Un Apocalipsis zombi que también es un Isekai
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Capítulo 1: Un subespacio sofisticado
Abro los ojos en la infinita oscuridad. Nada hay y nada queda del mundo conocido y por conocer. Una realidad donde el tiempo y el espacio han dejado de existir. Aquí no hay presente, ni pasado ni karma. Un espacio vacío, o quizás... un espacio infinito
—Mira, llegó otro.
Nvm, parece que hay alguien más aquí. Veamos... un sofisticado sofá suavemente forrado en color vino. Sobre él, un pequeño gatito perfectamente normal, salvo por sus ojos amarillos, las orejas redondas, el pelaje azulado en la parte anterior del cuerpo y negro en la posterior, y una extraña shuriken dorada en la cola. Lo único extraño en él era que, además, hablaba.
—Hey tú, sí tú.
¿Me hablas a mí? Sip, habla conmigo. Me acerco flotando a él y en la oscuridad se revela otro sofá, esta vez de dos plazas. Una pequeña chinchilla grisácea hace acto de presencia mientras sujeta su cabeza.
—¿Quién eres tú y qué haces en mi guarida? —pregunta. A primera vista puedo notar sus ojos enrojecidos. Además, el tono de su voz es algo pastoso.
—Descuida, es un amigo —interviene el minino, y después vuelve a dirigirse a mí—. No temas, no te haremos daño... además, ya estás muerto y todo eso.
—¿Muerto? ¿De qué estás hablando?
—Todos estamos muertos —interviene el chinchillo— y por eso estamos aquí.
—Es una especie de recepción al más allá —sigue el minino, pero no puede terminar su argumento. En ese momento escuchamos un silbido provenir del cielo en este espacio infinito en que la luz y el sonido no existen. En las alturas aparece un pequeño punto de luz que se precipita hacia nosotros y cae justo entre los tres, generando una grieta en el suelo de vacío.
—Pf... —dice la... eh?
Pequeña figura antropomórfica con dos brazos y dos piernas. Mayormente amarilla. Dos enormes mandíbulas a modo de peinado (la última moda) y dos ojos rojos que irradian furia asesina. Lo que sería preocupante si no estuviéramos muertos, según el gatito amarillo. Como sea, la recién llegada se levanta, da un vistazo a su alrededor y contiene un largo suspiro.
—¿¡QUIÉNES SON USTEDES Y DÓNDE MIERDA ESTAMOS? —pregunta con calma y sosiego.
La Chinchilla y el Minino se miran entre sí murmurando por lo bajo, indecisos sobre si contarle la historia o no. Nuestra última invitada no parece muy estable mentalmente y podría reaccionar de forma peligrosa ante...
—Estamos muertos, todos. Tú también.
Ups, se me escapó. Los dos animales de compañía se me quedan viendo con poca alegría Por el bien del argumento, pasemos a las presentaciones.
—Mi nombre es Allister —se presenta el minino con porte regio—. Allister Latrella di la Rosa Mulatassa, pero pueden decirme simplemente...
Gatito. Lo voy a llamar Gatito.
—Todo sucedió mientras estaba en mi casa. Estaba navegando por Internet y de repente sentí mucha sed; fui a la cocina por algo de beber y caí por la ventana. Y esa es mi historia.
Hay un pequeño hueco argumental en su narración, pero vamos a dejarlo pasar por ahora porque el chinchillo está hablando.
—Yo soy Gol D. Krause —dice con orgullo— El próximo Rey de los Piratas... informáticos.
Yay!
—¿Cómo llegaste aquí? —pregunta Gatito.
—Bueno, me quedé escribiendo hasta las seis de la mañana, tomé unas pocas pastillas para mantenerme despierto, pero creo que me equivoqué en la dosis porque caí desmayado...
—¿Sobredosis?
—No, me golpeé en la cara con el teclado y me rompí la nariz. Me ahogué en mi propia sangre...
Not so yay!
—¿Y tú? —pregunto a la última integrante quien se encoge de hombros.
—Meri —responde—. Sólo Meri. Che, iba saliendo de rendir cuando un pelotudo en un bondi se pasó una luz roja y quedé hecha bosta. Flasheé cuando caí aquí con ustedes.
—Jajaja, claro, me pasa todo el tiempo... —si no digo que no sé lo que es un bondi, no pensarán que soy raro.
Los otros dos asienten y se me quedan viendo, esperando mi historia.
—¿Han oído hablar de Fail****landia?
Sus miradas me dan miedo.
—Causas naturales.
Retomando el hilo
—Pues sí, parece que todos estamos muertos, ¿pero qué hacemos ahora? —pregunta Gol.
—Sólo podemos esperar —suspira Gatito— a que alguna deidad nos muestre el camino. En los juegos de este tipo, siempre aparece un dios o una diosa para darnos nuestra misión.
—¿Esperar? —se queja Meri —imposible, estoy rindiendo finales y no tengo tiempo para esto.
You know, si estamos en un limbo, tal vez no sea buena idea molestar a los dioses...
—¡Date prisa y da las instrucciones, Dios vago!
Quiero irme de aquí.
—Uhhh... estaba esperando —dice una voz misteriosa de misterio, y un haz de luz ilumina el vacío para mostrar a un individuo sentado frente a una mesa negra que hasta ese momento no habíamos visto. La individua en cuestión es un ave de pequeño tamaño como nosotros. Parece un cuervo... pero algo más raro. Y azul. Y con mucho fijador para cabello hizo que las plumas de su cabeza se parezcan a un sombrero—. Bienvenidos... Anda, tomen asiento.
Nos sentamos a su alrededor y comienza a explicarnos el motivo por el que nos reunió.
—Mi nombre es Poi Sonvird. Soy, uh, algo así como su guía en esto de su no-vida[?] Formo parte de una organización ancestral con un propósito oscuro, oculto a lo largo de los siglos venidos y por venir, cuyos rituales paganos...
—Menos paja —interrumpe la forra—. ¿Qué hacemos aquí?
—Gosh, explicar eso lleva su tiempo, pero ten paciencia; cuando termine de explicar, podrás entenderlo todo[??]
Utilizando un mando a distancia, Poi Sonvird activa una proyección holográfica sobre la mesa. Muestra una bonita ciudad con edificios, árboles y toda la cosa.
—Este es el lugar en el que nos encontramos. Se llama Cuevalandia.
—¿De verdad? —pregunta Gatito—, porque no parece una cueva.
—Yup. Más bien es una ciudad.
—¡Se parece a Fail***landia!
—Eso no es importante[???] Cuevalandia fue atacada por pokémon muertos que volvieron de sus tumbas y ahora se están comiendo a todos. Así que el Consejo decidió traer salvadores de otro mundo para combatirlos.
—Ajá —dijo la forra—, ¿por qué nosotros?
—Porque ya están muertos[???]
—¿En resumen... —puntualiza Gatito.
—...estamos en un Apocalipsis zombi? —termina Gol.
—Y un Isekai. No olvides el Isekai.
—Me estás jodiendo, ¿quieres que salvemos su mundo? —pregunta la forra— ¿Y cómo vamos a hacer eso?
—No lo sé —respondió sinceramente— pero mejor dense prisa porque estamos llegando[???] Dunno, si terminan su trabajo, podemos regresarlos a su propio mundo.
El suelo se abre bajo nuestros asientos. Abajo hay una ciudad en llamas que se parece mucho a Fail****landia, pero con menos flame.
—Bueno, dense prisa[??]
—Eu, eu, pará. Si vamos a comenzar una nueva vida, ahora quiero llamarme Velvet.
—¡Y yo quiero ser Maze! No sé qué significa, pero me encanta como suena.
—... Vayan a hacer su trabajo.
La gravedad hace de las suyas y succiona a Meri, Gol y Gatito hacia Flamelandia pero a diferencia de ellos, no estoy cayendo...
Ah, olvidé decirlo. Parece que en este mundo soy una especie de fantasma esférico y tóxico. La buena noticia es que puedo volar. La mala es que, sin brazos ni piernas, lo único que puedo hacer es volar.
Mientras tanto, el cuervo venenoso oscuro me mira con cara de reproche.
—¿Qué haces aquí todavía?
—Bueno, este subespacio es bastante acogedor, tú sabes... y la verdad como que no me gustan mucho las historias de zombis.
—Kiwi —sentencia—, baja a la maldita ciudad[???]
—¡Tú no eres mi padre!
Dejé el subespacio a regañadientes y descendí flotando a lo que parecía ser una ciudad en llamas. Meri, Gol y Gatito estaban rodeados por un ejército de cocodrilos azules, lo que de algún modo me pareció nostálgico.
—¡De vuelta al rodeo, bichis!
Así dan inicio mis aventuras en este no-tan-nuevo-mundo que no es pokémon... con zombis. Pero esta vez en una cueva.
¡Invoco a @Maze @Velvet @Allister @Gold y a @Poisonbird !
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