22 Jan 2021
10:03 AM
Palabras -
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1. El prólogo.
En el universo pokémon, tener un apellido es sinónimo de prestigio y los Chiha no eran menos. La pareja de Joaquín y Sarah Chiha tuvo muchos hijos, que compartirán la herencia familiar y su negocio de centros pokémon ulteamodernos, centros comerciales y de servicios de reparto de huevos pokémon.
Sin embargo, había una excepción. Un chico de pelo rapado y rojo, con jersey rosa y pantalón negro llamado Ren, que era torturado psicológicamente y tratado como basura por sus padres y los niñeros que los cuidaban cuando ellos trabajaban.
Él vivía en una alacena sin ninguna posesión. Bueno, casi ninguna, puesto que recientemente encontró el diario de un entrenador, cuya lectura le absorbió y deseó tener su primer pokémon, por lo que, tras un abuso fraterno más, cogió un huevo y lo cuidó en el sótano hasta que de él salió un meowth, cogió a su amigo, robó dinero de la caja su padre y se fue de casa. En eso pasó por la ruta 1 por la mañana. Había leído en el diario sobre centros pokémon, así que sabía lo que eran y se puso a descansar en uno de ellos. De repente, empezaron a llamar a la puerta.
-¡Ren, soy Chad!- Exclamó su hermano golpeando la puerta cada vez más fuerte-¡Sal!-
-¡Nunca!- Exclamó Ren y se fue por la ventana junto con su gato y, perseguidos por el corpulento, barrigudo y con jersey y pantalón gris y pelirrojo, pasaron por un denso jardín y pasaron por la ruta 2, hasta que Chad le cortó el paso y empezaron una batalla pokémon. Chad sacó a un machop y Ren a su amigo felino.
-¡Golpe kárate!- Exclamó Chad.
-¡Esquiva y arañazo!- Exclamó Drex y su gato esquivó el ataque.
-¡Ahora, patada baja!- Meowth cayó al suelo, pero no se rindió y atacó con golpes furia, esquivó las demàs patadas del luchador, le arañó en los ojos y lo venció con otro zarpazo.
-¡Imposible! ¡Pero te detendrán mis músculos!- Meowth bufó y arañó al humano, haciéndole huir. Sabía que debía irse, por lo que compró un par de pokéballs y se subió al tren.
En el universo pokémon, tener un apellido es sinónimo de prestigio y los Chiha no eran menos. La pareja de Joaquín y Sarah Chiha tuvo muchos hijos, que compartirán la herencia familiar y su negocio de centros pokémon ulteamodernos, centros comerciales y de servicios de reparto de huevos pokémon.
Sin embargo, había una excepción. Un chico de pelo rapado y rojo, con jersey rosa y pantalón negro llamado Ren, que era torturado psicológicamente y tratado como basura por sus padres y los niñeros que los cuidaban cuando ellos trabajaban.
Él vivía en una alacena sin ninguna posesión. Bueno, casi ninguna, puesto que recientemente encontró el diario de un entrenador, cuya lectura le absorbió y deseó tener su primer pokémon, por lo que, tras un abuso fraterno más, cogió un huevo y lo cuidó en el sótano hasta que de él salió un meowth, cogió a su amigo, robó dinero de la caja su padre y se fue de casa. En eso pasó por la ruta 1 por la mañana. Había leído en el diario sobre centros pokémon, así que sabía lo que eran y se puso a descansar en uno de ellos. De repente, empezaron a llamar a la puerta.
-¡Ren, soy Chad!- Exclamó su hermano golpeando la puerta cada vez más fuerte-¡Sal!-
-¡Nunca!- Exclamó Ren y se fue por la ventana junto con su gato y, perseguidos por el corpulento, barrigudo y con jersey y pantalón gris y pelirrojo, pasaron por un denso jardín y pasaron por la ruta 2, hasta que Chad le cortó el paso y empezaron una batalla pokémon. Chad sacó a un machop y Ren a su amigo felino.
-¡Golpe kárate!- Exclamó Chad.
-¡Esquiva y arañazo!- Exclamó Drex y su gato esquivó el ataque.
-¡Ahora, patada baja!- Meowth cayó al suelo, pero no se rindió y atacó con golpes furia, esquivó las demàs patadas del luchador, le arañó en los ojos y lo venció con otro zarpazo.
-¡Imposible! ¡Pero te detendrán mis músculos!- Meowth bufó y arañó al humano, haciéndole huir. Sabía que debía irse, por lo que compró un par de pokéballs y se subió al tren.