13 Mar 2020
03:14 PM
Palabras -
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Hace mucho, mucho tiempo, en los albores de la creación, surgió un huevo. Este huevo no era como los demás, pues resulta que su interior albergaba tres embriones, por lo que la cáscara de este estaba formada por tres colores distribuidos a partes iguales: amarillo, rosa y azul.
Pasaron los siglos y, cuando surgió la especie humana, el huevo al fin presentó su primera grieta. Después la segunda, la tercera, la cuarta y así hasta que se abrió lo suficiente para que pudieran surgir los tres entes que se habían formado en su interior. El trío se parecía, pues tenían el mismo aspecto de elfos azules con dos colas y una gema roja incrustada en la frente. Por suerte sus cabezas eran distintas, lo que facilitaba el diferenciarles.
El primero tenía la cabeza amarilla y una especie de cabellera de igual color que le llegaba por los hombros. Además, se dice que suele tener los ojos cerrados porque está pensando constantemente. Se le conoce como Uxie.
El segundo tenía la cabeza rosa y una especie de cabellera de igual color con forma de cuatro extensiones cilíndricas. Además, se dice que suele tener los ojos entrecerrados ya que ríe y sonríe muy a menudo. Se le conoce como Mesprit.
El tercero tenía la cabeza azul oscuro y una especie de cabellera de igual color con forma de cono. Además, se dice que suele tener los ojos bien abiertos para ver mejor el peligro. Se le conoce como Azelf.
Tras la eclosión, decidieron recorrer el mundo para conocer mejor su entorno. Acabaron topándose con los humanos, cuyo comportamiento decidieron observar. No tardaron en darse cuenta de que eran seres torpes, que apenas podían usar los recursos que tenían a su alcance para sobrevivir y que desconocían por completo los secretos de la naturaleza. Uxie vio esto y voló sobre ellos, dotándoles de inmensa sabiduría.
Sin embargo, pasó el tiempo, y si bien los humanos ya eran considerados seres inteligentes todavía se encontraban incompletos. Se sentían vacíos, no tenían la capacidad de disfrutar de la vida y eran indiferentes a todo lo que les sucedía. Mesprit vio esto y voló sobre ellos, dándoles el regalo de disfrutar, de sufrir, de llorar, de amar, de reír. De sentir.
Pero no sirvió para completarles. Los humanos eran inteligentes y tenían sentimientos pero les seguía faltando algo. No tenían la capacidad de luchar por lo que querían, se veían abrumados por el qué dirán, sus miedos les consumían y paralizaban y eran incapaces de actuar. Azelf vio esto y voló sobre ellos, dándoles la capacidad de actuar, de sobreponerse a sus temores, de tomar decisiones con determinación y de hacer lo que siempre desearon. Les hizo entrega del poder del valor.
Tras volar por todo el globo y hacerles entrega de sus presentes a toda la humanidad, estos tres pequeños pokémon se fueron a descansar. Uxie, al Lago Agudeza; Mesprit, al Lago Veraz y, Azelf, al Lago Valor. Ahí duermen tras su ardua tarea y se recomienda no molestarles, pues Uxie es capaz de borrarle la memoria a aquel que le haga abrir los ojos, Mesprit de despojar de sus emociones a aquel que le toque y Azelf de controlar la voluntad de aquellos que osen despertarles. Es gracias a este trío que los humanos somos seres inteligentes, emocionales y valerosos, por eso no debemos olvidar la importancia que tuvieron en nuestra creación. Benditos sean estos pokémon, que guardan nuestro bienestar, y que puedan seguir descansando por muchos siglos más.
Pasaron los siglos y, cuando surgió la especie humana, el huevo al fin presentó su primera grieta. Después la segunda, la tercera, la cuarta y así hasta que se abrió lo suficiente para que pudieran surgir los tres entes que se habían formado en su interior. El trío se parecía, pues tenían el mismo aspecto de elfos azules con dos colas y una gema roja incrustada en la frente. Por suerte sus cabezas eran distintas, lo que facilitaba el diferenciarles.
El primero tenía la cabeza amarilla y una especie de cabellera de igual color que le llegaba por los hombros. Además, se dice que suele tener los ojos cerrados porque está pensando constantemente. Se le conoce como Uxie.
El segundo tenía la cabeza rosa y una especie de cabellera de igual color con forma de cuatro extensiones cilíndricas. Además, se dice que suele tener los ojos entrecerrados ya que ríe y sonríe muy a menudo. Se le conoce como Mesprit.
El tercero tenía la cabeza azul oscuro y una especie de cabellera de igual color con forma de cono. Además, se dice que suele tener los ojos bien abiertos para ver mejor el peligro. Se le conoce como Azelf.
Tras la eclosión, decidieron recorrer el mundo para conocer mejor su entorno. Acabaron topándose con los humanos, cuyo comportamiento decidieron observar. No tardaron en darse cuenta de que eran seres torpes, que apenas podían usar los recursos que tenían a su alcance para sobrevivir y que desconocían por completo los secretos de la naturaleza. Uxie vio esto y voló sobre ellos, dotándoles de inmensa sabiduría.
Sin embargo, pasó el tiempo, y si bien los humanos ya eran considerados seres inteligentes todavía se encontraban incompletos. Se sentían vacíos, no tenían la capacidad de disfrutar de la vida y eran indiferentes a todo lo que les sucedía. Mesprit vio esto y voló sobre ellos, dándoles el regalo de disfrutar, de sufrir, de llorar, de amar, de reír. De sentir.
Pero no sirvió para completarles. Los humanos eran inteligentes y tenían sentimientos pero les seguía faltando algo. No tenían la capacidad de luchar por lo que querían, se veían abrumados por el qué dirán, sus miedos les consumían y paralizaban y eran incapaces de actuar. Azelf vio esto y voló sobre ellos, dándoles la capacidad de actuar, de sobreponerse a sus temores, de tomar decisiones con determinación y de hacer lo que siempre desearon. Les hizo entrega del poder del valor.
Tras volar por todo el globo y hacerles entrega de sus presentes a toda la humanidad, estos tres pequeños pokémon se fueron a descansar. Uxie, al Lago Agudeza; Mesprit, al Lago Veraz y, Azelf, al Lago Valor. Ahí duermen tras su ardua tarea y se recomienda no molestarles, pues Uxie es capaz de borrarle la memoria a aquel que le haga abrir los ojos, Mesprit de despojar de sus emociones a aquel que le toque y Azelf de controlar la voluntad de aquellos que osen despertarles. Es gracias a este trío que los humanos somos seres inteligentes, emocionales y valerosos, por eso no debemos olvidar la importancia que tuvieron en nuestra creación. Benditos sean estos pokémon, que guardan nuestro bienestar, y que puedan seguir descansando por muchos siglos más.
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