Shortfic- Doble o Nada

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FranquiciaCrossover
GéneroComediaRomance
Resumen

Haz lo que tú quieras. Será el todo de la ley.

#1
Doble o Nada
 
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Algo que me tiene pensando desde hace tiempo es que acá hace falta algo de novedad. Si hacemos una comparativa, la mayoría de los fanfics que tenemos, por buenos que sean, son republicados de otros foros, algunos de años atrás. Y yo me digo a mí mismo: mí mismo, basta de enfocarnos en el pasado. En lugar de eso, ¡vamos a enfocarnos en el pasado… con una secuela!

Es una idea que me viene rondando en la cabeza unos dos meses, pero con la que no podía avanzar demasiado. Primero, quería tener al menos la mitad avanzada antes de empezar a publicar. Segundo, sí o sí necesitaba haber visto o jugado el gameplay de SwSh para puntos clave de la historia. Ahora que he cumplido con ambas cosas, puedo empezar. 

Van a ser siete capítulos, más o menos cortos. Si están familiarizados con el Aiwassverse, esperen ver unos cuantos cameos.
 
Capítulo Uno — Dexin
 
Desembarcó en el puerto de Hulbury al mediodía, y sintió un pinchazo de nostalgia cuando despidió al ferry que lo trajo desde Castelia. Tiempo atrás estuvo en una situación similar, esa noche en que el crucero rumbo a Lumiose partió de Aiwass y dejó marchar como un idiota a la chica más sensacional que había conocido. Tampoco podia decir que le fuera tan mal. Había superado su trauma con las embarcaciones (hasta cierto punto), y empezaba a cosechar un (modesto) éxito como actor. La vida le sonreía, y él trataba de sonreírle de vuelta.

Entonces, ¿qué hacía en un sitio como Galar?

Todo comenzó con una carta. Cuándo leyó el nombre del remitente, creyó que se trataba de una broma, pues nadie había visto a ese sujeto en años y Legis incluso dudaba que supiera leer y escribir, pero la curiosidad fue más fuente, y cuando empezó a leer tuvo que aceptar su autenticidad. La carta decía cosas que sólo ellos dos sabían, y además lo instaba a viajar a la región de Galar por "un asunto de vida o muerte". Ellos nunca habían sido amigos, así que tras meditar su decisión por un par de segundos tiró la misiva a la basura y se olvidó de todo ello hasta que recibió una segunda carta, esta vez de parte de su amigo el arqueólogo: Darent Takamori. Lo mismo que la anterior: "un asunto de vida o muerte", y mientras se preguntaba por qué todo el mundo sentía una repentina inclinación por el correo tradicional, recibió una llamada de su agente que le había conseguido una gran oportunidad de filmar algo en esa tierra con una estrella local. Y antes de que pudiera asimilarlo, se encontró a sí mismo haciendo las maletas.

Alguien tiraba de su manga. Bajo la vista y se encontró con su adorada lilligant. Había crecido un par de centímetros desde lo ocurrido en Aiwass, pero seguía sin emitir un solo sonido.

—Tienes razón, Lilly. Vamos a la aduana y luego a comer algo.

Cuando arribó a Cirse años atrás, se saltó todos los trámites de registro y por eso acabó envuelto en una guerra civil. No quería pasar por lo mismo dos veces, así que acudió a las oficinas como un buen ciudadano sólo para llevarse un disgusto diferente.

—¿Que no puedo qué?

—Por disposición oficial, el ingreso a país con especies pokémon que no figuren en el índice regional está estrictamente prohibido —recitó la señorita con un tono tan amable como mecánico.

—Déjame ver esa lista —pidió, y le entregaron un folleto que empezó a leer— ¡Debe ser una broma!

—Tenemos una terminal conectada al servicio de almacenamiento para que deposite los pokémon que no cumplan con la normativa, pero por ningún motivo pueden dejar este recinto.

Eso era imposible. Sus pokémon odiaban el cautiverio, y ya bastantes problemas daba tenerlos en pokéballs. Tenía que pensar en algo más. Se fijó nuevamente en la oficinista: era linda, sí, de cabello y ojos castaños, y parecía un poco mayor que él. Notó también que lo miraba con interés.

—¿No hay otra forma? —preguntó con la mejor de sus sonrisas—. Tengo una audición en media hora y no puedo llegar tarde.

—¿Eres actor? Nunca te había visto —preguntó divertida. Eso le dolió, pero trató de disimular.

—No soy de por aquí, pero prometo que vas a verme más a menudo. —Le guiñó un ojo y ella rio, probablemente sin creerle ni una palabra.

—No hay ningún problema. Puedes dejarlos en el servidor y trasferirlos a otro lugar más tarde.

Dio un vistazo a ese feo PC con ese feo cartel que decía "Home". No le gustaba ni la idea ni tener que hacer fila.

—Es que no puedo esperar tanto, ¿me puedes ayudar? —la miró a los ojos, tan zalamero como podía ser— ¿Un favor de una amiga a un amigo?

—¿Desde cuándo somos amigos? —esta vez fue ella quien sonrió.

—Nunca es tarde para empezar —se inclinó sobre el mostrador—, ¿A qué hora termina tu turno?

—Lo siento. No puedes salir de aquí con tus pokémon —respondió sin alterar un ápice su expresión.

—¡Bien! —Volvió a revisar la lista. Lilly, Nina, Miles, Jumpeon y Firo debían quedarse en la aduana. Tomó cuatro pokéballs de su bolsillo y las guardó en la mochila de Lilly. Luego empezó a redactar un mensaje en su móvil —. Mi agente vendrá en unas horas, ella sabrá qué hacer. Mientras tanto cuida a los demás —mostró la pokéball restante a la recepcionista— Sólo me llevo a mi Kommo-o. ¿Está bien?

—Por cierto, salgo a las 7. —Le escuchó decir mientras se alejaba.

—¡Tengo novia!

—¿De veras? —rio en voz alta. Se la estaba pasando bien a costa suya. "¿De veras?", él creía que sí. Esperaba que sí.

Salió a la calle con más dudas de las que quería admitir, pero trató de apartar esos pensamientos de su mente. Hilburg era más una grande para ser un pueblo y demasiado pequeño para ser una ciudad, pero también era el lugar más barato para desembarcar, y su agente era muy estricta con eso. De cualquier modo, había acordado con Daren que se verían en aquel sitio, así que buscó un modo de matar el tiempo. Había un pokémon ave con cara enojada que, supuestamente, ofrecía servicios de transporte, pero le pareció demasiado sospechoso. Pasó cerca de un restaurante de comida marítima, pero tampoco quería comer solo Recorrió el puerto y se entretuvo un rato mirando las feas estatuas a lado del faro. Por último, notó el gimnasio pokémon, de tipo Agua como el de su hermana. Había pasado mucho tiempo desde su última batalla, ¿no?

Más que un gimnasio, parecía un estadio por fuera. Empezó a emocionarse, y decidió que no perdía nada por probar. Pero justo cuando llegó a la puerta, dos sujetos le bloquearon el paso.

—Cerrado —espetó uno de ellos. Legis les dedicó una mirada apreciativa. Ropa de cuero sintético, el cabello sometido a una indecente cantidad de fijador, pintura fluorescente en la cara y altavoces, banderines y demás mercancía barata. Saltaba a la vista su nulo sentido de la moda, así como el hecho de que no eran personal del lugar.

—Vengo a retar al líder.

—Que te pierdas, ¿No entiendes? —repitió el más alto, y el otro secundó sus palabras.

—Nuestra Marnie está aplastando a la líder de gimnasio. Nadie puede interrumpirla. —Y como si lo hubieran ensayado, chocaron los torsos y gritaron al unísono— ¡MARNIE, LA MEJOR!

Mientras se cubría los oídos, se fijó nuevamente en ellos. En su parafernalia se exhibía la imagen de una chica malencarada de cabello negro. Supuso que ella era la tal Marnie, que de algún modo le resultaba familiar. Meditó su situación. Aquellos raritos no le gustaban, pero tampoco quería empezar una pelea de la nada. Había decidido volver más tarde cuando escucharon unos gritos provenientes del estadio

—¡ALTO AHÍ! —Las puertas se abrieron de golpe y dieron paso a un sujeto con las mismas pintas que los otros dos, pero parecía mayor y su semblante era siniestro. Vio a sus comoañeros, confundido, y echó a correr. Segundos después, un guardia de seguridad salió tras él.

—¡Atacó a la líder de gimnasio! ¡Policía!

Pensar nunca había sido su fuerte, así que no lo hizo. En su lugar, persiguió al bandido por la calle hasta que logró arrinconarlo en el puerto.

—Estás atrapado.

—¡Fuera de mi camino! —rugió esgrimiendo una ocasoball. Legis le sonrió.

—Bueno, hagamos nuestra buena acción del día. —Sacó la pokéball de su bolsillo y le dio un beso antes de lanzarla—¡Tact!

El dragón-lucha era su pokémon más fuerte (o casi). Encargarse de un par de bandidos no le supondría ningún problema. O al menos así debían ser las cosas. Cuando la esfera se abrió, lo que salió de ella fue una pequeña bola de plumas amarillas.

—Kuee!

—¿Firo?

Era demasiado extraño. En el sitio en el que debía haber un imponente dragón guerrero, danzaba un pequeño polluelo de torchic. El sujeto que había tratado de detener se rio en su cara.

—¿Es lo mejor que tienes? ¡Acaba con él, Linoone!

Liberó a su propio compañero. Una especie de roedor, mustélido o algo así que parecía pasado por ácido. Tenía una expresión violenta en su hocico, y en cuanto vio Firo se lanzó tras ella. Legis empezó a temblar, y eso acrecentó la confianza de su oponente.

—¡Tajo Umbrío!

Legis confiaba en Tact. No sólo se había desempeñado excelentemente en Aiwass, sino que era dócil y confiaba plenamente en sus órdenes. Firo, la torchic, era una historia completamente diferente, y sólo podía rezar mientras ese descuidado linoone osaba atacarla.

—Kuee!

La pequeña ave de fuego exhaló una llamarada con forma de estrella que chamuscó a su insensato adversario. Pero luego de ello, envolvió su plumaje en brasas y lo embistió con fuerza.

—¡No, la nitrocarga no! ¡Mala Firo!

—Kuee! —se quejó, pero continuó cargando contra el pokémon y cuando se aburrió de él, empezó a picotear al bandido. Las personas se reunían a su alrededor, y vio entre ellos acercarse a una joven de piel morena que se sujetaba el hombro. Un hilo de sangre manaba por su brazo, y Legis dedujo que se trataba de la líder.

—Bien. Eso es todo, ¡Firo, ya basta! —se volvió hacia la líder— Todo está bien, atrapamos al criminal.

Pero cuando ella le devolvió la mirada con los ojos desorbitados, supo que algo iba mal.

—¡3312! ¡Tenemos un 3312! ¡Código Negro! —gritó—. ¡Violación la la ley de regulación de especies!

Los curiosos se dispersaron como si se tratara de una plaga. Escuchó las sirenas de las patrullas que lo tenían rodeado.

—¿Qué? ¿QUÉ? No, no, esto es un error, yo soy el bueno aquí…

—¡Devuelva el pokémon a su ball y ponga las manos en el suelo! —gritó el oficial mientras le apuntaba. Eran demasiado absurdos con esa ley, al grado de priorizar su captura sobre la del atacante de una figura pública, pero Legis decidió que no valía la pena arriesgarse.

—Bien, está bien. Firo, regresa…

Apuntó la pokéball hacia ella, pero la torchic tenía otros planes y evadió el rayo con ligereza. Entonces, con la energía y euforia que le daban seis nitrocargas, empezó a lanzar llamaradas al aire completamente ajena al peligro.

—¡Firo, basta!

En su pequeño cerebro de ave, debió interpretar sus palabras como "Patada Salto Alta" porque fue justo lo que hizo sobre una de las dos estatuas, decapitándola en el proceso y dejándola un poco más fea en el proceso, pero no tanto como su situación.

El oficial liberó un extraño cuervo de acero negro. Había escuchado que eran medios de transporte, pero no tenía ganas de que lo transportara a la comisaría así que tomó a la torchic entre sus manos y echó a correr con todas sus fuerzas.

Así empezaba su travesía por la región de Galar. No era el peor inicio que había tenido en una region, pero tampoco imaginaba lo que le esperaba.
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#2
Mi cara leyendo:
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Cuando pensabas que el kiwi se había quedado sin ideas sobre cómo seguir expandiendo el universo interminable

Se aspira una buena linea de farlopa la noche anterior y sale con una especie de mezcla entre propaganda de los juegos nuevos, meme de la Pokédex cortada y referencias a historias que a estas alturas solamente entendemos gold, la comadreja y yo.

Aún así, que querés que te diga. Lograste que mis ganas de patear a tu personaje en la cara volvieran con la misma intensidad que hace 2 años o que se yo cuánto tiempo pasó ya.
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#3
¿Crimen? Y castigo…

Mostrar o/
@Velvet nunca subestimes qué tanto puedo escarbar del pasado. Plus, realmente no me interesa si nadie más lee esto, ni lo recomiendo, así que va Just as Cake. 

Tras ser capturado, humillado y sometido por las fuerzas del orden, Legis fue amablemente escoltado a la comisaría de Hilburg por dos oficiales de policía con la delicadeza de un darmanitan. La celda que le asignaron al menos estaba limpia y ventilada, pero le aterraba la idea de acostumbrarse a ella.

No tuvo tiempo de pensar demasiado porque el guardia abrió la puerta al cabo de media horas Legis reconoció a su viejo amigo Darent Takamori cruzar el umbral mientras se llevaba una mano a la frente.

—Por amor de… ¿qué hiciste ahora, Legis?

—Yo también me alegro de verte.

Darent estaba más alto y parecía más seguro de sí mismo. Durante el tiempo que tenían sin verse escribió un libro sobre sus hallazgos en Aiwass. Una maravillosa obra antológica sobre las leyendas, los mitos y las invaluables piedras y ruinas de la región que tan gratos recuerdos les había dado a todos ellos. Envió una copia por correo a Legis, quien logró leer cuatro páginas completas. Sin dibujos.

—Fui a buscarte al puerto pero ya no estabas ahí. Luego escuché que habían arrestado a alguien.

—Sí, una tontería sobre la ley de pokémon prohibidos o algo así.

Darent palideció.

—¿La ley de regulación de especies? Ese es un problema muy serio. Yo tuve que dejar a mi cofagrigus en el servidor porque no es de la variedad adecuada.

—¿A quién se le ocurrió esa ley tan estúpida?

—Es más turbio de lo que parece. Está relacionado con la carta que te escribí.

El joven arqueólogo procedió a dar una larga explicación sobre la leyenda de un pokémon local de miles de años de antigüedad. Era un dragón enorme, maligno, tóxico y que se propagaba como una enfermedad.

—¿Te suena familiar?

—No creerás que…

Legis no quería creerlo; habían matado a esa cosa juntos. Esa fea criatura del mal con complejo de dios estaba bien muerta, ¿cierto?

—Tal vez no es él. Podría ser su primo.

—Es por eso que estoy investigando y por eso necesito tu ayuda. Entre nosotros, eres el que más pasó tiempo con él.

Algo que no le gustaba recordar.

—¿Y qué me dices de tu ex?

Su amigo se vino abajo y se hizo bolita en una esquina de la celda. Legis sabía que había sido un golpe bajo, pero quería fastidiarlo un poco por meterlo en tantos problemas. De todos modos, la situación estaba siendo incómoda. Y la llegada de otro visitante solo la hizo más incómoda todavía.

—Vaya, vaya, vaya…

Legis sintió náuseas al reconocer esa voz que tanto deseaba olvidar. El inspector Looker entró a su celda con pasos muy marcados, las manos unidas en la espalda y una expresión de suficiencia insoportable.

—Vaya, vaya, vaya, ¿pero qué tenemos aquí? ¡A un criminal! —Lo señaló muy serio—. Sabía que nos veríamos de nuevo…

—¿Y tú qué haces aquí? ¿Quién te invitó a mi celda

—Me invité yo solito. Hace una hora vi tu video por MewTube y como estaba cerca, quise hacerte una pequeña visita.

—¿Video? ¿Cuál video?

Gozando con el desconcierto de su víctima, Looker reprodujo una grabación en la que se veía a una torchic prendiendo fuego a todo lo que estaba a su alcance, siendo perseguida por un Legis que suplicaba desesperado "¡Firo, linda, basta! ¡Corazón, no quemes más!" Mientras huía a su vez de seis furiosos policías que eventualmente lo alcanzaron cuando trataba de escalar por la pared exterior del faro. Al ver su desventurada captura, no sabía si alegrarse o llorar por haber alcanzado medio millón de vistas.

—Siempre quise ponerte en ridículo, pero tú lo haces muy bien por ti mismo.

Nunca se habían llevado bien. Cuando la policía internacional arribó (por fin) a Aiwass luego de que todos los problemas habían terminado, Legis de negó a cooperar en la investigación, dedicando cada onza de su esfuerzo en ridiculizar al detective mientras Looker hacía lo mismo con él. No podía olvidar cómo lo habían manipulado para contar la verdad, ni el detective le perdonaba que les hiciera perder tanto tiempo.

—Sabía que volverías a delinquir tarde o temprano —expresó satisfecho—. Los de tu calaña nunca cambian.

—Me estaba preguntando, ¿esos nombres clave se los asigna la agencia o los escogen ustedes? —replicó, negándose a ceder con el oficial—. Porque es un poco triste que te digas a ti mismo "Looker".

—Yo me hablaría con más respeto si fuera tú. Puedo hacer que te encierren de por vida.

—No-oh, rompí una ley de Galar. La Policía Internacional no tiene nada que ver.

—Tienes antecedentes, ¿recuerdas? Sinnoh, Unova…

—¡Habían cerrado mi expediente!

—Tengo amigos en los puestos adecuados. Puedo hacer que lo abran de nuevo.

—No puedes.

—¡Sí puedo!

—¡No puedes!

—Sí puede.

Ambos voltearon hacia la puerta de la celda, que se había abierto sin que lo notaran. De pie en el umbral estaba una mujer cuya sola visión paralizó a Legis. Era alta, de piel pálida y vestía un traje gris muy formal. Su largo cabello albino estaba atado con una cinta negra y sus ojos violeta eran serios. Llevaba anillos en los dedos de ambas manos y sostenía una carpeta con documentos. Su boca se torcía en una mueca de fastidio.


—¿Quién es usted, madame?

—Naohiro Koiso. Mi m…

—La representante de este inútil.

Legis sintió deseos de hacerse bolita, pero la esquina ya estaba ocupada por Daren.

—La Ley de especies restringidas tiene carácter internacional. Aprenderte por violarla es competencia de la Policía Internacional. Podrían encerrarte por años.

—¿Cuándo te volviste experta en leyes? Y no digas "anoche".

—Hace una hora —replicó con fría y asesina compostura—. Cuando vi a mi cliente echar por tierra nuestro trabajo construyendo su imagen en un video viral.

—¿Se hizo viral? —gimió—. Se acabó mi carrera.

—Más de lo que crees —celebró Looker—. Ya has oído, estás en mi poder.

—No, no lo está —replicó la mujer, y por la mirada que le dedicó, esta vez fue él quien quiso hacerse bolita.

—Señorita, este es un asunto concerniente a la policía. Me temo que no…

—Me temo que ya no está usted en poder de mi cliente. Ha sido tomado bajo custodia por alguien con autoridad superior a la suya.

—¿Superior a la policía internacional? ¿De qué está hablando?

—No vine aquí a discutir con usted, vine a liberar a mi cliente. —A una señal suya, el oficial de guardia les abrió la puerta—. Si quiere continuar con esta conversación, lo haremos afuera. Necesito un café.

Unos minutos más tarde, estaban todos sentados en una cómoda salita. De izquierda a derecha: el inspector Looker (malhumorado), Naohiro (en control de la situación), Legis (refunfuñando), Darent (aún en bolita), y la líder de gimnasio, Nessa, quien miraba al joven arqueólogo con una mueca de disgusto.

—¿Y a este qué le pasa?

—Sigue así desde que este idiota arrestó a su novia y ella lo dejó.

—Debió quererla mucho.

—Bueh, tenía sexo con él.

—Eso lo explica —dijeron todos.

—¡No hables con la víctima! —protestó Looker.

—¡Yo soy la víctima, el criminal fue ese punk! ¿Y qué pasó con él?

—Su agresión no tuvo consecuencias —explicó la líder—. En la Liga estamos acostumbrados a lidiar con fans agresivos. Pero la violación a la Ley de Especies Restringidas es un delito grave.

—Precisamente —asintió Looker—. Este delito castiga con uno a tres años de cárcel, sin contar las lesiones y el daño a la propiedad pública.

—¿No hay concurso? —preguntó Nessa.

—¿Concurso? Haberlo dicho antes, ¡esa es mi especialidad!

Su mánager lo calló presionando un cojín contra su cara.

—No empeores las cosas. —Dio un sorbo a su café con una mueca. No había ganado su aprobación—. Tras ver el video de mi cliente, me puse en contacto con el productor de la película, quien también es productor y guionista. El señor Lionel.

—¿El campeón?

—Estuvo presente en el Desembarco de Cirse hace dos años o algo así, como muchos otros entrenadores destacados, y desde entonces sintió interés por mi cliente —miró a Legis—. Es la razón de que tengas este papel.

—No recuerdo al campeón de Galar —respondió apartando el cojín de su cara—. Pero qué conveniente. —Sonrió a Looker alzando el pulgar, lo que hizo rabiar al detective.

—¡No escaparás otra vez! ¡No puedes vivir para siempre de tu pasado! —gritó contradiciendo la misma existencia de este fanfic.

Darent, que empezaba a recuperarse, alzó la cabeza.

—¿Un campeón tiene más autoridad que la policía internacional?

—No la tiene —concedió la mánager—. Por eso el campeón me puso en contacto con los señores Sordward y Shielbert. El video de mi cliente les pareció lo más divertido del mundo y decidieron que merecía la pena intervenir para ver la película del campeón.

Looker la miró furioso, pero intimidado, y ella hizo una expresión que casi parecía una sonrisa.

—¿Piensa contrariar a los nobles más poderosos e influyentes de la región, detective? Podría ser su carrera la próxima en irse a pique.

Legis meditó su situación. Había escapado de la cárcel porque dos ricachones estirados con mucho tiempo libre encontraban gracioso su infortunio. casi le parecía un trato justo.

 —Sin embargo, se presentan algunas condiciones —acotó la líder—. La primera es que debes abandonar la región en cuando la producción finalice.

—Tampoco pensaba quedarme, que lo sepas.

—Serás vigilado las veinticuatro horas y pondrán un localizador en tu tobillo.

—Puedo soportarlo...

—La totalidad de tu salario por la película será destinada a la reparación de los daños que causaste en Hilburg.

—¿QUÉ?

—Y por último, no tendrás permitido llevar contigo ni capturar ninguna clase de pokémon. Ya sea tuyo o nativo de Galar.

—¡Eso sí que no! ¡Nadie me separa de mis pokémon!

—Ya lo hice —dijo su mánager.

—¿QUÉ?

—Encontré a Lilly sentada sola en un banco de la aduana. La mandé por el PC con tu hermana junto con el resto de tus pokémon. Por supuesto, Firo también.

—¿Mi hermana? ¿Cuál de las dos?

—La líder de gimnasio que tiene problemas con mamá.

—Muy graciosa.

Nessa se puso de pie y, a regañadientes, Looker también. Legis y Naohiro los imitaron.

—Esperamos que no haya más incidentes durante tu estancia en Galar.

Él también quería creer eso. Ya se había metido en problemas con la justicia, le habían confiscado a sus pokémon y tal vez tuviera que lidiar de nuevo con un monstruo. Lo peor es que no iban a pagarle siquiera.
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#4
Well, el fic lo encontré por pura casualidad pensando que sería un One Shot or something (solo le di click en el nombre, ni me fijé en la sección).
A pesar de que ya han pasado dos años, or whatev, me gusta leer sobre las andadas de los que todos participaron alguna vez en el Aiwassverse, con el segundo colectivo dejando cierto potencial, pero también cierto cansancio de contar reflejos/consecuencias de diferentes ángulos de una historia.

La verdad para este punto no esperaba ver más cosas relacionadas, más allá de ese fic que tengo pendiente por terminar(?). Así que toparme con esto fue bastante grato y dio un giro de tuerca; mientras las otras historias son dramáticas, esta se va por ese lado mucho más relajado y cómico. Y en cierta forma eso le da un respiro al Verse para que no todo sea dolor, lágrimas y sangre (?).

So, yes, me uno a leer esto para ver qué hará Legis ahora sin Pokémon.

Puntos por la waffle Nessa, que me sorprende que no mostrara su mueca de asco cuando vio a Legis (o era decepción? no sé, pero se me hace hilarante como ella es la única que parece hacer muecas así de "extremas" cuando pierde o algo no le gusta).

Also lol, no me esperé que Koiso fuera la manager.
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#5
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#6
El pobre de Legis va a hacer una peli? xD. Hay gente XDDD
Master Weasel. Es esa sombra extraña que te sigue en la cueva 
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#7
Vaya infortunio el de Legis. Pero bueno, así es la ley, incluso si el castigo llega a ser ridículo. Aunque... ¿qué tendrá qué ver Eternatus con todo esto?
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Maybe I'm a dream...
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#8
Fah. Me topé con este fic, leí algo de un "-verse" y pensé "¿Qué carajos? ¿Un hombre no puede disfrutar de Endgame sin haber visto las anteriores?", así que empecé a leer... Un nombre raro. Dos nombres raros. Tres nombres raros. Una región inventada. Una guerra ancestral épica. Una hermana líder de gimnasio de agua (acá se terminan las especulaciones, afortunadamente, aunque... bien podría ser otro nombre raro). ¡No entiendo una goma, y eso es genial! Me gusta el setting, porque también estoy escribiendo sobre Galar, aunque no se me hubiera ocurrido que existieran leyes tan ridículamente estrictas respecto al traspaso fronterizo de especies no autóctonas en la región. ¡Si me quiero llevar un narval a Hawaii, lo haré! O bueno, no, no tengo uno por empezar.

Me caen bien los personajes y lo poco serio que es el código penal de la región, así como confundir la pokébola de un Kommo-o con la de Torchic (¿qué los dragones no van en ultra balls?), pero la mirada un poco cínica sobre la nueva y flamante región me pareció divertida y fresca, bien a tono con lo que muchos opinan de las últimas entregas de los core-games.

Igual, bueno... No me quejo si pasan un link al fic original, como para dejar de imaginar a Darent Takamori como un topo con smoking o un luchador calvo de MMA de tres metros y lleno de esteroides, o como lo que realmente sea.
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#9
¿Sabes? Después de leer Oscilaciones me quedé con ganas de leer más cosas tuyas, luego recordé este fic que en su momento dejé para leer otro día. Y ese día es hoy.

Legis Legis. Este tipo ya me cayó bien, admito que solo porque me hizo reír. Si ese no fue el peor inicio que tuvo en una región no me quiero ni imaginar por qué clase de cosas habrá pasado, vete tú a saber.

Lo siento pero no supero que traer especies prohibidas sea peor que herir a un líder de gimnasio XD o sea mi cabeza no lo procesa. Que no fue un simple rasguño, ¡que le hizo sangre! Y Nessa dice que están acostumbrados a ese tipo de fans, cualquier día se cargan a un líder y capaz lo ven como algo normal. No te conviene pasar ahí mucho tiempo, Legis. De todas formas dijiste que eso tenía algo que ver con la historia así que no quedará más remedio que seguir leyendo.

En el segundo capítulo conocemos a Naohiro, la representante badass. Qué puedo decir, me encanta este tipo de personajes fríos que son capaces de controlar la situación y hacer que todo esté bajo su poder (cuando están del lado del protagonista, claro, cuando están en el bando de los villanos... pueden llegar a ser un poco irritantes). Looker, no me caes mal y no es nada personal, pero ¡chúpate esa!

Como ya han dicho por ahí arriba es refrescante ver un fic que tira por lo cómico, alguien como yo que se ríe por todo lo agradece bastante. Veremos si Darent es capaz de dejar de ser bolita en los próximos capítulos.
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Érase una vez un grupo de extraños destinado a salvar el mundo.
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