Fragmentos extraídos del ensayo “Leyenda oscura” publicado por editorial “El Patrat” el 25 de mayo del año 1245.
Texto de Nuria Noakes y Constantine Dragamod
Ilustraciones de Daylon Sharma.
Introducción
Kurayami y Akari son dos tierras hermanas, que desde el pasado han estado unidas por su cultura. Cada una con su propia idiosincrasia, pero con un destino en común. Muchas veces han tenido malentendidos y han peleado entre ellas, pero siempre han sabido volver a entenderse.
En tiempos de antaño existía una tercera región llamada Ryu, que abarcaba lo que hoy es el suroeste de la región de los acantilados y el sureste de la de los bosques. La cuál de la peor manera, la historia nos ha enseñado cómo la codicia de una sola persona puede llegar a destruir, habiendo sido ésta dividida entre Kurayami y Akari tras una guerra comenzada por Talbot II, el que era en ese momento el monarca del extinto reino, en el siglo tres. Para ampliar la información de dicho conflicto, recomendamos el libro “Auge y caída de Ryu” de Alba Kindall.
Sin embargo, el presente relato se enfoca en otro suceso que se dice que ocurrió cuando las tres Regiones eran amigas. Una historia que hasta el día de hoy es recordada aún fuera de fronteras, y en cuya memoria se realizan todos los años diversas festividades, donde destaca el Día de la Hermandad. Con festivales zonales, principalmente en la ciudad De la Luz en Akari y Ciudad Ryu en Kurayami. Donde además se organizan torneos entre entrenadores Pokemon y terminan con la Vía Esperanza que consiste en una peregrinación hacia la Isla Tormenta, un punto convergente entre las tres regiones antiguamente aliadas, en que se realiza un partido de alto riesgo de Cruzadas aéreas entre el equipo campeón del año, y el del anterior.
Usualmente se cuenta la primera parte de la historia, el motivo de celebración, lo más relevante en ese contexto, dejándose por otro lado los pormenores que se entrelazan con otra leyenda que tiende a evadirse por considerarse hasta cierto punto deprimente.
En tiempos remotos de paz, un grupo de magos negros logró controlar a Ampheader y Mifeaptere, los pokemon patrones de Akari y Kurayami, que forman parte principal de sus estandartes, y de los que se cuentan muchas leyendas relacionadas usualmente a los destinos o pruebas de voluntad dirigidos hacia sus participantes,
Con las dos bestias emplumadas, sembraron el terror y la destrucción sobre las regiones, hasta que la alianza de los tres reinos, dio como resultado la creación de unos objetos especiales para la ocasión, que ayudaron a acabar con la pesadilla y procuraron restablecer el orden.
El báculo por Kurayami, el escudo por Akari y la espada por Ryu, fueron los elegidos para lidiar cada uno con parte de las energías que se habían usado o estaban siendo liberadas.
Gracias a la magia blanca con que fueron protegidos, quienes los portaran no se verían afectados de manera directa por los artificios del grupo de mago negros.
El primero era el más rústico, así como Kurayami, el pueblo al que representaba. Un bastón de madera que era enrollado por la figura serpentina en hierro de Mifeaptere con detalles dorados que acababa en la cima con la bestia alada sosteniendo en sus fauces una lustrosa esfera en color negro traslúcido. Las colas del pokemon eran dos cuchillas en la base que acompañaban a una especie de oz.
Su fin era liberar a Mifeaptere del hechizo de magia negra que lo poseía y hacía que fuese controlable por los antagonistas de ésta historia.
El segundo, por Akari, el escudo. Era una pieza de gran tamaño que permitía a su portador ser cubierto de cabeza hasta la rodilla. Predominantemente en color dorado, presentaba repujados en forma de Ampheader a sus lados, así como una gran cabeza en hierro en el centro que representaba al pokemon. Sus ojos eran de un cristal rosa traslúcido, material que también se encontraba en una orbe en la parte superior del arma defensiva. A pesar de su delicado aspecto, esos detalles formaban parte importante de su legendaria resistencia al desviar los golpes en su contra.
Dos cuchillas a forma de las plumas de la cola de la criatura, sobresalían hacia abajo, a ambos lados, para brindar un poco de posibilidades ofensivas.
Tenía el mismo fin que el báculo, pero liberando a Ampheader en este caso.
El tercero, y el último de los tres objetos, por Ryu, era la espada. De aspecto muy trabajado, la empuñadura y cruz eran labrados y en color dorado. Era el único de los tres objetos en poseer cristales de varios colores que se distribuían en la cruz. La orbe verde en el centro representaba al antiguo reino de Ryu, la negra y la rosa simbolizaban la amistad que en esos tiempos remotos existía con los de Akari y Kurayami.
También la espada tenía como pomo una mediana esfera de cristal que según cuentan las leyendas, fue extraído de los alrededores de otro antiguo reino en la actual región de Kanto. Esta esfera proyectaba nubarrones negros en su interior.
Como adornos, las figuras serpentinas de Ampheader y Mifeaptere se extendían desde la cruz, entrelazándose sobre la hoja hasta apuntar sus colas a ambos lados, con cuchillas a modo de plumas. Simbolizaban la voluntad del portador y su destino en la tarea que debía emprender.
La espada fue utilizada para atrapar la increíble energía destructiva creada a causa de los hechizos de Ampheader y Mifeaptere.
La gesta
La historia comienza en Kurayami, en aquellos tiempos remotos de paz, donde un grupo de magos negros se unió con el ambicioso fin de conseguir el control de todos los reinos posibles. Para ello prepararon un plan en absoluto hermetismo, llegando a la conclusión que la manera más efectiva de lograrlo sería tomar como rehenes a los propios sitios que querían dominar. De manera que optaron por controlar a algún pokemon poderoso mediante magia negra, resultando Ampheader y Mifeaptere los elegidos. Éstos en la zona eran alabados como protectores, y en su honor solían llevarse a cabo multitudinarios festejos.
Con absoluto secretismo emprendieron la búsqueda de los pokemon alados, posiblemente tardando años en encontrarlos, pero cuando lo hicieron, al tener estudiado como proceder, no perdieron el tiempo y los poseyeron. Para que fuera eterna se dice que adicionalmente les pusieron un hechizo que constaba en sacrificar a cientos de personas ante quien adoraban, entre otras cosas, siendo ésto a su vez una clave en la investigación histórica sobre desapariciones misteriosas ocurridas por esas fechas y de las que se guardan muchos reportes de la época.
Con las bestias a merced de su voluntad comenzaron los problemas para aquellos que eran ajenos a los planes de dominación. De un día para otro vieron como los vientos se intensificaban, amenazantes nubes negras oscurecían el cielo, tormentas eléctricas atemorizaban a la población, brutales granizadas golpeaban todo a su paso, monstruosos tornados acababan con lo que tuviesen en frente, y el mar cobraba una furia incontrolable.
Los más supersticiosos no tardaron en asociar esos como una manifestación de la furia de Ampheader y Mifeaptere por alguna falta que los humanos habrían cometido.
Los reinos en una búsqueda frenética querían saber noticias de los pueblos, por más ínfimas que pareciesen, para hallar algún indicio que les permitiera comprender la caótica situación que estaban atravesando. Pero el misterio se instauró por más de un mes hasta que un día el grupo de magos negros a través de emisarios se decidieron por fin a revelar sus intenciones: La sumisión total de los territorios conocidos a la voluntad de aquel grupo. Si las regiones oponían resistencia a los magos negros, los desastres irían en aumento.
A medida que la gente humilde iba enterándose de la noticia, la desesperación los llevaba a agolparse en las cercanías de los castillos en dónde se encontraban los reyes, o en el caso de Kurayami acercarse a los bosques en donde vivían los sabios. Todo en pro de suplicar por una solución a aquel grave problema que se estaba llevando consigo muchas vidas.
El foco de los problemas venía de la intersección de Akari, Kurayami y Ryu. Eso a juzgar por la intensidad de los violentos fenómenos, así que los reinos mediante un comunicado a las demás regiones manifestaron su deseo de acabar con el problema por su cuenta, ya que se encontraba en su jurisdicción -al menos hasta entonces-, y era algo que había tenido raíz en esos lares.
Aunque las demás regiones aceptaron, pusieron como condición que algunas de ellas también ayudarían brindando algunos conocimientos, o en lo que fuese menester. Así Akari y Hoenn construyeron el escudo, Kurayami y Sinnoh el báculo, y Ryu fue ayudada por Kanto para construir la espada y para enseñarle a quien debía llevar la misma, el poder que escondía en su interior. Una sola región hubiese bastado como para construir alguno de aquellos objetos, pero estos no eran un escudo, una espada y un báculo ordinarios, cada uno se dice que escondía secretos en su interior.
Mientras tanto Akari, Kurayami y Ryu buscaron candidatos para llevar los singulares objetos en construcción, y que debían cumplir algunos requisitos para sacar el mayor provecho de los mismos.
Por el Reino de Akari, en una elección que tomó por sorpresa a la alianza, fue Elyse Keenal, la propia hija de los reyes.
Amante de la naturaleza, desde temprana edad demostró rechazo a la vida que era costumbre como princesa, limitada a un castillo. Por eso era usual que junto a su Mooneleon escaparan y pasaran gran parte de su tiempo en los bosques, trabando amistad con muchos Pokemon, y aprendiendo a su vez de esas interacciones.
A pesar de todos los intentos de los reyes por cambiar aquella manera de pensar que reprobaban en su hija, prohibiéndole salir, la rebeldía de la princesa siempre afloraba, encontrando alguna forma de huir hacia esa libertad que anhelaba.
Cuando se descubrió la razón de los graves problemas que se estaban generando en las regiones, la sede de la primera reunión en secreto fue en Akari, hecho que motivó a Elyse a escabullirse y oír a hurtadillas los planes que tenía el reino. Así se enteró de que se harían tres objetos con los cuales intentarían acabar con el problema. El deber de su región sería crear un escudo y que junto a él se eligiera a algún valiente representante de Akari con grandes facultades psíquicas, capas de usarlo.
Sobre el tema Elyse no supo mucho más, pero estaba decidida a ser esa persona que representara a su reino, ya que le parecía una gran oportunidad para hacer que sus padres entendieran su forma de pensar, y dejar de ser la sobre protegida de la familia. Así que envalentonándose, habló seriamente del tema con estos. El extenso reino de Akari algún día sería suyo, y ella misma se dijo que quería ser una clase diferente de reina. Confesó que lo suyo no era estar encerrada en un palacio, prefería defender el que sería su reino, y el de los demás, directamente en el campo de batalla. Forjar un mañana que en aquella situación no se vislumbraba debido a que no sabían cuándo llegaría la destrucción total, al menos en esos sitios, o si el nuevo régimen que buscaban los magos negros traería total miseria. Tras muchas discusiones le permitieron ir.
Por el Reino de Ryu eligieron a Weyne Wright, un artesano que vivía y trabajaba junto a toda su familia en un campo cerca de lo que ahora se conoce como Ciudad de la Alianza.
Era conocido en la zona como un hombre bueno y humilde.
Un Salamence era su fiel compañero que lo acompañaba en sus horas de arduo trabajo.
En el poblado cercano a donde vivía, corría como el agua el rumor de que el rey buscaba personas hábiles en el uso de la espada, sin especificar para qué, de manera que a pesar de que solo practicaba por diversión y con una espada de madera, Weyne se presentó como candidato. Tenía la esperanza de al menos poder preguntar directamente sobre si estaban trabajando en una solución ante el clima hostil que dificultaba cada vez más obtener cosechas en los campos.
Como resultó ser muy hábil, el Rey le encargó la tarea de llevar la espada que estaban forjando y le dejó saber que sería partícipe de la posible solución.
Previamente en la reunión en Akari se había acordado que la tarea más difícil entre los tres representantes que irían a luchar con Ampheader y Mifeaptere sería la del portador de la espada, quien debería ir hacia Kanto, a otro reino, donde aprendería a usar el total de facultades de la espada que le había sido entregada.
Por Kurayami fue elegido Ludwig Ventusdela, un sabio Mago que según cuentan numerosos relatos, era capaz de usar numerosos tipos de magia diferentes.
Su pokemon compañero era un Wizbadcon igualmente sabio.
En una reunión abierta a toda la región, se decidió que era el indicado para la tarea dadas las posibilidades que podrían brindar sus conocimientos de cara a afrontar la difícil situación. Entonces entre todos crearon el báculo que Ludwig debería utilizar. Dispondrían de un año ya que Ryu pidió ese tiempo debido a que quien había recibido la espada debía aprender unas cosas en Kanto. Ya que su tarea sería la más difícil, todas las regiones aceptaron por unanimidad.
En ese tiempo Ludwig tuvo la oportunidad de analizar la situación en la que estaban, y llegó a la conclusión que el problema era mucho más grave de lo que se había planteado. Los desastres crecían en intensidad día a día. Si no se apresuraban o se rendían ante los magos negros, el mundo que ellos conocían podría ser destruido. También llegó a la conclusión de que si se rendían, el mundo que ellos conocían cambiaría para mal, así que la segunda no era una solución viable.
Hasta el momento en que el grupo estuvo listo para emprender el viaje para intentar cambiar la preocupante situación en que se encontraban, se dedicó a asistir a las víctimas dentro de Kurayami, y en los límites con las otras regiones.
A pesar de que la Princesa Elyse y el Mago Ludwig corrían con ventaja frente a Weyne al conocer de antemano lo que su respectivo objeto requería para usar las habilidades que les ayudarían en el lugar hostil al que se dirigirían, también tuvieron que pasar por un entrenamiento. Los tres objetos se manejaban con distintas energías, el escudo, se manejaba con el poder de la mente, el báculo se manejaba mediante la magia, y se desconoce con cual tipo de energía se manejaba la espada, muchos estudiosos de la historia en el mundo Pokemon dicen que la espada podría haber sido manejada con el poder del alma, otros que podría haberse basado en la amistad entre Weyne y Salamance e incluso se dice que la energía con que se manejaba la espada podría haber sido la del enemigo, en este caso la energía de Ampheader y Mifeaptere. De momento todas son conjeturas.
En todo ese año las regiones intentaron resistir los fenómenos que cada vez más se acrecentaban, incluso algunos grupos independientes intentaron derrotar a aquellos magos negros, pero sin éxito debido al poder que habían ganado.
Así fue hasta el esperado día en que Weyne y Salamence regresaron a Ryu, donde se encontraron con el Rey, la Reina, Ludwig y Wizbadcon, y Elyse y su Mooneleon.
Sin demoras, los tres compañeros de dispares orígenes pero con un objetivo común, y sus tres pokemon, partieron rumbo a la llamada isla Tormenta, donde tal y como habían investigado en incursiones previas, se hallaban Ampheader y Mifeaptere.
La isla Tormenta se encontraba entre las regiones de kurayami, Akari y Ryu. En ese entonces era una isla totalmente deshabitada, ya sea de personas, pokemon o vida vegetal, y poseía grandes acantilados, lo que hacía aún más ardua la tarea de llegar.
El plan por parte de las regiones consistía en desviar el foco de la atención, al rogarles a los malvados que repensaran lo que estaban haciendo, tratando de buscar un diálogo, cosa que probablemente fracasaría. De ese modo les darían tiempo a Elyse, Ludwig y Weyne para llegar hasta el lugar en donde se encontraban Ampheader y Mifeaptere. Ahí el artesano con la espada sería el encargado de absorber en ésta el hechizo que hacía que la posesión de los pokemon fuera eterna, impidiendo que vuelva a ser usada sobre los mismos, y así mismo permitir que paso siguiente, Elyse y Ludwig con el escudo y el báculo se encargarían del hechizo que poseía a los dos pokemon. De igual manera esto haría que ambos no pudieran volver a ser poseídos por magia negra. La última tarea y la más exigente sería la de Weyne, que con la espada debía absorber toda la energía destructiva que Ampheader y Mifeaptere habían generado producto de esos dos hechizos que habían recibido.
Ese era el plan, pero en la realidad sería más difícil de cumplir ya que la Isla Tormenta estaba haciendo honor de su nombre. Ese era el epicentro de los más feroces fenómenos meteorológicos en ese momento. Además, por orden de los magos negros, las dos bestias voladoras harían todo lo posible para no dejar vivo a quién osara llegar a esos lares, si es que sobrevivían al viaje.
Se dice que Ampheader y Mifeaptere usaron sus brutales ataques combinados contra los tres compañeros y sus pokemon a fin de aniquilarlos sin miramientos. Allí entraron al juego las habilidades de estos objetos singulares, de las cuales lamentablemente solo se conoce una común en los tres objetos, el resto han quedado en el olvido de nuestra memoria colectiva.
El inmenso rayo con un extremo con forma de dragón y multicolor con el que los emplumados atacaron en un momento, cayó con fuerza destructora sobre los tres compañeros y sus Pokemon, pero no les hizo daño ya que cada uno canalizando el tipo de energía correspondiente a su objeto, crearon una especie de cúpula que los protegió del destructivo impacto.
Los dos poseídos no se rindieron y continuaron atacando ferozmente, tal y como se les había ordenado. Se encontraban carentes de voluntad, en un estado en que eran peligrosos títeres
Desgraciadamente, al tener que defenderse de semejantes ataques los tres compañeros comenzaron a agotarse, producto de esa cúpula que creaban para intentar mantener viva la esperanza que había sido puesta en ellos tres.
Afortunadamente Ludwig tuvo un plan. Tomando un camino alterno usaría magia roja, pero necesitaba que distrajeran a Ampheader y Mifeaptere para así tener tiempo de hacer algo al respecto.
De este modo, Salamence se dispuso a volar en círculos alrededor de los dos Pokemon, Wizbadcon a desaparecer y aparecer sobre los dos, y Mooneleon a saltar sobre ellos, los tres atacando intermitentemente para atraer su atención. Y Elyse y Weyne se quedaron en frente de Ludwig en el caso que tuvieran que defenderlo.
Lo que hizo el mago consistió en trazar un círculo con sangre, de manera que cuando los representantes de Kurayami, Akari y Ryu estuviesen dentro, se encontraran a salvo ante los embates de las bestias voladoras. Cuando se ubicaron, mientras trataban de captar la atención de los poseídos, por la seguridad de Salamance, Wizbadcon y Mooneleon, les pidieron que se alejaran del campo de batalla, ya que no sabían exactamente que podría pasar a partir de ese momento.
Con los tres pokemon a una distancia prudencial, es que pudieron empezar a desplegar el plan que los había llevado ahí.
Weyne fue el primero: la espada debía absorber el hechizo que hacía eterna la posesión de los dos pokemon. A pesar que ya para esa altura estaba agotado, pudo sin problemas alcanzar el objetivo.
Seguidamente Elyse y Ludwig con el escudo y el báculo absorbieron por completo el hechizo que controlaba a los pokemon. La de Akari debía encerrar en el escudo el hechizo que habían puesto en Ampheader, y el de Kurayami en el bastón el hechizo que habían puesto en Mifeaptere. Dicho orden se había establecido por ser los pokemon patrones de ambas regiones.
A pesar de que Elyse y Ludwig también estaban agotados pudieron terminar su parte sin inconvenientes. Abocándose después en la tarea de defender al de Ryu.
Finalmente Weyne debía absorber aquella energía destructiva que Ampheader y Mifeaptere habían liberado producto de los hechizos, lo cual le resultó una tarea titánica, dado su estado de extenuación, que aumentó conforme toda esa energía negativa se iba acumulando en la espada. Con el correr de los minutos ese cansancio se convirtió en un punzante dolor que no consiguió persuadirlo de continuar. Faltaba poco, tal acción era reflejada con la mejoría y desaparición de los desastres que estaban ocurriendo.
Con un último atisbo de fuerzas, casi que de rodillas en el suelo, y aferrándose como pudo al arma es que por fin logró cumplir con la última parte del plan.
Aquella pesadilla había terminado, o fue lo que en ese momento creyeron.
La sorpresa les llegó a todos cuando detrás de ellos vieron un árbol de cerezo florecido, que apareció de la nada, en la Isla Tormenta, donde nunca había habido vida Vegetal.
Además Ampheader y Mifeaptere, ya libres del control de los magos negros, se acercaron a los tres compañeros, que para ese entonces al compartir viaje y campo de batalla ya se habían convertido en amigos, y como muestra de agradecimiento usaron una técnica defensiva llamada “Poción sanadora”, y frente a Elyse, Weyne y Ludwig aparecieron unas botellitas de cristal que contenían el citado brebaje.
Tras esto los dos pokemon emprendieron vuelo y se perdieron en el horizonte. Se dice que Elyse y Weyne bebieron el mágico contenido de los pequeños recipientes y se recuperaron, mientas que Ludwig prefirió guardar el presente. Lo seguro fue que cada uno de ellos atesoró aquella experiencia en su memoria. Al fin y al cabo habían salido con vida.
Cuando regresaron al Reino de Ryu, descubrieron con agrado, que los magos negros que habían poseído a Ampheader y Mifeaptere estaban ahora tras las rejas.
Después de la tormenta
Tras todos los problemas que se habían sucedido, los Reyes de Akari se encontraban felices no solo porque su hija hubiese regresado con vida, sino porque la gesta también había traído consigo un punto de inflexión en la relación que tenían con ésta, al haberles ayudado a entender sus motivos. El gesto de ir en representación del reino que fue bien visto en la región, así como el vitoreo general a su regreso acabó por convencerlos. Aceptando la determinación de Elyse, y encomendando su destino a Ampheader, Desde entonces no fue obligada a estar encerrada en el castillo, y felizmente pudo ir al bosque junto a sus amigos pokemon, así como involucrarse de manera más activa en los asuntos del reino.
En ese momento todos lo ignoraban pero el reinado de Elyse sería considerado como uno de los de mayor esplendor en la historia de Akari.
Weyne fue bien recibido por los reyes de Ryu, quienes en agradecimiento por su buena disposición y entrega, le otorgaron el título de Lord.
El campesino le regresó la espada al Monarca, tan agradecido como el Rey estaba con él.
El titulo no afectó en nada su vida, ya que era una simple formalidad, y siguió trabajando junto a Salamence y su familia en el campo y de artesano. Más, aunque en el pueblo siguió siendo considerado un hombre bueno y humilde, por todo lo que había pasado, las personas le tuvieron más respeto y era una especie de celebridad local.
Ludwig, que ya era muy respetado por su sabiduría, ahora era casi idolatrado por la hazaña que había llevado a cabo junto a la Princesa Elyse y Lord Weyne. Igualmente Ludwig manifestaba que él había ido ya que ese era su deber y porque había sido elegido por el pueblo.
Se dice que aprendiendo del contenido de aquella botellita que Ampheader y Mifeaptere le habían dado, logró hacer un brebaje similar, que hoy es tradicional, especialmente por Kurayami, a lo largo y ancho de las islas Nevadas. Conocido bajo el nombre de “Sopa milagrosa”, es apreciado por entrenadores Pokemon que no tienen un Centro Pokemon cerca, así como viajeros en general que se internan en la naturaleza, por sus bondades curatorias.
Este podría parecer el final feliz de la historia, pero en verdad aquella batalla con Ampheader y Mifeaptere dejó secuelas que nadie había previsto en los planes, a pesar de saber ante qué clase de energías se habían enfrentado. Fue el inicio de un legado oscuro que se abrió camino por las eras hasta nuestros días.
La primera noche después de la batalla con los pokemon alados, el pueblo que estaba cerca de donde vivía Weyne, despertó conmocionado, más bien horrorizado, ya que se dice que este pareció poseído por algo que lo llevó a cometer cientos de delitos solo en esa noche, que fueron desde destrucción de carretas y cultivos, hasta incendios y ataques a sus propios vecinos.
A la mañana siguiente Weyne no supo exactamente qué había sucedido, pero por los comentarios que oyó de la gente a su alrededor, se percató a su pesar que tanto desastre había sido su culpa. Casi que sin pensarlo dos veces decidió entonces ir ante el Rey. A pesar de lo que podría costarle, si no hacía nada y aquella calamidad volvía a ocurrir, pondría en peligro a su propia familia y a todos aquellos que estuviesen cerca.
Para el momento en que el humilde campesino llegó al castillo, y mediante los numerosos mensajeros que arribaron con la noticia, el Rey ya se había enterado de lo sucedido en el remoto pueblo, más no esperaba el ruego que manifestó Weyne: suplicó para que lo mandaran a las mazmorras, lugar en donde no podría hacerle daño a nadie más.
Enterados también de lo que había acaecido, los lugareños se acercaron al palacio para implorar lo mismo, ya que la cercanía de aquel hombre ahora se les hacía amenazadora. Si bien la pesadilla con Ampheader y Mifeaptere había terminado gracias a su ayuda, aquella sombra de duda sobre cuándo podría volver a enloquecer, se alzaba como un remanente de esa batalla
Por lo ocurrido no hacía mucho, y debido a su escepticismo inicial, el Rey no quiso enviar a Lord Weyne a las mazmorras, no obstante, ante tantas súplicas por parte del propio Weyne y de la gente del pueblo, no le quedó más que aceptar.
Así, el afligido campesino fue conducido a las mazmorras, el lugar más húmedo y oscuro dentro del castillo, donde pasó varios días encerrado y donde el mismo rey pudo comprobar con asombro, que lo que decía Weyne y la gente de su pueblo era cierto. A la noche, como una maldición, parecía que algo lo poseyera, lo hiciera perder la conciencia y lo volviera totalmente agresivo, al punto de dañar los lugares en donde estaba encerrado, intentando escapar.
La noticia llegó rápidamente a Kurayami y Akari, donde Ludwig y Elyse decidieron tomar cartas en el asunto, y se pusieron en camino hacia el castillo en la Isla Ryu.
Al llegar se encontraron con el Monarca para hablar del asunto. En la conversación, de manera sorprendentemente veloz, se vio a Ludwig cada vez más seguro de lo que podría ocurrir, lo que en cierta manera resultó un alivio para los oyentes, quienes temían no encontrar una solución a corto plazo.
Entonces el mago pidió la espada que Weyne había usado en aquella batalla que había drenado casi toda su energía (hasta el momento que Ampheader y Mifeaptere intervinieron).
El Rey, que no sabía exactamente lo que Ludwig estaba pensando, aceptó. Por su preocupación con el asunto, yendo él mismo a traer el bello, pero al parecer oscuro objeto.
Así se dirigieron a las mazmorras del mismo castillo, encontrando a Weyne en una de las celdas que estaba claramente dañada, sentado en un rincón, silencioso. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a sus amigos Ludwig, Elyse y Salamence, quien había llegado hacia un rato, enviado por la familia del campesino para buscar novedades.
Allí el mago le pidió al Rey que lo dejara entrar a la celda, lo que en un principio impactó a los presentes, ya que estaba atardeciendo y en cualquier momento Weyne volvería a enloquecer.
Habiendo entrado en la celda, e indicado al Rey que cerrara con llave, por si a caso, Ludwig le dio a Weyne la espada.
El Rey y Elyse estaban nerviosos, ¿a caso aquello era un suicidio manifiesto por parte del mago?, ¿Por qué le había dado la espada al campesino, un arma con la que fuera de control podría fácilmente atacarlo? Sus dudas se despejaron momentos después, cuando les confirmaron que en efecto, la noche poco a poco imperaba sobre la escasa y débil luz que se había ocultado en el horizonte. Con la visión que en días previos había significado temor, se dieron cuenta de que Weyne no se había vuelto agresivo aun. Así comprendieron que el problema había sido el de alejarlo de la espada.
La explicación que dio Ludwig sobre el caso, fue la siguiente:
“La reacción causada sin la espada a la noche no tendría origen en el momento en que tuvo que absorber el hechizo que hacía que la posesión de Ampheader y Mifeaptere fuera eterna, sino que vino con la parte final, ya que al guardar en el arma toda la energía destructiva que habían generado los dos Pokemon, en el proceso sacrificó parte de sí. La espada tomó como una extensión propia a Weyne y en él también introdujo parte de esa energía que intentaba encerrar. Por alguna razón que desconozco, y probablemente ligada con aquel grupo de magos negros, o el mismo hechizo que quitamos, cuando Weyne le entregó la espada, y así se separó de esta, la energía que en teoría debía estar encerrada en un solo lugar, aprovechó la división para seguir alimentándose, de manera que llevó a Weyne a generar más caos.
Básicamente como puede haber un preso en las mazmorras que está allí por los disturbios que pudo haber generado, si tiene un cómplice, o forma parte de un grupo, aunque una parte esté encerrada, la otra podrá continuar con la misma actividad. La mazmorra simboliza la espada, el preso la mayor parte de aquella energía, y Weyne al guardar otra parte de esta sería el cómplice que continuaría con ese legado de destrucción. Por ende Weyne deberá llevar consigo esa espada de por vida, si no quiere que esta energía lo vuelva a controlar. Y si usted me lo permite, diré que el día en que Weyne fallezca (y que estoy seguro que no será pronto) esa espada deberá ser encerrada en una caja de cristal, ya que si alguien más volviera a tocarla, esta persona, o bestia podría tener el mismo destino que Weyne”
Después de lo ocurrido, y con el caso aclarado, el campesino fue liberado. Este agradeció de todo corazón a Ludwig por la ayuda y lo invitó, al igual que Elyse, a regresar a su casa junto a Salamance, a festejar con su familia la resolución de aquel gran problema.
Antes de llegar pasaron por el pueblo, a explicar a los lugareños lo que había ocurrido, encontrando que para ese entonces estaban todos enterados de cómo el mago con agudeza pudo resolver el problema.
Un funesto legado
Misteriosamente, desde que Elyse, Weyne y Ludwig fallecieron, y que la espada fue encerrada en una caja de cristal, a los alrededores de la isla Tormenta y en la misma, han vuelto las tormentas, y el árbol de cerezo que allí había se secó, como si fuese una especie de luto constante.
Hasta el día de hoy allí están, como recuerdo de todo lo ocurrido en aquellos tiempos de antaño...
La historia del infame arma, es conocida y temida en muchos pueblos, en su mayoría de Kurayami y Akari, aunque pocos saben qué ha sido de el.
Entre las creencias que se forjaron a lo largo de los siglos sobre el objeto, la más difundida dice que si alguien lo toca, esa primer persona o pokemon será quien cargue con la maldición física hasta su muerte, y después su alma continuará ligada al objeto, torturada por esa entidad que la tomó como su propiedad desde aquel desdichado pacto contra su voluntad
*, sin escapatoria, así mismo con el dolor de no volver jamás a tener contacto alguno con sus seres queridos
**.
Como muestra inequívoca de que la espada condenó al alma del desgraciado a estar ligada a esta, se dice que la esfera del mango del arma que hasta ese momento estaría inerte, mostraría un brillo en su interior.
Otras creencias un poco más positivas dicen que la maldición se llevaría solo hasta el momento de la muerte, y otras proponen incluso que para acortar el tiempo de aquella condena el alto precio que debería pagarse sería el de acabar con una cantidad grande de vidas y ofrendarlas a esa oscura energía, no obstante lo que parecería una solución desesperada para el alma atormentada, podría acabar siendo solo una jugada más para el sufrimiento esta, que ante tal remordimiento acabaría sumida en la depresión.
Lo cierto es que a ninguno de los creyentes le gustaría tener cerca tan nefasto objeto
***, y la sola idea de tal condena les produce escalofríos.
Cita:* Hay historias en las que se cuenta que algunos hicieron el pacto voluntariamente por el poder que les confería.
** A menos que estos también acepten el precio de tocar la espada cuando ésta ya este libre de su huésped de turno.
*** A no ser por quienes segados por el poder aceptan sus condiciones.