23 Jun 2019
02:14 PM
Palabras - (Última modificación: 12 Jul 2019
02:43 PM por Masterweasel.)
02:14 PM
Palabras - (Última modificación: 12 Jul 2019
02:43 PM por Masterweasel.)
Notas del Autor:
Hace mas o menos un año y fracción, estuve en un colectivo con una bolita que ahora merodea como zubats en esta cueva. La historia que veran a continuación, es lo que pasó a futuro con el personaje que manejé en ese cuento, y con la que me divertí mucho. Es como un pequeño homenaje a esas horas en las que no me la pasé aburrida como Sheddler :x. Por la misma razón no espero que sea muy leido, pues a pesar de que trataré de explicar los contextos, puede que algunos detalles escapen.
Espero lo disfruten.
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Era difícil pensar que iba a poder hacer las paces sobre aquel tema del que ninguna de las dos tenía control alguno. Kaia no quería discutirlo con su padre, menos ahora que el viejo Ao debió de volver a la mar para recuperar el tiempo y dinero perdido. Siempre había preferido lanzar el resentimiento que le tenía contra Kiliha, el producto de la relación que este tuvo con su amante, y que termino separando a su familia.
Pero que más se le podía hacer.
- Kiliha…
Hace mas o menos un año y fracción, estuve en un colectivo con una bolita que ahora merodea como zubats en esta cueva. La historia que veran a continuación, es lo que pasó a futuro con el personaje que manejé en ese cuento, y con la que me divertí mucho. Es como un pequeño homenaje a esas horas en las que no me la pasé aburrida como Sheddler :x. Por la misma razón no espero que sea muy leido, pues a pesar de que trataré de explicar los contextos, puede que algunos detalles escapen.
Espero lo disfruten.
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- …Mira enana, ¡Estoy cansada de ti! Ya que estas tan segura de que puedes arreglártelas sola, ¡toma tus cosas y lárgate!
- Justamente eso voy a hacer Kaia. No es como si esperara algo de esta casa de todos modos.
- Date cuenta que no importa lo que hagas, sigues siendo lo que eres. ¡La hija bastarda de un marinero!
- ¡Ya no te molestes en repetírmelo! Al menos con la beca que me dieron puedes despreocuparte de tener que volver a ver mi cara en lo que te resta de existencia.
- Justamente eso voy a hacer Kaia. No es como si esperara algo de esta casa de todos modos.
- Date cuenta que no importa lo que hagas, sigues siendo lo que eres. ¡La hija bastarda de un marinero!
- ¡Ya no te molestes en repetírmelo! Al menos con la beca que me dieron puedes despreocuparte de tener que volver a ver mi cara en lo que te resta de existencia.
Kiliha contemplaba las estrellas desde la casa del Kahuna Hala, sintiendo en su cara la brisa marina y repitiendo en su cabeza la amarga despedida que tuvo con su hermana Kaia hacia unas horas.
Era difícil pensar que iba a poder hacer las paces sobre aquel tema del que ninguna de las dos tenía control alguno. Kaia no quería discutirlo con su padre, menos ahora que el viejo Ao debió de volver a la mar para recuperar el tiempo y dinero perdido. Siempre había preferido lanzar el resentimiento que le tenía contra Kiliha, el producto de la relación que este tuvo con su amante, y que termino separando a su familia.
Pero que más se le podía hacer.
- Kiliha…
Hau, ahora ya prácticamente un adulto, se acercó a Kiliha con una taza humeante de cocoa entre los dedos, la chica dejo de recargarse en el barandal para poder recibirlo.
- Maestro Hau, ¿sucede algo?
- ¿Maestro Hau? ¡Cuántas formalidades! Que sea de la elite 4 no significa que me tengas que dar títulos nobiliarios, ni que fuera Kalos- tras una risa ligera, el joven moreno le dio la taza a la niña -Mi abuelo te mando una taza de tapu cocoa. Dice que llevas mucho tiempo fuera.
- Gracias…
- … ¿Vas a estar bien?
- Si, voy a estar bien. Eh estado en peores situaciones.
Kiliha desde siempre supo que estar de vuelta en casa no significaba estar segura al cien por ciento, ni tampoco que su pasado iba abandonarla tan fácilmente. Pero eso no importaba en lo más mínimo.
“Al menos ya no estaba en ese maldito infierno”
Cosechar lo sembrado.
Parte I
- Kiliha, ¿lista para la clase?
- En un momento, solo deja encontrar mis zapatillas.
Rasgos típicos de los nativos de Alola, piel morena y cuerpo menudo, cabello rizado, a veces trenzado y a veces suelto, la sonrisa más adorable que le hubieras visto a una chica, y una mirada que podía cambiar de brillante a estoica en segundos.
Así describían los conocidos a Kiliha Pulelehua, quien con solo 15 años estaba figurando como el medico pokemon más joven en su región. Tanto era así, que en sus hojas de ingreso a la academia, se le veía pequeña comparada con las variadas figuras adultas que estaba con ella.
Kiliha estudiaba en el instituto de especialidades Pokemon de Ula Ula, una universidad de investigaciones cuyo campus estaba en la tradicional ciudad Malie. Ahí vivía en un piso dentro del campus junto a dos chicas de su mismo grado y dos becarios del doctorado.
- ¿Las has encontrado?
- Parece que están debajo de mi cama, deja… las alcanzo…
El par de zapatos fue jalado de debajo de la cama por un tentáculo negro que salió de entre las sombras, entregando los objetos a las manos de la niña. Kiliha hizo una mueca.
-Umalu, fantasma desobediente. ¿Qué haces ahí? Deberías estar en tu pokebola.
La misma sombra reptó por debajo del mueble y comenzó a tomar forma una vez estando al frente de su entrenadora. Era una masa negra que simulaba a una caperuza sobre una forma femenina que al menos rebazaba a la joven morena en altura por al menos 3 cabezas. La cara de esta se encontraba adornada con una máscara blanca, de donde se podía apreciar un único ojo rojo.
Umalu, como la llamaba la niña, era un pokemon de una región de nombre Aiwass. Se trataba de un Madenoir, una criatura de tipo fantasma siniestro, y cuyos miembros eran todos hembras. Este era desconocido por la gente de Alola, por lo que era muy llamativa.
- Jeje- rió nerviosa la compañera de piso de la niña -Sabes Kiliha, no soy del tipo de personas que le disgusten ciertos tipos de pokemon; pero Umalu siempre me ha parecido algo intimidante.
- Es que es muy alta… - se excusó la chica antes de volver su mirada al pokemon - Y en cuanto a ti, si quieres aire fresco, espera a que salgamos a almorzar. Recuerda que no pueden rondar por las habitaciones sin supervisión.
- ¡Nua, Nua!
La muchacha regresó a su pokemon a su respectiva pokebola y rolo los ojos.
- Quizás sea hora de comprar algo más cómodo para ella… – murmuró Kiliha.
- Bueno, probablemente se salgan por que los tienes demasiado entrenados para ser una persona que no se involucra en muchas batallas competitivas. Podrías hacer los retos insulares, tu sabes, para que se acostumbren a llevarte un ritmo
- Mary Joy, los chicos solo son algo traviesos, pero no desobedecen mis órdenes. Sabes que los debo mantener fuertes porque son mi equipo de rescate, protección y respuesta. Además, ¿Qué caso tendría? No pretendo competir para entrar a la liga y tener que verme cara a cara con Selene y su elite 4. Ya vez que algunos en la isla dicen que fue elegida por los Tapus, con eso de su genio para las batallas y todo…
-Tal vez tengas razón- mencionó la aludida Mary Joy rascándose la cabeza -Pero aun así me gustaría ver más de ese pokemon raro tuyo. Sería bueno ver que tienen para ofrecer uno de los pokemon de la región que salvaste.
- Si… eso… Tal vez algún día, ¿sabes? Ahora no tenemos tiempo, ya miré el reloj y la clase comienza en 20 minutos.
- ¡Oh diablos! ¡Cierto!
Logrando cambiar de tema para que su compañera se olvidara del comentario, Kiliha cerró la puerta de su habitación tras de sí, para volver a su rutina. Todo era mejor así.
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Kiliha fue a un sitio de nombre Aiwass. Había llegado a la región con una liga a medio hacer en un barco carguero, acompañando a una tripulación de 28 marinos entre los que estaba su padre.
Antes de eso había tenido una vida agridulce con muchas altas y bajas, situaciones que la llevaron a subirse a dicho barco.
Ella nació en Hoenn, de una madre procedente del pueblo de Mossdeep y de un padre de Alola. Tras la muerte súbita de la mujer, su padre la dejó al cargo de su hermana en la isla de Mele Mele, pues no podía cuidar de ella debido a su trabajo en altamar. Ahí fue donde se crió desde los 2 años.
Cabe decir que el resentimiento de Kaia hacia su media hermana menor era muy evidente. Tras discusiones, los padres de Kaia se separaron, y su hermana volcó todo ese sentimiento de enojo hacia la pequeña, haciendo de su crianza una vida llena de negligencia y de insultos hacia los mínimos errores que cometiese. Era la razón por la que Kiliha solía sentirse sola, al punto de que comenzó a volverse una niña callada y aislada, prefiriendo la compañía de pokemon que de personas.
Una noche lluviosa, sin embargo, su hermana no se molestó en dejarle la llave de la casa, por lo que se quedó atorada en el porche. En ese momento pasó su, en ese entonces, desconocido vecino. Este era un estudiante de medicina pokemon con 20 años cumplidos, que luego de ofrecerle techo, cobijas y un plato caliente, comenzó a recibir un poco de plata por parte de Kaia para que la retuviera en su casa. Fue en ese lugar donde conoció la medicina por primera vez en su vida, y comenzó a interesarse en ello; el sujeto le hablaba de la materia con tanta pasión que a veces le pedía que le explicara los términos de los pesados libros que este usaba para estudiar.
Las cosas siguieron su curso, con un incidente en medio, hasta que Kiliha cumplió los 8. Los estudios de su vecino tuvieron que convertirse súbitamente en prácticas, pues la incapacidad de los centros pokemon de cubrir a la creciente demanda de la población se miraba en todos lados. Esto se notaba más evidente en los pueblos pequeños, pues les era imposible atender la demanda médica cuando está había aumentado de forma desmedida tras la instauración de la liga de Alola.
Debía de confesarlo, el temor a volverse a ver sola la llevó a ir a la universidad donde su vecino estudiaba y le pidió a la maestra del joven, una vieja enfermera cascarrabias de nombre Judy Joy, acompañarlo como asistente, aun con todo lo que su edad podría significar una negativa. Tras tener una fuerte discusión con ella, la mujer aceptó con la condición de que el la quisiera tomar bajo su manto, y que no iba a tener nada de compasión con Kiliha en cuanto a procedimientos y situaciones, puesto que no se permitía errores o retrasos.
De esa manera la chica estuvo varios años ayudando en los establos y en las zonas marginadas de su región, aprendiendo lo que fuera de medicina herbal y química, y ayudando con varios procesos quirúrgicos. Fueron tiempos en los que ella olvidaba que no era bienvenida por la gente de su propia sangre. También fueron años en los que aprendió lecciones duras por parte de las circunstancias, pues así como les dio a unos tantos la bienvenida al mundo, tuvo que cerrar de forma permanente los ojos de otros. En ese lugar encontró personas que la acogieron mucho, donde su crecimiento fue visto de cerca por el Kahuna de su isla, quien le dijo que esperaba mucho de los dos, de ella y su vecino.
Pero todo lo bueno tenía que acabar de alguna forma. A los 11 años, como la mayoría de la gente de su edad, decidió emprender un viaje con la intención de buscar nuevos horizontes, pero no por las razones típicas.
El hecho de que su mentor tuvo que irse a Johto a continuar con sus estudios terminó como un golpe para ella. Sobre todo porque antes de irse, su vecino le hizo un último regalo a Kiliha. Un huevo del que nació un Larvesta hembra al que llamó Koa.
A pesar de que Koa tenía potencial para ser un pokemon listo para ser entrenado para tomar los retos insulares, repentinamente para Kiliha, Alola le había dejado de ofrecer una razón para quedarse. La actitud fría de su hermana, y su poca pasión por las batallas, hizo que en el momento en que el carguero volvió, Kiliha hablara con su padre y le pidiera que la llevara con él en su próximo viaje. A pesar de la insistencia de Ao por que Kiliha se quedara en tierra, pudo más su petición.
Estaba sola de nueva cuenta, y no podía seguir ayudando en los establos sin la autorización de los estudiantes y médicos que debieron abandonar la región, por eso sentía que nada la ataba, y quería irse a buscar otra cosa que le apasionara.
En un inicio buscaba ser criadora pokemon, pero las circunstancias llevaron a darle un giro a su vida.
De esa manera comenzó la parte que medio mundo conocía. Tras un año en el mar, apareció una oferta de trabajo para el carguero, lo cual la terminó llevando a la región de Aiwass, donde pudo comprobar que su pasión por la medicina era mas que solo querer seguirle la corriente a aquella persona que tanto admiraba.
Resultó que el conocimiento que adquirió durante años como asistente en Alola se volvió indispensable, cuando lo que creyó iba a ser un viaje de descubrimiento y aventuras se… complicó.
Mucho se especulaba sobre lo que había pasado. Pues después de una travesía que duró poco más de un año y medio, Kiliha regresó a Alola dejando a todos sus conocidos anteriores boquiabiertos, y a sus no conocidos con dudas.
Kiliha era una niña genio, eso estaba claro, pero era desconocida por muchos antes de irse a Aiwass. Muchos la conocían como una niña que ayudaba en los establos, pero después de su paso por la región, regreso llena de honores, medallas y una oportunidad completamente abierta de estudiar las ciencias que a ella más le apetecieran en las universidades que ella pidiera, todo endorsado por compañías tan grandes como Devon y Silph Co.
En el trascurso, Koa se había convertido en un saludable Volcarona capaz de levantar a Kiliha por los aires como si fuera una pluma. Así mismos se había hecho de un equipo de pesos pesados muy bien entrenados, que hacían mucho contraste con la figura de su pequeña y delgada entrenadora. Primero estaba Kai, un Hariyama lleno de cicatrices. Luego venía Pololia, un Walrein con una mirada profunda y escabrosa. Seguía Niu, un Exeggutor de Alola que nadie sabía de donde demonios había sacado si nunca estuvo en la isla para evolucionarlo, y por último estaba Umalu, la Madenoir nativa de Aiwass y por mucho el pokemon más vistoso de la joven.
Esa extravagancia, sin embargo, estaba explicada por un puño de fuentes externas. Columnas, reportajes y resúmenes periodísticos lanzados al mundo tras el incidente en Aiwass, la ponían en un pedestal junto a la gente que sobrevivió al que se consideraba como peor desastre humanitario y ecológico de la historia moderna.
Los llamaban el grupo 33, aquellos que se enfrentaron a los terroristas que hicieron padecer a la región. Se les veía como niños héroes, pues la mayoría rondaba apenas los 20 años cuando todo ocurrió y Kiliha era la más joven. Con tan solo 12 años, a punto de cumplir los 13, se enfrentó a lo imposible.
Cada que se le hacía mención en algún lado se tocaba la inspiradora historia de la niña que fungió como la primer respondiente ante los gritos de auxilio, y sin cuya intervención, mucha más gente hubiese muerto durante la catástrofe. Y las fotografías del incidente solo encendían más los ánimos. En ellas mostraban a Kiliha al lado de una pelirroja más o menos de su edad, comandando movilizaciones y salvando gente de los derrumbes; surcando los cielos sobre los lomos de un pokemon dragón de apariencia majestuosa, al cual casi se le podía ver danzar en el cielo de manera heroica, dejando entrever su plumaje blanco ante las embobadas masas.
Todo era honores, todo eran aplausos. Era un cuento muy parecido al que le sucedió a la campeona actual de la región, a quien también se le atribuía el título de niña genio. Pero Kiliha sabía que no había nada más alejado de la realidad.
La verdad detrás de lo que le ocurrió al grupo 33 en Aiwass era mucho más cruda y complicada que esa historia que le estaban dando a las masas, pues todo lo anterior era parte de un espectáculo mediático que la policía internacional uso de tapadera para evitar el pánico en los pobladores de otras regiones.
El cuento que ella conocía le dejó varias cicatrices corporales, y otras tantas mentales.
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- …Y de esta manera se pueden observar tumores en las glándulas eléctricas de los ratones pokemon…
- Asco, ¿y esa masa enorme estaba dentro de un Dedene?
- Se imaginarán más o menos porque nuestro paciente estaba adolorido y encorvado- hubo un silencio repentino -De acuerdo jóvenes, con esto concluimos la clase de este día. Dentro de una semana requiero su informe sobre cardiopatías causadas por parásitos en pokemon equinos. Recuerden resaltar la sintomatología por estadio de infección.
Kiliha salió a la par de una marabunta de cabecitas rosadas; a la chica le daba curiosidad como solo un par de los presentes no pertenecía al hegemónico clan Joy, ese que estaba en todos los hospitales del mundo pokemon. Extrañamente, el único lugar donde no las había visto era en Aiwass
-Kiliha cariño, ¿no quieres venir a almorzar con nosotras? – escucho de forma repentina una voz. Era su compañera de piso, Mary Joy, y su hermana gemela, June Joy.
- Perdonen chicas, hoy no – se disculpó la adolescente
- ¿Vas a prácticas?
- No hasta el viernes. Pero me iba a ver con Guz y Mei. El profesor Gabriel Oak nos llamó y tiene una propuesta, dice que puedo ayudarles colaborando con ellos en el trabajo para su tesis doctoral.
-Siempre adelantada, necesitas tomarte un descanso, vas demasiado rápido, recuerda que de la medicina se hace una carrera, no una carrerilla- se rió June.
- A lo que me pregunto, ¿no han pensado en dejar la medicina clínica y pasar a la investigación médica? – se rasco la mejilla Mary – Siento que les viene mejor hacer investigaciones sobre pokemon y crear nuevas formas de curación que verse todo el santo día en el quirófano. Además, ustedes tienen más practica que todos nosotros juntos al haber quedado bajo la custodia de la enfermera Judy…
- ¿Movernos de campo y especializar un área de investigación, como un profesor pokemon?
- Si, tú sabes que estas áreas tienen muy pocas líneas de investigación, por eso mucha gente sigue metida en remedios tradicionales. Sería bueno que se dediquen a ello, ustedes tienen muchos proyectos en mente, los eh escuchado…
- No estoy segura. Aunque suena tentador.
La realidad estaba en que Kiliha se había encontrado con tantos caminos para elegir a su regreso de Aiwass, que pensaba en que quizás no iba a dar con el correcto. Debía de pensar que quería para ella al final, pues si bien la medicina clínica había sido su visión para el futuro, muchos le estaban sugiriendo que se moviera a otros puntos.
Quizás lo mejor para ella ahora era concentrarse en sus estudios y luego pensar en hacer alguna especialidad. No tenía razones para sentirse tensionada por eso.
Al final de todo, las decisiones las estaba tomando ella. Era libre para estudiar lo que deseara. Oh eso quería pensar.
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- Como que ya se tardó mucho el profesor.
- *Slurp*
- Se ha de haber olvidado de la cita, siempre que está ocupado con algún papel de investigación se le va el avión. Ya vez como es de distraído. No debería recordarte lo que paso con la revisión del marco teórico la semana antepasada.
- *Slurp* *Glup* Bueno, parece que me quede sin skitty-o-latte
- ¿Quieres otra cosa Kiliha?
- Nah Guz, de momento estoy bien.
Kiliha se llevaba bien con las gemelas, pero no tanto como si lo hacía con uno de los jóvenes con los que estaba almorzando. Guzmania, alias Guzma o Guz para los amigos, era el otrora mencionado vecino de Kiliha, y quien ostentaba un título de médico investigador a la edad de 27. El era todo lo que la chica deseó que hubiera sido Kaia y más. El sujeto fue su roca y fuente de inspiración durante muchos años hasta que tuvo que partir a Johto a hacer prácticas junto a su amiga Mei, con quien estaba terminando el doctorado.
Al igual que la niña a quien prácticamente había criado, tenía un pasado turbio entre lo que había presunción de abuso físico por parte de su padre, y un tiempo como el conocido líder de una banda de delincuentes que le hizo pasar malos ratos a las personas de Alola; por ello era por lo que para muchos era un sujeto que no tenía futuro. Sin embargo, durante su camino terminó cayendo en las manos de un montón de personas que lo enderezaron a punta de golpe y porrazo. Entre esos la campeona de la región, y la muy temida enfermera Judy.
- ¿Tu crees que el profesor se haya quedado a cuidar a los pokemon del centro de investigación?
- Si hubiera sido así, nos hubiera llamado. No siempre puede con todos.
- Oigan chicos, ¿quieren Malasadas? – exclamo Kiliha -Veo que las tienen al 3x2 en la tienda de allá, y si el profesor no ha venido por revisar papeles, seguro va a notar que se le hizo tarde y va a llegar sin comer y sin sus lentes como la vez antepasada.
- Mejor esperemos unos 10 minutos más, siempre viene corriendo…
- Muchachos, que bueno verlo aquí.
Los 3 vieron a una dama de grandes curvas y cabello morado. Era Wicke, la científica en jefe del departamento de investigación de Aether Co. Kiliha la conocía de vista solamente, fotografías y eso. Por su lado, Mei y Guz la habían tratado de manera indirecta, cuando pokemon del paraíso Aether llegaban a los consultorios de la universidad.
- ¿Doctora Wicke? – preguntó Mei
- ¿Son ustedes los alumnos del profesor Gabriel Oak? – preguntó ella.
- En efecto – mencionó Guz - ¿Qué pasó con el profesor?
- Nada grave, solo fue un asunto que debía aclarar con ustedes… debo confesar que le pedí que los llamara para poder encontrarlos. El profesor Oak me ha hablado mucho de lo que están haciendo, y quería ver si podían ayudarnos un poco con una situación que se ha presentado.
- ¿Y necesitaba que fuéramos los tres?
- Bueno, me han mencionado que tienen una especie de facilidad para hacer que los pokemon se sientan seguros a sus alrededores, sobre todo en lo que concierne a esta jovencita – mencionó sonriendo hacia donde estaba Kiliha – Me han dado varias credenciales interesantes al respecto tuyo y quisiera que dieras un poco de apoyo, si no es que te interrumpo en algo importante.
Kiliha miró a los mayores y Guz encongió los hombros. Al parecer todo cabía en la decisión que ella tomara.
- Creo que, puedo ir como apoyo. Como en los viejos tiempos, ¿no Guz?
- Quizás puedas aportar un poco más, ya casi eres un médico hecho y derecho.
- De acuerdo, voy con ustedes.
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Un viaje en ferry después llevó al cuarteto al paraíso Aether, una isla artificial entre las islas de Akala y de Poni, pero que tenía un mejor acceso desde la isla de Ula Ula.
Kiliha nunca había estado en el sitio, solo había visto las instalaciones por fotografías, pero sabía lo que contenía. En ella estaba instalado una zona tipo safari, y un laboratorio de investigaciones que se encargaba del estudio y la conservación de varias especies de pokemon de la región. Sin embargo, las descripciones fotográficas y la realidad estaban un poco distanciadas, y hasta cierto punto le parecía algo surrealista.
La joven morena estaba muy acostumbrada a la visión de naturalidad que emanaba la región donde vivía, llena de colores y formas variadas donde se podía correr libremente. La paleta de colores someros de la isla Aether con ese olor a estéril le era extraño. Era como si quien lo hubiese diseñado buscase, sobre todo, la pureza de una forma obsesiva. Se comparaba a ver a los pokemon encerrados en un quirófano con plantitas, y eso era sobrecogedor.
Quizás fuera por sus anteriores experiencias, pero no le daba buena pinta.
Pronto escuchó unos zapatos acercarse hacia su sitio de desembarque, y Kiliha notó a un joven rubio de al menos unos 18 con un peinado estrafalario (podía jurar que semejaba al fleco de un Staraptor), y un traje blanco casi impecable (que a la vez se notaba bastante costoso).
- Quiero darles la bienvenida al paraíso Aether, soy Gladion, presidente de la compañía Aether. Espero su estadía sea cómoda.
- Gracias por la bienvenida – exclamó Mei – La doctora Wicke dijo que necesitaba de nuestra presencia en el sitio para algo importante.
Gladion los vió un segundo e hizo una pausa larga.
- … Me imagino entonces, que ustedes son los alumnos del profesor Oak -
- Puede decir que si – le dijo Guz a Gladion.
- Síganme entonces.
Era raro. Kiliha notaba que el presidente de la compañía se había visto sumamente incrédulo cuando observo a sus acompañantes, sobre todo a Guz. Una especie de aire de incomodidad comenzó a sentirse en el ambiente, sobre todo cuando pasaban cercanos a los empleados. Mei parecía resentirlo igual que ella, pero Guz estaba completamente inmutado. Era como si desdeñara todas las miradas que tenían sobre ellos en esos momentos.
Pronto pasaron por la pulcra zona safari, un sitio con varios pisos entrelazados entre si como especie de colmena, con el mismo colorido de las flores y los árboles del exterior, pero metido entre aquellos barrotes blancos que le daban la misma sensación artificial a todo el edificio. Kiliha sabía que los pokemon dentro del sitio eran cuidados y alimentados, lo observaba en todas y cada una de las criaturas que corrían a sus alrededores. Pero eso no dejaba de hacerla sentir que algo estaba fuera de lugar.
- Buscaremos pasar al elevador – les dijo Wicke – Abajo están los laboratorios, donde podremos…
En ese instante llegaron dos personas con una máscara de gas y una bata blanca, corriendo hacia Wicke y Gladion. No se molestaron en volver la cara hacia ellos, pues se miraban bastante agitados.
- Señor… los… *jadeo… *jadeo. Los especímenes escaparon…
- ¡¿Qué?!
- Simplemente no están en el laboratorio.
Gladion se volvió rápidamente hacia ellos mientras sacaba un par de pokebolas de su cinturón.
- Disculpen los inconvenientes, y esperen aquí por favor, trataremos de no demorarnos. Wicke, acompáñanos. Y los demás vayan con cuidado.
La gente dejó al trio solos. Kiliha estaba algo confundida, pero Guz se movió hacia ella y negó dos veces con la cabeza.
- Hagamos lo que ellos dicen.
- ¿Sabes que está sucediendo Guz? - preguntó Kiliha.
- Te mentiría si te dijera que sí. Pero tengo una idea vaga.
- Dime la verdad, ¿has estado aquí antes? – lo increpó la chica.
- Un par de veces. Pero no desde hace mucho. Sabes que la ayuda que les prestamos ha sido por medio de fuentes externas, más que nada por medio del profesor. Pero si conozco a la gente que trabaja aquí de frente, o al menos a unos cuantos.
- ¿Trabajaste para ellos? – preguntó Mei - ¿Cómo fue eso posible? No te creo.
- Mei. Tú sabes que nunca les eh mentido. Lo que digo es cierto.
- ¿No estuviste hasta los 19 en las calles haciendo desmanes? Eso lo sabe toda Alola – volvió a decir la chica de cabello rosado.
- No… es algo de lo que realmente quiera hablar- menciono poniendo sus manos en los bolsillos -Pero si, estuve trabajando de una forma, digamos… diferente para la compañía, por petición de su viejo presidente.
Mei estaba por hacerle otra pregunta, cuando Kiliha sintió una presencia muy cercana a ella. Era como si un fantasma la estuviera observando.
- Mei – susurró la adolescente – ¿Sientes eso?
- De que hablas Kiliha, cariño.
Pronto los tres oyeron un sonido y se quedaron estáticos. A la derecha de Kiliha estaba una criatura gelatinosa, y casi trasparente, con forma de sombrero acercándose hacia a ellos. Movía los tentáculos que colgaban de su cuerpo de una manera juguetona, pero eso no la tranquilizaba en absoluto. Ella sabía que se trataba de un ultranete, un Nihilego, para ser más exactos, y también estaba consciente de lo peligrosos que eran.
“La cicatriz que cargaba en el costado derecho era una prueba contundente de ello”
- ¡Quédense atrás! – les ordeno Guz.
- ¡¿Planeas enfrentarte a esa cosa tu solo?! – le reclamó Kiliha
No hubo tiempo de reaccionar, pues el ultraente agarró a Guz con sus tentáculos y se lo llevó a toda velocidad varios pisos abajo, para horror de Kiliha y consternación de Mei.
- ¡¡GUZ!! – grito la adolescente mientras miraba a su compañero perderse entre los barrotes de la zona safari.
Fue en el momento que sintió una de sus pokebolas moverse que dio cabida a salir a uno de sus pokemon; su Volcarona, Koa.
-Kiliha, ¡¿qué haces?!- exclamó la enfermera al ver que el insecto cargaba a su entrenadora.
- Voy por Guz.
Mei no pudo detener a la niña mientras el Volcarona la bajaba lo más rápido que podía.
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Koa llevó a Kiliha por entre los barrotes de los techos y los pisos hasta quedar de vuelta en el sótano, cercanos al cuarto donde estaba el ferry en el que habían llegado. De haber sabido que terminarían en el mismo cuarto, hubiera tomado el elevador hacia abajo.
- ¡Guz! – exclamó la niña de nueva cuenta.
Kiliha no escuchó respuestas, pero si movimiento procedente de las cajas apiladas a los costados del puerto de bienvenida. La muchacha se movió hasta el sitio del sonido, solo para ver a Guz de rodillas frente a un Nihilego débil y con pocas fuerzas.
- ¿Guz? ¿Qué pasa?
- ¡Kiliha, no te acerques!
En ese momento, el primer Nihilego salió detrás de ella y trató de atacarla, pero se paró en abrupto. Koa también se paró en seco. Aunque dispuesta a atacar, Kiliha le pidió a su pokemon que se mantuviera a cierta distancia. La bestia levantó un tentáculo y lo acerco a la muchacha, Kiliha extendió su mano solo para tocar de manera delicada la punta de este con las yemas de sus dedos.
La criatura pareció tomarles confianza, pues las fue empujando al fondo, donde estaba el otro chico de rodillas, mirando con ojos sorprendidos el acto.
- No te picó… - susurró el varón
- Parece que no… ¿Qué tienes acá?
- Lo que tiene perturbando a este otro. Mírale costado de este lado.
El Nihilego que estaba en el suelo parecía incomodo y sin fuerzas para volar. Además, se sentía un poco de calor irradiando de su cuerpo de una manera extraña. Observando entonces lo pedido por su compañero, Kiliha pudo notar que este traía un corte profundo de donde estaba supurando un líquido de color ambarino.
- Se ve bastante profunda, va a necesitar sutura… y eso es…
- No es sangre Kiliha, si eso es lo que piensas. Es pus. Esta demasiado infectada, necesita ser limpiada y cauterizada o le dará un choque séptico.
- ¿Cómo sabes que no es sangre? Se sabe muy poco de los ultraentres.
- Consistencia. Ya eh visto antes estos casos…
¿Cómo era que ya había visto casos como estos antes? Y más aun, ¿cómo sabía el ultraente que podía confiar en el para algo así?
Kiliha no tuvo tiempo para preguntar. Escuchó una serie de golpes en el piso y pronto vió a varios empleados de la fundación Aether acompañados de Mei, Wicke y el presidente Gladion. Todo ellos traían redes, tazzers largos, y algunos estaban siendo acompañados por pokemon. En cuanto trataron de acercarse, la primera criatura, la saludable, empezó a generar algo parecido a electricidad en sus tentáculos y conformar una barrera; la gente se puso en posición de ataque, pero Mei detuvo todo el ajetreo.
- ¿Poe?
El ultraente paró.
- Poe tranquilo, ya estamos aquí…
- ¿Qué hace? – preguntó uno de los empleados.
- No se le acerquen, está muy nervioso – repitió Mei – Es seguro que los atacará si se acercan.
Al parecer el remedo fantasmagórico de tentacool tenía un nombre, nombre al que respondía por cierto, y tenía confundida a Kiliha. Ya no sabía hacia donde voltear, si no era hacia el paciente que yacía incomodo en el piso, o hacia Mei, haciendo a un lado a “Poe”, que seguía en posición defensiva. Solo notó a Wicke poner la mano en su pecho.
- ¿Necesitan de equipo?
- Respóndame, ¿es esto por lo que nos buscaban? – la increpó Guz.
- Así es, le dije al señorito Gladion que ambos conocían un poco de la biología de los ultraentes. Que podían ayudarnos, pero era difícil contactarlos sin ayuda del profesor.
- De acuerdo. Entonces dígale a la gente que baje el tazzer, porque solo van a empeorar el asunto, y traiga una camilla. Esta pobre criatura no puede volar por su cuenta, y su acompañante desconfía de todos ustedes.
- ¿Y que se supone que vamos a hacer con ella? -preguntó uno de los empleados
- *¡Duh!* Llevarla al laboratorio soquete – le replico Guz - Ah menos que puedas traerme utensilios de sutura para acá teniendo cuidado de no tocarlos con esos guantes que traes, que los necesito lo más estériles posibles.
- …
- ¡Muévanse! ¡¿Quieren ayudarle o no?! - les gritó el chico de pelo blanco a los empleados.
Los tipos se fueron corriendo a lo mas que les dieron sus piernas, buscando lo que les estaba pidiendo. Gladion siguió observando al ultraente saludable al lado de los médicos. El tal Poe no se movía, solo esperaba, pero no por eso estaba bajando la guardia. Kiliha solo le vió tratar de acercase, pero el Nihilego le impedía el paso. Todo esto mientras su Volcarona estaba haciendo una barrera entre ellos y el personal restante para evitar que pasase una desgracia.
Luego, la joven morena notó los ojos del presidente ponerse sobre ella con una expresión que no le era fácil leer. ¿Era eso consternación, sorpresa, enojo, molestia? ¿Traía algo en contra de ella el presidente Gladion?
- Necesitamos hablar - dijo de repente el joven.
- Primero déjame trabajar… - le contesto de forma seca Guz.
Todo se mantuvo en silencio hasta que llegó la camilla, la cual los empleados solo acercaron por temor a que Poe los atacara. Guz le pidió a Kiliha y a Koa que le ayudaran a subir a la criatura, y ella acató la orden sin decir una palabra.
Este ya era su estilo, dejar sus comentarios de lado para atender necesidades inmediatas. Recordaba que Judy solía decirle que, en una situación de emergencia, las únicas cuestiones que debían salir de la boca de un doctor eran las que ayudaran a entender el estado del paciente, no más. Y si bien Kiliha tenía un montón de dudas en su cabeza, la prioridad aquí era otra, y ella sabía perfectamente que no tenían tiempo que perder.
Master Weasel. Es esa sombra extraña que te sigue en la cueva