habían empezado antes, él debía esforzarse más si quería estar a su altura. Demostrar que era digno de el lugar que le habían arrebatado. Al principio fue difícil; incluso los Blipbug y Rookidee eran serios obstáculos para Grookey, por no hablar de los gimnasios, los infernales gimnasios. Milo lo retuvo una semana e incluso Nessa le tomó tres intentos. Pero su verdadero punto de quiebre llegó cuando alcanzó el tercer gimnasio.

—Te tomaste tu tiempo —le dijo Kabu cuando su insecto del demonio cayó por fin. Para ese entonces, Masaru conocía Motostoke como si hubiera vivido ahí toda su vida, y estaba demasiado tenso y agotado como para disfrutar de su victoria—. Tú… me recuerdas a alguien. A una chica que vino antes.

—¿¡Yuri!? —su pecho subía y bajaba con su respiración, y Thwackey, aún en la arena, parecía tan cansado como él, pero la sola mención de su nombre bastó para que se sintiera reanimado.

—Sí, fue hace como un mes. Ella y el hermano del campeón.

Fue como si lo hubieran abofeteado. La fuerza lo abandonó y cayó de rodillas. Un mes. Ya había perdido un mes en una sola ciudad. ¿Qué tan lejos estarían? ¿Qué tan fuerte se habría vuelto? Su viaje juntos… su tiempo juntos…

Alzó la vista y logró contenerse antes de que las lágrimas escaparan de sus ojos. Kabu lo miraba con una mezcla de incomodidad y compasión. Parecía decir que lo sentía, pero que Masaru no era como ellos. Los mismos ojos con que Milo y Nessa lo miraron.

—Mira, el talento no es todo. Explora todas tus alternativas. Sigue intentando antes de rendirte.


—¿Y dónde está Thwackey ahora? ¿Evolucionó a Rillaboom?

—Hice caso a Kabu —espetó—. Yuri me contó sobre ese pokémon que ella y Hope encontraron en su viaje. Un pokémon legendario los había elegido, o al menos eso parecía. Así que yo… si a mí no me elegía nadie, iba a elegir yo.

—¿Encontraste al pokémon?

No la misma, a su hermano. —Se cubrió los ojos con una mano, intentando suprimir el recuerdo, la sensación de esa garra sobre su espalda—. Lo eché a perder.

—¿Y Thwackey?

—Ya te dije que lo eché a perder —suspiró—. ¡Lárgate de una vez!


 




Ya era de noche cuando llegó a su departamento. Lanzó su mochila al sofá y se dejó caer en el suelo con la espalda contra la pared, balanceando el termo rojo en su mano derecha.

—¿Qué es eso que tomas todo el tiempo?

Normalmente se unen a tazas de té —murmuró—. Pero éste se conformó con un termo. Es el único que llevo conmigo desde entonces.

El niño hizo una mueca de asco.

—¿Has estado bebiendo un…?

Dicen que absorben la fuerza vital de cualquiera que trata de beberlo. También reduce mi pulso y atenúa el dolor.

—Eso no suena muy saludable.

—No lo es, pero me ayuda a no pensar. Me quita energías para pensar.

—¿Pensar? ¿En qué?

—En todo. En Yuri.

El niño apartó la vista con desagrado. Era claro lo que pensaba de Masaru. Lo mismo que Masaru pensaba de Masaru. Había fracasado como ser humano. Estaba más allá del punto de retorno.

—¿La odias?

—¿Qué?

—¿La odias?

Notó cómo sus propias manos temblaban. Cómo su garganta se cerraba cuando trataba de articular las palabras.

—Ella no hizo nada malo. ¿Qué culpa tiene de que el campeón la considere especial? Y Hope es más divertido. ¿Qué culpa tiene de eso? ¿De que sean amigos o… algo más? Sólo los hubiera retrasado.

 
«Tú y yo vamos a hacerlo juntos»

—Lo hubiera echado a perder.
 
«Vamos a escribir nuestra historia en el lienzo de Galar».

—Esa historia no existe. Nunca existió —negó con la cabeza—. Existió pero yo no estaba en ella.

Sintió su smart-rotom vibrar dentro de su pantalón, interrumpiendo sus pensamientos. No reconoció el número de la pantalla cuando respondió.

—¿Masaru?

Sintió que su corazón se detenía cuando reconoció su voz.

—¿Cómo conseguiste este número? —como siempre que estaba asustado, retrocedió.

—Raihan me lo dio.

 
«Ese idiota entrometido».

—¿Qué quieres? —La voz le salió más áspera de lo que pretendía.
 
«¿Por qué llamas ahora?»

—Quería saber cómo estabas… y felicitarte.

Sentía cómo la ira empezaba a subir a su cabeza.

—¿Felicitarme? ¿Por qué?

—¿Cómo que "por qué"? Es tu cumpleaños… nuestro cumpleaños.

 
«No pareció importarte los últimos cuatro años».

—No me digas que lo olvidaste.

Lo hizo. Hasta ese momento lo había olvidado por completo, y no lo hizo sentirse menos patético. Pasar su cumpleaños solo, en su deprimente departamento y con un niño que no estaba ahí.

—¿Masaru? No puedes seguir así. Te estás haciendo daño, y esa… cosa… necesitas ayuda.

—¿De quién? ¿Tuya?

—Tus padres están preocupados —insistió—. Nunca hablas con nadie ni…

—¿Y a ti qué te importa?

Sus amigos, sus padres, incluso sus sueños. Había acabado con todo. Había destrozado su propia vida.

—¿¡Y a ti qué te importa!? ¿Crees que puedes llamarme después de todo este tiempo para juzgarme? Tú me dejaste atrás. Dijiste que lo haríamos juntos, tú…

¿Por qué decía esas cosas? Siempre esperó volver a hablar con ella, y ahora…

—Estoy aquí, Masaru. Escúchame —percibió su miedo al otro lado de la línea—. Necesitas calmarte. Necesitas…

—¡NO ME DIGAS LO QUE NECESITO!

Su smart-rotom se rompió contra la pared y se apagó. Masaru abrazó sus rodillas y dejó las lágrimas fluir.

—Necesito respirar —confesó—. Necesito saber que puedo salir. Necesito a mi Grookey…

Intentó destapar el termo, pero sus dedos temblaban y se escapó de sus manos derramando su contenido por el suelo.

 
«Lo eché a perder, de nuevo».

—Necesito que me digas que me quieres.

Se dejó ir. Con una larga y amarga carcajada y la cabeza hundida entre los brazos. Se dejó ir en su miseria y desesperación. Nunca sería feliz. Nunca sería más. Había jugado todas sus cartas y quemado todos sus puentes.

 
«Déjame morir».

—Tal vez no es tan tarde —dijo el niño en la habitación.

—¿Y tú qué sabes? Ni siquiera estás aquí.

Alzó la vista y lo miró a los ojos, al fin entendiendo por qué le era tan familiar: se estaba viendo a sí mismo a los ocho años; cuando tenía aún esperanzas y oportunidades. Una versión de sí mismo que ya nunca podría ser.

—Tal vez —admitió el pequeño—. Pero tampoco tienes que ser lo que eres.

—¿Quién lo dice, mi subconsciente?

Por toda respuesta se encogió de hombros y eso lo hizo volver a reír. Hasta su subconsciente sabía que estaba jodido. Vio a través de él y reconoció su teléfono destrozado.

—¿Yuri también? ¿Fue una alucinación?

Dos finas lágrimas corrían por las mejillas de ambos.

—Tanto como yo.


 




Esa mañana se levantó con los primeros rayos de sol. Lo primero que hizo fue tomar la escoba y limpiar el estropicio que había dejado por la noche.

—Vamos.


Mostrar


Le quedó claro que no podía seguir así. Empezaba a perder la cordura, y sus propias alucinaciones le decían que parara. Pese a sus súplicas, aceptaba de mala gana que no quería morir.

Se envolvió en su abrigo y salió al frío viento de la mañana. Mientras caminaba hacia la estación, reflexionó de nuevo sobre lo ocurrido. Tanto uno como otro fantasma le decían que debía salir de su miseria y, si bien no eran reales, significaba que, en alguna parte de sí mismo, él también quería cambiar; quería creer que podía ser feliz. Aún si no tenía idea de cómo.

—¿Sigues conmigo?

Siempre —respondió su yo de ocho años.

—No sé si funcione —admitió—, pero vamos a intentarlo.

Diez minutos después, habían llegado a la estación. Treinta minutos después, el primer tren abrió sus puertas. Masaru buscó con la mirada hasta encontrar a un joven de ojos y cabello lavanda con una pesada mochila de viaje a sus hombros, un growlithe entre sus brazos y un spinarak dormido sobre su cabeza.

—¿Myu_64?

El chico sonrió cuando lo reconoció.

—¿VictorKing?

Caminó hacia Masaru, que lo miró con una mezcla de asombro y decepción sin decir una palabra más.

—¿Qué pasa?

—Nada, nada, es sólo que…

—¿Qué pasa? —repitió Myu.

—Pensaba que eras una chica. Ya sabes, por el nombre y eso.

Esta vez fue Myu quien se quedó sin habla mientras Masaru le pasaba un brazo por los hombros y lo conducía lejos del resto.

—Está bien, está bien. Vamos a comer algo primero. ¿Esos son Gazy y…

—Genju —respondió alzando los ojos hacia la araña en su cabeza.

—Bien, Genju. También buscaremos algo para ti de camino a casa.

Caminando calle abajo, el chico se frotó los brazos por el frío.

—¿De verdad puedo quedarme en tu casa?

—Está bien, pero ignora el camino de rosas a mi habitación. ¿De verdad no eres una chica?

Se ganó un puñetazo en el hombro y ambos empezaron a reír. Masaru hizo su mejor esfuerzo por sonar sincero.

—Tienes que contarme todo eso. Sobre ese árbol blanco, sobre ese pokémon diabólico… y sobre esa chica. Parece sacado de una fantasía.

—En parte una fantasía, en parte una pesadilla. Y lo que pasó después fue aún más extraño.

—Tenemos tiempo. Te vas a quedar un par de semanas, ¿verdad?

—Algo así. Ah, y por cierto.

 
«Feliz cumpleaños».
[Imagen: UTOWGiU.jpg]
 0  0  0  1  1  0  0  0  0  1  0  0  0
#22
[Imagen: rrYl76h.jpg]
 
 
[Imagen: vS2axv2.png]
 
Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
 0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#23
Bueno, leído. Este capítulo me pareció destacable más que nada por cuestión de detalles y ideas que metiste dentro de la historia. Me gusta que hayas usado a un pokémon como sinistea de forma tan original y como escribiste la historia de Masaru. Volvemos a ver al personaje que presentaste en el primer capítulo, que por un momento pensé que lo habías abandonado, aunque aun no sabemos que le tiene que explicar a Masaru, supongo que tendremos que esperar un poco más. Esta historia tiene pinta de esas que prefieren ir lento y que no te van a soltar las respuestas tan fácil, lo que me gusta.

Espero más.

Saludos.
[Imagen: g325fpf.png]
Los Fan Arts usados en esta edicion son propiedad de sus respectivos autores
 0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#24
No esperaba que los Victor y Gloria de aquí (yeah, deduje fácilmente que eran ellos) tuvieran un contexto más... ¿incestuoso? No sé, esa forma en que Masaru toma todo el tema de su hermana con un novio me lleva a pensarlo, incluso lleva las cosas a unas alucinaciones tipo Joker.

A ver si Myu le sirve para no caer en la locura total, aunque veo plausible el chance de que no solo le consuma, sino que también se lo lleve en ese camino.
[Imagen: ?imw=5000&imh=5000&ima=fit&impolicy=Lett...rbox=false]
Maybe I'm a dream...
 0  0  0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0
#25
Escala 5: Una Muñeca Sombra de Mecanismo Antiguo — Sentimientos hacia el Futuro


Mostrar Comentarios (ahora sí)



Vale, ahora sí quedó. Ya no me va a trollear el sistema de borrador del foro. Espero.

[font]Nemu
 también me hace gracia ahora que mencionas lo de los Simpsons… o me hacía gracia, hasta que me di cuenta de que estaba pensando en el meme del mundo sin abogados. Pero ya me acordé del cap en el que Homer mata a Marge. Es Selma baboso. En fin. Por ahí tengo ganas de spoilear peeeero las consecuencias del mundo sin Yveltal es algo que quiero que descubran.
Sobre las oraciones en color… no traté de que tuvieran sentido, sólo metí colores donde creí que se veían bonitos.

Doc Muchas gracias por seguir leyendo. Also, por ahí tienes razón con la de las aves. Trataba de establecer un contraste entre la narradora (que las hace ver bonitas) y la perspectiva de la princesa (que ve a los dioses como algo más mundano). En un sentido más meta… serían ambos usando Struggle. 
En cuanto a las respuestas… no tengo muchas. A corto plazo. Dejame un par de capis más.

Tom Sí… como dices, el primer cap también creo que es algo más meh que los demás. Y es que Myu por sí mismo es algo más meh que los demás. Por eso tenía que ser el primero; porque iba a quedar mal luego de los otros (y porque es el que tiene más pinta de preludio). Igual, como el más terrenal, se va a ver más conectado cuando la trama se vuelva más… terrenal.
Respecto a los colores, sí, es un homenaje a Meri. Específicamente porque mientras armaba este fanfic nuestra forra favorita se mandó este pedazo de historia nivel 6 con alitas de platino y halito en la cabeza multiversal buster que está por acá. Me di cuenta de que en concepto me era genial y quise hacer un homenaje por la inspiración que me dio. Y si vas a reconocer a alguien hay que hacerlo completo… aunque ahora me gustó hacerlo, así que voy a seguir con los colores.
Also, gracias por la errata. Ya lo corregí. Creo, han pasado como dos meses WTF. Igual lo de los colores que se me fue la mano con las luces. Se veía más bonito en mi cabeza.

Saku mil gracias por seguir por acá. Fíjate que lo que mencionas era algo que quería resaltar… sí, la princesa aprecia a Yveltal como nadie y sí, él se siente aceptado por primera vez… pero lo que hace sigue siendo malo, lo que ambos hacen, y cuando esa fuerza destructiva se vuelca contra ella, la princesa no puede lidiar de inmediato. 
En cuanto al final feliz… la verdad no puedo spoilear. Pero qué aburrido sería acabar la historia tan rápido.

Dora yes, yes, yes. Pillaste un montón de cosas que dejé por ahí. Muchas de ellas son bait y otras cuantas son legit pero no puedo decir cuál es cuál o se acaba la gracia. Igual me encanta leer cuando alguien especula (tal vez porque también me gusta mucho especular). 
Algo curioso sobre los tapus es que sus descripciones pueden ser algo… perturbadoras. Así que aunque me gustaría tomar el crédito, la verdad es que acá casi todo fue tomado del canon. Si algo aprendimos es que Fini es una perra, Koko un psicópata, Bulu es un hijo de puta y Lele es una yandere. 
Respecto a los legendarios… la verdad es que siempre me ha gustado tenerlos como tema. Tal vez porque son los pokémon más identificables  y sobre los que es más fácil escribir una historia. Por ahí seguirán saliendo.


Saku" muchas, muchas gracias por tu entusiasmo. Y sí, tienes razón, mucha razón, en lo que mencionas al principio. Éste capítulo puede ser incómodo de leer… yo mismo pensé que iba a serlo y me tenté mucho a cambiarlo, pero era necesario que fuera así. 
Algo con lo que quería jugar era que lo que vemos es solamente la perspectiva de Masaru, que no sólo guarda muchas cosas para sí mismo, sino que tiene una visión muy pesimista de la vida y una percepción muy distorsionada de sí mismo. 
También quería, como dices, jugar con el punto de vista de alguien "normal" que no es el super prodigio con el Repartir Experiencia Roto. De ahí viene el título, pero precisamente porque Masaru es tan… Masaru, que al final acabó como algo muy extremista.
Doc tal vez suene arrogante, pero la idea del Sinistea como un narcótico que alguien bebe voluntariamente me encantó desde el primer momento y estuve seguro de que debía incluirlo. Y en cuanto a Myu… no, no me iba a olvidar de él. De hecho tenía que regresar justo en este capítulo porque si no lo hacía, el siguiente iba a tener un efecto terrible. Y eso. Digo algo más y spoileo.

Nemu hay una razón por la que decidí llamarlos Yuri y Masaru: porque Tommy acá presente ya está escribiendo un fanfic sobre Galar donde son Víctor y Gloria. Y Plushy, al escribir el suyo, le cambió el nombre a Arthur. Por eso dije Fuck a la consistencia con los nombres para darles esos dos que, después me di cuenta; son muy parecidos a otros dos nombres. Aterradoramente. Casi como si hubiera sido a propósito. Pero funciona.
But no, no son hermanos. Vecinos, amigos, crush, pero hasta ahí. Soy un pervertido decente, no un degenerado. Y sobre el Joker… nah. La inspiración es otra. Un autor mucho más magnífico.

En fin. Con este capítulo termina la primera parte del fanfic que vamos a llamar la Draw Phase, aunque para que acabe el primer arco todavía faltan ocho capítulos así que… gracias por tu atención. 

Y una canción para el fic, como siempre. Me vale verga que sea meme, está muy bonita.
[/font]

Mostrar

 
—Espero por ti.

Había dos personas sentadas a ambos lados del tablero de ajedrez La primera era una mujer en sus treinta y tantos en una bata de laboratorio. Había cambiado sus zapatillas por un par de deportivas, sus anteojos por cirugía láser y el largo cabello que antes llegaba a sus tobillos ahora bajaba a la altura de sus hombros, por lo que tampoco necesitaba los clips en forma de flor. Eran pequeños sacrificios en su persona por un estilo de vida más práctico.

La segunda. Al otro lado de la mesa, era una cámara con forma de Pokéball apoyada en un soporte de tres patas. Su lente iba de un lado a otro del tablero, eligiendo su próximo movimiento, y unos segundos después, un pequeño Ponyta blanco de acero se deslizó a través de las casillas por su cuenta.

—Ha sido una semana muy tranquila. —La profesora tomó un Bisharp negro entre sus dedos y lo hizo avanzar en diagonal—. Pero cualquier día de estos van a atacarnos.

Un Bronzong blanco retrocedió hasta su esquina inicial.

—Tú también deberías atacar de vez en cuando… pero no importa. En cuanto aparezcan, podremos irnos.

Fennel nunca había sido fanática del ajedrez, pero era una de las pocas formas en las que ella podía comunicarse. La profesora ganaba tres de cada cuatro partidas, de lo que deducía que su oponente tampoco era muy buena.

Estaba por atacar con su Pikachu cuando la puerta se abrió de golpe. Al suelo cayó una niña de ojos grandes, cabello negro y un gorro rojo.

—Moon, un día de estos vas a lastimarte —Advirtió la profesora, como todos los días—. O peor aún, vas a lastimarme a mí.

—¡Profesora! ¡Es importante! —La niña se levantó con un salto y se aferró a los bordes de su bata—. ¡Encontramos un pokémon!

—Es imposible —negó con la cabeza—. Los pokémon no pueden sobrevivir en este ambiente. No hay fuentes de agua ni de alimento…

—Estaba muy débil —admitió Moon—. Marnie lo está cuidando, ¡vamos a verlo!

La profesora sonrió para sus adentros. Un pokémon ayudaría a levantar la moral de todos, junto con la sorpresa que tenía preparada. Y como si lo hubiera invocado, una voz resonó a través de los altavoces.

—Profesora, está listo.

—Más tarde iré a ver a ese pokémon —dijo a la niña mientras le pasaba una mano por el cabello—. También voy a mostrarles algo.

Tomó la cámara de la mesa y abandonó la estancia a pasos rápidos. Bajó al piso inferior, hacia el centro de máquinas, donde la esperaban dos más de sus compañeros: el primero era un hombre mayor, alto y delgado, de expresión maliciosa y cabello púrpura que vestía un uniforme negro con una "R" roja en el pecho. El otro era un niño pálido de cabello azulado y ojeras bajo los ojos que hacía lo posible por evitar contacto visual.

En una mesa frente a ellos había una réplica de Master Ball del tamaño de un balón. La profesora pasó los dedos por su superficie.

—Así que está lista… aún no puedo creer que lo hayamos logrado. Gracias por su apoyo; Cyrus, Petrel.

—La mayor parte la hizo usted —replicó el niño—. Yo sólo ayude con los circuitos.

Bajó la cabeza, junto sus manos en la espalda y empezó a caminar por la estancia. El hombre mayor se limitó a sonreír.

—Bah, todo miembro del Team Rocket digno de su uniforme tiene algo de mecánico.

Caminó hacia el fondo, donde estaba el panel, y abrió una puerta tras la cual se encontraba una gema brillante en forma de corazón conectada a la maquinaria.

—¿Es seguro? —preguntó Petrel.

—Lo es. Almacenamos energía para una semana.

Sin decir más, retiró la fuente de poder y ella quedó sumida en la oscuridad por unos segundos que se sintieron eternos.

—Puedes abrir tus ojos ahora.

El cuerpo de Magearna obedeció y sus ojos se abrieron. Fue en ese momento que se dio cuenta de que tenía ojos y cuerpo por primera vez en quinientos años.

—Encontramos tu cuerpo y lo reparamos entre los cuatro. Por desgracia, no pudimos arreglar la función de audio, pero al menos podrás pasear por la nave y convivir con todos.

La pequeña robot giró sobre sí misma y fue probando una a una sus articulaciones. A través de su rostro inexpresivo, parecía contenta con la sorpresa.

—Bienvenida —dijo la profesora—. Al AGS.



 




Fennel la presentó brevemente a la tripulación y después mandó a todos a trabajar. Magearna era libre de pasear por la nave que hasta hace una hora albergaba su alma. Su creador había diseñado los muros de la ciudad como un sistema de emergencia en caso de que necesitaran escapar, pero de eso hacía mucho tiempo. Sus últimos recuerdos son de cuando Fennel activó la nave hace algunos años y conectó todas las cámaras de vigilancia que funcionaban como sus ojos. Ojos que sólo veían para adentro y con los que había observado atentamente a todos sus habitantes. Los conocía y se sentía parte de ellos, pero ahora que tenía un cuerpo, tal vez pudiera comprenderlos mejor.
​​​​​
Sus pasos la llevaron a la enfermería. Ahí encontró a una chica alta con un ligero vestido rosa. Su cabello negro caía suelto por su espalda y sus ojos turquesa estaban atentos en el pokémon sobre la mesa.

—Es un Eevee, pero…

—Lo sé, es variocolor —respondió Fennel mientras acariciaba sus orejas grises—. Es imposible sobrevivir en un ambiente tan hostil como este, peor aún para un Eevee. ¿Cómo es que sigue con vida?

—No por mucho si no lo hubiéramos encontrado.

El pokémon, sin embargo, parecía todo menos desahuciado. Subió al hombro de la profesora y empezó a frotarse contra su mejilla.

—Pues tendrá que quedarse con nosotros —sonrió—. ¿Crees que Moon quiera capturarlo? ¿O acaso tú…?

Marnie bajó los ojos y la profesora también apartó la vista. En el pasado, el AGS era hogar de varios pokémon como Morpeko, Decidueye, los Weezing, Metagross y los demás. Pero dos meses atrás, Cradily empezó a sentirse mal. Tenía algo llamado "fiebre" y pese a los esfuerzos de todos, la condición se propagó por el resto de ellos. Fueron días oscuros en los que nadie reía, y todos los tripulantes tenían la misma expresión sombría. Y Magearna, que los vigilaba a través de las cámaras, se sentía incapaz de hacer nada.

—¿Cómo van las flores? —preguntó la profesora cambiando rápidamente el ambiente.

—Crecen bien. Estarán listas para hoy.

—Bien, toma las ocho más grandes y prepara todo para la noche por favor.

—¿Ocho? —miró brevemente a Magearna—. Como diga.


 



Luego de Petrel y la profesora, Steven era el mayor del grupo. Un hombre joven de cabello y ojos azules con una barba incipiente enmarcando su sonrisa. Al principio su trato era cordial, pero mantenía cierta distancia con el resto. Con el paso del tiempo, sin embargo, empezaba a abrirse más. De entre todos los de la nave, era al que Magearna deseaba conocer más.

—De acuerdo a lo que hemos aprendido de ti, deberías ser capaz de comprender el lenguaje humano. Pero aún no sabemos cómo ponerte un micrófono.

Magearna lo siguió en silencio por el pasillo hasta una de las pocas habitaciones en la nave que no conocía.

—Cyrus nos prohibió poner cámaras aquí. Le hace sentir intranquilo saber que lo observan.

Abrió la puerta y se encontraron con un amplio taller lleno de artilugios metálicos. El sitio estaba impecablemente limpio y las herramientas en la repisa en perfecto orden. Sentado frente a su mesa de trabajo, encontraron al niño trabajando en un tosco robot de grandes engranajes que se asemejaba a un perro.

—Cyrus —llamó Steven—. Vamos a trabajar con Magearna y su voz.

—En tres minutos —replicó el niño sin alzar los ojos—. Casi termino.

—Será mejor no molestarlo —acuñó Steven, y guió a Magearna por el resto de la estancia, su "mitad" del taller que ni por asomo tan ordenada como la de Cyrus. En su mesa había unas pocas herramientas, un microscopio muy rudimentario y algunas piedras extrañas de colores. Tomó una de color gris y brillo metálico casi transparente y se la ofreció a Magearna.

—Esta la encontramos en el último mundo que visitamos. No se parece a nada que haya visto antes.

Después le ofreció una gema roja del tamaño de su uña.

—Y esta es de ese mundo con los volcanes flotantes. —La presionó con sus dedos y la gema se aplastó como si fuera de goma—. Su composición molecular no tiene sentido. Al menos no bajo nuestras leyes. ¿Y recuerdas aquel mundo que parecía un enorme cementerio donde siempre era de noche?

Magearna asintió y Steven le mostró una pequeña pirámide de cristal multicolor.

—Esto lo encontramos ahí. Es sólo un pisapapeles de resina con tinte de colores. ¿Cómo fue que llegó ahí? Tal vez hay alguien viajando a través de mundos además de nosotros. ¿Dónde estará? ¿Qué busca? Tal vez pueda ayudarnos, o tal vez necesita nuestra ayuda. En cualquier caso, es una prueba de que alguien estuvo aquí y tal vez siga en algún lugar.

—Si esas cosas lo atraparon, no lo creo —respondió el niño, interrumpiendo la conversación. Había terminado su trabajo y ahora el pequeño can de engranajes corría alegremente sobre la mesa.

—Increíble, casi parece un Pokémon —alabó Steven, y entonces se dirigió a Magearna—. Cyrus se basó en tu diseño para construir estos amigos, pero aún no sé si se supone que son zigzagoons o houndours.

—Solo hice ingeniería inversa —replicó en voz baja—. Steven y Fennel me ayudaron a construirlo y Petrel a encontrar materiales.

Bajó de su silla y el robot lo siguió al suelo. Pese a su tamaño, los ojos rojos y los grandes colmillos lo hacían parecer amenazante.

—No resistirán contra los más grandes —dijo con las manos en la espalda—, pero van a defendernos de los pequeños.

—¿Cuántos tenemos?

—Quince con este.

Steven se mesó la barba rala, pensativo. —Sin nuestros pokémon, dependemos de ustedes dos… tres, ahora que contamos con Magearna —le sonrió a la muñeca—. Sólo haz lo que tú puedas.


 




—Y luego de eso, ¡El condenado mocoso se robó nuestro Lapras! ¿Tienen idea de cuánto vale? Es una especie en peligro de extinción!

Petrel gesticulaba y hacía movimientos exagerados con los brazos para su modesta audiencia: Moon, Magearna, y una niña de ojos rosas largo cabello negro que abrazaba sus rodillas con expresión aburrida. Moon se apresuró a corregir.

—¡No es cierto, las playas están llenas de Lapras!

—Eso será en tu mundo. En el mío no queda casi ninguno. Como les decía, ese niño y su Lapras vencieron a la Nidoqueen del jefe de un solo golpe, ¡Y nos mandaron a volar a todos con su Hidrobomba!

—¿Así?

Movido por una fuerza invisible, el ex-criminal y ahora niñero empezó a levitar por los aires. La niña de ojos rosas apuntaba con un dedo hacia él mientras sonreía. Moon, a su lado, se sujetaba el vientre sin poder contener la risa.

—Basta, Sabrina… quiero escuchar el resto de la historia.

—Yo no, es aburrida… si ese Team Rocket invadiera Ciudad Azafrán, yo los echaría a todos.

—Jeje, eso es lo que crees —le dijo el hombre flotante mientras se frotaba las manos—. Nadie escapa a las artimañas del Team Rocket. ¡Puedo contarles historias que las dejarían sin habla! Como esa ocasión en que luchamos contra el legendario Mew, o cuando Protón y yo nos disfrazamos de floristas para entrar en el gimnasio de Azulona.

—Imposible —dijeron las niñas al unísono.

—¿Eso creen? —se cruzó de brazos—. Pues tal vez no les cuente ninguna.

—¡Cuéntanos sobre Mew! —pidió Moon.

—Eso es cualquier cosa, ¡cuéntanos de cuando se disfrazaron de mujeres! —exigió Sabrina.

—¡Me toca escoger!

Las niñas empezaron a discutir y Petrel cayó al suelo de cara. Mientras se sacudía el uniforme, notó que Magearna miraba a su alrededor.

—¿Qué buscas, pequeña?

Incapaz de hablar, Magearna se llevó las manos a la espalda y empezó a moverse en círculos con la cabeza baja.

—Ah, Cyrus. Ese niño nunca viene con nosotros. No está acostumbrado a la compañía…

Se sentó en una caja metálica detrás de él y Magearna lo siguió.

—Todos estos niños son especiales de una u otra forma. Moon es positiva y no deja que nada la eche para atrás. Pero esta Sabrina… sus padres estaban tan asustados de sus poderes que le concedían todo lo que quería, pero no lo que necesitaba. Un niño debe tener amigos, debe jugar y tal vez una tunda de vez en cuando. Ella no conoció nada de eso hasta que la encontramos. Y tardó meses en decirnos más que monosílabos. Y mírala ahora…

»Y Cyrus, bueno, sólo puedo imaginar la clase de horrores que tuvo que pasar. Al principio pensé que estaba hueco por dentro, pero Fennel se determinó a conectar con él a través de la tecnología, y tuvo un compañero para siempre cuando Steven se unió a nosotros. Debe ser lo más cercano que tiene a un hermano mayor.

»Y yo… quién me iba a decir que acabaría aquí. Era Protón quien estaba a cargo del reclutamiento, yo me encargaba de las misiones de infiltración. Y aquí estoy, cuidando a los niños. Al final estamos juntos en esto y hacemos lo posible por sobrevivir. Eso es todo lo que nos queda.

Se levantó de nuevo, estiró los brazos y la espalda y caminó hacia las niñas.

—Bueno, vamos a trabajar. ¿Quién quiere ayudar al tío Petrel a preparar la comida?



 


Mostrar


Habían salido del AGS y se encontraron en un páramo gris. El cielo púrpura sobre sus cabezas era iluminado por incontables estrellas, tan cercanas que parecían al alcance de la mano. Hasta atrás iban Cyrus y Steven, más adelante Petrel con Moon y Sabrina de la mano, y al frente, lejos de los demás, la profesora Fennel. Marnie acompañaba a Magearna detrás de ella. Y cada uno llevaba una de esas flores en las manos.

—Bien, lo haremos aquí. Ya saben, hay que clavarlas con fuerza en la tierra para que no se desprendan como la otra vez, y luego dejen sus mensajes.

—Qué aburrido —dijo Sabrina—. No tengo nada qué decir a nadie.

—Sin sentido —añadió Cyrus—. Es una pérdida de tiempo.

Un golpe en la cabeza a cada uno de parte de Petrel los hizo callar.

—Suficiente. Van a saludar a sus padres o a quien quieran pero lo harán de todos modos.

Magearna se les quedó viendo con curiosidad, y Marnie, a su lado, lo notó:

—Son Flores del Tiempo. Registran todo lo que pasa frente a ellas y se activan con energía vital. Es nuestra versión de un mensaje en una botella. Todos nosotros venimos de diferentes mundos y nos perdimos en estas dimensiones. La profesora fue la primera, y nos ha ayudado a sobrevivir… ahora seguimos saltando de mundo en mundo y a veces encontramos a alguien más, pero no hemos llegado a los nuestros aún. Pero dejamos estas flores por si alguien las encuentra, para que sepan que no están solos… o que seguimos aquí.

Clavó la suya en el suelo y esta empezó a brillar.

—Tuve una discusión con mi hermano. Le dije que no quería ser líder de gimnasio y quedarme atrapada en Spikemouth para siempre como él. Fui más grosera que nunca porque sabía que él estaría ahí de todas formas y trataría de arreglar las cosas… y luego…

Los pétalos de la flor se abrieron y, entendiendo lo que pasaba, Petrel apartó a Magearna de la chica.

—Todos somos así —le dijo cuando estuvieron solos—. Todos dejamos algo a medias, una disculpa, una conversación… todos pensamos que tendríamos tiempo para todo eso, para pasar con las personas que queremos y arreglar nuestros problemas con ellos. Pero nunca sabes cuándo va a pasar algo, cuándo te van a arrebatar la oportunidad.

Petrel plantó su propia flor y Magearna se movió entre el grupo. Encontró a Moon de cuclillas frente a la suya.


—Oye Gladion, cuida bien de Lillie y ya no hagas tantas locuras… dile a todos que los extraño mucho.

A pocos metros de ella, Sabrina susurraba a su flor:


—Padre, Madre… estoy bien. Tengo… amigos.

Y Cyrus, alejado de ellas, tenía problemas para elegir sus palabras.

—Abuelo… abrígate bien.

Marnie, por su lado, trataba de contener las lágrimas.

—Hermano, yo lo… no te preocupes por mí, estoy bien, estoy en camino.

Mientras se alejaba, encontró a Steven, mucho más sereno.

—Quien quiera que seas, quiero que sepas que no estás solo. Nosotros pasamos por lo mismo que tú y no hemos perdido la esperanza, así que tú tampoco debes. Ah, y si pasas por Rustboro, dile a mi padre que estoy bien.

Petrel guiñó un ojo a la suya:

—¡Viva Giovanni!

Y lejos del resto, encontró a la profesora con Eevee en su regazo.

—Siento tanto haberte hecho daño —dijo a su flor—, pero vamos a vernos de nuevo. Y si no es así… recuerda que te quiero.

Magearna enterró su flor en el suelo y esta se abrió. Trató de pensar en sus seres queridos, y un gigante azul apareció en sus recuerdos. Entonces miró hacia la flor y agitó su mano en un saludo, incapaz de saber si algún día él la vería. Al igual que los demás, todo lo que podía hacer era apostar sus sentimientos hacia el futuro.

El AGS, la nave que los transportaba, empezó a emitir una alarma a través de sus altavoces.

—Están aquí —declaró Fennel.

Un minuto después, estaban rodeados de aquellos pequeños entes flotantes de ojos azules y piel púrpura que los acechaban como un enjambre. Magearna retrocedió. Había algo en aquellas criaturas que sentía antinatural, un impulso feral que no podía comprender.

—Sabrina…

—Ya lo sé.

La niña extendió su mano y una onda expansiva repelió a sus invasores. Se alzaron de vuelta, sin embargo, emitiendo un siseo amenazante y apuntando con los aguijones en sus cabezas.

—Cyrus.

El niño, con un control en la mano, dio la señal y la jauría de sabuesos mecánicos se lanzó contra los entes.

—Steven, prepara el despegue. Petrel, lleva a todos adentro.

—Pero aún no se abre el portal —discutió Marnie.

—Lo hará. Dense prisa.

Al contrario de Magearna, el resto parecía en completo control. ¿Hace cuánto que luchaban contra esas cosas? ¿Cómo es que no tenían miedo? Sabrina los hacía levitar y chocar unos contra otros, mientras que los perros mecánicos de Cyrus atacaban con sus colmillos. Escuchó chillidos y más siseos; los niños, que hasta ese momento parecían sólo niños, se enfrentaban a aquellas criaturas con una fiera resolución.

—No se puede hacer nada —le dijo Fennel—. Son lo único que tenemos.

Aproximándose desde la distancia, escucharon un rugido ensordecedor. Una bestia dragón de gran tamaño se alzó sobre el enjambre agitando sus grandes alas. De sus fauces liberó una potente llamarada que casi golpea el AGS, de no ser por el improvisado campo de fuerza que Sabrina pudo poner entre ellos. Tras detenerlo, la niña cayó al suelo debilitada.

—¿Cyrus? —llamó Fennel mientras levantaba a Sabrina.

—Todavia no.

La profesora se volvió hacia Magearna.

—Solo nos quedas tú. Debes contener a esa cosa hasta que el portal se abra.

Pero Magearna no podía moverse. El aura bestial de ese dragón contrarrestaba la suya. Había una ira, un rencor en su interior ,que no podía entender ni sobrepasar.

—¡Magearna!

La bestia se alzó hacia el cielo estrellado, preparando una descarga de fuego con todo su poder; y la muñeca sólo podía ver paralizada cómo todos eran consumidos por sus llamas.

—¡VII!

Una sombra negra se interpuso entre ellos y su muerte. Siete anillos de luz celeste brillaban en su cuerpo y formaron una barrera tan fuerte que el ataque del dragón no pudo atravesar y explotó contra ella. Un segundo después, el recién evolucionado Umbreon cayó con gracia sobre sus cuatro patas y volvió a saltar para embestir al dragón.

—¿Cyrus?

—¡Todavía no!

Un chillido de agonía sacó a Magearna de su admiración. En el suelo, uno de aquellos robots de Cyrus sostenía el cuerpo inerte de un ente con su boca. Y apenas pudo sorprenderse por ello cuando escuchó el sonido de algo quebrarse sobre su cabeza.

—Ahora…

Alzó la vista a las palabras de Fennel y lo que vio la absorbió por completo: en el cielo de estrellas se había abierto una brecha como si estuviera hecho de cristal.

—¡Nos vamos!

La profesora la tomó del brazo y la arrastró hacia la nave. A bordo ya esperaban Cyrus y los sabuesos que había podido traer a tiempo. Sintió una mano en su espalda y, entonces, todo se oscureció.



 




Lo siguiente que supo es que veía brillar el sol. Se encontraba en un amplio pastizal junto con Fennel, Marnie y los demás.

—Camina con cuidado —dijo Steven. Es una larga caída.

Se acercó al campeón, quien la detuvo antes de que cayera hacia el vacío. Se encontraban en una isla flotante, similar a muchas que flotaban alrededor de ellos.

—Otra vez —se quejó Marnie—. Un mundo equivocado.

—Bueno, este no está tan mal —replicó Petrel, y el resto se vio forzado a sonreír mientras volvían a sus tareas.

Magearna se acercó a Fennel, quien miraba al horizonte con las piernas colgando en el vacío, el Eevee en sus brazos y el aire ondeando su cabello.

—Espera por mí.
[Imagen: UTOWGiU.jpg]
 0  0  0  2  0  0  0  0  1  0  1  0  0
#26
Equipo bizarro debo admitir: dos villanos, un campeón, una científica enfocada en los sueños, dos líderes de gimnasio y una entrenadora común; todos de diferentes lugares pero con deseos similares ayudando a otros y peleando con monstruos. Este capítulo me hizo recordar un poco a Dr. Who y a los 4 Fantásticos con esta clase de aventuras sobre mundos.
[Imagen: ?imw=5000&imh=5000&ima=fit&impolicy=Lett...rbox=false]
Maybe I'm a dream...
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#27
Aun no entiendo de que trata tu fic, pero me gustan los conceptos que maneas y eso de los viajes interdimensionales, no te voy a mentir, me emociona un poco demasiado, pero aun estoy como el meme de esa famosa serie cuyo nombre tenía que ver con la ciencia. Bueno, da igual, ya lo veremos a su debido tiempo. Es un interesante contraste que la única persona que tuvo miedo del dragón fue la muñeca mientras que los otros estaban como si nada. El tema del ajedrez de pokémon me pareció un buen detalle y aparte, me gusta Magearna, así que que bien (?).

Saludos.

¡Invoco a @Gold en modo de ataque!!
[Imagen: g325fpf.png]
Los Fan Arts usados en esta edicion son propiedad de sus respectivos autores
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#28
[Imagen: rrYl76h.jpg]
 
 
[Imagen: vS2axv2.png]
 
Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#29
¡Oh, yes! Al fin puedo leer tu visión de Galar, y si consideramos que es una región donde la gloria, el éxito y el triunfo son bases tan fundamentales en su cultura, enfocarnos precisamente en el lado más derrotista y relegado de la misma me parece muy acertado. Me gustó esa visión pesimista de Masaru y el toque adolescente de su frustración porque Yuri siguió adelante junto a Hope y no junto a él. Aunque no sé si puedo decir que la chica es una mala amiga por dejarlo de lado, o si él se portó tan mal con ella que causó el quiebre en su amistad. Gracioso es que sea Hope el que nos mostrás como el cool al que envidiar, cuando en los juegos la impresión de él acaba siendo bastante diferente, mostrándose frustrado y pesimista porque vos, el protagonista, hacés todo mejor que él. Sin mencionar los complejos por ser hermano de su hermano, nada menos.

Me llamó la atención el detalle de que presentes al niño de pelo verde y ojos cafés con la coleta resaltándolo como si fuera un detalle a tener en cuenta. Ese infante retador no parecía otro que N. Y más adelante veo que se menciona a un tal "Eniss" y pienso que es una especie de seudónimo para "Ene", pero en realidad no es más que un nombre de fantasía que usa la sexy e4 fantasma para escribir sus novelas. No puede ser coincidencia la similitud de nombres. xD

Como sea, las charlas entre el Masaru del presente con su tierna versión infante me gustaron mucho, aunque me pareció evidente que se trataba de él mismo. No podía esperar menos de un tipo tan hundido en la mierda que se dispone a drogarse e intentar suicidarse en el mismo acto con esos tragos de Sinistea. Excelentemente usado ese poke, quizás de un modo demasiado edgy y poco pokemonesco, pero sin duda apropiado por la especie y por lo que buscás contar en tu historia.

El encuentro con Myu me habría hecho chillar de no ser porque me spoileé eso leyendo antes el comentario de Saku sin querer. ¡Fuck! Habría sido una grata sorpresa, y eso que todos esperábamos que en algún momento los personajes empezaran a cruzarse. No me gustó nada que resaltes tanto "a la Meri" el hecho de que se trataba de él, porque creo que cualquiera que no hubiese leído tu fic mientras se daba un pase de merca habría captado de quién se trataba. O sea, tiene un Growlithe, un Spinarak... ¡Y es Myu! No es un fic tan largo como para confundirnos y necesitar que nos refresques la memoria al respecto con ese recurso de las palabras coloridas. Sea como sea, ni eso ni la pésima elección musical empañan un excelente capítulo. Y sí, odié esa canción. Entendí por qué la usaste y dio la impresión de vibrar insoportablemente en el cerebro de Masaru mientras sufría los efectos del Sinistea, bien a lo viaje de ácidos, además de la letra y el "fantasma en su interior". Pero me sacó mucho del momento y tuve que pausarlo para asegurarme de que no te habías equivocado pegando el link de YouTube. xD!

---

Pasando al siguiente... ¡Joder! Pensé que seguiríamos la historia de Masaru ahora que se reunió con su amigue virtual, pero... ¡Nos fuimos al espacio, woooo! Al principio odié todo lo que nos planteabas, pero cuando llegan al planeta ese y empiezan a dejar sus flores me enamoré completamente del concepto. Ese grupo tan extraño de personas arrancadas de sus mundos que deben cooperar casi contra su voluntad hasta volverse una familia me pareció cautivador. Pero lo que me enojó fue leer tantas cosas raras y chocantes de entrada, como que nos digas que dos personas jugaban ajedrez cuando era una persona y una pokébola/robot/Magecoso. Lo cierto es que no fuiste del todo deshonesto con eso, y pusiste en cursiva el "personas", así que no pude putearte tanto por engañarnos con eso. Aunque tampoco le encuentro tanto sentido al engaño, a menos que Magearna... realmente sí sea una persona atrapada en ese cuerpo de hojalata. Lo cual es, de hecho, bastante requetemuy problable.

¡Y el título del capítulo! Acá te hiciste muchas pajas con yugi y eso me parece divertidísimo, y cómo adaptaste todo ese concepto de ultraespacios y ciencia ficción a los Ancient Gears y los Shaddoll. Una mezcla de arquetipos muy apropiada para un pokémon como Magearna. Por cierto, el nombre de la nave: AGS, ¿se puede saber exactamente qué significa? Se me ocurrió justamente "Ancient Gear Shaddoll", pero capaz signifique otra cosa importante para la historia. Las letras en inglés pueden leerse como "Agies" o "Allí es", como indicando que ese lugar es importante... Ok, no, eso ya es hilar demasiaaaado fino y tampoco acaba teniendo nada de sentido. xD

Pero, en serio, me encantó ver al chibi Cyrus, aunque ya conocíamos una chibi Sabrina por el anime. El mocoso medio traumado medio psycho con pelo celeste me recordó al nenito ese de Zexal... ya sabés cuál digo. No vi Zexal, sorry not sorry.
 
¡Ah! ¿Ya mencioné que el momento de las flores y los mensajes te quedó increíblemente conmovedor? Creo que la ejecución fue bastante simple, incluso su concepto, pero es que esa simpleza lo volvió muy especial en medio de toda la confusión y el caos dimensional que hace de marco de tu historia. Representa bastante bien el corazón de tu escrito, y cómo pese a todo lo rebuscado y a veces pretencioso que parecés como escritor, nos transmitís a los lectores que a lo que tenemos que darle bola en última instancia es a esos personajes perdidos y sueltos por el mundo y a sus pequeñas o grandes historias. Eso me hace verlos como personas reales, y el nivel de empatía alcanza límites absurdos, al punto que Sakura quiere darle un abrazo al tío Petrel. Más allá de eso, me dio la sensación de que Steven no hizo gran cosa en ese cap, más allá de dejar ese mensaje heroico y esperanzador del que nuestra niña-capas ya habló arriba. En cambio, el chibi Cyrus y sus Ancient Gear Beast fue awesome, masacrando a los Poipole a diestra y siniestra.

El final con la huida y el arribo a un nuevo ultra espacio fue agridulce, porque lo fácil habría sido llevarlos de una a alguno de los planos que nos mostraste en capítulos anteriores, pero parece que su viaje todavía seguirá un poco más adelante, hasta que todas las cartas queden bien jugadas sobre el tablero en la Main Phase. Más allá de eso, lo que más retumbó en mi cabeza al final del capítulo fue una sensación de esperanza y de unión. Similar al anterior, con Masaru y Myu encontrándose y poniéndole un poquito de color a un capítulo que fue esencialmente triste, melancólico y depresivo.
Me gusta encontrar esos espacios luminosos en tu historia. Encontraste un lindo balance entre tonos.

Espero ansioso los próximos capítulos, Kiwi.
[Imagen: AiUjW7e.png]
 0  0  1  0  0  0  0  0  0  0  0  0  0
#30
Escala 6: La Cruz que marca un lugar fuera del Tiempo — Evolución

Mostrar  Comentarios
Buenos días, y en caso de que ya no los vea; buenas tardes, buenas y hasta mañana. Hoy abrimos con la segunda etapa de este fanfic que, espero, sea de su agrado.

Nemu Si te soy sincero, no he visto Dr. Who ni otra cosa de los 4 fantásticos que la primera película. Esa en la que sale desnuda la mujer invisible. Que desafortunadamente es lo más memorable de la cinta y digo desafortunadamente porque era invisible en ese momento. En cuanto a los integrantes de la tripulación, lo pensé con mucho cuidado… kinda. Al principio iban a estar solas Fennel, Uzu y Magearna pero eso hubiera sido algo deprimente y repetitivo luego de un cap igual de deprimente, así que en lugar de dejarla sola le di una tripulación completa. En cuanto a las elecciones, que parecen random, hay una razón para todos: Fennel porque es la pj clave igual que Magearna, y una vez dicho esto, decidí que cada integrante viniera de una generación diferente. Sabrina porque quería una Esper porque los Espers son geniales y me interesaba abordar su pj de niña malcriada. Petrel porque necesitaba otro adulto y quería que al menos uno de ellos fuera un villano. Steven porque ya tenía a Petrel y, por tanto, no podía escoger a Lance. Plus, es más fácil vincularlo con Cyrus. Cyrus porque, again, me interesaba mucho abordarlo como niño y porque necesito a alguien que controle los AG puppies. Moon para tener otra niña que haga balance entre Sabrina y Cyrus, y Marnie because shut up. La verdad estoy feliz con el grupito.

Doc tienes razón, creo que es bastante difícil tratar de seguirle la pista a de qué va el fanfic a partir de los primeros capítulos. Eso es porque esos primeros cinco capítulos son para presentar a los protagonistas y sus historias individuales (en términos de Yugi, sería robar tus primeras cartas). Así que espero que se haga más claro en los siguientes capítulos… antes de volverse más y más confuso. Sobre lo de Magearna, que sea la única con miedo, también tienes razón. Lo puse así para implicar que, a diferencia de ella, los demás ya están acostumbrados a lidiar con los UE y pasan mucho tiempo preparándose para defenderse de ellos.

Saks mil, mil gracias por seguir leyendo este coso. Por ahí hay un par de cosas que me gustaría responder: respecto a la tripulación, como he dicho antes, me parece, todos los pjs principales tienen una base real personal, y en el caso del AGS, la idea de base son los chicos de la cueva: un grupo de gente random subidos al mismo barco que aprenden a apoyarse unos a otros. Era más o menos lo que quería retratar (con esto no digo que los pjs estén inspirados en los usuarios, sólo la idea). Me alegra mucho que te haya parecido lindo porque esa era la idea: que para algunos de ellos esta sea una nueva familia en la que pudieran confiar.
En cuanto a Magearna, la premisa era similar: quería dar a entender que los conoce por encima, como el user que no participa mucho, pero que sigue siendo bienvenida y parte del grupo cuando puede involucrarse más. No tengo intención de volverla demente ni nada XD.
Y sobre tus dudas. Un par son spoilers. Las otras espero que se resuelvan ahora. Recibí algunas quejas de que esto es muy confuso así que voy a tratar de explicar algo más claramente.
Also, me encanta que hayas notado la relación entre los diálogos de apertura y cierre. Lectores como vos pocas muy pocas.

[font]Tom
omg otro comentario doble. Algo que me llama la atención es que Yuri haya logrado llamar la atención. Ya tengo ganas de llegar a esa parte. En cuanto a lo de Hope, es que si te pones a pensar, Hope tiene una vida genial, un hermano campeón, gracias a él empieza la aventura, es alto, bronceado y guapo. Por donde lo veas el tipo es genial, al menos desde la perspectiva tan pesimista de Masa Masa.
Sobre el niño con la coleta… no, nada que ver con N. Cabello verde+coleta=Grookey, el pokémon por el que se sigue culpando.
Lo de Myu tuvo su razón de ser: el fic lleva pocos capítulos pero muchos meses, cinco, desde la última vez que vimos a Myu, quien además es el que menos llamó la atención así que sentí la necesidad de resaltarlo un poco más. Igual tomo nota.
Y respecto a la canción… la verdad es que tenía en mente una completamente diferente para empezar, pero me encontré esta y sentí que quedaba demasiado bien justo el día de postear.

En cuanto al siguiente cap, Yes, es justamente AGS por Antique Gear Shaddoll. Y sí, digo Antique porque soy muy weeb.
Tienes razón en que quedó algo raro lo de "persona". Lo que trataba de dar a entender es que, para todos en la nave, Magearna es una persona y una compañera más (no quedó tan bien pero esa era la intención). Igual lamento que Steven no haya hecho más. Ese es el problema de tratar de presentar 8 personajes y una trama en un capítulo. Tanto él como Marnie quedaron muy afuera (y eso que quería darle prominencia precisamente a Marnie). Todavía falta un poco para que el AGS se cruce con los demás, pero estoy seguro de que no será nada como esperan. Again, mil gracias por tu atención al detalle.

Y así pasamos al siguiente capítulo. Espero que les guste.[/font]

 



 
15 de Mayo de 2020

Tras dar una vuelta por la ciudad y comprar provisiones, Masaru y Myu volvieron a su apartamento a media tarde. Frituras, comida precocida y varias botellas de té helado formaban el menú y es que, aunque Myu se mostró interesado en la cerveza, declinó en el último momento. Lo que iban a hablar era mucho más importante.

En línea, Myu siempre había sido un tanto particular. Trabajaba como entrenador en algo muy similar a un gimnasio en lo que parecía ser el equivalente a un aprendiz de líder, odiaba su trabajo y sentía poco interés por su futuro. Parecía la clase de chico que se vuelca completamente en la fantasía y sus pasatiempos. Pero en persona, se encontró con alguien muy diferente. Era un manojo de excitación y ansiedad que miraba hacia todas partes en su paseo por la ciudad; preguntaba el nombre de cada edificio y saludaba a todo el que cruzara los ojos con él, como si cada donadie en la calle pudiera ser la persona más interesante del mundo. Masaru estaba intrigado y quería llegar al fondo del asunto.

Destaparon sus bebidas, vaciaron toda clase de frituras en un tazón sobre la mesita de la sala y se sentaron en sillones opuestos. Masaru se recostó en el suyo, de dos plazas, cargando al Spinarak con una mano y con el termo de té en el suelo, a su lado. Myu estaba en el sillón chico un poco inclinado hacia adelante, con el growlithe en su regazo y las manos jugando con el pelaje del pokémon.

—Así que este pequeño salió del huevo —comentó mirando al Spinarak—… parece saludable.

—Sí, se ha portado bien. Aún no entiendo por qué no lo querías.

—No se me dan bien los pokémon.

Su mano libre se deslizó por la superficie del termo. Había cosas que no podía contarle a nadie, ni siquiera a Myu.

—Hace dos meses te mandé este huevo a punto de eclosionar. Esperé una respuesta de tu parte por semanas, pero era como si hubieras desaparecido. Hasta pensé que pudo haberte picado y provocado una reacción alérgica —rio—. Pero hace un mes me mandas ese correo lleno de incoherencias.

—Lo sé —admitió el menor—. Es como si hubiera olvidado cómo escribir. Mis manos…

—Lo único que entendí es que te largabas de Ciudad Negra y que teníamos que hablar a como diera lugar. Ya estamos aquí, vamos a hablar.

Myu lo miró fijamente, como si tratara de discernir si podía confiar en él. Sus ojos lilas reflejaban miedo, emoción y ¿timidez? Al mismo tiempo.

—¿Qué pasa? Cruzaste el mar sólo para contarme eso tan importante. No me voy a reír.

—Está bien… empezó cuando nació este pequeño. Ya era de noche y la enfermera se había ido. Sólo estábamos Gazy, yo y el recién nacido. Pero cuando salí del Centro Pokémon… sé que suena loco, pero la ciudad se había ido. Como… completamente. El Centro Pokémon era el mismo, pero afuera sólo había árboles, como si fuera un bosque.

Volvió a mirarlo, apenas conteniendo la ansiedad.

—Hace tiempo me contaste de algo similar. Me dijiste que Yuri…

Masaru bajó los ojos.

—Ella también se perdió en un bosque y acabó en un lugar muy extraño —«con Hope»—. Te creo. Tanto como a ella.

—Bien —suspiró—. No se sentía como un bosque normal. Y en el centro de todo había un árbol enorme. Y quiero decir enorme de verdad —gesticuló con los brazos—. Unas tres veces más alto que la torre del castillo de aquí.

—¿De verdad es así de alto el Rascacielos Negro?

—Pero esa cosa estaba viva. Casi podía sentirlo respirar.

Grité pidiendo ayuda, pero nadie respondía. Cuando reuní suficiente valor, eché a correr al interior del bosque. Pensé que si me movía en línea recta eventualmente iba a salir. Pero… ¿Sabes lo que pasa cuando tienes el sol o la luna a tu derecha? Ya sabes, por mucho que corras, siempre va a seguir a tu derecha, nunca atrás. Pues lo mismo con ese árbol. Y cuando trataba de darle la espalda, aparecía a mi lado de nuevo. Sin importar qué hiciera, no podía alejarme de él hasta perderlo de vista. Parecía una pesadilla.

Masaru no dijo nada, pero le resultaba familiar. Myu se había quejado muchas veces de que su vida en Ciudad Negra era como un mundo cerrado en el que no podía alejarse de ese Rascacielos Negro jamás. Tal vez sí había sido una pesadilla. Él sabía qué tan reales podían sentirse los demonios internos, pero prometió creerle y decidió al menos escuchar hasta el final.

—Traté de volver al Centro Pokémon, pero ya no estaba en ningún lugar. Ya era muy tarde, así que busqué un lugar cómodo para pasar la noche y entonces lo vi junto al árbol: era un dragón blanco tendido sobre su costado. Grande, como del tamaño de una casa. Sus patas traseras eran gruesas, y tenía alas en los brazos… o más bien garras en sus alas. Tenía el cuello largo y la cabeza sobre la hierba con los ojos cerrados. Y respiraba muy débilmente, como si estuviera enfermo. Gazy se bajó de mis brazos y fue a olfatearlo, así que lo seguí, pero alguien me cortó el paso

—Dijiste que no había nadie más en el bosque.

—Yo también lo creía, pero sí había alguien. Era una chica. Más o menos de mi edad.

 
«Al fin llegamos a la chica».

—Era bonita. Su cabello era verde y muy largo, usaba una minifalda verde, botas altas verdes, guantes y una chaqueta larga del mismo color… y unas gafas de aviador rojas.

—¿Era una chica o un Flygon? —rio. Últimamente estaban de moda las performers con atuendos de pokémon—. Te acuerdas mucho de su ropa, hombre. ¿Tan bonita era?

—¡Es importante! —se quejó—. También usaba una bufanda roja, pero lo más importante eran sus ojos. Eran negros y muy profundos, como si algo faltara en ellos, y cuando te mira, puedes sentir que te arrastra hacia ella, como una especie de gravedad.

—«Me voy a callar» —se prometió Masaru mientras daba un largo sorbo a su té.
 


La chica sujetó a Myu por los hombros y lo empujó contra el árbol blanco. Empezó a mirarlo por todas partes con expresión de angustia.

—¡Tú! ¿Cómo llegaste aquí? ¿Qué hiciste? ¿¡Qué le hiciste al abuelo!?

El pequeño Spinarak sobre la cabeza de Myu le tiró un disparo demora en la cara y ella cayó de espaldas frotándose los ojos. Myu sintió un estúpido orgullo por su nuevo pokémon.

—Necesitas un buen nombre; poderoso, masculino.

Gazy bufó sin que nadie le hiciera caso. La chica se levantó, apartó la telaraña de su cara y tocó al dragón debajo del cuello, como si midiera su pulso. Este abrió los ojos por un segundo y Myu vio que estaban rojos y enfermos.

—Lo siento, me quedé dormida… ¡Tú! —señaló a Myu—. ¿Quién eres?

Myu puso a la araña entre ellos y esta le siseó a la chica con agresividad. Para no ser menos, Gazy le gruñó enseñando los dientes. Sintiéndose acorralada, ella extendió sus brazos en señal de paz.

—Alola.

—En realidad es un Spinarak —replicó—. Aún no tiene nombre pero Alola suena bien…

La chica se pasó una mano por la cara en una señal de fastidio infinito. Por lo menos había dejado de considerarlo una amenaza.

—Empecemos de nuevo: Yo soy Uzu, ¿quién eres tú?

—Myu, y él es mi fiel compañero Spinarak.

El pequeño Growlithe ladró mientras daba saltitos.

—Muy bien, Myu. ¿Cómo llegaste aquí?

Le explicó la misma historia que contaría a Masaru dos meses después. Ponerlo en palabras le permitió entender lo extraño de su situación. Aunque, de algún modo, la calma de aquella chica lo mantenía en balance.

—Ya entiendo. Así que te trajo ese Spinarak.

—¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Dónde estamos?

—¿Ves este árbol? —apoyó una mano en la corteza blanca—. El suelo, el bosque, todo forma parte de este árbol excepto nosotros. Es una especie de mundo paralelo.

Sonaba como algo sacado de un libro. En "P/F", la protagonista acababa en un lugar que conectaba a múltiples mundos también.

—¿Qué tiene que ver eso con mi Spinarak?

—Levanta la cabeza.

Él obedeció, la chica se quitó las gafas de aviador y los puso sobre sus ojos. Myu casi cae de espaldas por la impresión; incontables orbes de luz emergían de la copa del árbol en todas direcciones, como una lluvia de estrellas formando un remolino. Aquello no podía ser un sueño. Su imaginación nunca hubiera creado algo tan majestuoso.

—Todas las almas se originan en este árbol —explicó la chica—. Cuando un humano o un pokémon nace, su alma se libera de aquí y atraviesa las dimensiones para llegar a su cuerpo.

—¿Eso significa que estamos muertos?

—No, pero a veces el portal se queda abierto el tiempo suficiente para que alguien lo atraviese; y rara vez, muy rara vez, uno se abre lo bastante abajo. Seguramente ustedes entraron por el portal que dejó el alma de ese Spinarak.

—¿Segura que no es el cielo?

—Si lo fuera, no estarían ustedes aquí.

—Vale, ya entendí. No te agrado…. ¿cómo podemos salir de aquí?

—Cruzando los mismos portales antes de que se cierren. Eso hice la última vez que vine.

A primera vista, era bastante simple. El problema era que las "almas", si de verdad eran almas, surgían de la copa del árbol. Era imposible llegar tan arriba. Sus ojos bajaron al dragón durmiente. Tal vez él pudiera llevarlos hasta allá.

—También lo pensé —dijo la chica—. Pero está débil y le duele mover el ala izquierda. Debemos esperar para tener una oportunidad.
 


—Espera, espera —interrumpió Masaru—. Entraste a una especie de dimensión en la que había un árbol enorme. La chica te dice que ese árbol es el origen de la vida y que para escapar tienen que volar sobre un dragón medio muerto. ¿Verdad?

—Más o menos. Y pelear contra la bestia.

—¿Qué? ¿Había una bestia?

—Ya te cuento —Myu se puso de pie—. ¿Dónde está tu baño?

—¡Hey, espera!

 


Sucedió al día siguiente. Myu se encontraba sentado sobre la hierba a lado del dragón, con los ojos cerrados muy concentrado y las manos sobre su hocico.

—Hummmmmmm

—¿Qué estás haciendo? —preguntó la chica con expresión escéptica.

—Le presto mi energía. En "P/F" los otros Tapus le transfieren su energía a Koko para que pueda luchar contra la invasión de robots-bestia.

—Voy a perdonarte sólo porque sí pareces así de idiota —replicó en un tono más grave—. Eso no va a funcionar, necesitamos bayas y algo para comer también.

—Está bien, está bien —chasqueó los dedos y la pequeña Spinarak, que descansaba sobre una rama del árbol, bajó hasta su nivel en espera de instrucciones.

—Franz, Picotazo Venenoso contra… ese manzano.

La pequeña araña disparó una ráfaga de agujas de veneno contra el árbol indicado, arrancando la fruta de sus ramas.

—¡Ahora, Disparo Demora!

Con la misma rapidez las atrapó con sus hilos y las depositó a lado de su entrenador. Myu sonrió triunfante mientras le ofrecía una a la chica.

—¿Una manzana envenenada? —preguntó con escepticismo.

—Para mi princesa de cuento de hadas —declaró, tan satisfecho con su ocurrencia que no notó la cara de vergüenza ajena que ella ponía.

—Vamos a necesitar comida de verdad, iré a buscar algo y tú…

El susurro del bosque los distrajo a ambos. Algo se acercaba a ellos, oculto entre los arbustos. La expresión de la chica cambió a una de hostilidad y la de Myu a preocupación.

—Prepárate. Se acerca, nuestro enemigo…

—¿Nuestro?

De la espesura surgió un pequeño roedor. Su cuerpo era color crema con dos grandes manchas, negra y marrón, que cubrían sus lados casi por completo. Sus ojos eran negros y redondos, sus mejillas rosadas y su expresión amigable.

—Es un Dedenne poseído —dijo la chica con seriedad—. Te atacará cuando menos lo esperes.

Gracias a Masaru, Myu sabía lo que era un Morpeko. También conocía su naturaleza violenta cuando estaban hambrientos. Sonrió para sí mismo. Esta vez tenía todo bajo control.

—No debes temer —dijo con el tono más varonil que era capaz de fingir—. Yo me encargaré de él.

Se acercó con paso firme, pero sereno. En su mano sostenía la manzana envenenada.

—Los Morpeko son dóciles la mayor parte del tiempo, pero se vuelven locos si tienen hambre —explicó—. No te preocupes, pequeño, voy a cuidar de ti.

El pequeño extendió su patita y negó con la cabeza, rechazando cortésmente la ofrenda de paz. De los bolsillos de su pelaje sacó un puñado de semillas tostadas que le mostró al entrenador.

—¿Ves? Creo que ahora somos amigos.

Se llevó una mano al bolsillo del pantalón para sacar una Pokéball, cuando el pequeño roedor lanzó las semillas al aire, una a una, y las atrapó con su boca. Antes de que Myu pudiera reaccionar, le atacó con una ráfaga de Bala Semilla.

—¡Espera, espera!

Morpeko no esperó. Sus ojos se agrandaron y emitió un poderoso chillido de guerra antes de lanzarse contra él en una lluvia de puños y patadas.

—¡Franz, ataca!

La arañita trató de embestir al roedor, pero éste la apartó con un simple golpe de su patita. Eliminada la oposición, se concentró en su verdadero objetivo; abriendo sus fauces, arremetió contra el dragón y se prendió de su ala.

—¡Abuelo!

La chica arrancó una rama del árbol para separarlos. Tomó una postura de samurái y la blandió como si fuera una espada…
 


—¿Algo de todo eso es cierto? —preguntó Masaru con los brazos cruzados.

—Fue un poco menos cómico y más violento —admitió Myu. Subió la manga de su chaqueta para mostrar las cicatrices de mordeduras en su brazo—. Gazy lo ahuyentó cuando, accidentalmente, le quemó una oreja.

Masaru se reclinó en el sofá. La historia sonaba a pura fantasía, pero Myu la contaba tan convencido que no se atrevía a decírselo.

—Bueno, conocí a alguien con un Morpeko más fuerte que todo mi equipo. Esas cosas peludas son engañosas.

Pensó en la hermana de Piers y en los otros chicos del Team Yell. Un suspiro subió por su pecho.

—Dime algo. Estuviste con esta chica en un bosque por más o menos un mes; solos ustedes dos y un puñado de pokémon. ¿No pasó nada entre ustedes? ¿Nunca intentaste que pasara algo?

Sonrió al ver cómo su cara se ponía roja.

—No fue eso, pero… ¿recuerdas lo que te dije de su ropa? Esa noche hacia mucho frío…

Se inclinó hacia adelante, por primera vez interesado de verdad.

 



Ella recolectó leña y él consiguió las bayas para la cena. Encendieron una pequeña fogata cerca del árbol blanco y se sentaron a su alrededor con los pokémon. Le había pedido prestadas las gafas otra vez para contemplar la lluvia de estrellas que surgían del árbol. Era más maravilloso que cualquier cosa que hubiera visto en su vida. Las últimas veinticuatro horas lo eran en realidad. Quería creer que era real, quería disfrutarlo hasta el último momento.

—¿De dónde viene ese Morpeko? —preguntó a la chica que, internamente, empezaba a gustarle—. ¿Por qué ataca al abuelo?

—No lo sé. Ellos llevan más tiempo aquí que yo. Creo que busca venganza.

—¿Ah? ¿Por qué?

—Estos portales se abren cuando un alma busca su cuerpo… o cuando un alma abandona su cuerpo. Pienso que el abuelo mató a alguien querido para Morpeko y se abrió un portal por el que los dos cayeron por accidente.

—¿Cómo sabes tanto de todo esto? ¿Quién te enseñó?

—Llevo algún tiempo allá afuera —se encogió de hombros—. Fui aprendiendo con la experiencia.

Myu sintió un escalofrío, pero aún quería saber más.

—Dijiste que has estado aquí antes, ¿cómo escapaste?

—Volando sobre Naganadel.

Supuso que se trataba de un pokémon de su región. No le dio más importancia.

—¿Y por qué volviste? ¿Qué tiene este lugar de especial?

—Digamos que no trataba de volver, sino de escapar. Una amiga mía se quedó atrás para salvarme y abrió el portal para que pudiera escapar.

—¿Abrió el… pero dijiste que…

Tardó un momento en procesarlo. Cuando volteó a verla, su cara parecía a punto de llorar.

—Ella la abrió por su cuenta.

Guardó silencio. Amigos que se sacrifican por otros es lo que esperaría encontrar en un libro de fantasía, igual que las dimensiones alternas.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué hacías antes de llegar a este lugar?

—Pues soy un entrenador pokémon del Rascacielos Negro. Es algo así como un trabajo: los combates son programados y la gente paga para vernos pelear. Es uno de los pocos entretenimientos que quedan en Ciudad Negra. Si eres bueno puedes llegar a la cima, ganar más dinero y ser super popular. Si eres como yo… al menos alcanza para comer.

—¿Sólo hacen eso? —preguntó fingiendo interés—. Los entrenadores que conozco son diferentes.

—Hace algunos años ocurrió una catástrofe en la región. Era demasiado joven para entender lo que pasaba y tampoco se habla mucho de eso ahora. Fue como si Unova colapsara de la nada… Ciudad Negra es lo único que queda de nuestra región, y la Asociación de la Liga ha impuesto reglas severas respecto a salir y entrar de la ciudad. Dicen que es peligroso, que los pokémon que habitan en lo salvaje son diferentes… Gazy y los demás son pokémon importados o nacidos en los criaderos de Ciudad Negra y nos los asignan, no los atrapamos.

Pasó una mano por el pelaje del cachorro y le sonrió.

—¿Y el Spinarak?

—Tony fue un regalo de un amigo. Ni siquiera está registrado todavía.

—Hace unas horas lo llamaste Franz.

—Ninguno me convence aún… tal vez "Alola".

La araña siseó de disgusto y ambos rieron.

—Hace tiempo pude hablar con el entrenador más fuerte de la torre, se llama Hugh. Creía que era alguien genial hasta ese momento. Sólo vi a otro tipo haciendo su trabajo como yo; aburrido de ver las mismas caras todos los días. Y cuando se lo dije, se rio y me dijo que era mejor así.

Alzó su mano hacia las estrellas que emergían del árbol como si tratara de tocarlas.

—A veces siento que nací en el momento equivocado. Que todo lo que valía la pena ya terminó y estoy aquí, atrapado en un monumento al aburrimiento. Le llaman Ciudad Negra pero yo la veo tan gris…

La chica rio, y Myu miró fijamente hacia el cielo sin saber qué más decir.

—Oye, si todas esas almas son las que van hacia los vivos, ¿no deberían regresar al árbol las almas que mueren?

Volteó a verla y notó un sutil cambio en su expresión. Una mirada hacia el vacío. Sus dedos se enredaban en la hierba y presionaban con fuerza.

—Van hacia la muerte. Hacia donde quiera que esté.

—¿Cómo sabes tantas cosas? ¿Dónde las aprendiste?

Uzu suspiró, se puso de pie y extendió los brazos. Dio un par de pasos hacia atrás, hacia el Spinarak que se mantenía lejos del fuego.

—Tiene frío, pero no puede acercarse —se quitó la bufanda que rodeaba su cuello y la usó para envolver al pokémon y cargarlo entre sus brazos. Myu notó, horrorizado, la enorme cicatriz en forma de cruz en su cuello. Parecía vieja, como un corte brutal hecho con algo afilado.

—¿Q-quién? ¿Cómo…?

Ella suspiró y volvió a sentarse, como si hubiera pasado por la misma situación antes.

—Las cubro porque molestan a los demás. En una ocasión me acusaron de ser una especie de zombi.

Myu podía entender a esas personas. La cicatriz rodeaba todo su cuello como si le hubieran cortado la cabeza. Uzu le sonrió y se quitó los guantes con lentitud; a la altura de las muñecas tenía dos cruces más.

—También les decían estigmas. Fue hace muchos años. Estaba cansada, derrotada. Había buscado tanto, tanto tiempo y sólo quería verlo así que… lo vi como tomar un atajo.

Sacudió la cabeza. ¿Atajo? ¿Ver a quién?

—Así que una noche me abrí las muñecas y me senté a esperar, y esperar… hasta que se hizo de día y yo seguía esperando. Intenté un par de cosas más, como tomar ese veneno de Butterfree o colgarme de un soporte en mi habitación. Nada funcionaba. Creo que a ese punto se trataba más de un experimento que de un verdadero intento.

Se quedó sin palabras. No tenía la menor idea de qué decir. Uzu le decía a su cara que había tratado de matarse varias veces, ¿qué se supone que diría?

—Sigue enfadado —murmuró—. Me odia tanto que me rechaza.

—¿Quién?

Uzu abrazó sus rodillas y escondió la cara entre ellas. Myu pensó en los libros que había leído, en las películas que había visto, tratando de pensar en algo para consolarla, en algo que tuviera sentido decir. Se preguntó qué harían esos personajes e incluso qué haría Mito. No encontró una respuesta, de modo que hizo lo mismo que Uzu y tomó la misma posición. Tanto Gazy como Tony se quedaron en silencio y Myu miró en dirección al dragón dormido al otro lado del fuego. Apenas y se había movido en todo el día y su respiración era débil. Aunque habían llevado bayas para todos, él no comió ninguna.

—Oye, Uzu. No creo que el abuelo se ponga mejor para sacarnos de aquí.

La chica no respondió, pero su silencio confirmaba sus sospechas.

—No estamos esperando a que mejore, ¿verdad?
 



—Esos portales se abren cada vez que alguien nace… o muere —dedujo Masaru—. ¿Esperaron a que muriera?

—Esa era la idea —admitió Myu—.

— Entonces te gustaba la chica… ¿Cómo salieron de ahí? ¿Cómo se despidieron?

—A eso voy.
 


Habían pasado un mes en compañía. Uzu le contó sobre cómo empezó su viaje, pero prefería hablar de los mundos extraños que había visitado y las personas que había conocido. Por su parte, Myu se sacó de la memoria algunas anécdotas del Rascacielos Negro y, cuando se le terminaron, algunas historias de "P/F".
 
«Tenemos dos estatuas en el centro de la ciudad. Una es Zekrom y la otra es Reshiram.»

Con Uzu aprendió a hacer nudos, distinguir bayas comestibles de las tóxicas y de qué árboles podía obtener leña. También aprendió algunas cosas sobre pokémon.
 
«Los pokémon tipo bicho viven para crecer y reproducirse, por eso su ciclo vital es tan acelerado. Si quieres que Dick se quede más tiempo contigo, trata de evitar que evolucione.»

«Pero él quiere vivir y crecer y tener pequeños Spinarak, ¿cierto, Seiryu? No voy a obligarlo a quedarse así para siempre.»

El Morpeko seguía atacando cada ciertos días, y Gazy siempre hacía el mismo truco de levantar una barrera de fuego entre ellos, pero Myu sabía que no iba a funcionar para siempre.

La batalla final tuvo lugar una tarde lluviosa. Las llamas de Gazy no se adherían a la hierba húmeda ni sobrevivían mucho tiempo debido a la baja temperatura, mientras que los hilos de Spinarak se estropeaban por su propio peso. En cambio, los ataques eléctricos de Morpeko eran más fuertes que nunca, y tras derrotar fácilmente a ambos pokémon, dio una Paliza a los dos humanos que trataron de detenerlo. Myu nunca lo había visto tan furioso, tan determinado a ganar, y tan pronto como acabó con la oposición, se lanzó contra el dragón y le clavó los dientes en el ala.

Uzu lo sujetó por detrás, intentando con todas sus fuerzas separarlo del dragón. No iba a dejar que pasara sus últimas horas como víctima de un roedor. Myu, tendido en el suelo, sólo podía ver cómo Uzu forcejeaba con él mientras resistía las descargas eléctricas.

Y entonces lo notó.
 
«El Ala.»
Morpeko siempre atacaba el mismo lugar, como si quisiera arrancar el ala desde su base.
 
«Como si le estorbara».
Myu se levantó con torpeza. Tenía una idea de lo que estaba pasando. Tomó el ala del dragón por la parte abajo y trató de levantarla. Tanto Uzu como Morpeko pararon de pelear.

—¿Qué estás haciendo?

—Ayúdame.

Entre ambos pudieron alzarla por encima de sus cabezas. Abajo, justo en la base de la extremidad, había un objeto de cristal incrustado en su piel.

—Voy a retirarlo.

Myu tiró con fuerza, provocando en el dragón un gemido de dolor y alivio al mismo tiempo. Cuando lo tuvo entre sus manos, vio que trataba de una especie de flor de cristal con forma de espiral.

—¿Qué es esta cosa?

No tuvo tiempo para examinarla mejor. Morpeko lo embistió con fiereza y se apoderó de la flor, ocultándola celosamente detrás de su espalda. Uzu lo ayudó a levantarse mientras trataban de entender lo que acababa de pasar.

—Creo que la flor es de Morpeko —sugirió Myu—. Supongo que quedó atrapada ahí cuando ambos cayeron aquí. Por eso molestaba al abuelo.

—¿Pero para qué la quería Morpeko? ¿Por qué la tenía el...?

En ese momento, la flor empezó a emitir un potente brillo y a abrirse por completo para el asombro de todos. Su luz se convirtió en la proyección de una chica de ojos tristes.
 
«—Hermano, no te preocupes por mí, estoy bien, estoy en camino… lo siento».
Morpeko, que hasta entonces había sido un enemigo temible, se quebró en llanto como un bebé y saltó sobre la proyección una y otra vez, tratando en vano de tocar a su dueña sólo para atravesarla y caer al suelo.

—Es su entrenadora —dijo Uzu cuando unió las piezas—. Debieron separarse cuando Morpeko cayó por este portal.

—Y esa flor es lo último que le queda de ella…

Uzu se inclinó hasta su nivel y puso su mano delicadamente sobre la criatura que, momentos antes, trataba de electrocutarla.

—Puedes venir conmigo. No sé dónde está esa chica, pero podemos buscar juntos.

—Y tú —dijo Myu al dragón—, ya no hay nada que te lo impida, vamos, muévete.

El abuelo alzó la cabeza, como si tratara de entender sus palabras. Myu no iba a esperar a verlo morir. Iban a salir de ahí todos juntos.

—¡Vamos! Si tú lo deseas puedes volar. Solo tienes que confiar mucho en ti y seguir. Puedes contar conmi…

Un poderoso rugido escapó de sus fauces al tiempo que empezaba a agitar sus alas. Lleno de una fuerza sobrenatural, el dragón se separó de la hierba y se alzó por el aire.

—¡Vamos!

Uzu saltó primero, con Morpeko sobre su hombro, y tendió su mano a Myu, que subió junto con ella al lomo del dragón. Se elevaron juntos, llenos de esperanza. Myu sintió que su pecho se llenaba con una sensación de plenitud. Si se esforzaban por entenderse unos a otros podían resolver sus diferencias y trabajar como equipo.

Tan ensimismado estaba en ese pensamiento que no se dio cuenta de que el abuelo ascendía cada vez más lento, o que eventualmente dejó de hacerlo. Sólo cuando empezaron a caer entendió que algo no iba bien.

—¡Cuidado!

Tanto él como Uzu se abrazaron a sus alas mientras que Morpeko saltó, girando en el aire con la gracia de un Purrloin y aterrizando sobre sus cuatro patitas.

Justo antes de que el inmenso cuerpo del dragón le cayera encima.
 
Puff
 


—¡Nada de "puff", imbécil!

El cojín que Masaru lanzó golpeó directamente la cara de Myu, interrumpiendo su narración.

—Iba tan bien —se quejaba exasperado—, pero tenías que arruinar todo con ese chiste tan anticlimático…

—¿Qué quieres que haga? —se defendió—. El abuelo estaba muy viejo y no había comido nada en semanas. No era creíble que pudiera sacarnos volan…

Masaru aplastó el cojín contra su cara para sofocarlo.

—¡Te voy a dar tu credibilidad pedazo de basura!

 


Una nube de plasma negro emergió de debajo del dragón. Tanto Uzu como Myu sabían que se trataba del alma de Morpeko. Tras una vida de lucha, el pequeño roedor podría descansar en paz.

Se estrelló violentamente contra el aire, dejando un pequeño hueco en la realidad que se abría como una pequeña ventana.

—¿A dónde crees que haya ido? —preguntó Myu—. Espero que pueda encontrarse con su dueña.

—A donde va la muerte —respondió Uzu con solemnidad. Introdujo sus dedos en la fisura y la desgarró hasta formar una brecha mucho más grande
.

—En su camino, atraviesan muchas dimensiones. Nunca se sabe exactamente hacia dónde van a llevar. A diferencia de la vida, la muerte siempre está en movimiento.

Con curiosidad, Myu asomó la cabeza hacia el otro lado. Reconoció los edificios grises y negros a la distancia.

—¡Es Ciudad Negra! ¡Es mi mundo!

—Tienes suerte —suspiró Uzu—. Vamos, ve antes de que se cierre.

Myu se volvió hacia ella. Intrigado, confundido.

—¿No vienes también?

—No puedo.

Giró los ojos hacia el dragón, y Myu hizo lo mismo. La majestuosa bestia yacía agonizante en el suelo.

—Tal vez se rompió las costillas o algo más. No le quedan más de unas horas.

—Pero el portal… te quedarás atrapada.

—Prometí que me quedaría con él —insistió Uzu—. No voy a dejarlo morir solo. Ya saldré de aquí cuando su alma lo haga.

—Pero yo… —Myu sentía que le faltaba el aliento. Todo estaba pasando demasiado rápido—. Yo prefiero quedarme contigo. Voy a esperar contigo. Yo…

Uzu rio quedamente, sin malicia. Tomó la mano de Myu entre las suyas, depositando en ella la flor de cristal que Morpeko buscó con tanta desesperación.

—Ambos sabemos que es imposible. Tarde o temprano empezarás a odiarme por haber dejado atrás tu vida, tu mundo.

—Pff. No me interesa mi mundo. Para mí se reduce a una ciudad llena de zombis, puede irse a…

—Entonces sal de ahí y conoce tu mundo.

Puso ambas manos sobre su pecho y lo empujó hacia el otro lado de las dimensiones. Myu empezó a perder el equilibrio, pero antes de caer por completo la sujetó por los brazos.

—¿Qué vas a hacer tú?

—Seguir buscando. Encontrarlo.

 


—Fue lo último que nos dijimos. Lo siguiente que supe es que estaba a unos dos kilómetros de Ciudad Negra.

—Así que decidiste huir de casa y venir hasta Galar… vaya historia.

—No creas que me lo estoy inventando —Myu tomó algo de su bolsillo y se lo lanzó. Masaru lo atrapó en el aire; se trataba de la flor de cristal.

Por supuesto, eso no probaba nada. Sólo que Myu había puesto sus manos en lo que podía ser una baratija. Lo que decía parecía sacado de un libro de fantasía, y sabía que Myu había leído los suficientes como para inventarse una historia como esa. Y aunque Masaru también odiaba su vida, no estaba tan desesperado como para cruzar esa línea y renegar de la realidad.

—Hay muchos plotholes en tu historia. ¿Por qué esas gafas de aviador te permiten ver las almas? ¿Por qué llovía en esa dimensión? ¿A quién estaba buscando esa chica? ¿Por qué pudiste volver precisamente a tu mundo?

—No sé, no sé, no sé y no sé.

—¿Y ahora? Dejaste tu casa, tu trabajo y estás aquí, lejos de todo. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a buscarla? —preguntó convencido de que la respuesta sería 'sí'. Myu se sonrojó visiblemente y contuvo el aliento.

—No.

—¿Ah?

—Voy a hacer lo que ella me dijo —sonrió—. Voy a conocer el mundo. A su gente, sus pokémon… voy a conocer el mundo más allá de Ciudad Negra. Así, si algún día nos vemos de nuevo, tendré algo interesante qué contar.

Sonaba tan convencido, tan seguro de lo que decía, que Masaru dudó de su sanidad mental. Tanto tiempo atrapado en esa ciudad de fantasmas podía romper la mente de cualquiera.

—Bueno —dijo el fantasma de un niño sentado a su lado con una mueca de arrogancia—. No sería el único.

Masaru le devolvió la sonrisa mientras se ponía de pie.

—Bien, me apunto.

—¿Qué?

—También estoy aburrido —bostezó—. También estoy fastidiado. Y hace mucho tiempo que no voy a una aventura.

La sonrisa de Myu se hizo mucho más grande, y Masaru se alegró por dentro. Si era su oportunidad para salir de la miseria en que se hundía, iba a tomarla sin pensarlo dos veces.

—Tendremos que comprar algunas cosas —dijo al pasarle un brazo por los hombros de camino a la salida—. Y aún tengo unas cuantas dudas. ¿Hay algo más que me quieras decir de esa chica, el Morpeko o lo que sea?

—No, bueno, sí. La verdad es que Uzu…
 
…se parece un poco a Seri.
[Imagen: UTOWGiU.jpg]
 0  0  0  1  1  0  0  0  0  1  1  0  0




Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)