31 Dec 2019
09:24 PM
Palabras -
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En un galopeo se marchó… El pelaje de su arcanine ondeaba mientras ligeras llamas salían de sus patas que cada vez se hacían más pequeñas en el horizonte, el único idiota que había renunciado a un torneo de la liga Pokémon, y aun así era considerado como uno de los mejores entrenadores de la región.
>1 hora antes.
Había llegado a Kanto hacía unas semanas, dispuesto a conocer más acerca de “esta” supuesta mafia que se había desmantelado desde hacía unos años, pues la corrupción que golpeaba esta región finalmente no se había podido sostener por sí misma (inclusive después de ver como en otras regiones hace más de 10 años varios otros imbéciles quisieron controlar a un Pokémon legendarios con fines más cada uno descarados que el anterior; al menos ese tal Giovanni sabía porque lo quería y no le importaba admitirlo…) y había colapsado en una crisis que terminó con el propio Equipo Rocket. Sin embargo no tenía suficiente información de los tiempos en que la mafia había operado en la región, sabiendo que lo hizo por más de una década.
Es así como termine bebiendo en un bar de azulona, después de rendirme; las personas de aquí no hablan por miedo, quizás por no querer recordar esos tiempos difíciles, o quizás porque son muy buenas personas, muy ingenuos o ambas. Un sujeto estaba sentado a mi lado, tenia un gorro bastante gastado, y unos lentes de sol con rayaduras que pese a ser negros lucían incluso más opacos de forma que más que negros parecían un tono tinto cafe.
El sujeto me miró bastante sorprendido —¿Eres un entrenador Pokémon?
—Ehhh en realidad soy más un investigador, pero sí, se puede decir que entreno Pokémon.
Tras mirarme con una sonrisa bastante ardiente, el misterioso sujeto paga por su bebida la cual es sorprendentemente una malteada a partir de café y leche y no una cerveza o alguna bebida más “adulta”.
—Ehh… ¿Con qué estás pagando exactamente?
—Ahhh es un acuerdo que tenemos entre nosotros, no te preocupes por eso.— Contestaba el tendero del bar con una sonrisa risueña tras que el extravagante tipo le pagará con chapas plateadas.
—He escuchado que se han hecho populares en Galar también ¿Sabes por qué?
—Solo tu sabes el valor que yo les tengo a “esos” objetos, en fin. Chico vamos a pelear ¿O qué?
Después de detallar bien al tipo de lentes, podía notar como tenía un poncho igual de desgastado que su gorro y unos jeans viejos.
—¿Quieres empezar niño?
—Ehhh ¿Era en serio? No soy muy bueno, pero creo que esto me revitalizará después de no encontrar lo que vine a buscar.— Tras decir esto y sacar de mi Pokeball a un toxapex, el entrenador misterioso se me queda mirando y solo puede sacar una sonrisa cálida al ver a ese Pokémon.
—Bueno, es mi turno. ¿Sabes que cada Pokémon tiene su propia historia que contar?— Tras decir esto saca de su Pokeball un cacturne bastante siniestro que también demostraba un espíritu ardiente, y aunque sus ojos no se veían parecían que brillaban con la intensidad de el fuego de un moltres.
To Be Continued....
>1 hora antes.
Había llegado a Kanto hacía unas semanas, dispuesto a conocer más acerca de “esta” supuesta mafia que se había desmantelado desde hacía unos años, pues la corrupción que golpeaba esta región finalmente no se había podido sostener por sí misma (inclusive después de ver como en otras regiones hace más de 10 años varios otros imbéciles quisieron controlar a un Pokémon legendarios con fines más cada uno descarados que el anterior; al menos ese tal Giovanni sabía porque lo quería y no le importaba admitirlo…) y había colapsado en una crisis que terminó con el propio Equipo Rocket. Sin embargo no tenía suficiente información de los tiempos en que la mafia había operado en la región, sabiendo que lo hizo por más de una década.
Es así como termine bebiendo en un bar de azulona, después de rendirme; las personas de aquí no hablan por miedo, quizás por no querer recordar esos tiempos difíciles, o quizás porque son muy buenas personas, muy ingenuos o ambas. Un sujeto estaba sentado a mi lado, tenia un gorro bastante gastado, y unos lentes de sol con rayaduras que pese a ser negros lucían incluso más opacos de forma que más que negros parecían un tono tinto cafe.
El sujeto me miró bastante sorprendido —¿Eres un entrenador Pokémon?
—Ehhh en realidad soy más un investigador, pero sí, se puede decir que entreno Pokémon.
Tras mirarme con una sonrisa bastante ardiente, el misterioso sujeto paga por su bebida la cual es sorprendentemente una malteada a partir de café y leche y no una cerveza o alguna bebida más “adulta”.
—Ehh… ¿Con qué estás pagando exactamente?
—Ahhh es un acuerdo que tenemos entre nosotros, no te preocupes por eso.— Contestaba el tendero del bar con una sonrisa risueña tras que el extravagante tipo le pagará con chapas plateadas.
—He escuchado que se han hecho populares en Galar también ¿Sabes por qué?
—Solo tu sabes el valor que yo les tengo a “esos” objetos, en fin. Chico vamos a pelear ¿O qué?
Después de detallar bien al tipo de lentes, podía notar como tenía un poncho igual de desgastado que su gorro y unos jeans viejos.
—¿Quieres empezar niño?
—Ehhh ¿Era en serio? No soy muy bueno, pero creo que esto me revitalizará después de no encontrar lo que vine a buscar.— Tras decir esto y sacar de mi Pokeball a un toxapex, el entrenador misterioso se me queda mirando y solo puede sacar una sonrisa cálida al ver a ese Pokémon.
—Bueno, es mi turno. ¿Sabes que cada Pokémon tiene su propia historia que contar?— Tras decir esto saca de su Pokeball un cacturne bastante siniestro que también demostraba un espíritu ardiente, y aunque sus ojos no se veían parecían que brillaban con la intensidad de el fuego de un moltres.
To Be Continued....
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