11 Mar 2020
07:08 PM
Palabras - (Última modificación: 11 Mar 2020
07:15 PM por Bancho Ramen.)
07:08 PM
Palabras - (Última modificación: 11 Mar 2020
07:15 PM por Bancho Ramen.)
¿Quien dijo que no podía publicar algo de San Valentín 1 mes después? ¿A ver? Acérquense que tengo una botella[????] Bueno, esta pequeña historia basada en ToH fue algo que escribí de repente así que bueno, acá está y si no le gusta hable con el sindicato[?????]
El día de Luvdisc, un mágico día donde los Pokémon celebran el amor y la amistad entre ellos, ¡Un maldito día que ya pasó hace meses! pero bueno, tampoco es tan malo recordarlo, bien, ¿En que iba? Ah sí, ya recordé, el día de los Luvdisc, un día que se dice tiene su origen en la época donde los humanos aún existían donde la tradición o al menos la tradición que siguió viva dicta que los Pokémon femeninos le tienen que obsequiar algún dulce o un chocolate a los masculinos por los que sientan algo, ya sea hermanos, grandes amigos y obviamente pareja.
Esta pequeña historia se desarrolla en Villa Cacao, un poblado de Nova donde el día de Luvdisc es básicamente su mejor fecha, llenándose obviamente de diversos comprados dispuestos a no dejar ni una sola barra de chocolate en aquel día.
Curiosamente a diferencia de lo agradable, dulce y tranquilo que era ese día en la zona y en la región, en una agradable cabaña de madera un combate se daba entre el Charmeleon y el Grovyle siendo misteriosamente el primero quien esquivaba los ataques del segundo con algo en sus manos que pareciera quería proteger a toda costa.
— ¡Dámelos! ¡No seas tan egoísta! ¡Soy tu Pokémon! —Reclamaba el geco lanzando hojas agudas
— ¡¿Estás loco?! ¡Son los chocolates que me envió Nari! ¡No los voy a compartir con nadie! —Vociferaba el varano deteniendo a su captura con un pie en el rostro
— ¡Aunque sea uno! ¡Ni que se fuera a enterar que me comí sus chocolates!
— ¡No es no! ¡Consiguete los tuyos propios que por primera vez me llega un regalo de ella! ¡No es mi problema que nadie te quiera lagartija!
— ¡No necesito amor! ¡Necesito chocolates! ¡Un maldito trozo de azúcar! —Exclamaba el verde cayendo de rodillas
En ese momento el ígneo aprovechó de escapar provocando la molestia del arborícola quien comenzó rápidamente de levantarse, todo mientras eran vistos por la Mawile sentada en un sofá cercano quien misteriosamente lucía muy callada y seria como si tratara de ocultar algo.
—Esto...Leif—Trató de decir la sonrojada hada
— ¿Qué ocurre? Firo se me está escapando y no voy a probar nada si no se los quito
—No, nada, disculpa
— ¿Te sientes bien? Estás actuando de forma muy extraña hoy
—No, no ocurre nada
— ¿Segura?
—Sí, estoy bien, solo que…—Dijo desviando su mirada al suelo
—Estreñimiento, eso debe ser—Dijo confiando provocando la descolocación de su amiga—Toma un agua de hierbas, eso debería hacerte ir al baño en como 1 o 2 horas
Las palabras del geco molestaron a la férrea quien al instante activó su cabeza de hierro alejando de un golpe al tipo planta, solo para retirarse molesta hasta el pasillo. Ya en el lugar se apoyó en la pared y con un suspiro sacó dos cajas, no muy grandes de color amarillo y verde que tenían unos no muy elaborados pero simpáticos dibujos de los rostros de los dos reptiles.
— ¿Para que me molesto? Tampoco es que sean los mejores, lo más seguro es no dárselos
Volvió a recuperar el caminar, tal parece iba a botar aquellos regalos, era su primer día de Luvdisc donde de verdad quería y sentía que debía regalarle algo a alguien pero esos nervios primerizos le jugaban en contra y más al ver que su cazador, a quien desde que se conocieron veía como un hermano mayor ahora tenía en su poder un regalo de la chica que le gustaba.
Salió de la cabaña, iba al bote de basura más cercano cuando se encontró con la Gardevoir quien también iba a echar algo de basura, por el sonido se notaban eran botellas, por ser la psíquica, ya la pequeña hada ya podía sospechar de que clase de contenido tenían aquellos recipientes en el pasado.
— ¿De nuevo se quedaron hasta tarde tomando? —Preguntó la Mawile
— ¿Esto? No, por fin pude hacer que Taro ordenara sus cosas, estas son todas las botellas y latas que tenía en su zona, ahora debe estar limpiando, no te imaginas como junta basura ese Garchomp
La metálica pronto se dió cuenta que la zona que tenía al interior de la Pokéball también estaba repleta de cosas que ya no necesitaba y derechamente basura, generando una nerviosa sonrisa que le hizo olvidar completamente que tenía aquellas cajas de regalo a la vista de todo el mundo.
— ¿Qué traes ahí?
— ¡¿Eh?! ¡No! ¡Nada! N-No es nada —Dijo Cinna alarmada guardando al instante las cajas detrás de su espalda
—No te hagas la misteriosa conmigo—Comentó Ziel con una pequeña molestia en su rostro
Ocupando sus habilidades psíquicas, le arrebató los obsequios a su pequeña amiga quien al instante trató de recuperarlos sin éxito alguno procediendo a sujetar y gruñirle a la mayor para que se los devolviera.
—Así que esto era, no deberías ser tan cerrada para estas cosas conmigo —Dijo devolviendole los dulces
— ¡Es solo que! —Respondió guardando al instante las cajas—Solo que no se como entregarlos, lo más seguro es que se van a reír porque aún me ven como una niña
Un muy leve golpe de karate llegó en la cabeza de Cinna, esta miró confundida moviendo sus ojos hacia arriba solo para notar como el hada de mayor edad la veía molesta.
—No dejes que esas tonterías te agobien, no se van a reir de tí y en el peor de los casos si lo hacen—Decía una confiada Ziel al tronarse los nudillos
— ¡Pero a Firo le llegaron chocolates de Nari! ¿Cómo siquiera va a tomar en cuenta los míos? —Dijo la Mawile agachando la cabeza
— ¿Y? Tú no estás compitiendo con Nari, simplemente le quieres dar un obsequio porque sientes afecto por él y ya está, Firo no es un desalmado ni lo suficientemente tonto como para no darse cuenta de ello
—Quizás tenga razón
—Solo confía en mí, mira, tengo que ir a buscar el regalo para Taro ¿Por qué no me acompañas? Quizás te llegue alguna idea por el camino
— ¡Pero!...
—Nada de peros, ¡Andando!
La Gardevoir tomó del brazo a la Mawile y partieron a toda velocidad, no pasaron ni 1 minutos cuando ya estaban en una dulcería algo llena, repleta de diversos tipos de chocolate hechos con la leche y recetas que las Miltank del pueblo cuidaban con recelo.
Cinna miraba las repisas para ver si le llegaba alguna idea, todos o la gran mayoría eran chocolates que directamente eran para confesar amor o simplemente para Pokémon con pareja, eso no era lo que ella buscaba, simplemente quería darle algo a los dos Pokémon con los que mejor se llevaba, por su lado Ziel recibía una linda caja de color azul con cinta roja que en vez de un moño tenía una estrella que recordaba a la marca que poseía el dragón arenero.
— ¿Y que chocolates le compraste?
—Pues le gustan los rellenos con baya Rimoya y hay alguno que otro con baya Zidra, no son la gran cosa—Dijo guardando la caja en una bolsa que llevaba y sacando un chocolate blanco de una bandeja con muestras
—Ya veo... ¡Yo tambien quiero uno! —Reclamó la férrea comenzando a buscar alguna otra muestra gratis
Inspeccionó rápidamente el lugar hasta encontrar unos del mismo tipo que el que se había comido su compañera, se acercó rápidamente pero fue detenida por una Jynx que alegremente le negaba el poder sacar cualquiera de aquellas golosinas.
— ¡¿Pero por qué no?!
—Lo siento querida, no puedo dejar que los comas, veras, todos estos tienen licor, los normales tienen coñac, los amargos whisky y los blancos sake, si quieres puedes esperar que ya va a salir una bandeja con chocolates para todo el mundo…¿Linda? —Preguntó la tipo hielo sorprendida por la nula respuesta
La Mawile no respondía a partir del segundo que escuchó chocolate blanco y sake, Ziel tenía una resistencia increíble para el alcohol excepto por cierto trago que frecuentaba cierto Samurott, comenzó a sudar frío apenas escuchó detrás de ella el primer y reconocible hipo.
Desde la cocina de la cabaña salió el Garchomp con una escoba enganchada a su mano izquierda y un desinfectante pegado en su mano derecha. Escuchó un murmullo a las afueras del hogar y procedió a ver de quien se trataba.
—Ay, ¿Crees que le gustara mi regalo? Mi corazón late a mil por hora, no se si se lo pueda dar—Decía la reconocible voz de la Gardevoir detrás de la puerta
—´Ziel, si esto es un juego ahora no, estoy demasiado ocupado limpiando mis cosas porque alguien me lo ordenó—Gruñó el dragón acercándose
Inocentemente Taro abrió la puerta esperando encontrarse con el hada, lamentablemente tuvo un simple fotograma de esta antes de tener su visión completamente tapada, la razón, el impacto completo de una caja de chocolate a toda velocidad.
— ¡¿En serio te creíste todas esas patrañas?! ¡Vete a la mierda lagartija! ¡Muahahahahaha! —Vociferó Ziel completamente borracha y malvada aún con el gesto de haber arrojado la caja de regalo cual pelota de béisbol
Antes de que pudiera siquiera reaccionar, el tipo tierra se vió atrapado de su cuello por la psíquica quien comenzó al instante a aplicarle una llave que ya lo estaba dejando sin nada de aliento, apenas y podía mover sus ojos por lo que vió a través del rabillo de estos a la tipo acero quien escondida le decía con la cabeza que ni loca se le acercaba a ayudar.
Había pasado una hora desde el altercado ese, la Gardevoir se encontraba totalmente avergonzada en un pequeño parque cercano, tomando ambas piernas en posición fetal y con su blanco rostro totalmente enrojecido.
— ¡Agarren! —Dijo una voz femenina pero un poco más ruda de lo normal alertando al par de hadas
Dos latas de jugo se dirigieron a estas siendo tomada apenas por Cinna mientras que a Ziel simplemente le rebotó en la cabeza sin obtener respuesta hostil o aunque fuera un reclamo.
Quien las había arrojado había sido la Noivern del equipo quien simplemente no podía aguantar la risa al ver a su mental compañera en ese estado, trataba de enmudecer su gracia tomando algo de jugo de bayas pero le era imposible terminando por escupir un poco el contenido.
—Deberían agradecerme, si no hubiera estado ahí para detener a Ziel quizás ya no tendríamos a Taro con nosotros, pero ¿Que era lo que intentaban hacer? —Preguntó Lyd
—Esto...Ziel intentó darle su regalo a Taro y yo...bueno yo
—Dejame adivinar, un regalo para Firo y Leif, si es así dejamelo a mí, yo te puedo ayudar—Dijo la güiverna con entusiasmo
— ¡¿De verdad?! —Preguntó una sorprendida Mawile
—Sep, tengo que darle sus regalos a Tigris y Adler y a diferencia de Ziel creo estamos en la misma sintonía, digo, ese par de tontos son solo mis mejores amigos—Decía encogiéndose de hombros de manera orgullosa
—Nunca creí que fuera del tipo de chica que regalara algo para estas fechas—Dijo la Gardevoir saliendo de su bochorno
—Tenía que hacerlo algún día, es solo regalarle unos dulces a alguien, no es como si tuvieran que pelear contra un dios o algo similar
— ¿Pero Tigris puede comer chocolate? —Preguntó curiosa Cinna
—Nop, es un perro, pero por ello le compré gomitas de bayas, así que síganme y aprendan como se hace una entrega en este día
Las tres Pokémon femeninas volvieron a una vez más al hogar donde se encontraba todo el equipo, las dos hadas esperaban detrás de una esquina viendo como la siempre orgullosa y relajada Noivern comenzaba a llamar a viva voz a sus dos amigos con una sonrisa triunfante.
—Parece que lo va a lograr—Comentó la psíquica
—Vamos Lyd, tu pue… ¿Qué? —Reclamó la tipo acero al notar algo extraño
Toda la confianza que la voladora había demostrado hacia no más que un par de segundos se había ido por el desagüe, sudor y una vista desorbitada además de una nerviosa sonrisa y temblores eran lo que la güiverna expresaba, tal parece que la ruda Lyd había desaparecido.
La puerta se abrió mostrando al ave y al shisa quienes venían al parecer de dormir, pues el tipo fuego apenas podía mantener sus ojos abiertos.
— ¿Pasó algo? Acababa de comer y me había ido a dor—Trató de decir el águila
— ¡NO! ¡NADA! —Vociferó la Noivern desatando inconscientemente un estruendo
La dupla mágica se encontraba sin palabras, un potente ataque de estruendo había mandado a volar a los dos masculinos además de dejar un agujero de considerable tamaño que lo más seguro saldría directamente del bolsillo de su cazador para pagar la reconstrucción.
— ¡¿Qué demonios fue eso?! —Alegó Ziel
— ¡¿Como voy a saberlo?! ?¡S-Solo salió!
— ¡¿No que era fácil?! ¡¿Qué era menos que pelear contra un dios?! —Reclamaba Cinna con una pataleta
— ¡No es mi culpa! ¡S-Solo que pensé que era algo de llegar y entregar! ¡Que no era la gran cosa! Ay no, ¿Cómo le voy a explicar esto a Firo?
—Pues tendrás que hacerlo, tendrás que hacerte responsable de todo esto y…
— ¿Sí? Pues alguien tendrá que explicarle a él el porqué Taro estaba noqueado en el suelo y ahora está recuperándose quien sabe por cuanto…
La discusión tal parecía iba a subir de nivel pero cuando ambas Pokémon se quedaron calladas por su buen par de segundos, se vieron obligadas a soltar un profundo suspiro y agachar la cabeza de forma brusca.
—Supongo que somos un fracaso—Comentó la Gardevoir
—Y uno muy grande—Agregó la Noivern
—Quizás el más grande—Ultimó la Mawile
El trío comenzó a marchar a ritmo lento, el atardecer ya había llegado y mientras las mayores se retiraban a por ahí esperando no recibir el regaño de su cazador, la más pequeña llegaba a un banco que se encontraba cercano a acostarse boca abajo, dejando las dos cajas de regalo en el suelo.
El Charmeleon seguía corriendo y esquivando los ataques de su Pokémon, notando que allí se encontraba la joven hada, se detuvo con brusquedad deteniendo con el pie al Grovyle quien había ocupado su ataque rápido recibiendo un fuerte choque en su rostro con la extremidad levantada.
— ¡¿Qué te pasa?! —Reclamó Leif iracundo
— ¿Qué hace Cinna acá?
—Andaba extraña en la mañana, creo tenía estreñimiento
—Oye Cinna...—El varano se acercó a su Pokémon notando algo extraño en su pie— ¿Qué es esto?
Recogió las cajas de dulces esbozando una ligera sonrisa, no le costó ver cual era cual por lo que al segundo le arrojó la caja verde al geco a quien casi al instante se le iluminaron los ojos.
—No era estreñimiento, debió ser esto lo que la tenía preocupada, vamos, hay que llevarla, debe estar agotada
—Así que esto se siente que te regalen algo—Dijo el tipo planta llorando
—Tú te llevas a Cinna
—Un regalo
Al ver que su compañero tipo planta no le respondía el ígneo decidió marchar solo dejándolo a él y a la férrea ahí sin reaccionar, ya estaba bastante agotado por todo lo que tuvo que correr escapando de ese loco de los dulces y lo único que quería era descansar y disfrutar de los chocolates que tanto la Braixen como la Mawile le habían obsequiado.
— ¡¿PERO QUÉ DEMONIOS PASÓ AQUÍ?! ¡¿POR QUÉ HAY UN AGUJERO EN LA CABAÑA?! —Vociferó Firo despertando como si de un monstruo fuera despertando tanto a Cinna como despabilando a Leif
Chocolate
-o-
-o-
El día de Luvdisc, un mágico día donde los Pokémon celebran el amor y la amistad entre ellos, ¡Un maldito día que ya pasó hace meses! pero bueno, tampoco es tan malo recordarlo, bien, ¿En que iba? Ah sí, ya recordé, el día de los Luvdisc, un día que se dice tiene su origen en la época donde los humanos aún existían donde la tradición o al menos la tradición que siguió viva dicta que los Pokémon femeninos le tienen que obsequiar algún dulce o un chocolate a los masculinos por los que sientan algo, ya sea hermanos, grandes amigos y obviamente pareja.
Esta pequeña historia se desarrolla en Villa Cacao, un poblado de Nova donde el día de Luvdisc es básicamente su mejor fecha, llenándose obviamente de diversos comprados dispuestos a no dejar ni una sola barra de chocolate en aquel día.
Curiosamente a diferencia de lo agradable, dulce y tranquilo que era ese día en la zona y en la región, en una agradable cabaña de madera un combate se daba entre el Charmeleon y el Grovyle siendo misteriosamente el primero quien esquivaba los ataques del segundo con algo en sus manos que pareciera quería proteger a toda costa.
— ¡Dámelos! ¡No seas tan egoísta! ¡Soy tu Pokémon! —Reclamaba el geco lanzando hojas agudas
— ¡¿Estás loco?! ¡Son los chocolates que me envió Nari! ¡No los voy a compartir con nadie! —Vociferaba el varano deteniendo a su captura con un pie en el rostro
— ¡Aunque sea uno! ¡Ni que se fuera a enterar que me comí sus chocolates!
— ¡No es no! ¡Consiguete los tuyos propios que por primera vez me llega un regalo de ella! ¡No es mi problema que nadie te quiera lagartija!
— ¡No necesito amor! ¡Necesito chocolates! ¡Un maldito trozo de azúcar! —Exclamaba el verde cayendo de rodillas
En ese momento el ígneo aprovechó de escapar provocando la molestia del arborícola quien comenzó rápidamente de levantarse, todo mientras eran vistos por la Mawile sentada en un sofá cercano quien misteriosamente lucía muy callada y seria como si tratara de ocultar algo.
—Esto...Leif—Trató de decir la sonrojada hada
— ¿Qué ocurre? Firo se me está escapando y no voy a probar nada si no se los quito
—No, nada, disculpa
— ¿Te sientes bien? Estás actuando de forma muy extraña hoy
—No, no ocurre nada
— ¿Segura?
—Sí, estoy bien, solo que…—Dijo desviando su mirada al suelo
—Estreñimiento, eso debe ser—Dijo confiando provocando la descolocación de su amiga—Toma un agua de hierbas, eso debería hacerte ir al baño en como 1 o 2 horas
Las palabras del geco molestaron a la férrea quien al instante activó su cabeza de hierro alejando de un golpe al tipo planta, solo para retirarse molesta hasta el pasillo. Ya en el lugar se apoyó en la pared y con un suspiro sacó dos cajas, no muy grandes de color amarillo y verde que tenían unos no muy elaborados pero simpáticos dibujos de los rostros de los dos reptiles.
— ¿Para que me molesto? Tampoco es que sean los mejores, lo más seguro es no dárselos
Volvió a recuperar el caminar, tal parece iba a botar aquellos regalos, era su primer día de Luvdisc donde de verdad quería y sentía que debía regalarle algo a alguien pero esos nervios primerizos le jugaban en contra y más al ver que su cazador, a quien desde que se conocieron veía como un hermano mayor ahora tenía en su poder un regalo de la chica que le gustaba.
Salió de la cabaña, iba al bote de basura más cercano cuando se encontró con la Gardevoir quien también iba a echar algo de basura, por el sonido se notaban eran botellas, por ser la psíquica, ya la pequeña hada ya podía sospechar de que clase de contenido tenían aquellos recipientes en el pasado.
— ¿De nuevo se quedaron hasta tarde tomando? —Preguntó la Mawile
— ¿Esto? No, por fin pude hacer que Taro ordenara sus cosas, estas son todas las botellas y latas que tenía en su zona, ahora debe estar limpiando, no te imaginas como junta basura ese Garchomp
La metálica pronto se dió cuenta que la zona que tenía al interior de la Pokéball también estaba repleta de cosas que ya no necesitaba y derechamente basura, generando una nerviosa sonrisa que le hizo olvidar completamente que tenía aquellas cajas de regalo a la vista de todo el mundo.
— ¿Qué traes ahí?
— ¡¿Eh?! ¡No! ¡Nada! N-No es nada —Dijo Cinna alarmada guardando al instante las cajas detrás de su espalda
—No te hagas la misteriosa conmigo—Comentó Ziel con una pequeña molestia en su rostro
Ocupando sus habilidades psíquicas, le arrebató los obsequios a su pequeña amiga quien al instante trató de recuperarlos sin éxito alguno procediendo a sujetar y gruñirle a la mayor para que se los devolviera.
—Así que esto era, no deberías ser tan cerrada para estas cosas conmigo —Dijo devolviendole los dulces
— ¡Es solo que! —Respondió guardando al instante las cajas—Solo que no se como entregarlos, lo más seguro es que se van a reír porque aún me ven como una niña
Un muy leve golpe de karate llegó en la cabeza de Cinna, esta miró confundida moviendo sus ojos hacia arriba solo para notar como el hada de mayor edad la veía molesta.
—No dejes que esas tonterías te agobien, no se van a reir de tí y en el peor de los casos si lo hacen—Decía una confiada Ziel al tronarse los nudillos
— ¡Pero a Firo le llegaron chocolates de Nari! ¿Cómo siquiera va a tomar en cuenta los míos? —Dijo la Mawile agachando la cabeza
— ¿Y? Tú no estás compitiendo con Nari, simplemente le quieres dar un obsequio porque sientes afecto por él y ya está, Firo no es un desalmado ni lo suficientemente tonto como para no darse cuenta de ello
—Quizás tenga razón
—Solo confía en mí, mira, tengo que ir a buscar el regalo para Taro ¿Por qué no me acompañas? Quizás te llegue alguna idea por el camino
— ¡Pero!...
—Nada de peros, ¡Andando!
La Gardevoir tomó del brazo a la Mawile y partieron a toda velocidad, no pasaron ni 1 minutos cuando ya estaban en una dulcería algo llena, repleta de diversos tipos de chocolate hechos con la leche y recetas que las Miltank del pueblo cuidaban con recelo.
Cinna miraba las repisas para ver si le llegaba alguna idea, todos o la gran mayoría eran chocolates que directamente eran para confesar amor o simplemente para Pokémon con pareja, eso no era lo que ella buscaba, simplemente quería darle algo a los dos Pokémon con los que mejor se llevaba, por su lado Ziel recibía una linda caja de color azul con cinta roja que en vez de un moño tenía una estrella que recordaba a la marca que poseía el dragón arenero.
— ¿Y que chocolates le compraste?
—Pues le gustan los rellenos con baya Rimoya y hay alguno que otro con baya Zidra, no son la gran cosa—Dijo guardando la caja en una bolsa que llevaba y sacando un chocolate blanco de una bandeja con muestras
—Ya veo... ¡Yo tambien quiero uno! —Reclamó la férrea comenzando a buscar alguna otra muestra gratis
Inspeccionó rápidamente el lugar hasta encontrar unos del mismo tipo que el que se había comido su compañera, se acercó rápidamente pero fue detenida por una Jynx que alegremente le negaba el poder sacar cualquiera de aquellas golosinas.
— ¡¿Pero por qué no?!
—Lo siento querida, no puedo dejar que los comas, veras, todos estos tienen licor, los normales tienen coñac, los amargos whisky y los blancos sake, si quieres puedes esperar que ya va a salir una bandeja con chocolates para todo el mundo…¿Linda? —Preguntó la tipo hielo sorprendida por la nula respuesta
La Mawile no respondía a partir del segundo que escuchó chocolate blanco y sake, Ziel tenía una resistencia increíble para el alcohol excepto por cierto trago que frecuentaba cierto Samurott, comenzó a sudar frío apenas escuchó detrás de ella el primer y reconocible hipo.
Desde la cocina de la cabaña salió el Garchomp con una escoba enganchada a su mano izquierda y un desinfectante pegado en su mano derecha. Escuchó un murmullo a las afueras del hogar y procedió a ver de quien se trataba.
—Ay, ¿Crees que le gustara mi regalo? Mi corazón late a mil por hora, no se si se lo pueda dar—Decía la reconocible voz de la Gardevoir detrás de la puerta
—´Ziel, si esto es un juego ahora no, estoy demasiado ocupado limpiando mis cosas porque alguien me lo ordenó—Gruñó el dragón acercándose
Inocentemente Taro abrió la puerta esperando encontrarse con el hada, lamentablemente tuvo un simple fotograma de esta antes de tener su visión completamente tapada, la razón, el impacto completo de una caja de chocolate a toda velocidad.
— ¡¿En serio te creíste todas esas patrañas?! ¡Vete a la mierda lagartija! ¡Muahahahahaha! —Vociferó Ziel completamente borracha y malvada aún con el gesto de haber arrojado la caja de regalo cual pelota de béisbol
Antes de que pudiera siquiera reaccionar, el tipo tierra se vió atrapado de su cuello por la psíquica quien comenzó al instante a aplicarle una llave que ya lo estaba dejando sin nada de aliento, apenas y podía mover sus ojos por lo que vió a través del rabillo de estos a la tipo acero quien escondida le decía con la cabeza que ni loca se le acercaba a ayudar.
Había pasado una hora desde el altercado ese, la Gardevoir se encontraba totalmente avergonzada en un pequeño parque cercano, tomando ambas piernas en posición fetal y con su blanco rostro totalmente enrojecido.
— ¡Agarren! —Dijo una voz femenina pero un poco más ruda de lo normal alertando al par de hadas
Dos latas de jugo se dirigieron a estas siendo tomada apenas por Cinna mientras que a Ziel simplemente le rebotó en la cabeza sin obtener respuesta hostil o aunque fuera un reclamo.
Quien las había arrojado había sido la Noivern del equipo quien simplemente no podía aguantar la risa al ver a su mental compañera en ese estado, trataba de enmudecer su gracia tomando algo de jugo de bayas pero le era imposible terminando por escupir un poco el contenido.
—Deberían agradecerme, si no hubiera estado ahí para detener a Ziel quizás ya no tendríamos a Taro con nosotros, pero ¿Que era lo que intentaban hacer? —Preguntó Lyd
—Esto...Ziel intentó darle su regalo a Taro y yo...bueno yo
—Dejame adivinar, un regalo para Firo y Leif, si es así dejamelo a mí, yo te puedo ayudar—Dijo la güiverna con entusiasmo
— ¡¿De verdad?! —Preguntó una sorprendida Mawile
—Sep, tengo que darle sus regalos a Tigris y Adler y a diferencia de Ziel creo estamos en la misma sintonía, digo, ese par de tontos son solo mis mejores amigos—Decía encogiéndose de hombros de manera orgullosa
—Nunca creí que fuera del tipo de chica que regalara algo para estas fechas—Dijo la Gardevoir saliendo de su bochorno
—Tenía que hacerlo algún día, es solo regalarle unos dulces a alguien, no es como si tuvieran que pelear contra un dios o algo similar
— ¿Pero Tigris puede comer chocolate? —Preguntó curiosa Cinna
—Nop, es un perro, pero por ello le compré gomitas de bayas, así que síganme y aprendan como se hace una entrega en este día
Las tres Pokémon femeninas volvieron a una vez más al hogar donde se encontraba todo el equipo, las dos hadas esperaban detrás de una esquina viendo como la siempre orgullosa y relajada Noivern comenzaba a llamar a viva voz a sus dos amigos con una sonrisa triunfante.
—Parece que lo va a lograr—Comentó la psíquica
—Vamos Lyd, tu pue… ¿Qué? —Reclamó la tipo acero al notar algo extraño
Toda la confianza que la voladora había demostrado hacia no más que un par de segundos se había ido por el desagüe, sudor y una vista desorbitada además de una nerviosa sonrisa y temblores eran lo que la güiverna expresaba, tal parece que la ruda Lyd había desaparecido.
La puerta se abrió mostrando al ave y al shisa quienes venían al parecer de dormir, pues el tipo fuego apenas podía mantener sus ojos abiertos.
— ¿Pasó algo? Acababa de comer y me había ido a dor—Trató de decir el águila
— ¡NO! ¡NADA! —Vociferó la Noivern desatando inconscientemente un estruendo
La dupla mágica se encontraba sin palabras, un potente ataque de estruendo había mandado a volar a los dos masculinos además de dejar un agujero de considerable tamaño que lo más seguro saldría directamente del bolsillo de su cazador para pagar la reconstrucción.
— ¡¿Qué demonios fue eso?! —Alegó Ziel
— ¡¿Como voy a saberlo?! ?¡S-Solo salió!
— ¡¿No que era fácil?! ¡¿Qué era menos que pelear contra un dios?! —Reclamaba Cinna con una pataleta
— ¡No es mi culpa! ¡S-Solo que pensé que era algo de llegar y entregar! ¡Que no era la gran cosa! Ay no, ¿Cómo le voy a explicar esto a Firo?
—Pues tendrás que hacerlo, tendrás que hacerte responsable de todo esto y…
— ¿Sí? Pues alguien tendrá que explicarle a él el porqué Taro estaba noqueado en el suelo y ahora está recuperándose quien sabe por cuanto…
La discusión tal parecía iba a subir de nivel pero cuando ambas Pokémon se quedaron calladas por su buen par de segundos, se vieron obligadas a soltar un profundo suspiro y agachar la cabeza de forma brusca.
—Supongo que somos un fracaso—Comentó la Gardevoir
—Y uno muy grande—Agregó la Noivern
—Quizás el más grande—Ultimó la Mawile
El trío comenzó a marchar a ritmo lento, el atardecer ya había llegado y mientras las mayores se retiraban a por ahí esperando no recibir el regaño de su cazador, la más pequeña llegaba a un banco que se encontraba cercano a acostarse boca abajo, dejando las dos cajas de regalo en el suelo.
El Charmeleon seguía corriendo y esquivando los ataques de su Pokémon, notando que allí se encontraba la joven hada, se detuvo con brusquedad deteniendo con el pie al Grovyle quien había ocupado su ataque rápido recibiendo un fuerte choque en su rostro con la extremidad levantada.
— ¡¿Qué te pasa?! —Reclamó Leif iracundo
— ¿Qué hace Cinna acá?
—Andaba extraña en la mañana, creo tenía estreñimiento
—Oye Cinna...—El varano se acercó a su Pokémon notando algo extraño en su pie— ¿Qué es esto?
Recogió las cajas de dulces esbozando una ligera sonrisa, no le costó ver cual era cual por lo que al segundo le arrojó la caja verde al geco a quien casi al instante se le iluminaron los ojos.
—No era estreñimiento, debió ser esto lo que la tenía preocupada, vamos, hay que llevarla, debe estar agotada
—Así que esto se siente que te regalen algo—Dijo el tipo planta llorando
—Tú te llevas a Cinna
—Un regalo
Al ver que su compañero tipo planta no le respondía el ígneo decidió marchar solo dejándolo a él y a la férrea ahí sin reaccionar, ya estaba bastante agotado por todo lo que tuvo que correr escapando de ese loco de los dulces y lo único que quería era descansar y disfrutar de los chocolates que tanto la Braixen como la Mawile le habían obsequiado.
— ¡¿PERO QUÉ DEMONIOS PASÓ AQUÍ?! ¡¿POR QUÉ HAY UN AGUJERO EN LA CABAÑA?! —Vociferó Firo despertando como si de un monstruo fuera despertando tanto a Cinna como despabilando a Leif