Longfic- Pokémon {Re}Connection - Cap. IV 13/02

Extension largaLongfic
FranquiciaOriginal
GéneroAventuraMisterio
Resumen

En el futuro cercano, Hoenn está a punto de atravesar uno de los eventos criminales más importantes desde la Crisis con los Equipos Magma y Aqua. Mientras, un determinado jóven empezará una aventura que cambiará su vida. ¿Cómo se manejará en un mundo cada vez más peligroso?

#1
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Mostrar Sobre {Re}Connection
Hola a todos! Bienvenidos de vuelta a mi fic, Connection! Aunque realmente, esta es una nueva versión de aquel escrito anterior que publqiué hace añitos atrás. Entre idas y vueltas de la vida, necesité por una y otra razón dejar el foro y consecuentemente, dejar de escribir. Pero ahora, con otra cabeza y diferente contexto, me propuse volver a hacer esto, que es una de las cosas que más disfruto de hacer. En fin! Suficiente sobre mi, ahora sobre esta fic!

Connection se sitúa en un universo que tiene como base los juegos, especialmente partiendo desde ORAS, pero con varias divergencias que ocurren luego de la resolución de la crisis de los legendarios. Nuestra historia se encuentra temporalmente varios años luego de dicha crisis, en una Hoenn practicamente nueva, experimentando un boom económico y urbano, así como unos fuertes cambios culturales y su antigua forma de vida. Hoenn es tratada aquí también como un personaje principal, con acento y expresiones proteñas própias, un contexto político, ambiental, económico constantemente cambiante. Es una región muy querida para mi y la idea en esta fic era revivirla y darle un revamp bastante importante. Pueden esperar rutas nuevas, ciudades crecidas, nuevas figuras importantes así como nuevos líderes de gimnasio.

Ojalá que la disfruten leyendo de la misma manera que yo la disfruto escribiendola :D


 




Prólogo

 
3 de Enero, Localidad Desconocida, 10:20

 –Lo encontré. –Dijo una incrédula científica, analizando una muestra de ADN en una computadora– No lo puedo creer.

Al oír eso, otro científico, claramente un supervisor, se levantó de su asiento y caminó por el inmaculado laboratorio en que estaban, hasta acercarse a la mujer. Los demás que trabajaban allí rápidamente pararon lo que hacían y comenzaron a prestar atención al nuevo descubrimiento. El supervisor, al mirar detalladamente una y otra vez a las pantallas de la computadora, suspiró y miró nuevamente a la científica. 

¡Creo que al fin los tres años que invertimos en este proyecto dieron frutos! ¡Encontramos al gen!  –Exclamó el supervisor, con evidente felicidad y satisfacción en su cara– ¡Esto es un triunfo en el campo de la biología pokémon!

–¿Aislamos al Gen Alfa, Supervisor Adams? –Preguntó en voz alta un científico del lado más lejano del laboratorio– ¿Ahora sí nos merecemos ese aumento de sueldo que el señor Hill nos había prometido, no?

Todo el laboratorio explotó con alegría con la confirmación. Los científicos se abrazaban, aplaudían y festejaban, su tarea estaba completa.
 

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10 de Enero, Ciudad Rustboro, 9:10

Era un día soleado, común y corriente en la influyente ciudad de Rustboro. Los adultos iban a trabajar en las diversas oficinas que se situaban en la ciudad, los niños llenaban las clases de la famosa Escuela de Rustboro y ya habían entrenadores listos para desafiar al gimnasio de la ciudad, liderado por la inteligente Roxanne. Uno de los puntos más importantes de interés de aquella ciudad era, por supuesto, el gran edificio de la Corporación Devon, el más alto de la ciudad.

Aquella mañana, frente a las puertas de dicho edificio, una gran cantidad de periodistas se congregaron para poder cubrir un anuncio oficial de la compañía que se esperaba para aquella hora. En medio de toda la expectativa, una figura salió de las puertas principales del edificio; era un hombre de alrededor de 55 años, alto y de buen porte físico para su edad. Tenía pelo corto y una barba candado, ambas de color grisáceo por la edad. Usaba un traje gris clásico con camisa blanca y zapatos negros. Sin dudar, se acercó a los reporteros y comenzó a hablar.

–¡Buen día! –Exclamó, con un tono de voz bastante alegre y animado– ¡Mi nombre es Duncan Hill, dueño del Grupo Hill de empresas dedicadas a la investigación científica y el bienestar de ambos humanos y pokémon por todo el mundo! Me alegra mucho poder compartir este hermoso día y la noticia que tengo que dar con todos ustedes escuchando, es definitivamente un paso adelante para el Grupo Hill y toda la región de Hoenn.

El Grupo Hill estaba en la boca de todos. Nacido cinco años atrás, de una fusión de diversas compañías de salud, tecnologías e investigación científica, el grupo se asentó y creció de manera exponencial en Hoenn, debido al poder gerencial y monetario de su consejo directivo, liderado por el elocuente pero misterioso Duncan. Ya un jugador importante en los mercados medicinales y tecnológicos, ahora estaba a punto de cimentarse como el grupo hegemónico de la región.

–¡El Grupo Hill orgullosamente anuncia la adquisición de Corporación Devon y su integración completa a nuestra estructura! ¡Acabo de firmar los papeles con el Señor Stone, los equipos legales y los reguladores estatales y puedo decir que estoy muy feliz en poder seguir brindando bienestar y tecnología a Hoenn y todos sus habitantes, ahora de mucha mejor manera gracias a la infraestructura de Devon! –Exclamó Duncan a las cámaras, con una sonrisa permanente en su cara medianamente arrugada– En los próximos días estaré formalizando el anuncio y convocando una rueda de prensa para que todos puedan sacarse sus dudas. ¡Muchas gracias y hasta pronto! –Terminó, dando las espaldas a las cámaras y volviendo al edificio.

Los reporteros, desilusionados por la falta de interacción con la prensa, empezaron a hacer preguntas al magnate, esperando poder sacarle algunas palabras.

–¡Señor Hill! ¿No es esto un intento de monopolio? ¡Devon era su único real competidor! –Gritó una reportera.

–¿Qué tiene usted que decir sobre las acusaciones de experimentación ilegal en diversos pokémon? ¿No debería ser más humano para desarrollar sus productos? –Inquirió uno más.

Duncan escuchó de lejos a todas las preguntas que le estaban haciendo, pero la verdad es que por el momento no le podría importar menos los variados juicios legales en los que él estaba metido o las acusaciones que se le levantaban. Finalmente había concretado su plan para dominar el mercado de la investigación en Hoenn y no podría estar más satisfecho. Ya de vuelta en el edificio, su PokéNav Plus recibió un mensaje de uno de sus laboratorios. Duncan lo abre, lo lee y su cara evidencia más felicidad todavía, hoy de verdad era su día.

“¡Encontramos al Gen Alfa! Lo aislamos ayer y le estuvimos realizando pruebas de confirmación para estar totalmente seguros. Esta vez no es un falso positivo. Como dijo usted, las posibilidades medicinales de este gen son tremendas, tengo que agradecerle por darme la oportunidad de trabajar en este proyecto. Avíseme cuando quiera que le presentemos los resultados de nuestro trabajo en persona.”

Duncan inmediatamente le mandó un mensaje, respondiendo.

“¡Felicitaciones! Preparen su traslado para Rustboro lo más rápido posible, el edificio de Devon va a ser nuestro nuevo centro de trabajo aquí en Hoenn. Durante la tarde voy a llamarte para discutir los detalles.” 

 
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10 de Enero, Localidad Desconocida, 2:45

En medio de un campo muy abierto, se encontraba una Mansión antigua, de arquitectura estilo Paldea. Era alta y ancha, con paredes de piedra pulida, cuatro pisos y tejados magníficos. A primera vista uno podría pensar que es el hogar de un viejo magnate, disfrutando su retiro, sin embargo, la fachada lujosa de la mansión encubría algo mucho más siniestro.

Por un largo corredor, adornado con varias pinturas antiguas, caminaba una figura cubierta con una larga capa y una máscara blanca. Esa máscara se asemejaba a una de teatro que cubría toda su cara, solamente dejando a la vista los cabellos blancos y largos de aquella persona. A su lado estaban dos hombres, vestidos con trajes y leyendo reportes en dos tablets. Estos lo acompañaban y le hablaban.

–El equipo de Rustboro ya está listo y tenemos a nuestro hacker conectado al sistema de seguridad del edificio de Devon. Están situados en la entrada de carga trasera, esperando a sus órdenes. –Dijo el hombre situado a la izquierda de la figura.

–Tenemos también la confirmación del equipo de Littleroot. Ellos están rodeando al Laboratorio del Profesor Birch y ya están en posición para tirar abajo la puerta de entrada. –Continuó el hombre situado a la derecha, apretando algunos botones en la pantalla táctil de la tableta.

–Y con eso ya estamos listos para empezar. Todos los demás equipos de Hoenn ya reportaron y confirmaron que están en buenas condiciones para llevar a cabo la operación. –Terminó el primer hombre.

La figura no dijo nada, solamente asintió con la cabeza y siguió caminando, en silencio. El corredor terminó llevándolos a una enorme sala, llena de computadoras y pantallas, asemejándose a una sala de control de misiones espaciales. Una gran pantalla en la pared central del salón mostraba un detallado mapa de Hoenn y sus distintas localidades, cada una con un símbolo que representaba uno de sus equipos. Entre estas localidades estaban Rustboro, Littleroot, Lillycove, Mauville y Mossdeep. En cada computadora había un agente estaba sentado, monitoreando cada uno sus pantallas.

La misteriosa persona al fin rompió su silencio. Con una grave voz, tan grave que parece que estuviera siendo distorsionada por algún aparato, declaró:

–Muy bien. Todos estamos en posición. Años pasaron desde nuestra creación y este es nuestro punto culminante. En este momento damos marcha a nuestro plan maestro hacia la próxima evolución humana. –La gente que trabajaba en aquel salón comenzó a aplaudir las palabras de la figura misteriosa.

–El mundo se va a enterar que para tener la igualdad y perfección que tanto desea, se necesita decisión y un puño fuerte. ¡Es hora de romper las cadenas! Comencemos. –Completó, dando la órden y desplazándose a una computadora reservada para él.
 
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En aquella sala el tiempo pasaba lento, cada minuto era lleno de tensión y cada reporte de los equipos de campo era una situación para dedicarle total atención. Sin embargo, parecía que el trabajo se estaba llevando a cabo de manera correcta. Todos los reportes eran positivos, por el momento.

“Aquí es el equipo de Littleroot. Infiltramos al Laboratorio y empezamos la colecta de documentos y discos sólidos. Abrimos la caja fuerte de los pokémon iniciales y los adquirimos. Sin embargo, en un momento el Profesor, que estaba durmiendo en su cuarto, se despertó. Actuamos rápido y lo pusimos de vuelta a dormir con un golpe. No creo que vuelva a despertar, ni que recuerde lo ocurrido. Tiempo estimado restante para la operación, 30 minutos.”

“Aquí es el equipo de Rustboro. La infiltración al edificio de Devon fue sencilla, el hacker consiguió deshabilitar el sistema de seguridad y abrió las puertas traseras de carga. La seguridad era escasa y conseguimos ponerlos a dormir con la ayuda de nuestros pokémon. Mitad del equipo se repartió por el edificio para recolectar papeles y documentos importantes, así como dinero, dispositivos de almacenaje y artefactos de valor. La otra mitad subió hasta el último piso, las oficinas principales, que no estaba vigilada por nadie y encontramos el objetivo principal. Los documentos originales de la investigación sobre el Gen Alfa estaban en una caja fuerte en la pared de la oficina de Hill, nuestro Alakazam consiguió desmantelar la caja fuerte con sus poderes psíquicos. Tiempo estimado restante, 50 minutos, tenemos que reunir todo lo que adquirimos y esperar nuestro transporte.”

Los reportes de Petalburg, Mauville, Mossdeep y Lilycove, aunque eran objetivos secundarios debido a su menor importancia, también aparentaban ser cien por ciento positivos. En las siguientes horas los equipos empezaron a reportar la conclusión de sus tareas y comenzaron con el traslado de vuelta a la mansión para poder depositar todo lo conseguido. La figura misteriosa esperaba pacientemente su premio principal, toda la información el Gen Alfa.
 
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#2
Primero que nada, bienvenido de vuelta. Es siempre bueno ver a veteranos del foro reaparecer.
Ahora, releí un poco de la original Connection solo para refrescarme la memoria, y debo decir que aún me gusta lo que había salido ahí, principalmente la historia de Aaron, porque siento que hiciste un buen trabajo metiendo drama detectivesco. No sé qué le depara a ese pobre en esta nueva versión, pero sí tengo esperanzas de volver a verlo.
Ahora, me doy cuenta que esta versión del prólogo es un tanto más ominosa que la original, en el sentido de que los miembros de Grupo Hill aquí ahora actúan de formas más cautela, de cierta forma. Son cuidadosos con lo que dicen, pero también eso hace que te preguntes a qué punto quieren llegar.
Si así resultó este primer capítulo, me da curiosidad ver qué ocurrirá con los siguientes, y qué tanto van a diferenciarse de los originales.
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Best Friends
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#3
Tal vez sabías, tal vez no, que previo a la segunda guerra mundial, los nazis mandaron un embajador a Suiza para... negociar términos. El embajador hizo notar que Suiza no contaba con un gran ejército, a lo que el representante suizo replicó que todos sus ciudadanos reciben entrenamiento militar y que, de ser invadido el país, sus veinte mil soldados podían convertirse en quinientos mil en menos de un día. Nuestro querido nazi, como todos, los nazis, dijo entonces algo del tipo "¿Y qué pasa si los invadimos con un millón de soldados?", A lo que el colega suizo respondió: "Pues disparamos dos veces y volvemos a casa". Al parecer eso bastó para disuadir a los nazis de invadir Suiza, lástima que lo amigos de Polonia no tuvieron tanta suerte...

Se siente más serio el prólogo, a decir verdad. Mejor construido... y más prologuesco. Se nota que tienes una pluma más madura que hace algunos años, los diálogos se sienten menos forzados y más naturales, y en general da esa sensación de que está más estructurado. Me gusta que puedan verse destellos de lo que vendrá a ser importante después, como el laboratorio robado de Birch al que va a llegar Will pronto, o el tema con el gen alfa que no alcanzamos a ver desarrollado tanto antes.

Ojalá no te tardes mucho en subir esto. Tengo ganas de ver cómo sigue. Y de volver a leer de Aaron, su ex, las hermanas y los chistes de ciegos. 
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whoooooooooooooooooo
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#4
Mostrar Nemu
Hola @Nemuresu , super gracias por tu comentario y por la nueva bienvenida <3 Creo que ambos vos y Kiwi le pegaron de lleno con el tono más ominoso de la fic. Sin mentir, hubieron puntos en mi releeida en que vi un exceso de liviandad o falta de seriedad en puntos que, honestamente, deberian haber sido retractados de otra forma. 

Por últomo, Aaron totalmente está en esta fic (a partir del proximo cap wink wink) y podés esperar un aprimoramiento tanto en su desarrollo como en la trama que lo rodea, tengo el objetivo de realmente hacer brillas esa parte de la trama.Después también veremos como reacciona el Hill frente a todo este tema.

Mostrar Kiwi
@MrKiwi Gracias por darle una leída a la fic, siempre aprecio tu overview diferenciado y todo lo que destacás del escrito que sea. Una de las cosas que pasaron mientras no estuve en el foro es que me gradué como Historiador, así que estaba bien familiarizado con ese dato de color de los suizos jeje 

Como le dije a Nemu, tienen razón de la mayor seriedad de Connection. Hay eventos que lo ameritan de mayor forma y que en la versión anterior, no les habia dado la atención que deberian o los hacía muy livianos. SUpongo que la idea anterior de la fic era hacer un trabajo liviano y relajado, pero si tengo pretensión de poner un transfondo de misterio y de crímen, no me puedo pasar con los "che boludo jaja" todo el tiempo. Así que una de las nuevas características, si, va a ser un outlook un poco más maduro, digamos. Ojalá que disfrutes de los capítulos mientras vayan saliendo, no creo tardar mucho en ir largandolos ya que tengo mucho ya escrito y adaptado

 



 
Capítulo I – Nuevos Aires

 
11 de Enero, Pueblo de Littleroot, 8:00

La mañana se presentaba luminosa en el Pueblo de Littleroot. La brisa del mar chocaba con las copas de los árboles, generando movimiento en las hojas, que a su vez creaban un lindo juego de sombras en el suelo cubierto de vegetación verduzca. Los pokémon que allí habitaban se observaban saliendo de sus guaridas y refugios para disfrutar de las primeras horas del día. Igualmente con las personas, que salían de sus moradas para hacer sus tareas rutinarias. La jornada también era especial por un evento tradicional, el primer día de la anual entrega de iniciales que el conocido Profesor Birch llevaba a cabo para aquellos que deseaban comenzar sus viajes por la región.

Sin embargo, era también el día después de los ataques llevados a cabo por una desconocida banda de criminales. El modesto laboratorio de Birch, que se localizaba un poco lejos de la zona residencial, estaba fuertemente custodiado por agentes policiales, una vista muy inusual. Además, la mayoría de los canales de noticias estaban cubriendo los distintos lugares atacados la madrugada anterior. A raíz de lo dicho y de que había sido robado de todos los iniciales disponibles, el científico no solo estaba desilusionado, sino que tampoco esperaba un alma en su laboratorio por los próximos días.

Sin embargo, ninguna regla es tan general, que no admita excepción alguna. A las afueras de la zona residencial, no muy lejos del laboratorio de Birch, vivía la familia de los Holter, conformada por Maxwell y William, el padre y su hijo. En aquella mañana, la ensordecedora alarma del reloj de William inundó su adormecida mente, haciéndolo prácticamente saltar de la cama.


 –¡Ah! –Exclamó el joven de 17 años, levantándose de su comodísima cama y echando un ojo a su ventana entreabierta– ¡Que linda mañana! La caminata hasta Oldale va a estar bastante buena. –Se dijo a sí mismo, esbozando una sonrisa.


William, o Will como prefería, era un joven de pelo pelirrojo oscuro, con corto pelo rizado que le hacía contraste con el marrón intenso de sus ojos y su tez clara. Él se definía como un jóven poco tímido, energético, chistoso y con el sencillo objetivo de experimentar cosas nuevas, pasarla bien en su vida y mantenerse fiel a sí mismo. Siempre mantenía su cabeza en alto, no se preocupaba en esconder su importante cicatriz en sus lábios o sus dientes un tanto grandes y desparejos.

Luego de levantarse, se dio una rápida ducha, se puso su ropa habitual y agarró su mochila. Dicha estaba cargada de útiles y cambios de ropa para su aventura, que había armado la noche anterior. Acto seguido, bajó las escaleras hacia su amplia sala de estar. En la mesa central se encontraba sentado su padre, Maxwell. Ya un hombre grande, sus 65 años eran delatados por sus cabellos blancos y la supuesta escasez de los mismos. Max sostenía una taza de café caliente mientras miraba la mañana a través de su ventana.


¡Buen día, pa! –Preguntó el joven, dándose cuenta que su padre no estaba mirando las noticias, como de habitual– ¿Me preparaste el desayuno? ¡Sos un grande, muchas gracias! —Dijo, detectando una taza fresca de café en el otro lado de la mesa, acompañada por un bowl de yogur y avena.

¿Cómo estás hijo? ¡Más vale que te preparé el desayuno, no te puedes atrasar! Se te ve bien seguro para hoy. –Replicó el padre, con una sonrisa, seguido por un sorbo de su café.

Sabés, sí que fue una buena idea decidir irme ahora y no a los diez años. –Observó Will, comiendo cucharadas de su yogur.

¡Yo agradezco que por lo menos hayas terminado la secundaria! –Se rió Max– Una pena que no pude ver el pronóstico del tiempo, así ya te ibas de acá por lo menos sabiendo si la semana se va a poner fea o no.

 
Al decir esto, el señor hizo una breve pausa y derivó sus ojos de la ventana hacia una fotografía encuadrada en la pared de él, su hijo y Anna, su esposa. En dicha foto, Anna era el foco, no solamente por sus largos cabellos pelirrojos, si no que por su jovial y contenta expresión. Max no podía evitar esbozar una sonrisa agridulce al acordarse de ella.


¿Sabes qué? Tu mamá seguro está orgullosa. –Continuó el señor– ¿Me imagino que tenés todo ya listo para empezar?

–Yo creo que mamá estará haciendo la fiesta, esté donde esté. –Respondió Will, también mirando cándidamente la misma fotografía–. Y sí, tengo todo listo. PokéNav, ropa, algo de comida y suficiente dinero para aguantar por un tiempo. –Dijo, chequeando por última vez su mochila y levantándose– No me hagas llorar, vos sabes que me matan las despedidas. –Pidió, ya viendo que su padre se levantaba para ir a saludarlo.

¡Como la primera vez que te fuiste solo de vacaciones! –Provocó el padre– ¡Casi me inundás la casa!

¡Vos mejor ocupate de arreglar nuestra tele! –Retrucó Will, dandole unas palmadas al televisor.

Maxwell abrazó bien fuerte a su hijo en frente de la puerta de entrada, un último adiós antes de dejar que Will fuera a explorar la región de Hoenn por sí solo. En sus ojos, se estaba convirtiendo en un hombre. Además, no podía evitar pensar que se iba a quedar solo tanto tiempo en la casa por primera vez, sin la compañía de su fallecida esposa. Algunas lágrimas cayeron de los ojos de ambos cuando terminaban de abrazarse e hicieron un último apretón de manos, gesto que valía más de mil palabras. Ambos se dijeron hasta pronto y Will salió por la puerta principal.


¡No te olvides de USAR tus preservativos, no los compré para que después vuelvas con un bebé! –Gritó Maxwell, pícaro, cuando Will ya estaba un poco más alejado de la casa. Risas del jóven se escuchaban a la distancia.

 



Cercanías del Laboratorio de Birch, 9:20

Will la estaba pasando muy bien en su caminata. Disfrutaba ver a los pokémon en su ámbito natural mientras se imaginaba siendo el nuevo ganador de la Liga de Hoenn, el sueño infantil que siempre mantuvo a flote. Sin embargo, algo de su entorno le había llamado la atención y lo hacía pensar. 

No veía a casi nadie en las calles, especialmente considerando que era el primer día de entrega de iniciales. La ruta al laboratorio debería estar llena de nuevos entrenadores, todos ansiosos para poder llegar temprano y conseguir sus nuevos compañeros. Él lo sabía, ya lo había visto una y otra vez en pasados años. ¿Capaz había ocurrido algo malo? ¿O por ahí la fecha se había postergado y él no se había enterado?

Al llegar al laboratorio, Will se sorprendió. Vió que el complejo estaba custodiado por agentes de la policía, no había ningún entrenador y no había evidencia de ninguna entrega. Intrigado, el colorado fue a hablar con uno de los policías, que lo miró de reojo y le describió que hubo un importante robo al laboratorio y que sería mejor que no perturbara al profesor por unos días.


–¿En serio? –Preguntó, incrédulo– ¿A todos se llevaron?


Antes de que pudiera procesar lo ocurrido, su sorpresa fue interrumpida por una demandante voz femenina que escuchó detrás suyo. Al darse vuelta, se encontró con una curiosa situación:


–¿¡Que no lo perturbe?! ¡Perdón, pero necesitamos hablar con el Profesor! ¡A mí ya me robaron y no tuve que tomarme un día entero para recomponerme, dejáme pasar! –Exclamó una enérgica joven que hablaba con otro policía, resoplando.

–Hannah. Está bien, de verdad. Podemos esperar una rato más, es una situación grave. –Respondió otra joven, con una voz bastante más calma y baja, un notable contraste.


Estas dos eran Hannah y Hope McCarthy, hermanas. La primera, Hannah, tenía 19 años. Tenía pelo largo, era rubia y con un cuerpo bastante atlético, actuaba como si fuera la jefa de la zona. A Will le gustó lo que veía. La segunda, Hope, tenía 17 años. Su piel era bastante pálida, se la notaba bastante delgada y tenía pelo largo dorado, casi platinado. Sus iris se veían totalmente blancas, indicación de ceguera; por eso llevaba consigo un bastón especial para caminar. Hope estaba sentada en un tocón, en cuanto Hannah pasó a golpear la puerta del laboratorio. Los policías, por otro lado, no estaban nada a gusto con la situación, pero tampoco podían hacer mucho más que advertir.
Will, para el alivio del policía, se acercó a hablarle a la hermana mayor.


–¿Perdón, tu nombre es? –Inquirió, educadamente– Yo me llamo Will. ¿Vos estabas enterada de que no iban a entregarlos hoy?


Hannah todavía golpeaba una y otra vez a la puerta, sin embargo, decidió responderle al colorado.


–Creo que te podés dar cuenta que no. Si no, no estaría golpeando esta puerta con tanta bronca, genio. –Respondió, aún enojada, descolocando al colorado– Ahora que estamos acá, no me voy a ir tan fácilmente y supongo que vos tampoco. Yo soy Hannah, allá sentada está mi hermana Hope.

–Supongo que ya que estamos, no perdemos nada. –Respondió Will, mirando de reojo a Hope, notando sus curiosos ojos– ¡Me gusta la voluntad de tu hermana! ¿Mismo ciega, quiere empezar un viaje?

–Sí, sí. Igual, la verdad es que no estoy con ganas de… –Repentinamente, la respuesta de la joven fue interrumpida por el ruido de llaves, que parecían estar abriendo la puerta.

–¡De verdad pensé que no iba a haber nadie acá hoy! –Exclamó una grave pero amigable voz masculina que venía de adentro del laboratorio– Gran sorpresa, gran sorpresa. ¿Creo que lo es para todos acá no? –Se rió– ¡Ustedes no parecen ser ladrones altamente especializados, entren, entren, vamos a hablar! 


Este era Birch. Que su combinación de bata blanca, bermudas y sandalias de playa no deje engañar, esta era una de las principales mentes de Hoenn. Él era un hombre particular, amistoso y muy relajado, tanto que no se lo veía muy emocionalmente afectado por los hechos de la noche anterior.

Will fue el primero en entrar, mientras que Hannah fue a buscar a Hope para acompañarla al laboratorio. Mismo la hermana menor sabía manejarse con su bastón y ya había escuchado la conversación entre el profesor y los jóvenes, la mayor todavía se sentía con la responsabilidad de ayudarla en todo lo que podía.

Lo primero que vieron los tres cuando entraron fue el estado del lugar. La primera palabra que podría describirlo sería “vacío''. No había una sola computadora ocupando los escritorios y se veían que las estanterías estaban totalmente desiertas de los libros y documentos que normalmente las ocupaban. Además, se podía ver también el desorden que dejaron, con varios muebles y objetos irrelevantes que habían sido tirados al piso y o desordenados sin consideración alguna.


–Por favor. Realmente no imaginaba que algo así podía pasarte, profesor. –El colorado continuaba anonadado al ver lo que le habían causado al profesor– Littleroot fue siempre tan tranquila.

–Lo que me sorprende es que no se hayan enterado. –Respondió Birch, tratando de entender– Según la policía, la mayoría de los noticieros están cubriendo el tema. Hasta lo están categorizando como el mayor robo de Hoenn. –Respondió Birch, dejando escapar una risa.

–¿En serio? Tengo la televisión rota y no miré ninguna notícia en mi PokéNav hoy. –Retrucó Will, agarrándose la cabeza, un poco avergonzado– ¿Y ustedes chicas, por qué no se enteraron?

–¡Yo fui cabeza dura y quise salir re apurada! –Exclamó la hermana menor, con una sonrisa torpe– ¿Vos sos Will, no? ¡Te escuché hablar con mi hermana, yo me llamo Hope! –Se presentó– Además, una de nosotras estaba medio atrasada en el baño. Pista, no fue la que no puede ver. –Terminó, tocando traviesamente la pierna de su hermana con su bastón.

–¡Ya te dije que mi alarma no sonó a tiempo! –Respondió Hannah, sonrojándose– Nos apuramos y salimos sin poner la tele, nuestros padres tampoco estaban en casa. Me impresiona lo poco preocupado que está usted, profesor.
Al oír la interacción, Birch no evitó soltar una gran carcajada.


–Lo que pasó, pasó. No me importa tanto los documentos que me robaron, tengo backups en la nube. Lo que si me da muchísima pena y me preocupa, son los iniciales robados. –Se notó un cambio de expresión en la cara del profesor– Cuando es así, los pokémon suelen terminar en el mercado negro o en las manos de la misma organización como armas para seguir cometiendo crimenes. Por eso no me puedo rendir ahora, necesito levantar nuevamente este lugar y ayudar en lo posible para recuperar la mayor cantidad de iniciales posible.


Haciendo camino hacia la sala principal del laboratorio, Birch y los jóvenes se sentaron en un par de sillas frente a una mesa notablemente rayada por los ladrones de la noche pasada. Birch tomó un sorbo de café de una taza y continuó hablando.


–Como dije, me robaron los iniciales. –Birch hizo una pausa y pensó sus próximas acciones– Sin embargo, no todo está perdido. Miren esto.


Hannah y Will se dirigieron la mirada, ambos intrigados, mientras que Hope suspiró. Birch abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó una bolsa de cuero, apoyándola en el escritorio.


–Hoy a la mañana, después de toda la sorpresa y la interacción con la policía, un Pelipper del servicio de correo llegó con un paquete que venía de Kanto, del mismísimp profesor Oak. –Dijo, abriendo lentamente la bolsa– Mi colega me envió algunos pokémon de Kanto que yo había solicitado para comenzar una investigación sobre adaptación entre regiones. Con todo lo que pasó, no me puedo concentrar en este proyecto ahora, por lo que voy a dejar que elijan uno cada uno. ¿Qué les parece? Seguro que Oak va a estar más que contento sabiendo que va a ayudar una vez más a nuevos entrenadores.


La expresión de los jóvenes cambió instantáneamente al oír la propuesta del hombre, finalmente iban a poder conseguir sus iniciales. Claramente no era lo que esperaban, pero tomando en cuenta la situación, era lo ideal. De la bolsa, Birch sacó cinco pokébolas de su bolsa y liberó a sus habitantes, uno por uno.


De la primera, salió un pequeño pokémon gris, musculoso y con tres crestas en su cabeza, imitando pelo. Al salir estiró sus músculos y exclamó “¡Machop!”. De la segunda y de la tercera respectivamente, salieron dos roedores, uno azul claro y otro violeta, ambos tenían espinas largas en su cuerpo y dientes grandes, al salir dijeron “Nidoran!”. De la cuarta salió una criatura de cuatro patas, marrón y blanca, que agitó su peluda cola y tímidamente dijo “Eevee!”. Por último, salió una criatura parada en dos patas, con una calavera cubriendo su cara y que sujetaba un hueso. Sin embargo, el pokémon no dijo nada y se sentó silenciosamente en el piso, evidentemente triste.


–¡QUIERO EL EEVEE! –Exclamó Will, corriendo hacia el pequeño pokémon raposa, pensando en garantizarlo como suyo, consciente del potencial de la especie.


Eevee instantáneamente se asustó por la emoción del colorado, dejando escapar un chillido de miedo, corriendo el joven y escondiéndose detrás de las piernas de Hope, que se reía de la situación.


–Parece que Eevee quiere a la chica, Hope, ¿cierto? –Observó Birch, mirándola– ¿Te cae bien?

–¡Claro que me gusta, suena super tierno! ¡Subite a mis brazos! –Respondió Hope, de brazos abiertos.


Eevee no tardó en dejar de esconderse y subirse a los brazos de la joven chica. Hope lo comenzó a acariciar, causando que el pokémon se quedara bien quietito aprovechando los mimos, uno parecía estar hecho para el otro. Will, un poco decepcionado por la reacción del Eevee, apartó la mirada y se concentró en el Cubone.


–¿Le pasa algo a ese Cubone? –Inquirió, preocupado.

–¿Se nota bastante, no?. –Respondió Birch, notándose un cambio en su expresión– Oak me dijo que había sido criado con su mamá y que la había perdido hace muy poco. Ha estado bastante triste.


Will miró al pobre pokémon y lo agarró, levantándolo a la altura de sus ojos, sonriendo. Cubone, sorprendido, lo miró fijamente a los ojos y algo encontró en aquella mirada, identificándose de cierta manera con el joven, replicando la sonrisa.


–¿Cu-bo-ne? –Indagó el pequeño pokémon, preguntando si ese joven iba a ser su nuevo compañero.

–¡Me parece que si vamos a ser compañeros! Siento mucho por lo de tu mamá, te prometo que conmigo vas a volver a encontrar una familia. –Respondió el pelirrojo, abrazando a su nuevo compañero– ¿Y vos Hannah, vas a elegir a alguno?

–Yo estoy acá para acompañarla a Hope, no pienso desafiar ningún gimnasio. Además, no conozco muy bien a ninguno de estos pokémon, ya es mucho que sepa quien es Oak. –Dijo, tajante en su respuesta.

–Han, no me quiero adelantar, pero el Machop me parece una buenísima elección. –Sugirió Hope, demostrando un mayor conocimiento que su hermana– Es de tipo Luchador, más o menos como vos. –Terminó, riéndose de su propio chiste.


El Machop, perceptivo, se había dado cuenta que estaban hablando de él. Al escucharla a Hope, miró fijamente a la hermana mayor con una expresión de desafío, apuntando un dedo a la enérgica rubia.


–Machop! –Gruñó el pokémon, como si estuviera casi como que instigando a la joven para que se decidiera.

–¿Me estás desafiando a que te elija? –Respondió Hannah, con sorpresiva resolución en su mirada– ¡No soy ninguna tibia, ahora vas a venir conmigo! ¡Te voy a mostrar que estoy mucho más a la altura que cualquier otro!


El pequeño Machop sonrió y asintió con la cabeza, caminando hacia Hannah y chocando los puños con la joven. Acto seguido, el satisfecho profesor le dió cada pokébola a su entrenador correspondiente y volvió a guardar a ambos Nidoran para su futuro proyecto.

Todo parecía haber salido bien en aquella curiosa reunión. Tanto Will como las hermanas McCarthy habían dado su primer paso como entrenadores y ya podían comenzar sus respectivos viajes. Birch había logrado cumplir de cierta su deber de ayudar a la nueva generación con su gesto generoso. ¿Pero hasta qué punto este optimismo podría durar? ¿Qué eventos experimentará Will durante su viaje? Solamente el tiempo y el destino tienen guardadas estas respuestas.
 
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Responder
#5
Qué demonios trama esa sociedad secreta del prólogo?

Holis, cuando empecé a leer este fic, tenía la duda de si ya había leído algo tuyo, el nombre Hope me lo confirmó, la recuerdo de unos one shot para una actividad, imagino que esos relatos se relacionaba con la versión anterior de este fic, el cual no leí, por lo que no puedo comparar, eso me permitirá sorprenderme con los que vaya leyendo aquí.

Me intriga mucho eso del gen alfa, es algo relacionado con Kyogre? o es otra cosa?, qué pretende ese grupo secreto que hizo todos esos robos, o el tal Hill y su monopolio, que esconde, estarán relacionados entre sí? Un prólogo con muchas incógnitas, pero supongo que aun falta para averiguarlo.

Por ahora me agradan los personajes, sus personalidades contrastan mucho entre ellas, pero la que más me intriga es Hope, su ceguera será un impedimento a la hora de luchar? Imagino que no es ciega porque sí, hay un propósito y se me viene a la mente el sistema braile que rodea a los regis.

Pero ya veremos qué pasa. la premisa es muy interesante, he sido atrapado por tu fic.

Besos.
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#6
Recuerdo haber leído algunos episodios de la primera versión de esta historia, pero haber desistido de comentarla cuando me dijeron que estabas perdido, prefiriendo así centrarme en otras historias. Salvo algún detalle por aquí y allá, no veo demasiadas diferencias (tampoco te fíes de mi memoria), salvo la clara mención a un estilo de construcción paldeano. En cualquier caso, el inicio tiene su punto de interés con la presentación del establecimiento del monopolio de Hill en Hoenn y... el golpe de parte de la organización misteriosa. Quizá lo más interesante e intrigante que la historia ofrece hasta el momento, porque el primer episodio es más bien sencillito y sigue una fórmula más o menos conocida que es coherente con lo ocurrido en la entrega previa. Los fics de viajes suelen ser así (tampoco es que yo pueda quejarme, dado lo que escribo), así que tengo curiosidad por ver el punto en que la historia gane su propia identidad, que quizá es demasiado pronto para pedírselo, pero da ya un atisbo prometedor en la caracterización de tus personajes. Hope es muy simpática; Hannah es la cabezona que carga de frente, pero también quien tiene la voluntad de hacer las cosas; y Will... bueno, le toca el mayor peso como protagonista, pero que precisamente se haya quedado con Cubone tiene una belleza poética, considerando las circunstancias de ambos.

¿Algo que no me haya gustado? Hmm... sólo se me ocurre decir que en un par de ocasiones tienes un humor muy heartiano, pero en fin, no debería meterme más con él (?)

Recuerdo vagamente lo que ocurría en episodios posteriores, pero tengo curiosidad por si va a seguir relativamente igual o vas a introducir algún cambio inesperado. Sea como sea, tengo curiosidad, así que ya nos iremos viendo conforme vayas publicando nuevos episodios :3
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#7
Mostrar Elfo
Hola Elfooooo, super gracias por tu comentario <3

Me alegra que esta entrega te haya captado y que te esté pareciendo intrigante, sin duda que estos capítulos son solo los comienzos y que más adelante vamos a ver mucho más del Gen, sus consecuencias y como se van a plasmar por Hoenn. Lo mismo te digo sobre Hope, es una de mis personajes preferidas para escribir y vamos a ver mucho de ella más adelante. Espero que te quedes para acompañarla :3

Mostrar Pyro
Hello Pyro!

A vos también, muchas gracias por dejar un comentario! Genial que te hayas animado a leer esta nueva versión de Connection. Sobre las diferencias entre versiones, especialmente en los primeros capítulos, lo que vas a ver son principalmente revampeos de la escritura y la estructura de cada capítulo, con los cambios en el lore viniendo un poco más adelante en la historia. Ya estarás viendo que con este capítulo se empieza a abrir otra arista de la trama y como va a interceder en los futuros capítulos. Esta historia es larga y espero que te entretenga durante su publicación.

Saludos!

Bueno pibes, finalmente pude largar este capítulo! Esta semana fue de locos, hoy me voy de vacaciones y anduve organizando todo bien de ultima hora, así que me compliqué. Igualmente, ojalá que lo disfruten, semana que viene vuelvo de la joda y vuelvo con un nuevo cap  PikaSwag  ahre


 



Capítulo II - Nuevos Desafios
 

 
HQ Regional de la Policía Internacional, Mar de Hoenn, 11 de Enero, 11:15 AM

Una de las ventajas estratégicas más importantes de Hoenn era su gran cantidad de islas, esparcidas por sus eternos océanos. ¿Qué mejor lugar para establecer la sede del organismo de seguridad más importante de la región que en una de dichas islas? Hacia el norte de Mossdeep se encontraba la denominada “Watcher Island”, bautizada por la propia Policía Internacional cuando decidieron establecerse en ella. Aquí se encontraba el edificio más seguro e importante para mantener la seguridad regional, aislada para evitar cualquier intento de ataque, virtualmente era una fortaleza.

Sin embargo, aquel día, la seguridad que emanaba desde su exterior no se traducía en el personal trabajando. La enorme estructura estaba compuesta por varios pisos que albergaban diversos departamentos y todos estaban en un estado de pánico. Y si la policía muestra desespero, generalmente no es una buena señal.

“!Detective Aaron! ¡Presentarse a la oficina del Superintendente Rockwell de inmediato!” El mensaje emitido por el sistema de sonido resonaba una y otra vez en el despacho de los detectives. En una de las compactas y opacas salas del despacho, un detective se tomaba la cabeza con las manos, visiblemente frustrado.


–¿Arceus, justo ahora cuando estoy lleno de trabajo por hacer, me llamás? –Murmuró al aire, suspirando.


Este detective era Aaron Reiner, recientemente integrado a la fuerza. Tenía una piel color oliva, con ojos de color avellana. Su pelo era un negro oscuro, corto, para respetar las normas de la Policía. De cuerpo trabajado para mantener las exigencias de su trabajo, Aaron generalmente era un hombre alegre, siempre alerta y listo para llevar a cabo su trabajo, aunque a veces capaz le costaba desconectarse del mismo. Sin embargo, hoy no era uno de esos días. Había sido despertado en el medio de la madrugada en uno de sus pocos días de descanso para auxiliar en el caso del “mayor robo de Hoenn”, como lo llamaban en el despacho. Su oficina estaba cubierta de papeles y su computadora no paraba de recibir correos y chats. La solicitud del Superintendente era la frutilla del postre.

“!Detective Aaron! ¡Presentarse a la oficina del Superintendente Rockwell de inmediato!” El sistema de sonido no cesaba en su tarea de molestar al agotado detective.

Con cierta urgencia, Aaron se levantó de su silla, limpió las lagañas de sus cansados ojos, tomó un último sorbo de café y corrió hasta el ascensor, apretando el botón del piso de su jefe. Al llegar, tocó su puerta y lo dejaron entrar.


¡Aaron! Antes de que me vengas a joder que no podes aceptar lo que te voy a dar, porque estás lleno de trabajo, te aviso que tengo un reemplazo para vos. ¡Escúchame! –Exclamó el superintendente, alzando la voz y fumando su cigarro.


Aquél era el Superintendente Markus Rockwell, jefe de la división regional de la Policía Internacional en Hoenn. Él ya tenía más de cincuenta años, evidenciado por sus blancos cabellos cortos, o falta de los mismos. Tanto su rasposa voz como el humo de su cigarro inundaban la oscura habitación, haciendo que Aaron tosiera al entrar.


–Estoy necesitando más agentes en Hoenn, especialmente como vos, con experiencia en el campo. ¡Aún no puedo creer que algo de tremenda magnitud haya pasado como si nosotros no existiéramos! Si seguimos así en cualquier momento empiezan a tomar control de las ciudades. –Continuó, con su hábito de siempre exagerar y echar culpa a sus subordinados– Por suerte, sé que lo que tengo para vos, te va a encantar. Quiero que hagas lo que haces mejor, investigar el caso por toda la región, con autonomía y los recursos que necesites. –Al escuchar esto, los ojos del detective se abrieron en atención– Tu primer objetivo va a ser Duncan Hill, seguro que ya escuchaste su último logro. Para empezar, necesito que lo investigues, que lo cuestiones hasta que no tengas duda que él no está involucrado. ¿Ok? –Terminó, dando otra pitada a su cigarro, esparciendo más humo en la oficina.

–Sí señor, por supuesto. Obviamente le agradezco la oportunidad de participar de este caso y de dejar de trabajar en la oficina. –Respondió el detective, con cierto humor en su voz– Sabés como me aburro.  

–Sí, sí, las bolas que te liberas. Vas a completar tu día aquí, te vas a ir a descansar y te vas para Rustboro mañana. A las ocho en punto te va a venir a buscar un helicóptero. Ahora vamos, ¡tengo bastantes cosas que organizar por acá!  


Aaron asintió con su cabeza y salió de la oficina, escondiendo su frustración por tener que seguir tratando con el papeleo que lo esperaba en su despacho. Por lo menos solo le quedaban un par de horas más.


–Bueno, hora de recargar mi café. –Se dijo a sí mismo, bostezando al entrar al ascensor.


 



 
Afueras del Laboratorio de Birch, 12:00 PM

El trío eventualmente se había despedido de aquél tan curioso científico, empezando cada uno a dar los primeros pasos reales de sus aventuras. Ellos habían vuelto sus pokémon a sus pokébolas y empezaron a alejarse del famoso laboratorio, dejando para atrás también a los policías que todavía custodiaban el lugar. En poco tiempo dejaron las cercanías del laboratorio y llegaron a la entrada de la Ruta 101, la única salida de Littleroot que llevaba para el pueblo de Oldale. Will comenzó automáticamente a caminar hacia la dicho camino, cuando se dió cuenta que Hannah y Hope no lo seguían en su paso.


–¡Chicas! ¿No vamos hasta Oldade? –Preguntó el colorado, llevándose una mano al mentón.

–Eh, no. –Respondió Hannah, con humo de hielo seco saliendo de su boca.

–Han, no seas mala leche. –Intercedió Hope– Will, yo le pedí si nos podríamos quedar acá por Littleroot hasta mañana para poder descansar bien antes de empezar. Aparte, nosotras vamos a ver los Concursos por ahora, no tenemos pensado ningún gimnasio. –Completó, de la manera más amable que podía.

–Ah. –La ficha finalmente le había caído– Ya estaba empezando a pensar que íbamos a seguir viaje, viste, la clásica. Pero bueno, no hay problema. Ojalá las pueda encontrar de vuelta algún día, me cayeron re bien.

–¡Nos podés agregar en la PokéNav! –La hermana menor notó el tono triste en la voz de Will– ¡Así seguro algún día arreglamos para vernos! –Hannah al escuchar, miró al suelo de reojo– Mientras, podemos ir chateando. Te digo, mi usuario es HopeStar. Y el de mi hermana es…

–Y el mío, bueno, es, es, hmmm. –La mayor realmente no tenía ganas de compartirlo.

¡El de ella es HanHan<3! –Reveló Hope, molestando a su hermana. Will no tuvo mejor reacción que una carcajada bien alta, que solo causó mayor ruborización y vergüenza a Hannah.

–Bueno, bueno. –Will intentaba recomponerse de sus risas, mientras agregaba los contactos en su PokéNav– ¡Entonces listo, fue muy bueno conocerlas a las dos, que la pasen genial experimentando a los Concursos! Me voy yendo, quiero llegar a Oldale todavía hoy. ¡Tengo que correr!


Los jóvenes se saludaron y el colorado, después de un hondo respiro, empezó su caminata por la Ruta 101, el principal punto de partida para los nuevos entrenadores. ¿Qué será de su aventura? ¿Iba a ver a sus nuevas compañeras de vuelta? ¿Con que se encontrará en Oldale? Todas esas preguntas flotaban en su cabeza mientras se alejaba cada vez más de su pequeño pueblo natal, empezando una verdadera nueva etapa.
 
 


Ruta 101, 15:00 PM

Después de horas de caminata bajo aquel placentero clima, Will finalmente se tomó un tiempo para descansar, sentándose al margen de una serie de árboles que crean una sombra agradable. Lo primero que hizo fue liberar su nuevo pokémon, para que aproveche el aire libre. Él lo quería conocer mejor, saber su personalidad y sus movimientos, especialmente ya que no tenía una pokédex para ayudarlo.

Cubone era un pokémon bípedo, de color beige y con extremidades cortitas, En sus pequeñas manos llevaba un hueso que lo usaba como arma y herramienta, ya en su cabeza llevaba puesto una calavera, que la cubría enteramente. Cuando salió de su pokébola, él se ajustó la calavera y miró a sus alrededores, maravillándose con el espacio abierto y limpio cielo azul, casi como si estuviera recordando algo. De hecho, aparentaba que no había estado totalmente libre en un entorno natural por un largo tiempo.


–¡Hola, Cubone! ¿Cómo estás? –Preguntó Will, saludándolo– No sé si llegaste a escuchar, pero yo me llamo Will. Oak me dijo que venís de tener algunos problemas. ¡Te voy a cuidar lo mejor que pueda, vamos a pasarla muy bien juntos! –Continuó, recibiendo una réplica alegre del pokémon– Ahora, hay algo importante que quiero saber. Para que nosotros batallemos contra otros entrenadores, tengo que saber tus movimientos. ¿Qué sabés utilizar?


El pequeño pokémon rápidamente entendió lo que le estaban pidiendo, alejándose del entrenador un poco, para poder demostrar sus habilidades. Comenzó su performance con su movimiento preferido, direccionando su cabeza hacia un árbol, luego corriendo hacia él y pegándole un tremendo golpe con su calavera, dejando una ruptura importante en el fuerte tronco. Este movimiento era Cabezazo.

Dicho trompazo había causado que las ramas más frágiles del árbol se soltaran y se cayeran, por lo que el tipo tierra, ágilmente, utilizó su hueso para atacarlas aún en el aire, como si estuviera jugando al baseball. Cubone había logrado demostrar el movimiento Hueso Palo. Su entrenador lo miraba atentamente, memorizando las acciones de su pokémon para eventualmente utilizarlas en su primer combate. Sin embargo, cuando Cubone comenzó a gruñir y luego mover su cola, el colorado no lograba entender qué estaba intentando hacer, confundiéndose. 


–No hay movimientos más básicos que esos, pibe. Al usar Gruñido, tu pokémon trata de intimidar al otro y disminuye su concentración a la hora de atacar físicamente. Cuando mueve su cola, está usando Látigo. Esto intenta provocar a tu oponente, haciendo que baje su guardia. –Afirmó una voz masculina, de todo sobrador, que se acercaba al dúo– Que pena, un pokémon tan raro en manos de alguien tan inexperto.


El dueño de la voz era un joven, probablemente con menor edad que Will, pero no muchos menos. Tenía pelos marrones y desprolijos, piel blanca y ojos negros que se mostraban desafiantes. El colorado, al verlo, se levantó rápidamente del pasto para responder.


–Bueno, empecé hace muy poco a entrenar, no conozco todos sus movimientos. –Replicó seriamente, intentando aún ser diplomático.

–No importa. Ya me doy cuenta que no vas a durar nada en Hoenn. ¿Qué tipo de entrenador no usa una pokédex para mínimo evaluar los movimientos de sus posesiones? –Dijo, despectivamente, sacando de su bolsillo un pequeño aparato rojo, apuntándolo al Cubone de Will– Como yo me imaginé, ni buena Naturaleza tiene. Los Cubones necesitan ser Firmes o Alegres. Si tan solo hubieran filtros para nuevos entrenadores, no tendríamos uno de los peores récords en las competencias internacionales.


El colorado apretó sus puños al escuchar al muchacho, estaba visiblemente afectado por aquellas palabras. Aquél era el fin de la diplomacia, Will ya estaba harto.


–¿Y qué carajo hacés vos en la Ruta 101 si sos tán experto en batallas? –Preguntó, inflamatorio– ¿No deberías estar en la Batalla de la Frontera? Ah no, creo que me equivoco. Capaz empezaste hace poco, papi te compró una pokédex, ganaste un par de batallas y te creés el capito de Littleroot. –Terminó Will, causando que la expresión del joven cambiara totalmente. En lugar de soberbia, ahora comunicaba solamente rabia.

–¿Me decís principiante? Por lo menos yo estudié algo sobre mi pokémon antes de conseguirlo. –Bufó.

–Antes que tu papito te lo consiguiera. Me parece que te faltó esa parte. –Retrucó el colorado, en modo picante.


En un brote de furia, el joven tiró su pokédex en el suelo entre medio de los dos, cerró sus puños y le apuntó a Will con uno de sus dedos.


¡Ok, pedazo de idiota! –Gritó, enrabiado– Te desafío a una batalla. Si te gano, me vas a dar ese Cubone, así te enseño como se entrena de verdad a un pokémon. Si me llegás a ganar, te regalo esta pokédex de porquería. Total, me puedo conseguir hoy mismo un mejor modelo.


Lo habían tomado de sorpresa al colorado, él se había quedado descolocado con la proposición. En duda, miró a los ojos a su pokémon, que le devolvió un vistazo determinado y seguro. Cubone asintió con su cabeza y caminó hacia el frente, apuntando al otro joven, desafiante.


–¿Estás seguro? –Cuestionó Will, proyectando sus propias dudas en sí mismo. El pequeño pokémon nuevamente asintió y se plantó, a esperas de su adversario.

–Este parece ser igual de terco que vos. Voy a disfrutar tenerlo en mi equipo y remoldearlo. ¡Sal, Shuppet! –Exclamó el entrenador, tirando una pokébola al aire.


La esfera materializó a un pokémon fantasmal, de color violeta oscuro y con dos enormes ojos. Su cuerpo se asemejaba a una tela animada, suspendida en el aire. Al verlo, Will se sorprendió, nunca había visto un pokémon de tipo fantasma en persona, solo en algunas batallas por televisión. La intensidad de sus colores así como la manera de que se movía, ejercía cierto temor en Will, se sentía desconcertado, intimidado. Sin embargo, Cubone no tuvo la misma reacción. Con confianza, miró a su entrenador y le gruñó, pidiendo que comenzara.


–Tenés razón. Tenemos que tener confianza. –Dijo, aún nervioso, pero más determinado– Quiero que le bajes la defensa. ¡Como me mostraste! –Aún novato, Will se acordó del aviso dado por su adversario y trató de armar una estrategia en base a lo escuchado.

–Shuppet, no te preocupes por tu defensa, yo quiero ir por la ofensiva. ¡Usá Desarme! –Replicó el joven, aparentemente bastante confiado.


Cubone parecía entender la lógica de Will, pero él inicialmente estaba más preocupado en debilitar físicamente a su enemigo. Sin embargo, decidió obedecer el comando de su entrenador y empezó a mover su cola hacia el fantasma, utilizando Látigo. Shuppet, aprovechando la oportunidad, se largó de primera al ataque, rápidamente golpeando a Cubone en su brazo. El choque causó que Cubone largara su su hueso, quedando unos metros para atrás de él. Will intentó reaccionar rápidamente, estuvo a punto de ordenar un Cabezazo, pero se acordó de último momento que ataques físicos de tipo normal, no afectaban a tipos fantasma. Tenía que pensar rápido.


–¡Cubone, quiero que uses Látigo una vez más y que retrocedas a buscar tu hueso! –Exclamó Will, con un plan mejor definido.

–¡Ja! Sin su hueso Cubone no es nada, esa era mi idea desde el principio. –Alardeó– Shuppet, solo tenés que seguir golpeándolo, esta batalla ya la ganamos. ¡Tinieblas!


El tipo tierra parecía haber entendido la idea de Will. Mismo preocupado por la falta de su hueso, volvió a abanicar su cola, provocando a su enemigo. En réplica, su oponente le clavó la mirada y lo volvió a atacar sin hesitar. Al mismo tiempo, Cubone empezó a correr hacia su hueso cuando, de repente, fue acechado por lúgubres sombras que lo rodearon y parecían físicamente dañarlo por medio de golpes. Sin embargo, dichos golpes habían lanzado al pokémon calavera afortunadamente más cerca de su hueso. En un rápido movimiento, Cubone se lanzó hacia su arma y la había vuelto a empuñar. Al mismo tiempo, se lo veía jadeando, bastante agotado.


–Shuppet, Desarme. No quiero darle ni otra chance a este basura, traeme una victoria aplastante. –Sin más ni menos, el entrenador solo tenía su concentración en su triunfo.

–¡Cubone! ¡Vos sabés que hacer, aprovechemos nuestra ventaja, Hueso Palo! –Evocó exasperadamente el colorado, limpiándose el sudor de la frente.


El pokémon de Will apretó el agarre de su hueso y se posicionó en frente del avance descuidado del fantasma y esperó. Pocos momentos antes de que Shuppet pudiera concentrar su ataque, Cubone se posicionó nuevamente como un jugador de baseball y golpeó fuertemente la cabeza de su adversario con su hueso. Esto causó que Shuppet se cayera violentamente al suelo y que sintiera un fuerte dolor. El adversario de Will dejó escapar un ruido de incredulidad y parecía perder el control.

El colorado había leído bien la situación, sumando la baja defensa base de Shuppet con los dos usos de Látigo, el pokémon fantasma estaba altamente vulnerable a cualquier ataque físico de Cubone. Will finalmente tenía la batalla en sus manos.


–¡Shuppet, no te desesperes, todavía tenemos esto en nuestras manos, Tinieblas! –Exclamó el entrenador, sin captar la ironía de sus palabras.

–¡Cubone, este es nuestro momento! Te dije que te voy a cuidar y que no te voy a defraudar. ¡Último esfuerzo, vamos por otro Hueso Palo! –Motivó Will, levantando un puño hacia el cielo.


La agónica batalla llegaba a su final. Ambos lados estaban exhaustos, pero uno parecía más determinado a ganar. Shuppet, absorbiendo el desespero de su entrenador, empezó a perseguir rápidamente a Cubone, que fue a atacar de frente. Shuppet comenzó a generar las oscuras sombras una vez más, pero en un sublime movimiento, Cubone saltó por encima de las sombras y se arrojó sobre el fantasma, pegándole críticamente con su hueso. Esto levantó una enorme nube de tierra y polvo durante el momento en que ambos chocaron. Luego de un par de segundos, el viento revelaba que el victorioso había sido de hecho, Cubone.

Tan pronto como Will vió la escena, no lo pudo creer. Sin importarse con otra cosa, corrió a abrazar y a felicitar a su compañero por la excelente batalla que había hecho, principiante o no. El colorado estaba muy satisfecho. Al volver a Cubone a su pokébola, inmediatamente fue a confrontar a su adversario, que miraba silenciosamente la pokébola de su pokémon.


–¿Quién es el novato ahora, genio? –Alardeó, con una sonrisa pícara. 

–Tu vieja. –Le respondió el entrenador, temblando del enojo.

Viendo rojo, el entrenador escupió saliva al suelo y arrojó su Pokédex hacia una serie de arbustos y árboles cercanos al campo de batalla. Sin más ni menos, comenzó a correr hacia Littleroot mientras dirigía varias obscenidades hacia el colorado.


–Tarado. –Afirmó el colorado– Ahora voy a tener que buscar esta cosa. ¡Pero hey, una Pokédex gratis! No estoy en ninguna condición de quejarme. –Terminó, riéndose solo.


Will comenzó a meterse entre los arbustos, investigando el paradero de aquél aparato entre las amplias hojas y ramas de la ruta. Era definitivamente un día suertudo para el colorado, ya que después de algunos minutos de búsqueda, se encontró con un charco de agua, en el que yacía un gracioso pokémon azul, desmayado. Dicha criatura contaba con un pico amarillo, una enorme hoja verde en su cabeza, y para el alivio del colorado, la Pokédex en su cabeza. Este era un Lotad, fácil de reconocer para el joven, ya que uno de sus vecinos tenía uno. El entrenador debiera haber arrojado tan fuerte el aparato que cuando le pegó a este pequeño pokémon, lo desmayó enseguida.


–Aww, pobrecito. –Observó Will, con cara de pena– ¿Qué puedo hacer con vos para que no te quedes ahí solo?


Al agarrar la pokédex, tuvo una idea. ¿Por qué no capturar su primer pokémon aquí y ahora? Aparte, era un Lotad. ¿A quién no le gustan los Lotads? Will decididamente abrió su mochila, sacó una de las pokébolas que su padre le había comprado y la arrojó al desmayado pokémon, capturándolo instantáneamente.


–¡Vamos todavía! Es una pena que esté desmayado, necesito correr hacia Oldale. –Habló consigo mismo– Me imagino qué hubiera pasado si no me hubiera encontrado a aquel pedazo de idiota. Ojalá nunca más me lo cruce.


El joven luego tomó el camino de la Ruta 101, apurando su paso. El atardecer ya se venía acercando en el cielo de Hoenn y el tono azul intenso del cielo empezaba a dar lugar a tonos anaranjados y amarillentos. A medida que llegaba cada vez más cerca a Oldale, él percibía más movimiento de gente en la ruta, lo que lo dejaba un poco más aliviado, porque aunque intentara, un pensamiento no dejaba de meterse en la cabeza, el robo al laboratorio de Birch. 

No parecía obra de ladronzuelos, se habían llevado todo tipo de información, no solo plata o pokémon. Justo tenía que haber ocurrido en el año en que empezaba su aventura, ¿no? Por lo menos sus pensamientos lo distrajeron por el resto de su caminata. Después de un buen tiempo, Will ya podía ver algunas casitas del pueblo en el horizonte. Pero no podía parar de indagar. ¿Podrían haber vuelto Aqua y Magma, aquella vieja amenaza?
 
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#8
Holis

La policía está vuelta loca, loca, loca, porque ese robo pasó en frente de sus narices y jamás tuvieron un indicio de algo, seguramente los ladrones lo planearon todo muy bien. Ya me está gustando ese Aaron, me lo imagino muy estupendo y atractivo.

La batalla me agradó mucho, con un nivel tan bajo, no hay variedad de ataques que los pokémon podrían tener, por lo que se hace difícil escoger para tener una batalla que se vea dinámica y entretenida, pero creo que lo llevaste bien, aprovechando que Will y Cubone se llevaron bien bastante rápido, imagino que ello viene de la conexión que tienen por la pérdida de sus madres.

Ese niño que apareció de la nada si que me cayó mal, tan arrogante y desagradable, no pudo comprar la batalla, una bofetada necesaria, pero imagino que tendrá algún papel importante durante la historia, no lo veo como solo un rival desagradable.

Veo que la historia seguirá tres caminos diferentes que espero se topen de vez en cuando, el de Will, el de Aaron y el de las hermanas, me parece una buena estrategia para cubrir más lugares de la región y más sucesos al mismo tiempo que le das su espacio a los personajes.

Nos leemos.
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#9
Ya extrañaba ver a Will y a Aaron. Volver a ver sus inicios se sintió honestamente, muy comfy.

Like, sí, está ese aire de incertidumbre frente a este evento que nunca se terminó por explicar en la versión original, pero siento al leer esta nueva versión que las cosas son más tranquilas, más cómicas incluso. Quizás solo sea cosa de releer las originales, pero veo algunas escenas más divertidas.

¿Buenos ejemplos? Estos:


Cita:–¡No te olvides de USAR tus preservativos, no los compré para que después vuelvas con un bebé! –Gritó Maxwell, pícaro, cuando Will ya estaba un poco más alejado de la casa. Risas del jóven se escuchaban a la distancia.


Cita:–¿Quién es el novato ahora, genio? –Alardeó, con una sonrisa pícara. 

–Tu vieja. –Le respondió el entrenador, temblando del enojo.

Viendo rojo, el entrenador escupió saliva al suelo y arrojó su Pokédex hacia una serie de arbustos y árboles cercanos al campo de batalla. Sin más ni menos, comenzó a correr hacia Littleroot mientras dirigía varias obscenidades hacia el colorado.


–Tarado. –Afirmó el colorado– Ahora voy a tener que buscar esta cosa. ¡Pero hey, una Pokédex gratis! No estoy en ninguna condición de quejarme. –Terminó, riéndose solo.

Son momentos que si bien acompañan escenas importantes, siento que le añadieron comedia, y me encanta.
[Imagen: l1Mexwv.png]
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#10
Mostrar Elfo
Heluuu Elfo, gracias por otro comment <3

Me alegro que te esté gustando y que Aaron te parezca un tipo apuesto ? Por otro lado, este joven con quien Will se enfrentó es preuba que también en un viaje, uno se encuentra con paredes que por ahi no se espera, por lo más insignificantes o innecesárias que parezcan. Ojalá que los próximos capítulos también te parezcan entretenidos!

Mostrar Nemuresu
Que genial escuchar o leer que Connection te parezca comfy, en serio :) 

Creo que desde un principio esto es uno de los objetivos que tengo con esta fic, hacer un trabajo agradable, que sirva para relajar y desconectar, con un poquito de misterio, acción y chistes, gracias por la observación. Ojalá que te sigan gustando de aquí en adelante!

 

 
Capítulo III - Momento de Calma


11 de Enero, Afueras de Oldale, 20:10 

El atardecer había cedido su lugar a la fresca y estrellada noche de Hoenn, que ya era dueña de los cielos. Las afueras del pueblo se veían cada vez más vacías, el día de trabajo había terminado. Ahora los protagonistas eran los pokémon nocturnos, que estaban por empezar su jornada y salían a saludar al firmamento lóbrego. Sin embargo, una persona seguía bastante activa por las afueras de Oldale, queriendo llegar inmediatamente luego al Centro Pokémon. Claramente, este era Will. 


–¡No te puedo creer! ¡Al fin llegué! –Exclamó, cansado pero satisfecho, al avistar el particular techo rojizo de un Centro Pokémon. 


Esa vista lo revitalizó para aguantar las últimas cuadras que lo separaban de un plato de comida y una cama. Dando un suspiro de alivio, incrementó su paso, decidido en llegar cuanto antes posible. Al finalmente arribar en la puerta, sus piernas parecían que iban a ceder a cualquier momento, así como su respiración. Capaz debería haber dedicado tiempo al cardio antes de empezar su aventura, pensó.

Tratando de recomponerse, Will entró al Centro Pokémon. Al verlo por dentro, se sorprendió; no había estado dentro de uno desde uno de sus viajes de la escuela hacia Rustboro. Era un gran edificio, espacioso por dentro, simplemente decorado pero lleno de servicios destinados a entrenadores. Al centro estaba la estación principal, donde varias enfermeras atendían a entrenadores y trataban a sus pokémon heridos. El ala izquierda del edificio estaba destinada a un comedor, donde los entrenadores y sus compañeros podían saciar su hambre. El ala derecha era básicamente un alojamiento, allí los entrenadores podían solicitar un cuarto para pasar la noche, todo sin cargo. Al lado del alojamiento se encontraba también un local que vendía ítems variados.

El colorado instintivamente eligió acercarse primeramente al sector médico para recuperar la energía de ambos Cubone y Lotad. Este sector estaba compuesto por varias subdivisiones, todas con una tecnológica máquina utilizada para sanar a los pokémon, cada una bajo atención de una enfermera. Eligió una de las estaciones y se acercó, hablándole a una de las simpáticas mujeres que estaban atendiendo.


–Hola, perdón por molestar. –Dijo Will, un poco avergonzado e inseguro– Necesito que cuides de mis pokémon, los dos están que no dan más. 

–¡Buenas Noches! ¿Me imagino que sos un entrenador novato? –Preguntó la enfermera, simpáticamente– Que tiempos más desafortunados para empezar tu aventura. ¿Te enteraste de los robos, no? –Indagó– Ah, pasame tus pokébolas, por favor.

–Ni me hables, hoy fue mi primer día. Tenías que haber visto la cantidad de policías rodeando el laboratorio del Profesor Birch. Durante la noche le robaron todos los iniciales que él tenía guardado, pero no sé, por milagro de Arceus, no encontraron a un par de pokémon extra que tenía guardado. A mí me tocó recibir el Cubone.  –Respondió Will, poniendo sus pokébolas en el mostrador.

–Me alegro, tuviste suerte. Es muy raro que no se sepa nada, varios entrenadores me dijeron que estaban bastante preocupados sobre viajar solos, algunos hasta están pensando en parar. –Dijo, mirando de reojo a un televisor cercano mientras ajustaba las pokébolas del entrenador al aparato– ¿Ya que querés seguir la Liga, por que gimnasio vas a empezar? Con las reglas de hoy en dia, podrías elegir cualquiera.

–Es verdad. Igual me parece que voy a seguir el viejo camino, siempre soñé hacerlo a la clasica. Primero el de Rustboro por vía de Petalburg. Después me iré al de Dewford y al de Mauville, si es que todo continúa bien. –Explicó el colorado, fijándose en el funcionamiento de la máquina curandera– ¿Pero quién sabe, no?

–¡Mucha suerte entonces! –Sonrió la enfermera– Tus compañeros van a estar sanos en unos minutos, alguien del personal del Centro te los va a alcanzar cuando estén listos. También podés esperar y retirarlos mañana, si preferís. ¿Por dónde vas a estar?

–Hmm, seguro voy a comer algo antes de dormir, no aguanto más del hambre. –Afirmó, agarrándose la panza– Después voy a reservar un cuarto y a dormir. ¡Retiro mis pokémon cuando despierte!

–Perfecto, te los reservo hasta mañana. Nomás voy a necesitar que me dejes tu documento. Aquí tenés derecho a un plato de comida por día y un cuarto por noche, si es que hay disponibilidad.


Luego de entregar su documento, Will se dirigió hacia la amplia área alimentícia. Allí, fue al mostrador en el cual atendía un joven y pidió el plato de la cena, una porción de arroz con curry. Él se sentía satisfecho. Finalmente estaba haciendo su propia vida, se sentía por primera vez independiente. Mientras disfrutaba de su porción, miraba al reducido número de entrenadores presente en el Centro, con cierta preocupación.


–No podemos dejar que una vez más una organización tenga a Hoenn de rehén. –Se quejó– No planeo quedarme callado frente a esto.


Al terminar su comida, saciado, llevó el plato y los cubiertos al mostrador y se dirigió al sector de alojamiento. Allí le pidió al encargado un cuarto para uno y recibió la llave para la habitación 107. Con cierta prisa, subió las escaleras que llevaban a las habitaciones y rápidamente encontró la suya. Las habitaciones en los Centros eran estandarizadas, todas con una cada una o dos plazas y un baño con ducha, cubrían todas las necesidades. Sin embargo, ni tuvo tiempo de contemplar el lugar, ya que en el momento que se tiró en la cama, él se rindió al sueño, terminando su primer día oficial como entrenador.

 



Hotel Boutique Campestre, Littleroot, 22:30

El colorado no era el único que había tenido un día movido. Las hermanas McCarthy, aunque seguían en Littleroot, habían pasado las horas conociéndose con sus nuevos pokémon así como recorriendo aquel pintoresco pueblo, aunque no era su primera vez visitando. A pesar de todo, el día finalmente había terminado y ambas habían llegado a alquilar un cómodo cuarto compartido en un placentero alojamiento local. Las dos se encontraban tiradas cada una en una cama, Machop estaba totalmente dormido mientras que Eevee estaba al lado de Hope, recibiendo caricias.


–¡La próxima no te vas a escapar de dormirte en un Centro Pokémon! –Bromeó Hope, pegando unas palmaditas al hombro de su hermana.

–Boluda, no pasó ni una noche y extraño mi cama. –Replicó la hermana mayor, entre risas– Mismo con el estrés de la mañana, pasamos un lindo día, ¿no?

–Si, estuvo re lindo. –Afirmó– Me pareció muy gracioso conocer a Will. Tenía unas ganas de seguir viaje con nosotras, me siento un poquito mal en decirle que no, me cayó bien.

–¿Te cayó bien o te pareció lindo? –Provocó Hannah, causando risas en el pokémon normal– ¡Pero ni te molestes! Ni lo conocíamos. ¿Aparte, que te garantiza que después no resultaba ser un rarito?

–Que se yo, algo me dice que es una buena persona. Igual tenés razón, tampoco le vamos a andar diciendo que sí a cualquiera. –Calculó– Me agradó su voz, eso sí, jeje.


En el fondo, la televisión mostraba un canal de documentales, bien para dormir. El programa de turno era sobre la región de Galar, bastante alejada de Hoenn, casi en el otro extremo del globo. Estaba interesante, pero nada de otro mundo para las jóvenes. El documental estaba detallando las formas Dynamax y Gigantamax de los pokémon, así como sus causas. De casualidad, justamente el ejemplo que estaban utilizando para demostrarlo era el de un Eevee.

En la iluminada pantalla se ponía en evidencia el dramático cambio de tamaño provocado por el Gigantamax, más particularmente representado por el pelaje alrededor de su cuello. ¡No era solamente más grande, era colosal! Tanto que Eevee, al darse cuenta de dichas imágenes, no podía esconder la manera en la que brillaban sus ojos de asombro.


—Aawww. —Admiró Hannah, mirando al pokémon con ternura— ¿Viste los Gigantamax de Galar, Hope? Eevee los está mirando fascinado, imaginando cómo quedaría él si pasara por eso. Re lindito.

—Ayyy. —Respondió Hope, abrazando a su pokémon— Sos hermoso de cualquier forma, Eevee. Capaz algún día llegás a probar cómo es ser un super gigante. —Terminó, de nuevo entre risas.

—¡Eev! —Exclamó el pokémon de felicidad, mientras daba saltitos animados en la cama.


Luego, el pokémon volvió a acurrucarse al lado de su entrenadora y los tres continuaron charlando con el documental de fondo hasta que el sueño eventualmente impuso su voluntad sobre ellos. Seguramente alguno de ellos estaba soñando en volverse enorme.

 



12 de Enero, Localidad Desconocida, 3:15 AM

Oscuro. Una noche de trabajo más en aquella mansión, el epicentro de donde se llevaron la reciente ola de hurtos mayores en Hoenn. Finalmente el Gen Maestro yacía en las manos de aquel personaje enmascarado. La primera y más importante parte de su plan había sido concretada.

En esta ocasión, la figura se encontraba en un salón amplio y fosco, alumbrado apenas por el brillo de un proyector, que emitía en una pared la imagen de lo que parecía ser una molécula de ADN humana. Dicho salón no estaba muy ocupado, sin embargo sí hacían presencia personas de aparente importancia para la organización. Hombres entrajados tanto como científicos estaban allí, escuchando a su jefe y la siguiente parte de su proyecto.
Luego de unos momentos, por una enorme y tallada puerta, entró la persona enmascarada. Emanaba una siniestra aura que inquietaba y/o intimidaba a los que lo veían pasar. Los ojos de todos se centraban en su intimidante máscara, que brillaba por el reflejo del proyector. Una vez situado, la voz alterada de la persona se empezó a escuchar por los parlantes en la habitación.


–Cumplimos la totalidad de los objetivos. Logramos lo esencial, nos apoderamos del Gen Alfa.  –Afirmó en voz calma, ya recibiendo aplausos– Esta figura que ven es de nuestro ADN. –Continuó, apuntando a la proyección– A seguir, lo que les voy a mostrar son moléculas de ADN de varios pokémon.


Las imágenes empezaron a fluir sobre la pared. Primero el ADN de un Ditto, luego el de un Pikachu y así en adelante, con otras especies. Para los científicos allí presentes, no habían novedades, los ADN de humanos y de los pokémon eran generalmente 95% idénticos, especialmente porque la teoría de la evolución no se equivocaba. Humanos y pokémon tienen un ancestro en común. Pero ese 5% de diferencia era lo que la figura enmascarada quería enfocar.


–Nuestras moléculas son muy similares, como espero que ustedes lo sepan. Sin embargo, gracias a nuestros espías infiltrados en el Grupo Hill, descubrimos que ellos identificaron una de las divergencias más tajantes entre los humanos y los pokémon. A esto le llamaron el Gen Alfa, derivado de la nomenclatura de la Operación Alfa, el proyecto de investigación en sí. –Siguió, haciendo énfasis en una nueva imágen, representativa del gen– Basado en estudios preliminares, se identificó que el gen está ligado a la capacidad de obediencia de un pokémon, más específicamente, la obediencia a su entrenador o dueño. Estos mismos estudios, realizados por distintos científicos, indican que se puede sobreestimular las áreas bajo influencia del gen para poder tomar control inmediato y absoluto de los pokémon. Cualquiera, con dueño, sin dueño, mítico o legendario, sin resistencia alguna.


Las personas allí sentadas estaban visiblemente sorprendidas, principalmente los científicos, algunos directamente en shock por la revelación. El ente enmascarado de pelos blanco no había terminado.


–Ahora que somos amos del gen, mi primera decisión es renombrarlo. Palabras como Alfa no tienen significación alguna para semejante potencial. ¡A partir de este momento, lo bautizaré como el Gen Maestro! –Proclamó, acompañado nuevamente aplausos incesantes– Nuestro plan de acción ahora se concentrará en encontrar la manera de controlar cualquier pokémon, en cualquier momento, por vía del Gen Maestro. Así que lo logremos, comenzaremos con nuevas operaciones de campo. Cada equipo debería haber recibido sus instrucciones para que ya empiecen a trabajar. Buena suerte, sé que no me defraudarán.


Al finalizar su discurso, el ente misterioso simplemente se retiró del salón sin emitir una palabra más, probablemente dirigiéndose a otro sector importante de su centro operacional. Poco a poco aquella persona revelaba sus ambiciones y objetivos, sin embargo, todavía eran tan misteriosas como tal.

 



 
12 de Enero, Centro Pokémon, Pueblo de Oldale, 10:20 AM

Oscuro. Así se veía el cuarto del colorado a las diez de la mañana; las ventanas cerradas y las luces apagadas. De esta vez, Will no tenía alarma para despertarse temprano. Mejor dicho, su PokéNav podía ejercer de alarma perfectamente, pero él no tenía que despertarse temprano, ahora él era dueño y amo de sus horas de sueño. Aunque sabía que era tarde, Will estaba sereno. Tranquilamente se levantó, se dió una energizante ducha, se preparó y bajó las escaleras con una sonrisa, primero para devolver la llave de su cuarto y luego para retirar a sus pokémon.

Al bajar, se encontró con un Centro Pokémon más activo que la noche anterior. Un buen número de entrenadores estaban desayunando, otros estaban siendo atendidos por las enfermeras y otros simplemente se encontraban descansando. Cuando fue al mismo mostrador de la noche anterior, él percibió que la enfermera de turno había cambiado, sin embargo, ella lo reconoció y le hizo señas para que se acercara.


–¡Buen día! Vos deberías ser Will. ¿No? –Indagó la energética enfermera– Ayer Carmen me dijo que un joven pelirrojo había dejado a un Cubone y un Lotad para retirar. ¿Los quieres ahora?

–¡Buen día! Me imagino que soy uno de los pocos colorados de acá, así que sí, soy Will. –Respondió, sorprendido– Por favor, los voy a retirar ahora así me voy marchando hacia Petalburg antes que se haga más tarde.

–Además de que sos uno de los pocos colorados, vi la foto de tu documento que dejaste acá ayer. –Retrucó, con una risa– Ya te alcanzo tus pokémon. 


La enfermera le entregó sus pokébolas al colorado junto con su documento y una pequeña bolsa de comida pokémon a modo de cortesía. Él rápidamente guardó todo en su mochila, agradeció por el servicio y se retiró del local. Al salir, se encontró con el pintoresco y pequeño pueblo de Oldale en pleno día de semana. Los habitantes, la mayoría personas mayores o familias numerosas, estaban haciendo sus actividades diarias, la gente se iba a trabajar en los pequeños locales comerciales y algunos entrenadores con sus pokémon se veían de pasaje. Oldale parecía ser una pequeña y linda localidad, sin mucha urbanización y con un placentero olor a verde debido a su abundante generación. Sin embargo, por más paz que le transmitiera al entrenador, en el esquema mayor de su viaje, el pueblo no tenía mucha utilidad. Luego, Will ajustó su mochila, respiró hondo y comenzó su caminata.

Su próxima parada era Petalburg. La ciudad, que estaba más o menos a la misma distancia entre Littleroot y Oldale, era la sede del famoso líder de gimnasio Norman. Este era el padre de la gran entrenadora May que, hacía siete años atrás, había salvado a Hoenn de una segura destrucción bajo la autoría de Kyogre y Groudon, los legendarios que estaban bajo el control de los equipos Magma y Aqua, organizaciones terroristas que apuntaban reordenar el clima y la geografía de Hoenn.

Ya a una buena distancia del Centro Pokémon y de la parte más poblada de Oldale, Will encontró un espacio abierto, al margen del camino que estaba tomando. Allí, él decidió sentarse y liberar a su Cubone y al nuevo Lotad. Quería introducirse a su nuevo compañero y pasar un buen tiempo con sus pokémon, todos tenían que conocerse mejor. Por un lado, el pokémon calavera se liberó de su esfera, saludó al colorado, y miró a su alrededor, complacido por el entorno. El tipo agua, en contraste, se veía confuso y claramente no sabía en dónde estaba. Cuando echó sus ojos sobre Will, no pudo evitar parecer aún más confundido, hasta se lo veía medio nervioso, emoción inusual para los Lotad. El joven entrenador inmediatamente se dió cuenta del estado emocional del pokémon y trató de calmarlo. Lo miró a los ojos y con una voz serena, le empezó a hablar.


–¿Cómo estás, Lotad? Yo soy Will. –Saludó– Ayer te encontré desmayado en el medio de la vegetación. No podía dejarte solo, entonces te capturé y te llevé a que te pongan mejor. ¿Todo bien? –Preguntó, sentándose al lado de Lotad.


Mientras Will le hablaba y Cubone trataba de ser amigable, el pokémon acuático, aunque tardaba, empezaba a hacer sentido de la situación, cada vez más se sentía menos amenazado. El entrenador, en un intento de convencer a su pokémon de su buena voluntad, sacó la pequeña bolsita de comida que le habían dado más temprano y se la abrió en frente. Al olerla, Lotad esbozó una gran sonrisa, pareció agradecer y comenzó a atacar con muchas ganas a los pequeños pedazos de alimento. En unos minutos había terminado, agradeciendo a Will de nuevo, esta vez rozando su pierna con su pico.


–Yo también te quiero. ¡De hecho, los quiero a los dos! Vengan. –Dijo, abrazándolos a los dos– Vamos a hacer que esta aventura sea la mejor.


La figura del trío atraía las miradas de la gente del pequeño pueblo. Con todo lo que estaba pasando, todas las malas noticias y, era esperanzador ver como un entrenador interactuaba de linda manera con sus pokémon.


–Cubone, ya sé que no hay buen tiempo correcto para hablar sobre esto. –Will suspiró, debatiendo consigo mismo si hacerle la siguiente pregunta– ¿Pero te acordás de lo que le pasó a tu madre?


A su lado, Cubone instantáneamente cambió su carita feliz por una triste y, abrazando su hueso, le empezó a responder de la manera en que todos los pokémones hablan, repitiendo su nombre entre pequeños gruñidos. Lotad, que estaba ahora acostado sobre la cabeza del colorado, también comenzó a prestarle atención a su nuevo compañero.


–No sabés cuánto lo siento Cubone. –Dijo Will, abrazando a Cubone nuevamente, para consolarlo– Tu mamá fue muy valiente. Ella sabía que era su tarea defenderte de esos depredadores a cualquier costo. No podía haberte dejado caer en sus manos. –Siguió, limpiando una lágrima de Cubone con su remera– Esto te lo pregunto, porque mi mamá también se murió. Creo que ustedes también deberían saberlo. –Exhaló Will, preparándose emocionalmente.


Cubone se sorprendió al escuchar a su entrenador, tanto que su expresión triste se convirtió rápidamente en desconcierto, casi que invisible detrás de su calavera. De su propia manera, Cubone le preguntó qué le había pasado a la madre del colorado. Lotad, por otro lado, se retiró a un lado, con una pícara idea en su mente. 


–Accidente de ómnibus. ¿Sabés lo que son? El conductor no estaba prestando atención. –Confesó Will, intentando no ponerse demasiado deprimente. Mismo que él ya había contado esta historia miles de veces, siempre la tristeza y la melancolía le parecía afectar igual– Ella estaba cruzando la calle y el conductor directamente no la vió. No se compara con el sacrificio que tu mamá hizo por vos, pero, la perdí al fin y al cabo. A lo que quiero llegar, Cubone, es que espero que con nosotros encuentres una nueva familia. Todos acá tenemos nuestros problemas y pasados jodidos, pero de acá en adelante nos tenemos a nosotros. ¿Ok? 

–¡Cubone! –Exclamó el pokémon de tierra, asintiendo con la cabeza. Aunque todavía lloroso, expresaba palpable felicidad.

–¡Genial! Y eso también va para vos Lotad. –Dijo el colorado, dándose cuenta ya no veía el tipo acuático– ¿Lotad? –Se preguntó.


En el mismo momento que el colorado preguntó por su nombre, el pequeño pokémon azul saltó de un montón de arbustos, llevando una ramita y un pedazo de tronco seco en sus pequeñas patas. Lotad se colocó en frente de Will y Cubone y empezó a chocar la rama contra el tronco, tratando de cantar repitiendo su nombre, queriendo crear un ritmo musical divertido para alegrar la atmósfera. Frente a eso, el pokémon de tierra y el pelirrojo miraron a aquel espectáculo con cara rara por un momento antes de estallar de la risa. Tener un Lotad era así, toda su línea evolucionaria era bien jodona, no podían soportar momentos tristes o melancólicos por mucho tiempo, siempre buscaban la manera de poder transformar dicho momento en uno feliz.


¡Lotad!  –Exclamó Will, aún entre risas– Vos también sos de lo mejor y también sos parte de esta nueva familia. ¡Aparte, toda familia necesita a un fiestero! –Bromeó– ¿Entonces, seguimos camino? ¡Tenemos un largo rato hasta llegar a Petalburg!
 
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#11
Ese discurso sobre el Gen Maestro es... bastante ominoso. Bueno, de algún lugar tenía qué venir el grupo humanoide. Pero aun así, si es intentar tener el control con un gen de un ancestro antiguo, que seguramente no ha existido desde hace millones de años, eso no puede salir bien.

Cosas que quizás muerdan al malo algún día, si es que es humano siquiera..

En mejores cosas, lamento por Hannah y el irse. Es una extraña sensación constante, que incluso cuando deseas salir, terminar por extrañar el hogar. Se va a acostumbrar igual.
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Best Friends
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#12
Holis

Ya veo más o menos para donde va la cosa con los malos, el tipo de la máscara quiere controlar a todos los pokémon, pero no me atrevería a decir que se una especie de dominación mundial, siempre puede ser cualquier otra cosa. Me preguntó qué busca y por qué lo busca.

Me gustó el momento del final, la pregunta vino muy de la nada para Cubone, pero creo que es un momento necesario para el crecimiento del grupo, les dota de personalidad, son más que simples pokémon y Lotad se ganó mi corazón.

Me agrada que Will sea alguien muy ligado a sus sentimientos, lo hace muy humano y cercano.

Nos leemos.
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#13
¡Ash Ketchum! Después de ganarlo todo, siguió sin hallar la respuesta a ser un "Maestro Pokémon". Su desesperación le llevó al campo científico, donde finalmente pareció encontrar lo que le hacía falta... por eso el cambio de nombre del gen Alfa por gen Maestro.

...

Obviamente, esto es una broma, porque me los has dejado servido en bandeja de plata.

Algo recordaba de la pelea de Will con el tipejo que le acaba dando (a malas) la Pokédex, así como lo que ocurre con la parte de la policía internacional. Han sido episodios para ir asentando el ritmo de la historia y las posiciones de los personajes dentro de la misma, sólo para llevarnos a la importante revelación del final del 3. Como Nemu ha mencionado, es realmente ominoso, un efecto que logras precisamente al soltarnos la bomba luego del precioso momento que Will ha tenido con Cubone. Perder una madre (o un padre en general) nunca es fácil, sean cuales sean las circunstancias, así que es bueno ver que el chico se lo toma con filosofía, y como expresa, que ellos son "su nueva familia". Dice mucho de él como persona, y seguramente como futuro entrenador. A ver qué les depara el futuro inmediato, porque ya sabemos que a largo plazo hay mucha oscuridad cerniéndose sobre ellos D:
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#14
Mostrar Elfo
Holaaa Elfo! Las motivaciones de nuestros villanos son bastante oscuras y se mantendrán así por el futuro cercano, pero tomá en cuenta que no son tan simples como el dominio mundial ? Ojalá que disfrutes el capítulo :)

Mostrar Nemuresu
Exactamente, a veces mismo cuando uno piensa todo el tiempo en irse, cuando lo hace comienza a arrepentirse... Gracias por el comment, Nemu, espero que la trama sobre el Gen Maestro te mantenga entretenido!

Mostrar Pyro
Jajajaja boludo, en serio me hiciste reír ? te imaginás el twist que sería eso? Igualmente, como dijiste, estos primeros capítulos son exactamente para asentar la historia, especialmente pensando que la historia es bastante larga. Poquito a poquito vamos a meternos bien en la psiquis de cada personaje, como anduvimos viendo algo ya con Will. Ojalá que te guste este capi, que se concentra en Aaron!

 

Capítulo IV - Investigaciones



12 de Enero, Ciudad de Rustboro, 11:05 AM

Rustboro, el incansable corazón corporativo de Hoenn, la ciudad que nunca duerme. Sus numerosos habitantes a esta hora ya estaban a pleno ritmo en cada uno de sus trabajos o de sus estudios, alimentando el motor de la economía y de la sociedad, un día a la vez. Y no era exageración, Rustboro ya era una potencia local cuando la antigua Corporación Devon decidió instalarse en ella. Lo destacable es que en los últimos años había entrado en un rápido proceso de crecimiento empresarial y urbanización debido al boom económico reciente de la región. La consecuencia de eso fue que la cantidad de empresas y consecuentemente, la cantidad de la población de la ciudad, aumentó exponencialmente.

Aquél día, Rustboro recibía la visita del intrigante Detective Aaron, agente de la Policía Internacional. El helicóptero que lo transportaba había aterrizado en el helipuerto de la estación de policía, un gran edificio situado bien en la zona central de la urbe. Inmediatamente al llegar, él se presentó con el Intendente de Rustboro, la autoridad local en relación a seguridad, y efectivizó su permiso para realizar investigaciones e interrogatorios de manera independiente. Pertenecer a la PI tenía definitivamente sus ventajas.

Él notó que la estación estaba formalmente en modo de alerta, conocido como Protocolo Rojo, a consecuencia de los robos en la ciudad de los días pasados, sin embargo, se dio cuenta que el personal del local no parecía estar muy preocupado. No se movían ni reaccionaban con la urgencia que los agentes en la Isla Watcher evidenciaban. Un poco desconcertado e irritado, Aaron encontró el primer agente que parecía tener rango más alto que cadete, lo sujetó firmemente por el brazo y le preguntó:


Ei, agente. Una pregunta, por favor. –Le dijo al hombre, mirándolo fijo a los ojos– ¿No se supone que deben estar en Protocolo Rojo? Hasta donde sé, hace poco este precinto dejó que ocurriera uno de los peores robos de la historia de la región y aún nadie sabe nada.


El agente se puso nervioso inmediatamente, dándose cuenta que Aaron tenía una severa senioridad sobre él. No quería presentar una imágen negativa al detective, y principalmente, no quería perder su trabajo.


N-n-no señor. ¡Qui-quiero decir, sí! Sí señor, se supone que estamos en Protocolo Rojo. Contamos con el doble de personal en las calles y acá estamos haciendo lo posible para resolver el caso, sin descansos. –Respondió el ahora sudoroso hombre, cómo podía.

¿Entonces por qué este lugar parece que está de vacaciones? No veo a nadie corriendo con papeles, ningún mensaje por los megáfonos, nada. ¿Tenés idea de cómo viene la investigación? –Volvió a inquirir, soltando al hombre luego de atraer algunas miradas en el precinto.

Hasta donde mi rango me permite saber, no encontramos nada contundente en ninguna de las escenas del crimen, nada de ADN, nada de huellas. Todas las cámaras fueron desactivadas o hackeadas antes del ataque. Si querés saber mi honesta opinión, señor, no creo que podamos hacer mucho. Ellos trabajaron muy bien. –Concluyó, un poco más calmado, intentando secarse el sudor de la frente con las mangas de su desprolija camisa.


Aaron se agarró la frente con la mano en frustración. Para él no era posible que ninguna investigación haya dado frutos contundentes, la ciudad era lo suficientemente grande para que por lo menos una persona tenga algún tipo de evidencia.


Entendido. Entonces por lo menos no me mandaron acá para nada, hay bastante trabajo por hacer. –Respondió Aaron– Pero antes de empezar, tengo una última duda. Vengo despierto desde las siete de la mañana y recién llego de un viaje de helicóptero que me quemó la cabeza, ¿en dónde está la máquina de café?


Aún un poco descolocado, el agente apuntó hacia el final del pasillo, en donde yacía una potente dispensadora de infusiones. Esbozando una sonrisa desconcertante, Aaron dejó el agente para atrás y despegó para buscar su tan preciada bebida. Rápidamente colocó su identificación policial en el scanner de la máquina y se pidió una taza de Pure Black Umbreon Brew, un tipo de café bien fuerte y amargo, perfecto para mantenerlo a uno despierto toda la noche revisando hojas y hojas de evidencia. Era el favorito del detective.

La máquina, respondiendo con ruidos mecánicos, no tardó en dispensar la caliente bebida, que Aaron agarró y llevó hacia su boca. En unos instantes, luego de varios sorbos, estaba preparado mentalmente para comenzar. Comenzó primero por marcar en su GPS la dirección de las Corporaciones Hill, el antiguo edificio de Devon, luego bajó a la planta baja, saludó a la recepcionista y se arrojó hacia las calles de Rustboro, listo para asimilarse al entorno de dicha urbe.

 


 
Luego de caminar varias cuadras, empezaba a caerle la ficha de lo difícil que se había vuelto patrullar la ciudad con efectividad desde el punto de vista de la calle. Observaba un gran y constante flujo de gente, incrementado por la gran cantidad de nuevos residentes, que se mudaron a la ciudad en tiempos recientes, con lo que la policía claramente no se había aún adaptado a la creciente demanda por seguridad.

Sin embargo, esto no justificaba la actitud que la policía local estaba tomando frente al problema, lo estaban considerando como algo poco trascendente cuando claramente no lo era. ¿Lo estaban haciendo a propósito para suscitar reacción de sus superiores y obligar que hagan reformas? ¿O realmente estaban en necesidad de un ajuste de actitud y mayor disciplina? Aaron no tenía suficiente información para responderlo, pero iba a hacer lo posible para contribuir a resolver la situación.

Después de un tiempo perdido en su pensamiento, el Detective ya estaba dejando el centro de la ciudad propiamente dicho. La densidad y altura de edificios se hacía bastante menor, ahora había entrado en una zona más “clase alta”, si se podría decir. Acá se encontraban tres de los puntos más emblemáticos de Rustboro: el complejo empresarial del Grupo Hill, el Gimnasio de la líder Roxanne y la Escuela Pokémon. Dato curioso, esta zona era el antiguo “centro” de la ciudad, que debido a su nuevo poder económico, fue reformado y convertido en una amplia zona de alto nivel de vida.


Apa, acá estamos. –Habló Aaron, para él mismo, dejando de mirar el mapa de su PokéNav y dirigiendo su vista al complejo de Hill, su primer objetivo– Ojalá que coopere. ¿Arceus, a quien quiero engañar? –Dijo, riéndose– Estos tipos nunca lo hacen.


Al acercarse a la entrada del complejo, el detective observó la seguridad de aquél lugar. Impotentes y extensas cercas metálicas rodeaban la totalidad de aquella zona, que permitían solamente un par de entradas; por la frente, para personas y por detrás, para la entrada y salida de vehículos así como camiones de carga. Desde el día después del robo, todo el complejo estaba fuertemente custodiado por agentes policiales, así como la seguridad privada de la empresa. Pasando esas cercas, estaba el gran edificio. Construido en un estilo neoclásico, se parecía más a una mansión de alguna familia aristocrática de Kalos que a un edificio de una empresa de alta tecnología. Sin embargo, dejaba claramente en evidencia todo el poder económico que la Corporación Devon llegó a acumular, los originales dueños de aquél complejo. También le echaba en cara a Aaron que, ahora, no había otra empresa en Hoenn con más poder e influencia que el Grupo Hill.

Aaron mostró sus credenciales al policía encargado de la entrada y luego de una rápida confirmación de identidad, se le permitió la entrada, no sin antes ser objetivo de miradas poco amistosas de la seguridad privada. Acto seguido, tomó su PokéNav, empezó a grabar un mensaje y se dirigió hacia la puerta principal.


Nota Uno: Estructura cercada en todo el perímetro, dos entradas prominentes. La seguridad privada no me ha sacado los ojos desde que pasé por la puerta, no prueba sustancialmente nada, pero es útil tomarlo en cuenta.


En su interior, el edificio era de un notable lujo. La planta baja consistía en una gran área de recepción y atención a clientes, con diversos sillones en caso de esperas, estatuas decorando el amplio interior y hacia uno de los costados, una tienda de café propia que le causó envidia al detective. Aaron necesitó un momento para dejar de mirar el lugar como si fuera un turista y se dirigió a la recepción.


Buen día. Me llamo Aaron, detective de la Policía Internacional, tengo una reunión marcada con el señor Hill. –Se presentó, mostrando brevemente sus credenciales a la recepcionista de turno, que lo miró con curiosidad.

–Como no. El señor Hill está en una reunión en el momento, pero usted puede ir subiendo. Él me notificó que puede esperar afuera de su oficina hasta que se libere. –Respondió simpáticamente, chequeando los datos de Aaron– Décimo piso, ¿si?


El Detective brevemente agradeció y se dirigió a uno de los ascensores disponibles en la planta baja y apretó el botón del número diez. Rápidamente el ascensor se cerró y empezó a subir, no tardando nada en llegar a su destino. Sin embargo, al salir del aparato, se encontró con que una persona estaba del otro lado esperando, una persona que él conocía.


Cathy. –Vocalizó instantáneamente Aaron, clavando su mirada en los ojos de la mujer que tenía a su frente y saliendo del ascensor.

Detective Aaron Reiner. –Respondió la mujer, con una sutil sonrisa, devolviéndole la mirada– Hace mucho tiempo que no te veo. ¿Cómo estás, todo bien?  Me imaginé que aún estabas trabajando en la policía.


“¿Qué está haciendo Cathy acá?” El detective se preguntó y repreguntó mil veces en el espacio de un segundo, sintiendo un leve frío en su barriga. Su investigación casi no había comenzado y ya estaba sintiéndose nervioso y descolocado.


Con la policía sí, pero no la de Lilycove. La Internacional. –Retrucó, tratando de no tropezarse con sus palabras– ¿Estás trabajando para Hill?


Ella era Catherine Arakawa, ex compañera de Aaron en la fuerza, cuando ambos todavía trabajaban para la policía local de Lilycove, la ciudad natal de ambos. Habían trabajado mucho tiempo juntos, de hecho, ellos dos habían estado en una relación durante cuatro años, habiendo terminado cuando Catherine repentinamente decidió dejar la fuerza e irse de la ciudad para poder hacerse una nueva vida. Esta era una situación que aún afectaba emocionalmente al detective.


Ella tenía una piel notablemente blanca, sus ojos se inclinaban ligeramente hacia arriba y eran de color negros intensos, acompañados por un pelo largo y lacio del mismo color. De verdad era muy bonita y ella estaba muy consciente del hecho, lo había utilizado muchas veces a su favor durante sus tiempos de investigadora policial y claramente lo seguía usando en su favor ahora.


Interesante, me alegro por vos. Alguien leal y profesional como vos debe ser una pieza muy valiosa para los jefes en la Isla Watcher. –Afirmó Catherine, mirando el horario en un reloj dorado que llevaba puesto, caminando hacia el ascensor– Sé que Hill te está esperando para una reunión, te diría que no lo dejes esperando. 

Obviamente que no, pero… –Aaron trató de mantener la conversación.

Si tenés ganas de seguir hablando, encontrame en la salida del edificio después de lo que sea que tengas que hablar con este tipo. –La mujer interrumpió, tajante– ¿Ok?


Y así nomás, sin despedirse, ella se subió al mismo ascensor en que había venido Aaron y se retiró del piso. El detective aún no lograba comprender toda la situación, sin embargo, no podía dejar que eso lo distrajera, necesitaba seguir con su trabajo. Instintivamente, sacó su Pokénav y empezó a grabar una vez más.


Nota Dos: Catherine reapareció. Terminó de realizar una reunión con Hill, necesito entender qué relación tienen.


Con esto realizado, el detective se dirigió hacia el final del pasillo en el que se encontraba, en donde había una sofisticada doble puerta de vidrio, la magnánima entrada para la oficina de Duncan Hill. Parado en frente de la entrada, antes que Aaron pudiera empujarla con sus manos, un sensor se encendió y, con un flash de luz verde, la puerta se abrió automáticamente, revelando en donde Hill trabajaba.

La oficina hace unos días pertenecía al Señor Stone, ex presidente de Devon, entonces todavía era frecuentada por las estatuas antiguas y esqueletos fosilizados pero estos estaban en proceso de ser cambiados. El nuevo look de la oficina era espacioso, con grandes ventanas de vidrio que habilitaban mirar gran parte de la activa ciudad, pantallas fijadas a la pared con información relevante para Hill, un gran escritorio moderno y claro, sus útiles laborales. Claramente le ganaba de goleada a la oficina de Aaron de la base en la Isla Watcher.

Y sentado en su imponente escritorio estaba el hombre más importante de la compañía, Duncan Hill. De esta vez vestía un conjunto de traje y pantalón plateados, combinando con el color de su pelo y barba candado, contrastados por una corbata roja, bastante llamativa. Además, dejaba en evidencia su poder económico completando su traje con gemelos de oro y una cadena, también de oro, que llevaba un decorativo con forma de orbe, totalmente negro. Era acertado decir que el Detective estaba un poco intimidado, ya que estaba en el territorio de su objetivo, pero eso no impediría que haga bien su trabajo. 


Señor Reiner. Bienvenido, siéntese. –Comandó el empresario, sin levantarse, apuntando a una silla empresarial bastante lujosa del otro lado del escritorio.


Aaron percibió de entrada el juego de Duncan. Él quería imponerse frente a la autoridad desde un principio. Sin responder, caminó hacia el escritorio y se sentó. Acto seguido, agarró su PokéNav y comenzó a grabar la conversación, además, sacó un bloque de notas de su bolsillo en el que él anotaba puntos y preguntas importantes para plantear. Por fin, vio que en el escritorio había un par de biromes sin utilizar y agarró una, sin preguntarle a Hill.


Buenas tardes, señor Hill, muchas gracias por recibirme. La Policía Internacional agradece mucho su cooperación. Empecemos. –Fríamente y directo al grano, era su táctica preferida– ¿Estaba usted en este edificio el día del robo?

Me gusta tu estilo Detective, ya veo porque te eligieron para este caso. –Contestó, mirándolo fijo– También me gusta tu estilo, un saco azul petróleo no se ve mucho hoy en día. –Terminó, comentando sobre la ropa del detective.

Estoy seguro que tenés otras cosas para hacer después de esta entrevista, no quiero quitarte mucho de tu escaso tiempo. –Retrucó el detective– ¿La respuesta a mi pregunta, Hill?

Oh no, para nada. Si quiero, tengo mucho tiempo a mi disposición, lo bueno de ser el jefe es poder delegar responsabilidades si lo necesitás. –Mencionó, sarcásticamente– Para saciar a tu curiosidad, desafortunadamente no estaba en el edificio, sí estaba en uno de mis departamentos. Si hubiera estado aquí presente, no hubiera dejado que unos ladrones de mierda robaran cosas tan valiosas e importantes como las que se llevaron. –Concluyó Hill, cambiando su estilo sobrador por un tono de voz serio– ¿Entendiste?

¿Y qué cosas le robaron? –Inquirió el Detective, confianzudo– Deme un poco de contexto, por favor.

Ustedes ya tienen toda la información. La policía ya me visitó y me hizo todas las preguntas sobre el asalto. –Contestó– ¿No crees que podrías haber venido con los deberes de casa hechos?

No estoy afiliado con la policía de Hoenn, soy detective de la Policía Internacional, algo totalmente diferente. ¿Ya consideró usted la posibilidad de que la policía de Rustboro esté en la cama con los que le robaron? –Aaron cambiaba su estratégia, ahora acercandose de forma más amistosa– No desconfío de usted todavía, pero colabore conmigo.

–Su “todavía” no es muy asegurador, detective. –Afirmó, riéndose– Sin embargo, usted levanta un buen argumento. Tampoco puedo darme el lujo de confiar completamente en nadie. –El empresario hizo sonar tanto su cuello como sus dedos de las manos– Nos robaron de todo. Maquinária electrónica de alta tecnologia, computadora, instrumentos científicos, documentos de investigación aparatos sensoriales, máquinas de fabricación, materia prima y hasta pokébolas, varias de ellas. que es maquinaria electrónica, computadoras, instrumentos, sensores, fabricadores, materia prima, hasta pokébolas. –Confesó– Quisieron sacarnos nuestro know-how, nuestro eje competitivo. Sea quien sea que me robó quiso tomar el atajo para construir una empresa de tecnología desde cero. Y esto no me lo puedo permitir.


El detective silenciosamente tomó notas de aquello y exhaló profundamente. Por un lado, él vivia bajo el mantra de “todos mienten”, sospechaba fuertemente de que el empresario no le contaba toda la verdad. Sin embargo, también observaba el lado humano de aquella situación. Hill estaba aprehensivo y alterado, típica reacción de una persona que en poco tiempo pasó de estar en el climax de su carrera a estar en caída libre.


No sé si estás enterado, pero el valor del Grupo Hill en la bolsa de valores no paró de descender desde el asalto. –Continuó Duncan, interrumpiendo el pensamiento de Aaron– De hecho, todas las empresas afectadas están en la misma situación, hasta los más estables, como el gran complejo de Shoppings en Lilycove o los titanes industriales de Mauville. ¿No hay ninguna operación de la policía o del gobierno para investigar espionaje empresarial? –Hill cambió el foco.

Siendo honesto, Hill, no fui llamado para investigar un crímen de índole corporativo. Sin embargo, para poder llegar a un consenso firme sobre lo que pudo haber pasado, primero necesito hacerte todas las preguntas necesárias, ya que no descarto ninguna posibilidad. –Aaron se sinceró medianamente, buscando una oportunidad para seguir con su cuestionario– ¿Podemos continuar?


Hill asintió con la cabeza, pareciendo extender una rama al detective. La conversación se extendió por un largo tiempo; Aaron lo siguió bombardeando con preguntas relacionadas a una posible complicidad de sus empleados, a si alguno de sus competidores podría llevar a cabo tamaña operación, una posible vendetta, conexiones pasadas de Hill con conocidos criminales, posibles grabaciones, entre otras más. Todo eso se lo guardó en anotaciones y grabaciones que tendría que desglosar una vez a solas.

El empresario también le contó que la policía local aún estaba en el proceso de cuestionar a todos los empleados del edificio así como de realizar el peritaje de todos los sistemas de seguridad, que habían sido hackeados y posteriormente borrados de su memoria por los ladrones. De lo que si Hill habló con gusto fue sobre sus competidores de otras regiones que podrían, según su experiencia, llevar a cabo una “guerra corporativa”, hipótesis que no le cerraba mucho al detective por varias razones. Aaron había reunido mucha información, pero ya sentía que la mayoría de lo que consiguió no iba a llevar a ninguna pista determinante. Luego de unas agotadoras dos horas, él decidió que esta entrevista había llegado a su cuasi final.


Hill, última pregunta y nos libero de este calvário. –Afirmó Aaron, masajeandose la frente, en conflicto– ¿Qué conexión tiene usted con Catherine Arakawa? –Preguntó Aaron, sabiendo muy bien que sus sentimientos le estaban pasando una mala jugada.

¿Así que tuvo la oportunidad de conocerla, detective? –Respondió el empresario, alzando sus cejas, sorprendido– Ella solamente es una empleada más, que me está asesorando personalmente con la seguridad de la empresa luego de estos eventos. Tiene un carácter fuerte, fue ex policía. Además, entre hombres, está muy buena. ¿O no? –Concluyó, con una mirada atrevida hacia el detective.


Aaron apretó sus puños al escuchar las últimas palabras de Duncan. Por lo visto, Hill no sabía de su previa relación con Cathy o directamente lo ocultaba por la razón que fuera. Sin embargo, el detective sabía que no podía seguir indagando sobre ella, por el momento esto bastaría.


Creo que por acá podemos terminar, Hill. –Afirmó, firamente– Gracias por cooperar, estaremos en contacto con usted futuramente, cuente con eso.


Hill asintió, dandole las gracias al detective por su tiempo y disponibilidad. Aaron lueg se levantó de su asiento y ambos hombres se dieron un firme apretón de manos. Sin más ceremonia, el detective recogió todas sus cosas, guardó la grabación en la memoria de su PokéNav y dejó la espaciosa oficina, todavía pensando en la respuesta que le había dado sobre Catherine. Salió rápidamente del edificio, su mente todavía concentrada en procesar todos los datos que Hill le había dicho, intentando juntar pieza con pieza para formar una narrativa. Después de pasar una vez más por la barrera policial, empezó a caminar por la calle hacia la estación de la Policía de Rustboro, cuando fue interrumpido.


¿Ey, a donde te vas tan rápido? ¿No te acordás de que te iba a estar esperando? –Dijo repentinamente Catherine, agarrándolo a Aaron por uno de sus brazos– Sabía que te ibas a olvidar, con tu cabeza siempre a mil cuando trabajás.

¡Ah! –Exclamó el detective, sorprendido– Cathy. No pensé que de verdad ibas a estar acá. –Suspiró, con la piel erizada por debajo de su saco– Tenés razón, tengo la cabeza quemada después de la reunión con tu jefe.

¿Todavía no aprendiste a no subestimarme? Obvio que iba a estar. –Ella se rió, soltándole el brazo– Y sobre “mi jefe”, apostaba a que él no te lo iba a revelar. Mi idea era decírtelo cuando estuvieramos lejos del complejo de la empresa. Vení, caminemos juntos. –Aaron no la rechazó.

¿Cual es el rol que estás jugando acá? –Indagó el detective– Te voy a ser honesto, me parece una situación rara. Me toca investigar a uno de los empresarios más poderosos de Hoenn, víctima de uno de los robos más importantes de la historia de la región y como si nada, te encuentro en su despacho después de quien sabe cuánto tiempo. ¡No puede ser de casualidad! –Exclamó Aaron, demostrando ansiedad y una cierta dosis de frustración en su voz.

Tenés que dejar de creer que todo está conectado, risitas. –Dijo, colocando su mano sobre el hombro de Aaron– Yo estaba igual de sorprendida que vos de verte.


Al escuchar esas palabras así como su viejo apodo, Aaron volvió a estar más calmado. Muchas veces quedaba muy obsesionado con sus casos, frecuentemente no sabía separar el trabajo de su vida, pero Catherine sabía hacerlo volver a tierra.


Es que no puedo fiarme de nada o de nadie, Cathy, no en un caso tan grande. Hill me contó que sos su asesora de seguridad. ¿Si no tenés problema en decirmelo, cómo llegaste a ese rol, qué tareas llevás a cabo? –Preguntó, volviendo a sus cabales.

A ver, por donde empezar. –Catherine suspiró– Como sabés, cuando largue la policía de Lilycove, me fui por unas largas vacaciones a Johto. A esvaziar la cabeza. –Aaron asintió, recordando aquella época, cuando terminaron– En un momento, decidí volver. Comencé a buscar trabajo, pero nada me satisfacía tanto como investigar. No podía volver a la policía, odio la burocracia y la manera de manejarse que tienen, te debés acordar. Entonces empecé a trabajar como detective privada.

Tomando en cuenta que Hill te contrató, parece que te hiciste conocida en el entorno, ¿no?

Me está yendo bastante bien. Al fin me gusta lo que hago. –Ella sonrió– Hill me contrató para investigar lo que la policía no consigue tan efectivamente. Hago lo que la burocracia lo hace imposible. Pero tampoco parece ser suficiente.

¿En qué sentido? –Inquirió Aaron, curioso.

El caso es complicadísimo. Tengo muchos recursos, me financía Hill directamente, pero no se me está haciendo nada fácil. –Cathy apretó los dientes, sabiendo las posibles consecuencias de lo que estaba a punto de sugerir– Estaría necesitando tu ayuda. Quiero un contacto para intercambiar información, vos me proveerias con datos internos de la policía y yo te paso mi información de la calle, lo que se le escapa a la fuerza oficial. Por el bien de Hoenn.


“Por el bien de Hoenn”. Esa frase retumbó en la mente de Aaron. Catherine la decía muy seguido durante sus años en la policía, cuando trabajaban juntos, a él le encantaba cuando la escuchaba. Sin embargo, fue ahí en donde el instinto policíaco del detective se activó. Catherine, empleada de Hill, estaba intentando sacarle información oficial. ¿Para qué, cual era su objetivo? ¿Caería esa información en las manos del empresario? Sea cual sea la respuesta, el deber venía primero.


Cathy. No me fuerces la mano. –Su voz nuevamente se aseveró– No puedo dejar filtrar datos, menos tan tempranamente en la investigación. Vos harías lo mismo en mi lugar.

Ya sé. –Asumió, con una pequeña dosis de frustración en su voz– Es que me suena que esto es más grande de lo que parece. Bastante más grande. Y no quiero estar en desventaja si la situación llega a salir de nuestro control. Llámalo como quieras, instinto, intuición femenina, pero esto, todo esto, no termina acá, va a terminar feo. Te voy a dejar mi nuevo número. –Le dijo, entregándole una tarjeta con información de contacto– Llamame cuando quieras hablar o discutir algo, ¿ok?


Y con eso, le dio un beso en el cachete de despedida y empezó a caminar, alejándose del detective. 


Qué ironía. –Dijo Aaron, en voz alta, mientras ponderaba entre si tirar la tarjeta a la basura o no– Todos estos años, todos estos problemas y de nuevo estamos intercambiando números. No puedo ser más boludo.


El detective miró al cielo por unos segundos y silenciosamente guardó el pedazo de cartón en uno de sus bolsillos. Mientras reanudaba su paso hacia la estación policial, su mente volvía poco a poco a crear y descartar teorías, así como posibles caminos de investigación, sin embargo, no podía sacarse de la cabeza una duda: ¿Porque Cathy estaba tan segura de que este caso iba a explotar de tal manera? ¿Qué otra información tenía? Lo peor es que él era completamente conciente de que, si quería saber más, tendría que interactuar nuevamente con ella. ¿Podría?
 
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#15
¿En este fanfic Argentina/Hoenn también ganó su tercer mundial?



Me puse al corriente. La verdad me daba pereza al ver que los capítulos se acumulaban. Supongo que le pasa a cualquiera, y por eso me sorprendió, en buena manera, lo cortos que son.

Noto un par de cosas al respecto. Por un lado, hay menos paja en la narración. Es difícil expresar exactamente qué es, pero anteriormente había demasiados comentarios y palabras que sobraban. Ahora se siente menos. Y al mismo tiempo, el verdadero contenido tiene más espacio. Me gusta, por ejemplo, cómo ahora empiezas la descripción de cada lugar y personaje con una especie de breviario. Ayuda a establecer el ambiente en una habitación. A establecer el trasfondo de una ciudad, denotando los cambios que ha sufrido (o no) con el paso de los años. Y a caracterizar mejor a los personajes. Estos meses que te pasaste fuera, claramente no han sido en vano.

Aunque tengo una duda. Ya que esto parece suceder en Hoengertina, ¿son allá tan comunes los nombres americanos, o fue gusto personal? Will, Hope, Hannah, Aaron... bueno ese es hebreo. Me juré que si algún día regresabas te lo iba a preguntar.

En estos capítulos no pasó tanto que lo alejara de la versión original, más allá de unos ajustes aquí y allá que permiten fluir mejor la trama. Pero hay unos cuantos detalles que me llamaron la atención, como la cicatriz que tiene en la cara. Al principio creí que estaba relacionada con la muerte de su madre, pero la conversación posterior me hizo cambiar de idea. Supongo que lo sabremos tarde o temprano. Me llamó la atención también que (me parece), Lotad se une al equipo más pronto. Y no te voy a mentir, me hizo gracia la pelea con el niño Smogon que se las quiere dar de pro pensando que una naturaleza Jolly es buena para Marowak (un pokémon tan lento no saca mucho con algo más de speed, perl naturaleza Impish le permite tanquear mejor). Creo que el Erfo ya lo comentó. Pero pese a los pocos recursos que tienen los personajes, pudiste contar una batalla que no se siente pesada ni demasiado simple, sino lo bastante fresca y dinámica para el tiempo que toma. Tampoco me parece recordar lo de los contactos de Pokenav pero fue un buen momento para caracterizar un poco más a las hermanas y hintear cierto ship.

Pero lo mejor, sin dudas, sigue siendo lo que viene después.

Aaron y Cathy. El contrapunto a la trama por ahora simplista de las medallas. El gen Maestro, grupo Hill, el misterio policial. Era mi parte favorita antes y lo sigue siendo ahora. Me gusta esa dinámica que se cargan los dos, con un Aaron demasiado casado con el trabajo y una Cathy que parece cazar otra cosa. Esos pequeños detalles de humor aquí y allá con el café y el papeleo me sacaron un par de sonrisas, y el hecho de tener las dos tramas corriendo en paralelo es algo que tengo muchas ganas de leer.

Seguí así my friend.

[Imagen: wwf8CcC.jpg]
whoooooooooooooooooo
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