26 Dec 2021
01:16 AM
Palabras -
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Palabras -
En un restaurante de Ciudad Porcelana, un sujeto estaba sentado cerca de la barra del local a la espera de su pedido, al escuchar que ese nuevo lugar servía una de las mejores hamburguesas de todo Unova.
El individuo en cuestión vestía un abrigo azul, una bufanda gris y un gorro negro que cubría por completo su cabello, además de unas botas del mismo color que su gorro. Su rostro era bastante pálido, con una mirada perdida al exterior del restaurante, viendo como las calles se cubrían de nieve dado a la época navideña, específicamente 24 de diciembre cerca de las 17:00 horas.
Golpeaba la barra con el dedo índice de su mano izquierda al ritmo de Jingle Bell Rock, canción que sonaba en la radio y que junto a luces rojas y verdes adornaban el lugar vacío, al igual que un pequeño árbol de Navidad junto a la caja registradora.
El local era bastante pequeño con una capacidad máxima para 11 personas, con dos mesas con capacidad de 4 personas cada una, y 3 puestos junto a la barra.
Al cabo de un rato la mesera y dueña del lugar le entregó lo que había encargado, un café con 2 cucharadas de azúcar y una hamburguesa únicamente con lechuga y kétchup.
— Muchas gracias — dejando de golpear la barra para fijarse en su comida, sin ver a la mesera a los ojos.
Se relamió los labios al ver su esperada comida, tomándola para dar el primer mordisco y comprobar si era una de las mejores hamburguesas de todo Unova.
— ¡Manos arriba! — Una voz grave se escuchó detrás de él.
De un momento a otro estaba rodeado por agentes de la Policía Internacional armados. También había algunos Growlithe que le gruñían y ladraban a la distancia.
Lentamente dejó la hamburguesa en el plato mientras acataba las órdenes del sujeto detrás de él, mostrando una sonrisa de satisfacción similar a la de un niño encontrando dónde sus padres escondían los regalos de Navidad.
— ¡Adrian Cold, queda bajo arresto por el asesinato de seis personas e interferir en operativos policiales! —
Un agente se acercó a él para detenerlo, esposando sus manos detrás de su espalda y despojándolo de sus pokéballs y demás dispositivos de entrenador.
Otros agentes lo levantaron de su asiento ante la mirada atónita de la dueña del lugar, que veía cómo lo sacaban del restaurante para subirlo a un vehículo especial frente a la sorpresa de varias personas que circulaban por las calles nevadas de la ciudad.
Ahora se encontraba en el cuartel de la Policía Internacional en Unova, ubicado en la misma Ciudad Porcelana cerca de la Plaza Central.
El lugar en cuestión era un edificio bastante promedio, de 3 pisos incluido una planta inferior, donde mantenían a los criminales antes de sus traslados a recintos más apropiados. Era similar a una oficina, salvo que tenía tecnología especial para las misiones de los agentes.
Adrian estaba concretamente en una sala de interrogatorios en la planta inferior a la espera de los agentes superiores del lugar, sentado en una silla de metal y teniendo ahora sus manos esposadas a una gran mesa de metal frente a él.
Mientras esperaba a los agentes, tarareaba Jingle Bell Rock y veía perdidamente el reflejo de la luz de la habitación en la mesa con sus ojos azules, siendo su tarareo y el tictac de un reloj de pared lo único que podía escucharse en esa habitación, marcando las 22:23 horas.
Había sido privado de sus 6 pokémon y demás pertenencias, como lo eran su videomisor, billetera, mapa, etc.
La puerta de acero comenzó a hacer ruidos, haciendo que Adrian dejará de tararear la canción. Al abrirse ingresaron los agentes Looker y Anabel al lugar, ambos con una expresión seria en el rostro y con unas carpetas llenas de papeles.
— Adrian Cold, 22 años, oriundo de Ciudad Mayólica, padres dueños de una pequeña tienda en el centro de la ciudad — dijo Looker mientras se sentaba frente al mencionado junto a Anabel — entrenador pokémon, posee las 8 medallas de gimnasio de la región para poder desafiar a la Liga Pokémon, teniendo un equipo equilibrado de pokémon — continuó leyendo el historial de Adrian.
— Todo ese futuro brillante como entrenador pokémon, tirado a la basura — dijo Anabel con mucha frialdad.
Adrian no contestó, se mantuvo viendo el reflejo de la luz sobre la mesa, manteniendo una expresión seria y con sus brazos cerca de su cuerpo.
— Sin mencionar que te metiste en medio de nuestro operativo de búsqueda y detención de los Seis Sabios del Equipo Plasma — explicó Anabel — Ahora todos ellos están muertos, con evidencia más que clara que tú fuiste el responsable de todo. Y dado a tu actitud, tú querías ser capturado por nosotros.
De la carpeta que tenía, Looker sacó varias fotos de las escenas del crimen, mostrando a los seis miembros claves del equipo villano de Unova asesinados de diferentes y sádicas maneras.
Zinzolin había sido quemado vivo por las llamas del Darmanitan de Adrian, dejando sus restos en la entrada del Pokémon World Tournament. Gorm había sido degollado y dejado sin vida en el gimnasio de Ciudad Mayólica. Bronius fue destripado y colgado en el Puente Saeta usando su intestino delgado como cuerda. Rood fue descuartizado y acomodado como una escultura en el Museo Esmalte. Giallo empalado y expuesto en el centro de la Ciudad Caolín, y Ryoku fue devorado por una horda de Sandile y Krokorok en la Zona Desierto, dejando sus restos en forma de cruz en medio de la arena.
— ¿Qué ganabas con hacer todas esas atrocidades? — preguntó Looker, sin entender lo que pasaba por la cabeza de Adrian — ¿Cuál era tu objetivo con todo esto?
Adrian seguía sin contestar, esta vez dibujando una sonrisa en su rostro al ver las fotos de sus crímenes contra los Sabios del Equipo Plasma.
— No debe tener un objetivo en específico, recuerda a los sujetos que hemos enfrentado en el pasado, Looker — contestó Anabel — Transformados con ansias de poder.
Cold comenzó a reírse en voz baja, moviendo sus hombros ligeramente, siendo un gesto que no pasó desapercibido por los agentes.
— ¿Dije algo gracioso? — preguntó Anabel, irritada por la risa baja del hombre de cabello negro frente a ella.
Esta vez levantó su cabeza, mirando el rostro Anabel, pero sin hacer contacto visual con ella.
— El poder agente Anabel, el poder, eso es lo que me causa gracia — dijo con una voz aguda — De hecho contarles el trasfondo de todo esto está en mi planificación, sólo esperaba el momento adecuado para hacerlo.
Anabel respiró profundamente, esta vez irritada por el tono de voz del criminal.
— Habla —
— Bueno, todo comenzó hace 2 años en Pueblo Terracota, el discurso del Equipo Plasma de liberar a los pokémon bla bla bla — dijo con cierto desagrado al mencionar al grupo villano — lo que yo me fije fue en el tono y no en el mensaje, de una forma soberbia, jactándose de tener una superioridad moral.
— ¿Sólo por eso? — preguntó Looker.
— Paciencia, agente — mirando de reojo el reloj de la sala — aún hay más.
— Prosigue — dijo Anabel.
— Gracias — haciendo una pequeña reverencia — Me tope con ellos durante mi viaje, mostrando sus verdaderos colores al intentar robarme a mis pokémon. Obviamente no lo lograron, y la cereza del pastel fue el gran desastre de la Liga Pokémon que fue solucionado por nuestro actual campeón, bendito sea.
Hizo una breve pausa para secarse los labios con su lengua.
— Pero a pesar de todo eso, todavía existía gente que creía firmemente en esa superioridad moral que tanto profanaba el Equipo Plasma, “los pokémon deben ser libres” — imitando un voz un poco más vieja — siendo esos sabios que escaparon los que tenían una mayor influencia en la organización y en la comunidad — dio un respiró largo para acostarse en la silla de metal — el resto es historia ya contada.
— Por eso expusiste los cuerpos en lugares públicos e importantes — dijo Anabel.
— Exacto, una prueba de que esos viejos no eran más que carne y hueso, que detrás de dicha soberbia sólo eran un montón de ancianos — dijo Cold — pero, también fue por otra cosa.
— ¿Qué otra cosa? — preguntó Looker.
— Para mostrar que pude hacer un mejor trabajo que ustedes al atraparlos — dijo sonriendo — que un joven pudo hacer lo que ustedes no pudieron en 2 años de trabajo.
— ¡Nuestro trabajo no es ser verdugos, es velar por la justicia y hacer que se cumpla la ley! — dijo Looker alterado, levantándose bruscamente de su asiento — tú sólo eres un asesino, no un héroe.
— Bueno, a cada quien lo suyo — mientras volvía a mirar el reloj.
— ¿Por qué estás tan preocupado por la hora? — preguntó Anabel al fijarse en la acción de Adrian de mirar el reloj detrás de ellos.
— Por nada en especial —
El reloj marcó las 23:00 horas, siendo seguido por un golpeteo en la puerta de acero.
Anabel se levantó de su asiento para abrir la puerta, dejando a Looker que vigilará a Adrian.
— ¿Qué ocurre? — preguntó Anabel a un agente que era el responsable de golpear la puerta.
— Señorita Anabel, recibimos un paquete sospechoso en la entrada del cuartel — dijo el agente un tanto nervioso — los Growlithe no dejan de ladrar, y tiene su nombre como destinatario.
— ¿Mi nombre? — preguntó Anabel, para voltearse a ver al detenido.
Cold le dio una sonrisa mientras la saludaba con la mano izquierda.
— Iré enseguida — dijo con firmeza — Looker, quédate a vigilarlo.
— Entendido — dijo Looker, escuchando como la puerta detrás de él se cerraba.
— Es muy bonita — dijo Adrian mientras se recostaba más en la silla — ¿Tienes pensado regalarle algo para Navidad?
— Guarda silencio —
— Que aburrido — exclamó — ¿No te gusta la Navidad?
Looker simplemente decidió ignorarlo.
— A mí me encanta, sobre todo por el refrán, que creo que es de Navidad, “Es mejor dar que recibir”, ¿No piensas lo mismo? —
La agente Anabel se encontraba en la entrada del cuartel, donde había varios agentes rodeando la caja que se encontraba en medio. Las dimensiones del objeto eran de aproximadamente 30cmx30xmx30cm, de color blanco y mucha cinta adhesiva.
Algunos Growlithe presentes olfateaban y gruñían por lo que detectaban que había dentro del paquete.
— ¡Sal! — sacando a su Espeon.
La pokémon psíquico usó sus poderes para inspeccionar el contenido de la caja sin necesidad de abrirla, quedando asustada por lo que tenía en su interior.
— ¿Es algún tipo de explosivo u objeto similar? — preguntó Anabel, agachándose para estar a la altura de su pokémon.
Espeon negó con la cabeza, escondiéndose debajo de los brazos de su entrenadora.
Sabía perfectamente que Adrian era el responsable de dicho paquete, era más que evidente, estando dudosa de su contenido en cuestión.
Sus poderes extrasensoriales menores a los de su pokémon también le revelaban que no se trataba de alguna bomba o trampa que ayudaría a Adrian a escapar, pero no sabía el porqué del susto de su pokémon.
Devolvió a Espeon a su pokéball para acercarse más al paquete y abrirlo.
Sacó una navaja de trabajo para romper lentamente la cinta que se encontraba sellando la caja, leyendo su nombre como el receptor del paquete.
“Para: Agente Anabel”.
Cuando rompió la cinta tomó con cuidado la caja para comenzar a abrirla, quedando horrorizada por lo que había en su interior.
En el interior de la caja se encontraba la cabeza cercenada de Ghetsis, con el cabello cortado, varias manchas de sangre y moretones por el rostro, y una nota pegada en la frente.
“Feliz Navidad”.
El individuo en cuestión vestía un abrigo azul, una bufanda gris y un gorro negro que cubría por completo su cabello, además de unas botas del mismo color que su gorro. Su rostro era bastante pálido, con una mirada perdida al exterior del restaurante, viendo como las calles se cubrían de nieve dado a la época navideña, específicamente 24 de diciembre cerca de las 17:00 horas.
Golpeaba la barra con el dedo índice de su mano izquierda al ritmo de Jingle Bell Rock, canción que sonaba en la radio y que junto a luces rojas y verdes adornaban el lugar vacío, al igual que un pequeño árbol de Navidad junto a la caja registradora.
El local era bastante pequeño con una capacidad máxima para 11 personas, con dos mesas con capacidad de 4 personas cada una, y 3 puestos junto a la barra.
Al cabo de un rato la mesera y dueña del lugar le entregó lo que había encargado, un café con 2 cucharadas de azúcar y una hamburguesa únicamente con lechuga y kétchup.
— Muchas gracias — dejando de golpear la barra para fijarse en su comida, sin ver a la mesera a los ojos.
Se relamió los labios al ver su esperada comida, tomándola para dar el primer mordisco y comprobar si era una de las mejores hamburguesas de todo Unova.
— ¡Manos arriba! — Una voz grave se escuchó detrás de él.
De un momento a otro estaba rodeado por agentes de la Policía Internacional armados. También había algunos Growlithe que le gruñían y ladraban a la distancia.
Lentamente dejó la hamburguesa en el plato mientras acataba las órdenes del sujeto detrás de él, mostrando una sonrisa de satisfacción similar a la de un niño encontrando dónde sus padres escondían los regalos de Navidad.
— ¡Adrian Cold, queda bajo arresto por el asesinato de seis personas e interferir en operativos policiales! —
Un agente se acercó a él para detenerlo, esposando sus manos detrás de su espalda y despojándolo de sus pokéballs y demás dispositivos de entrenador.
Otros agentes lo levantaron de su asiento ante la mirada atónita de la dueña del lugar, que veía cómo lo sacaban del restaurante para subirlo a un vehículo especial frente a la sorpresa de varias personas que circulaban por las calles nevadas de la ciudad.
Ahora se encontraba en el cuartel de la Policía Internacional en Unova, ubicado en la misma Ciudad Porcelana cerca de la Plaza Central.
El lugar en cuestión era un edificio bastante promedio, de 3 pisos incluido una planta inferior, donde mantenían a los criminales antes de sus traslados a recintos más apropiados. Era similar a una oficina, salvo que tenía tecnología especial para las misiones de los agentes.
Adrian estaba concretamente en una sala de interrogatorios en la planta inferior a la espera de los agentes superiores del lugar, sentado en una silla de metal y teniendo ahora sus manos esposadas a una gran mesa de metal frente a él.
Mientras esperaba a los agentes, tarareaba Jingle Bell Rock y veía perdidamente el reflejo de la luz de la habitación en la mesa con sus ojos azules, siendo su tarareo y el tictac de un reloj de pared lo único que podía escucharse en esa habitación, marcando las 22:23 horas.
Había sido privado de sus 6 pokémon y demás pertenencias, como lo eran su videomisor, billetera, mapa, etc.
La puerta de acero comenzó a hacer ruidos, haciendo que Adrian dejará de tararear la canción. Al abrirse ingresaron los agentes Looker y Anabel al lugar, ambos con una expresión seria en el rostro y con unas carpetas llenas de papeles.
— Adrian Cold, 22 años, oriundo de Ciudad Mayólica, padres dueños de una pequeña tienda en el centro de la ciudad — dijo Looker mientras se sentaba frente al mencionado junto a Anabel — entrenador pokémon, posee las 8 medallas de gimnasio de la región para poder desafiar a la Liga Pokémon, teniendo un equipo equilibrado de pokémon — continuó leyendo el historial de Adrian.
— Todo ese futuro brillante como entrenador pokémon, tirado a la basura — dijo Anabel con mucha frialdad.
Adrian no contestó, se mantuvo viendo el reflejo de la luz sobre la mesa, manteniendo una expresión seria y con sus brazos cerca de su cuerpo.
— Sin mencionar que te metiste en medio de nuestro operativo de búsqueda y detención de los Seis Sabios del Equipo Plasma — explicó Anabel — Ahora todos ellos están muertos, con evidencia más que clara que tú fuiste el responsable de todo. Y dado a tu actitud, tú querías ser capturado por nosotros.
De la carpeta que tenía, Looker sacó varias fotos de las escenas del crimen, mostrando a los seis miembros claves del equipo villano de Unova asesinados de diferentes y sádicas maneras.
Zinzolin había sido quemado vivo por las llamas del Darmanitan de Adrian, dejando sus restos en la entrada del Pokémon World Tournament. Gorm había sido degollado y dejado sin vida en el gimnasio de Ciudad Mayólica. Bronius fue destripado y colgado en el Puente Saeta usando su intestino delgado como cuerda. Rood fue descuartizado y acomodado como una escultura en el Museo Esmalte. Giallo empalado y expuesto en el centro de la Ciudad Caolín, y Ryoku fue devorado por una horda de Sandile y Krokorok en la Zona Desierto, dejando sus restos en forma de cruz en medio de la arena.
— ¿Qué ganabas con hacer todas esas atrocidades? — preguntó Looker, sin entender lo que pasaba por la cabeza de Adrian — ¿Cuál era tu objetivo con todo esto?
Adrian seguía sin contestar, esta vez dibujando una sonrisa en su rostro al ver las fotos de sus crímenes contra los Sabios del Equipo Plasma.
— No debe tener un objetivo en específico, recuerda a los sujetos que hemos enfrentado en el pasado, Looker — contestó Anabel — Transformados con ansias de poder.
Cold comenzó a reírse en voz baja, moviendo sus hombros ligeramente, siendo un gesto que no pasó desapercibido por los agentes.
— ¿Dije algo gracioso? — preguntó Anabel, irritada por la risa baja del hombre de cabello negro frente a ella.
Esta vez levantó su cabeza, mirando el rostro Anabel, pero sin hacer contacto visual con ella.
— El poder agente Anabel, el poder, eso es lo que me causa gracia — dijo con una voz aguda — De hecho contarles el trasfondo de todo esto está en mi planificación, sólo esperaba el momento adecuado para hacerlo.
Anabel respiró profundamente, esta vez irritada por el tono de voz del criminal.
— Habla —
— Bueno, todo comenzó hace 2 años en Pueblo Terracota, el discurso del Equipo Plasma de liberar a los pokémon bla bla bla — dijo con cierto desagrado al mencionar al grupo villano — lo que yo me fije fue en el tono y no en el mensaje, de una forma soberbia, jactándose de tener una superioridad moral.
— ¿Sólo por eso? — preguntó Looker.
— Paciencia, agente — mirando de reojo el reloj de la sala — aún hay más.
— Prosigue — dijo Anabel.
— Gracias — haciendo una pequeña reverencia — Me tope con ellos durante mi viaje, mostrando sus verdaderos colores al intentar robarme a mis pokémon. Obviamente no lo lograron, y la cereza del pastel fue el gran desastre de la Liga Pokémon que fue solucionado por nuestro actual campeón, bendito sea.
Hizo una breve pausa para secarse los labios con su lengua.
— Pero a pesar de todo eso, todavía existía gente que creía firmemente en esa superioridad moral que tanto profanaba el Equipo Plasma, “los pokémon deben ser libres” — imitando un voz un poco más vieja — siendo esos sabios que escaparon los que tenían una mayor influencia en la organización y en la comunidad — dio un respiró largo para acostarse en la silla de metal — el resto es historia ya contada.
— Por eso expusiste los cuerpos en lugares públicos e importantes — dijo Anabel.
— Exacto, una prueba de que esos viejos no eran más que carne y hueso, que detrás de dicha soberbia sólo eran un montón de ancianos — dijo Cold — pero, también fue por otra cosa.
— ¿Qué otra cosa? — preguntó Looker.
— Para mostrar que pude hacer un mejor trabajo que ustedes al atraparlos — dijo sonriendo — que un joven pudo hacer lo que ustedes no pudieron en 2 años de trabajo.
— ¡Nuestro trabajo no es ser verdugos, es velar por la justicia y hacer que se cumpla la ley! — dijo Looker alterado, levantándose bruscamente de su asiento — tú sólo eres un asesino, no un héroe.
— Bueno, a cada quien lo suyo — mientras volvía a mirar el reloj.
— ¿Por qué estás tan preocupado por la hora? — preguntó Anabel al fijarse en la acción de Adrian de mirar el reloj detrás de ellos.
— Por nada en especial —
El reloj marcó las 23:00 horas, siendo seguido por un golpeteo en la puerta de acero.
Anabel se levantó de su asiento para abrir la puerta, dejando a Looker que vigilará a Adrian.
— ¿Qué ocurre? — preguntó Anabel a un agente que era el responsable de golpear la puerta.
— Señorita Anabel, recibimos un paquete sospechoso en la entrada del cuartel — dijo el agente un tanto nervioso — los Growlithe no dejan de ladrar, y tiene su nombre como destinatario.
— ¿Mi nombre? — preguntó Anabel, para voltearse a ver al detenido.
Cold le dio una sonrisa mientras la saludaba con la mano izquierda.
— Iré enseguida — dijo con firmeza — Looker, quédate a vigilarlo.
— Entendido — dijo Looker, escuchando como la puerta detrás de él se cerraba.
— Es muy bonita — dijo Adrian mientras se recostaba más en la silla — ¿Tienes pensado regalarle algo para Navidad?
— Guarda silencio —
— Que aburrido — exclamó — ¿No te gusta la Navidad?
Looker simplemente decidió ignorarlo.
— A mí me encanta, sobre todo por el refrán, que creo que es de Navidad, “Es mejor dar que recibir”, ¿No piensas lo mismo? —
La agente Anabel se encontraba en la entrada del cuartel, donde había varios agentes rodeando la caja que se encontraba en medio. Las dimensiones del objeto eran de aproximadamente 30cmx30xmx30cm, de color blanco y mucha cinta adhesiva.
Algunos Growlithe presentes olfateaban y gruñían por lo que detectaban que había dentro del paquete.
— ¡Sal! — sacando a su Espeon.
La pokémon psíquico usó sus poderes para inspeccionar el contenido de la caja sin necesidad de abrirla, quedando asustada por lo que tenía en su interior.
— ¿Es algún tipo de explosivo u objeto similar? — preguntó Anabel, agachándose para estar a la altura de su pokémon.
Espeon negó con la cabeza, escondiéndose debajo de los brazos de su entrenadora.
Sabía perfectamente que Adrian era el responsable de dicho paquete, era más que evidente, estando dudosa de su contenido en cuestión.
Sus poderes extrasensoriales menores a los de su pokémon también le revelaban que no se trataba de alguna bomba o trampa que ayudaría a Adrian a escapar, pero no sabía el porqué del susto de su pokémon.
Devolvió a Espeon a su pokéball para acercarse más al paquete y abrirlo.
Sacó una navaja de trabajo para romper lentamente la cinta que se encontraba sellando la caja, leyendo su nombre como el receptor del paquete.
“Para: Agente Anabel”.
Cuando rompió la cinta tomó con cuidado la caja para comenzar a abrirla, quedando horrorizada por lo que había en su interior.
En el interior de la caja se encontraba la cabeza cercenada de Ghetsis, con el cabello cortado, varias manchas de sangre y moretones por el rostro, y una nota pegada en la frente.
“Feliz Navidad”.
![[Imagen: APTHhOg.jpg]](https://i.imgur.com/APTHhOg.jpg)